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Alguien te ama… ¿Sabes quien?

                                                           Córdoba, 4 de Abril de 2013



Querida Comunidad:
                         Como Equipo de Pastoral Vocacional, queremos animar el
trabajo y la oración por las vocaciones.
                         Por 50º año consecutivo se llevará a cabo la Jornada
Mundial de Oración por las Vocaciones. Benedicto XVI, bajo el lema: «Las
vocaciones signo de la esperanza fundada sobre la fe», nos anima a reflexionar y orar
sobre Este regalo. Por eso los invitamos a unirse como comunidad a una Semana de
Oración por las Vocaciones, que comenzaremos el día 14 de Abril, previa a la
Jornada de cierre del día 21 de Abril en el Colegio Taborín.
                         Como otros años queremos acercarles este material que hemos
preparado, donde encontrarán el Mensaje del Papa Benedicto XVI, una Oración por
las vocaciones, para compartir todos los días en la entrada de los colegios, al iniciar
una reunión o encuentro en la Parroquia, para rezar en familia etc. Luego, proponemos
cinco encuentros en donde trabajamos el Mensaje de la Jornada de Oración por las
Vocaciones, destacando los siguientes temas: a) La esperanza y la fidelidad de Dios,
b) El amor de Dios, c) Mi encuentro con Jesús, d) El encuentro con los otros que
caminan en la fe, y e) La oración hace crecer la fe de la comunidad cristiana; en cada
uno encontrarán un fragmento del Mensaje de Benedicto XVI, una reflexión, una
lectura bíblica, cantos, y un gesto o compromiso. Incluimos además, una Adoración
Eucarística, un Rosario Vocacional y un encuentro con el tema: “La vocación”. Este
subsidio está destinado a alentar la oración y reflexión por las vocaciones.
                        Les pedimos que lo utilicen como referencia en sus actividades
pastorales, recordando la insustituible dimensión vocacional de toda la pastoral de la
Iglesia.
                          Alentemos en nuestras comunidades parroquiales, religiosas,
asociaciones, colegios, familias, en nuestros movimientos y diferentes grupos la oración
por las vocaciones. Respondamos al mandato del Señor: «Rueguen por tanto al dueño
de la mies que envíe obreros a su mies» (Mt 9, 38).
                         Que este compromiso se extienda también a lo largo de todo el
año. Recemos la oración por las vocaciones, promovamos y afiancemos las
adoraciones al Santísimo, el rezo del Santo Rosario, utilicemos los diferentes
materiales que contiene este subsidio.
                          Quedamos a su disposición para cualquier duda y/o consulta,
pueden escribir al siguiente email: hnaleop@yahoo.com.ar. Además, en el facebook
Pastoral Vocacional Córdoba, estaremos subiendo más material, canciones,
reflexiones, videos, etc.
                        ¡Gracias por su generosa colaboración!
                                              Equipo de Pastoral Vocacional Córdoba.



                                  Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?



     MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA JORNADA
            MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
                       21 DE ABRIL DE 2013 – IV DOMINGO DE PASCUA

                  “Las vocaciones signo de la esperanza fundada sobre la fe”


Queridos hermanos y hermanas:
                                   Con motivo de la 50 Jornada Mundial de Oración por las
Vocaciones, que se celebrará el 21 de abril de 2013, cuarto domingo de Pascua, quisiera
invitaros a reflexionar sobre el tema: «Las vocaciones signo de la esperanza fundada sobre la
fe», que se inscribe perfectamente en el contexto del Año de la Fe y en el 50 aniversario de la
apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II. El siervo de Dios Pablo VI, durante la Asamblea
conciliar, instituyó esta Jornada de invocación unánime a Dios Padre para que continúe
enviando obreros a su Iglesia (cf. Mt 9,38). «El problema del número suficiente de sacerdotes –
subrayó entonces el Pontífice– afecta de cerca a todos los fieles, no sólo porque de él depende el
futuro religioso de la sociedad cristiana, sino también porque este problema es el índice justo e
inexorable de la vitalidad de fe y amor de cada comunidad parroquial y diocesana, y testimonio
de la salud moral de las familias cristianas. Donde son numerosas las vocaciones al estado
eclesiástico y religioso, se vive generosamente de acuerdo con el Evangelio» (Pablo
VI, Radiomensaje, 11 abril 1964).
                                   En estos decenios, las diversas comunidades eclesiales
extendidas por todo el mundo se han encontrado espiritualmente unidas cada año, en el cuarto
domingo de Pascua, para implorar a Dios el don de santas vocaciones y proponer a la reflexión
común la urgencia de la respuesta a la llamada divina. Esta significativa cita anual ha
favorecido, en efecto, un fuerte empeño por situar cada vez más en el centro de la espiritualidad,
de la acción pastoral y de la oración de los fieles, la importancia de las vocaciones al sacerdocio
y a la vida consagrada.
                                   La esperanza es espera de algo positivo para el futuro, pero
que, al mismo tiempo, sostiene nuestro presente, marcado frecuentemente por insatisfacciones y
fracasos. ¿Dónde se funda nuestra esperanza? Contemplando la historia del pueblo de Israel
narrada en el Antiguo Testamento, vemos cómo, también en los momentos de mayor dificultad
como los del Exilio, aparece un elemento constante, subrayado particularmente por los profetas:
la memoria de las promesas hechas por Dios a los Patriarcas; memoria que lleva a imitar la
actitud ejemplar de Abrahán, el cual, recuerda el Apóstol Pablo, «apoyado en la esperanza,
creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que
se le había dicho: Así será tu descendencia» (Rm 4,18). Una verdad consoladora e iluminante
que sobresale a lo largo de toda la historia de la salvación es, por tanto, la fidelidad de Dios a la
alianza, a la cual se ha comprometido y que ha renovado cada vez que el hombre la ha
quebrantado con la infidelidad y con el pecado, desde el tiempo del diluvio (cf. Gn 8,21-22), al
del éxodo y el camino por el desierto (cf. Dt 9,7); fidelidad de Dios que ha venido a sellar la
nueva y eterna alianza con el hombre, mediante la sangre de su Hijo, muerto y resucitado para
nuestra salvación.


                                       Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

                                   En todo momento, sobre todo en aquellos más difíciles, la
fidelidad del Señor, auténtica fuerza motriz de la historia de la salvación, es la que siempre hace
vibrar los corazones de los hombres y de las mujeres, confirmándolos en la esperanza de
alcanzar un día la «Tierra prometida». Aquí está el fundamento seguro de toda esperanza: Dios
no nos deja nunca solos y es fiel a la palabra dada. Por este motivo, en toda situación gozosa o
desfavorable, podemos nutrir una sólida esperanza y rezar con el salmista: «Descansa sólo Dios,
alma mía, porque él es mi esperanza» (Sal 62,6). Tener esperanza equivale, pues, a confiar en el
Dios fiel, que mantiene las promesas de la alianza. Fe y esperanza están, por tanto,
estrechamente unidas. De hecho, «“esperanza”, es una palabra central de la fe bíblica, hasta el
punto de que en muchos pasajes las palabras “fe” y “esperanza” parecen intercambiables. Así,
la Carta a los Hebreos une estrechamente la “plenitud de la fe” (10,22) con la “firme confesión
de la esperanza” (10,23). También cuando la Primera Carta de Pedro exhorta a los cristianos a
estar siempre prontos para dar una respuesta sobre el logos –el sentido y la razón– de su
esperanza (cf. 3,15), “esperanza” equivale a “fe”» (Enc. Spe salvi, 2).
                                   Queridos hermanos y hermanas, ¿en qué consiste la fidelidad
de Dios en la que se puede confiar con firme esperanza? En su amor. Él, que es Padre, vuelca en
nuestro yo más profundo su amor, mediante el Espíritu Santo (cf. Rm 5,5). Y este amor, que se
ha manifestado plenamente en Jesucristo, interpela a nuestra existencia, pide una respuesta
sobre aquello que cada uno quiere hacer de su propia vida, sobre cuánto está dispuesto a
empeñarse para realizarla plenamente. El amor de Dios sigue, en ocasiones, caminos
impensables, pero alcanza siempre a aquellos que se dejan encontrar. La esperanza se alimenta,
por tanto, de esta certeza: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído
en él» (1 Jn 4,16). Y este amor exigente, profundo, que va más allá de lo superficial, nos alienta,
nos hace esperar en el camino de la vida y en el futuro, nos hace tener confianza en nosotros
mismos, en la historia y en los demás. Quisiera dirigirme de modo particular a vosotros jóvenes
y repetiros: «¿Qué sería vuestra vida sin este amor? Dios cuida del hombre desde la creación
hasta el fin de los tiempos, cuando llevará a cabo su proyecto de salvación. ¡En el Señor
resucitado tenemos la certeza de nuestra esperanza!» (Discurso a los jóvenes de la diócesis de
San Marino-Montefeltro, 19 junio 2011).
                                  Como sucedió en el curso de su existencia terrena, también
hoy Jesús, el Resucitado, pasa a través de los caminos de nuestra vida, y nos ve inmersos en
nuestras actividades, con nuestros deseos y nuestras necesidades. Precisamente en el devenir
cotidiano sigue dirigiéndonos su palabra; nos llama a realizar nuestra vida con él, el único capaz
de apagar nuestra sed de esperanza. Él, que vive en la comunidad de discípulos que es la Iglesia,
también hoy llama a seguirlo. Y esta llamada puede llegar en cualquier momento. También
ahora Jesús repite: «Ven y sígueme» (Mc 10,21). Para responder a esta invitación es necesario
dejar de elegir por sí mismo el propio camino. Seguirlo significa sumergir la propia voluntad en
la voluntad de Jesús, darle verdaderamente la precedencia, ponerlo en primer lugar frente a todo
lo que forma parte de nuestra vida: la familia, el trabajo, los intereses personales, nosotros
mismos. Significa entregar la propia vida a él, vivir con él en profunda intimidad, entrar a través
de él en comunión con el Padre y con el Espíritu Santo y, en consecuencia, con los hermanos y
hermanas. Esta comunión de vida con Jesús es el «lugar» privilegiado donde se experimenta la
esperanza y donde la vida será libre y plena.




                                      Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

                                  Las vocaciones sacerdotales y religiosas nacen de la
experiencia del encuentro personal con Cristo, del diálogo sincero y confiado con él, para entrar
en su voluntad. Es necesario, pues, crecer en la experiencia de fe, entendida como relación
profunda con Jesús, como escucha interior de su voz, que resuena dentro de nosotros. Este
itinerario, que hace capaz de acoger la llamada de Dios, tiene lugar dentro de las comunidades
cristianas que viven un intenso clima de fe, un generoso testimonio de adhesión al Evangelio,
una pasión misionera que induce al don total de sí mismo por el Reino de Dios, alimentado por
la participación en los sacramentos, en particular la Eucaristía, y por una fervorosa vida de
oración. Esta última «debe ser, por una parte, muy personal, una confrontación de mi yo con
Dios, con el Dios vivo. Pero, por otra, ha de estar guiada e iluminada una y otra vez por las
grandes oraciones de la Iglesia y de los santos, por la oración litúrgica, en la cual el Señor nos
enseña constantemente a rezar correctamente» (Enc. Spe salvi, 34).
                                    La oración constante y profunda hace crecer la fe de la
comunidad cristiana, en la certeza siempre renovada de que Dios nunca abandona a su pueblo y
lo sostiene suscitando vocaciones especiales, al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sean
signos de esperanza para el mundo. En efecto, los presbíteros y los religiosos están llamados a
darse de modo incondicional al Pueblo de Dios, en un servicio de amor al Evangelio y a la
Iglesia, un servicio a aquella firme esperanza que sólo la apertura al horizonte de Dios puede
dar. Por tanto, ellos, con el testimonio de su fe y con su fervor apostólico, pueden transmitir, en
particular a las nuevas generaciones, el vivo deseo de responder generosamente y sin demora a
Cristo que llama a seguirlo más de cerca. La respuesta a la llamada divina por parte de un
discípulo de Jesús para dedicarse al ministerio sacerdotal o a la vida consagrada, se manifiesta
como uno de los frutos más maduros de la comunidad cristiana, que ayuda a mirar con
particular confianza y esperanza al futuro de la Iglesia y a su tarea de evangelización. Esta tarea
necesita siempre de nuevos obreros para la predicación del Evangelio, para la celebración de la
Eucaristía y para el sacramento de la reconciliación. Por eso, que no falten sacerdotes celosos,
que sepan acompañar a los jóvenes como «compañeros de viaje» para ayudarles a reconocer, en
el camino a veces tortuoso y oscuro de la vida, a Cristo, camino, verdad y vida (cf. Jn 14,6);
para proponerles con valentía evangélica la belleza del servicio a Dios, a la comunidad cristiana
y a los hermanos. Sacerdotes que muestren la fecundidad de una tarea entusiasmante, que
confiere un sentido de plenitud a la propia existencia, por estar fundada sobre la fe en Aquel que
nos ha amado en primer lugar (cf. 1Jn 4,19). Igualmente, deseo que los jóvenes, en medio de
tantas propuestas superficiales y efímeras, sepan cultivar la atracción hacia los valores, las altas
metas, las opciones radicales, para un servicio a los demás siguiendo las huellas de Jesús.
Queridos jóvenes, no tengáis miedo de seguirlo y de recorrer con intrepidez los exigentes
senderos de la caridad y del compromiso generoso. Así seréis felices de servir, seréis testigos de
aquel gozo que el mundo no puede dar, seréis llamas vivas de un amor infinito y eterno,
aprenderéis a «dar razón de vuestra esperanza» (1 P 3,15).
                                                                   Vaticano, 6 de octubre de 2012
                                                                                  BENEDICTO XVI




                                       Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?



               Oración por las vocaciones
                          Dios generoso,
que nos has mostrado el sendero que lleva a la vida eterna,
               y por medio de nuestro bautismo,
       nos has llamado a proclamar la Buena Nueva.
     Bendice y fortalece a aquellos quienes han hecho
           un compromiso de servicio en la iglesia.
                  Concédeles sabiduría y guía
       a aquellos que están discerniendo su vocación.
Enriquece a tu iglesia con matrimonios y soleros dedicados;
                    con diáconos, sacerdotes
       y con personas consagradas a la vida religiosa.
   Llenos de tu Espíritu Santo te pedimos esta bendición
        para que nosotros tu pueblo sigamos a Jesús
            nuestro Buen Pastor, ahora y siempre.
                                   Amén




                           Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?




Primer día:               “La esperanza y la fidelidad de Dios”


Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones…

“La esperanza es espera de algo positivo para el futuro, pero que, al mismo tiempo, sostiene nuestro
presente, marcado frecuentemente por insatisfacciones y fracasos. ¿Dónde se funda nuestra
esperanza? Contemplando la historia del pueblo de Israel narrada en el Antiguo Testamento,
vemos cómo, también en los momentos de mayor dificultad como los del Exilio, aparece un
elemento constante, subrayado particularmente por los profetas: la memoria de las promesas
hechas por Dios a los Patriarcas; memoria que lleva a imitar la actitud ejemplar de Abrahán, el
cual, recuerda el Apóstol Pablo, «apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría
a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho: Así será tu descendencia»
(Rm 4,18). Una verdad consoladora e iluminante que sobresale a lo largo de toda la historia de la
salvación es, por tanto, la fidelidad de Dios a la alianza, a la cual se ha comprometido y que ha
renovado cada vez que el hombre la ha quebrantado con la infidelidad y con el pecado, desde el
tiempo del diluvio (cf. Gn 8,21-22), al del éxodo y el camino por el desierto (cf. Dt 9,7); fidelidad de
Dios que ha venido a sellar la nueva y eterna alianza con el hombre, mediante la sangre de su Hijo,
muerto y resucitado para nuestra salvación.
En todo momento, sobre todo en aquellos más difíciles, la fidelidad del Señor, auténtica fuerza
motriz de la historia de la salvación, es la que siempre hace vibrar los corazones de los hombres y de
las mujeres, confirmándolos en la esperanza de alcanzar un día la «Tierra prometida». Aquí está el
fundamento seguro de toda esperanza: Dios no nos deja nunca solos y es fiel a la palabra dada. Por
este motivo, en toda situación gozosa o desfavorable, podemos nutrir una sólida esperanza y rezar
con el salmista: «Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza» (Sal 62,6). Tener
esperanza equivale, pues, a confiar en el Dios fiel, que mantiene las promesas de la alianza. Fe y
esperanza están, por tanto, estrechamente unidas. De hecho, «“esperanza”, es una palabra central
de la fe bíblica, hasta el punto de que en muchos pasajes las palabras “fe” y “esperanza” parecen
intercambiables. Así, la Carta a los Hebreos une estrechamente la “plenitud de la fe” (10,22) con la


                                        Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?


“firme confesión de la esperanza” (10,23). También cuando la Primera Carta de Pedro exhorta a los
cristianos a estar siempre prontos para dar una respuesta sobre el logos –el sentido y la razón– de
su esperanza (cf. 3,15), “esperanza” equivale a “fe”» (Enc. Spe salvi, 2).”

Lectura Bíblica: Romanos 4. 13-25
Pensemos en un momento de silencio:
¿Dónde se funda nuestra esperanza?
¿En qué situaciones de mi vida pude descubrir que Dios no me dejó solo y fue fiel a su
alianza?
Canto: Somos el pueblo de Dios.
Oración:
Oración para cambiar la vida (fragmento de Marcelo A. Murúa)

Rezamos en silencio esta oración. Luego de meditarla unos minutos se invita a los
participantes a rezar en voz alta la parte de la oración que más le llegó y le parece
significativa para su vida.

                      Enséñanos a orar, Señor, para encontrar tu rostro.
                           Invítanos al silencio para escuchar tu voz.
                       Aclara nuestra mirada, para descubrir tus signos.
               Danos valor y decisión para aceptar lo que debemos cambiar.
             Ayúdanos a discernir lo que realmente importa: seguir tus pasos.
                  Enséñanos a comprometernos activos, dispuestos, alegres,
                                    en la construcción del Reino.
                             Enséñanos a orar, Señor, nos hace falta.
            Queremos buscar tu rostro, encontrar tus huellas, reconocer tu paso.
 Necesitamos volver la mirada, descubrir tus ojos, llamarte "Padre", sentir tu aliento.
 Descansar en tu mirada, llenarnos de ella, palpar tu abrazo cercano, charlar contigo
                como niños sencillos, pocas palabras, bien abiertos los oídos,
                                     para aprender a cambiar.
                             Invítanos al silencio, ayúdanos a callar.
                     No estamos acostumbrados, nos gusta hablar mucho,
               para no escucharnos, ni escuchar tu voz que surge de adentro.



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            Vuélvete a nosotros, Padre bueno, llamamos por nuestro nombre.
                Insiste, porque somos duros, nos cuesta reconocer tu voz.
                     Llama, Padre, interpela, sacude, levanta tu voz,
a ver si te hacemos caso y nos decidimos a mirarnos en el espejo de tu Evangelio para
                                   aprender a cambiar.
    Danos tu Espíritu, para guiarnos, para revisar, desde El, nuestras convicciones,
       nuestros modelos, nuestros gestos y actitudes, nuestras metas y proyectos.
                   Ayúdanos a discernir, a caminar según el Espíritu,
                                para aprender a cambiar.
             Enséñanos a comprometernos, Señor, que nuestra vida cristiana
   sea levadura y fermento para un mundo que pide a gritos, la irrupción del Reino.
Danos audacia a la hora de las decisiones, danos generosidad, a la hora de la entrega,
                         danos constancia, a la hora del trabajo.
                Fortalece nuestra fe en camino, anima nuestra esperanza,
                         activa nuestro amor en proyectos de vida.
                            Ayúdanos a cambiar, Padre bueno,
          para que seamos testigos, mensajeros, y constructores de tu Evangelio.
                                            Amén


Creer es ponerse delante de Dios en la actitud de Samuel: "Habla, que tu siervo
escucha", o en la actitud de María: "Hágase en mí...!.
La fe transforma la vida en un sí a Dios que no falla ni en los momentos difíciles o más
grises de la vida. "Creer es comprometerse". La fe es el presupuesto necesario e
imprescindible para descubrir toda vocación.
Con la oración del Padre Nuestro pedimos a Dios que aumente nuestra fe y nos enseñe a
servirle en lo concreto de cada día.
         Rezamos juntos el Padre Nuestro.
         Oración por las vocaciones.
         Canto a María
Gesto:
Realizar una cartelera con un mensaje de ESPERANZA, que surge ante distintas
situaciones gozosas y desagradables, para compartir y difundir. Que represente una
firme confesión de nuestra esperanza.


                                    Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?



Segundo día:                              “El amor de Dios”


Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones…

“Queridos hermanos y hermanas, ¿en qué consiste la fidelidad de Dios en la que se puede confiar
con firme esperanza? En su amor. Él, que es Padre, vuelca en nuestro yo más profundo su amor,
mediante el Espíritu Santo (cf. Rm 5,5). Y este amor, que se ha manifestado plenamente en
Jesucristo, interpela a nuestra existencia, pide una respuesta sobre aquello que cada uno quiere
hacer de su propia vida, sobre cuánto está dispuesto a empeñarse para realizarla plenamente. El
amor de Dios sigue, en ocasiones, caminos impensables, pero alcanza siempre a aquellos que se
dejan encontrar. La esperanza se alimenta, por tanto, de esta certeza: «Nosotros hemos conocido el
amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16). Y este amor exigente, profundo, que va
más allá de lo superficial, nos alienta, nos hace esperar en el camino de la vida y en el futuro, nos
hace tener confianza en nosotros mismos, en la historia y en los demás. Quisiera dirigirme de modo
particular a vosotros jóvenes y repetiros: «¿Qué sería vuestra vida sin este amor? Dios cuida del
hombre desde la creación hasta el fin de los tiempos, cuando llevará a cabo su proyecto de
salvación. ¡En el Señor resucitado tenemos la certeza de nuestra esperanza!» (Discurso a los jóvenes
de la diócesis de San Marino-Montefeltro, 19 junio 2011).”


Lecturas Bíblicas: Gálatas 2, 20 – 1Juan 4, 12
Dios no se contenta con que nosotros aceptemos su amor gratuito. No se limita a
amarnos, quiere atraernos hacia sí, transformarnos de un modo tan profundo que
podamos decir con san Pablo: ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (cf. Ga 2,20).
Cuando dejamos espacio al amor de Dios, nos hace semejantes a él, partícipes de su
misma caridad. Abrirnos a su amor significa dejar que él viva en nosotros y nos lleve a
amar con él, en él y como él; sólo entonces nuestra fe llega verdaderamente «a actuar
por la caridad» (Ga 5,6) y él mora en nosotros (cf. 1 Jn 4,12).
            ¿Qué significa para vos el amor de Dios?



                                        Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

            ¿Cómo fuiste creciendo en su amor?


Canto: "Si conocieras como te amo" de la Hna Glenda


        Oración por las vocaciones.
        Canto a María


Gesto: Crear un momento de silencio y reflexión para descubrir el Amor de Dios en la
vida y dar gracias.
Recorre en tu historia y recuerda qué personas te han mostrado el amor de Dios.
¿Quién te ha perdonado en tu vida? ¿Cómo responderías a ese Amor?


Tercer día:                      “Mi encuentro con Jesús”


Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones…

“Como sucedió en el curso de su existencia terrena, también hoy Jesús, el Resucitado, pasa a través
de los caminos de nuestra vida, y nos ve inmersos en nuestras actividades, con nuestros deseos y
nuestras necesidades. Precisamente en el devenir cotidiano sigue dirigiéndonos su palabra; nos
llama a realizar nuestra vida con él, el único capaz de apagar nuestra sed de esperanza. Él, que vive
en la comunidad de discípulos que es la Iglesia, también hoy llama a seguirlo. Y esta llamada puede
llegar en cualquier momento. También ahora Jesús repite: «Ven y sígueme» (Mc 10,21). Para
responder a esta invitación es necesario dejar de elegir por sí mismo el propio camino. Seguirlo
significa sumergir la propia voluntad en la voluntad de Jesús, darle verdaderamente la precedencia,
ponerlo en primer lugar frente a todo lo que forma parte de nuestra vida: la familia, el trabajo, los
intereses personales, nosotros mismos. Significa entregar la propia vida a él, vivir con él en
profunda intimidad, entrar a través de él en comunión con el Padre y con el Espíritu Santo y, en
consecuencia, con los hermanos y hermanas. Esta comunión de vida con Jesús es el «lugar»
privilegiado donde se experimenta la esperanza y donde la vida será libre y plena.”


Lectura Bíblica: Mateo 4, 17-25
        ¿Qué dice y hace Jesús cuando llama a sus discípulos?
        ¿Qué hacen ellos ante la llamada de Jesús?
        ¿Qué nos dice la Palabra de Dios en mí/nuestra situación concreta (en mi vida)?
        ¿Qué le digo yo al Señor?




                                       Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

Canto: Pedro y la red
¿Cuándo y cómo sentiste la invitación de Jesús "Ven y sígueme"?
Oración:
                      Señor Jesús te doy gracias porque me llamas a conocerte,
                         a seguirte y a amarte, porque me envías a colaborar
                                en la construcción de un mundo nuevo,
                                        anunciando tu Evangelio.
              Como respuesta a tu invitación yo me comprometo a anunciar tu amor,
              en este grupo, en mi casa, en nuestra comunidad y donde me encuentre.
                                   Envía sobre mí, Señor, tu Espíritu.
                                     Que sepa escuchar tu Palabra,
                             que mi corazón medite en ella todos los días
                     y que mi boca la anuncie como testimonio de tu presencia.
                                     Quiero responder a tu llamada.
                                                   Amén

        Oración por las vocaciones.
        Canto a María


Gesto: A partir del fragmento del Documento de Aparecida n° 164 - 180 : “Lugares
eclesiales para la comunión”:


        Compartir en comunidad cómo fue tu encuentro con Jesús.
        Elegir un lugar de los que nombra el Documento de Aparecida y proponer un
        encuentro con Jesús.



Cuarto día:             “Me encuentro con los otros que caminan en la fe”


Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones…

“Las vocaciones sacerdotales y religiosas nacen de la experiencia del encuentro personal con Cristo,
del diálogo sincero y confiado con él, para entrar en su voluntad. Es necesario, pues, crecer en la
experiencia de fe, entendida como relación profunda con Jesús, como escucha interior de su voz,
que resuena dentro de nosotros. Este itinerario, que hace capaz de acoger la llamada de Dios, tiene


                                       Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

lugar dentro de las comunidades cristianas que viven un intenso clima de fe, un generoso
testimonio de adhesión al Evangelio, una pasión misionera que induce al don total de sí mismo por
el Reino de Dios, alimentado por la participación en los sacramentos, en particular la Eucaristía, y
por una fervorosa vida de oración. Esta última «debe ser, por una parte, muy personal, una
confrontación de mi yo con Dios, con el Dios vivo. Pero, por otra, ha de estar guiada e iluminada
una y otra vez por las grandes oraciones de la Iglesia y de los santos, por la oración litúrgica, en la
cual el Señor nos enseña constantemente a rezar correctamente» (Enc. Spe salvi, 34).”

Lectura Bíblica: 1Corintios 16, 1-24

En las recomendaciones que da Pablo, podemos ver cómo va mencionando a algunos
integrantes de su comunidad destacando ciertos detalles, que hablan de conocimiento,
de sensibilidad, de amor hacia sus hermanos. Intentemos reflexionar sobre cada uno de
los integrantes de mi grupo o comunidad, ¿los conozco? ¿Llevo a la oración a aquellos
que se que están pasando momentos difíciles o también, de mucho gozo y alegría? ¿Nos
reunimos como comunidad a rezar por alguna intención particular?, recordando que
donde dos o más estén reunidos en el nombre de Jesús, él está allí en medio nuestro.


Canto: Llamas y me ofreces con amor
       Esto que soy, esto te doy.


Toda vocación nace, se alimenta y se desarrolla en la Iglesia y a ella está vinculada por
origen, desarrollo, destino y misión. Por esta razón las comunidades diocesanas y
parroquiales están llamadas a reforzar el compromiso en favor de las vocaciones al
sacerdocio y a la vida consagrada.


Gesto:
Armamos un cartel con los nombres de los diferentes grupos que hay en la comunidad.
Presentamos el cartel y pedimos a Dios que desde los integrantes de los grupos que
conforman nuestra comunidad surjan vocaciones sacerdotales, religiosas y de laicos
comprometidos.


         Oración por las vocaciones.
         Canto a María




                                        Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

Quinto día:         “La oración hace crecer la fe de la comunidad cristiana”


Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones…

“La oración constante y profunda hace crecer la fe de la comunidad cristiana, en la certeza siempre
renovada de que Dios nunca abandona a su pueblo y lo sostiene suscitando vocaciones especiales,
al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sean signos de esperanza para el mundo. En efecto,
los presbíteros y los religiosos están llamados a darse de modo incondicional al Pueblo de Dios, en
un servicio de amor al Evangelio y a la Iglesia, un servicio a aquella firme esperanza que sólo la
apertura al horizonte de Dios puede dar. Por tanto, ellos, con el testimonio de su fe y con su fervor
apostólico, pueden transmitir, en particular a las nuevas generaciones, el vivo deseo de responder
generosamente y sin demora a Cristo que llama a seguirlo más de cerca. La respuesta a la llamada
divina por parte de un discípulo de Jesús para dedicarse al ministerio sacerdotal o a la vida
consagrada, se manifiesta como uno de los frutos más maduros de la comunidad cristiana, que
ayuda a mirar con particular confianza y esperanza al futuro de la Iglesia y a su tarea de
evangelización. Esta tarea necesita siempre de nuevos obreros para la predicación del Evangelio,
para la celebración de la Eucaristía y para el sacramento de la reconciliación. Por eso, que no falten
sacerdotes celosos, que sepan acompañar a los jóvenes como «compañeros de viaje» para ayudarles
a reconocer, en el camino a veces tortuoso y oscuro de la vida, a Cristo, camino, verdad y
vida (cf. Jn 14,6); para proponerles con valentía evangélica la belleza del servicio a Dios, a la
comunidad cristiana y a los hermanos. Sacerdotes que muestren la fecundidad de una tarea
entusiasmante, que confiere un sentido de plenitud a la propia existencia, por estar fundada sobre
la fe en Aquel que nos ha amado en primer lugar (cf. 1Jn 4,19). Igualmente, deseo que los jóvenes, en
medio de tantas propuestas superficiales y efímeras, sepan cultivar la atracción hacia los valores, las
altas metas, las opciones radicales, para un servicio a los demás siguiendo las huellas de Jesús.
Queridos jóvenes, no tengáis miedo de seguirlo y de recorrer con intrepidez los exigentes senderos
de la caridad y del compromiso generoso. Así seréis felices de servir, seréis testigos de aquel gozo
que el mundo no puede dar, seréis llamas vivas de un amor infinito y eterno, aprenderéis a «dar
razón de vuestra esperanza» (1 P 3,15).”

Lectura Bíblica: Tesalonicenses 5.17-24
¿Qué es lo que te resonó de la cita?
¿A qué nos invita Dios en esta cita?
En forma de oración podemos expresar nuestra reflexión.


Oración:                          Decir comunidad

  Decir comunidad es decir camino compartido, multitud de manos que se unen para,
    entre todos, hacer la marcha más liviana abrazo de miradas que se buscan para
            buscar, unidas, la mirada de Aquel que por nosotros dio la vida.
Es compartir, la vida entrelazada, es reunir bajo las mismas esperanzas las diferencias,
                                que así, no nos separan.


                                        Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?


     Decir comunidad es hablar de proyecto común, sueños compartidos, camino
                                     acompañado.
Es pensar en el otro y en lo mejor para el otro y pensar, juntos, en lo mejor de nosotros
                                  para todos los otros.

                   Decir comunidad es darse fuerzas entre todos.
    Es alentarse con la palmada al hombro, es corregirse sin miedo a los enojos.
                      Es animarse a crecer juntos poco a poco.
  Decir comunidad es hablar de apertura y entrega servicio a los demás, aprender a
                                brindarse, generosos.
          Es compartir la vida de Dios fuente de vida, de esperanza y amor.

   Decir comunidad es común-unidad de criterios verdaderos (los del Evangelio) de
    opciones valientes (las de Jesús) de desafíos audaces (los del Reino en marcha)

Decir comunidad es el encuentro de muchos que animados y alentados por el Espíritu,
                          buscan clamar a Dios,¡ Abba !
  Aquí estamos Señor unidos y en camino para hacer crecer tu Reino donde pidas.

                                                                      Marcelo A. Murúa

La vida de cada hombre es un viaje interior de fe y amor para encontrar a Dios y
descubrir el rostro del hermano, para amar.

En este día queremos agradecer a Dios por el llamado particular al sacerdocio y a la
vida consagrada. Vocación que se gesta desde la experiencia vivida en comunidad.

Agradecemos por la respuesta fiel de tantos sacerdotes, consagrados y consagradas que
con su testimonio viven comprometidos con la calidad de vida del pueblo al que fueron
enviados.

Cada uno de nosotros estamos llamados a descubrir la manera con la cual Dios quiere
que entreguemos nuestra vida. Descubrir esto, significa descubrir nuestra felicidad y la
de nuestros hermanos. Dar la vida como Cristo la dio por nosotros.

Canto: Mano abierta y tendida


         Oración por las vocaciones.
         Canto a María



Gesto:
   -     Asumir un compromiso de invitar a la Jornada de Oración por las Vocaciones, a
         realizarse el 21 de Abril, con carteles, panfletos, etc.



                                   Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

-   Compartir en la comunidad Parroquial o Colegios, testimonios de grupos que
    trabajan en ella, de matrimonios, de religiosos/as, de sacerdotes, seminaristas,
    etc.




                              Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

                               Adoración Vocacional


Introducción:

Guía: Jesucristo, estamos aquí, frente a tu presencia, para cumplir un mandato tuyo.
Recemos, en especial este tiempo de preparación para la Jornada Mundial de Oración
por las Vocaciones.


                       Señor, enséñanos a orar, y manda tu Espíritu Santo
                     para que Él nos dé su Luz y purifique nuestra oración,
                           haciéndola humilde, sencilla, perseverante,
                               llena de fe, de confianza y de amor.
                Escuchamos con un corazón dispuesto y atento la Palabra de Dios.

Lectura Bíblica:
Luego de un breve silencio, el guía o un lector lee de un modo sereno la Palabra de
Dios: 1 Samuel 3, 1-18

Silencio por unos minutos...

Reflexión
Guía: ¿Quién es Samuel?
Es significativa su experiencia vocacional. Era un buen muchacho que fue llevado al
templo para servir de acólito; y lo hacía con diligencia, pero sin tener experiencia de
Dios. Para él era válida también la afirmación de que “en aquel tiempo era rara la
palabra de Dios”.
Samuel, que respetaba reverentemente a Elí, estuvo dispuesto a levantarse hasta tres
veces de noche para atenderle, al escuchar aquellas misteriosas llamadas. Tenía un
fondo de prontitud, de disponibilidad. Tal vez, no rezaba mucho, pero a través de las
mediaciones religiosas de su familia conservaba un gran sentido de Dios y de la
autoridad. Por eso estuvo dispuesto a repetir una frase, que Elí le sugirió: “Habla, Señor,
que tu siervo escucha”.
                                    (Breve silencio)

Guía: ¿Cuándo tiene lugar su vocación?
La vocación de Samuel sucede en tiempos en que “era rara la Palabra de Dios y no eran
corrientes las visiones” (1 Sam 3,1). Hay, en efecto, tiempos de poca familiaridad con la
Palabra de Dios. Esa falta de profecía crea una situación dolorosa, que nosotros también
podemos constatar en nuestro tiempo y lamentablemente sabemos de sus consecuencias.
A Samuel le llegó la llamada desde su familia, por la oración de su madre (Cf. 1 Sam
1,11). Para algunas vocaciones es decisivo un ambiente familiar de oración y entrega al
Señor.




                                     Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

En el episodio nocturno, Samuel recibió la llamada no cuando estaba rezando, sino
cuando estaba durmiendo. Antes no había mostrado ni deseo ni especial interés por
buscar a Dios. Pero Él se le adelanta e insiste en llamarle. Sólo a la tercera vez, Samuel
se dará cuenta de que se trata de una palabra de Dios.
Quien llama es Dios mismo con su Palabra misteriosa y repetida. En la historia de
Samuel, la iniciativa de Dios ocupa siempre el primer plano. Dios puede y quiere
manifestarse inmediatamente al hombre.
• Dios quiere acercarse al hombre y entrar en diálogo con él.
• El hombre es el que está llamado a hacerse disponible al diálogo.
Todos recibimos una vocación, todos somos llamados a ser hermanos, a estar unidos, a
ser hijos de Dios. Pero el Señor se sirve de algunos hombres para que tengan una
conciencia más viva y la transmitan a los demás.
Naturalmente se necesita una particular gracia de Dios y esta es la gracia con la que
comienza la misión profética de Samuel.
                                     (Breve silencio)
Intenciones

Guía: En este tiempo especial, mes de las vocaciones, recurrimos a Ti y esperamos que
atiendas las necesidades de nuestra Iglesia. A cada intención respondemos.

                         ”Habla, Señor, que tu siervo escucha”

          Señor, protege a tu Iglesia, para que se mantenga permanentemente abierta a
 la escucha de la Palabra de vida, la acoja en su seno, se nutra de ella, se renueve en
 virtud de su fuerza y llegue a ser a su vez mediación de tu llamada para muchos.
 Oremos…
          Señor, míranos a todos nosotros. Haz que nos sintamos movidos al testimonio
 personal, que nos atrevamos también a proponer a los jóvenes con valentía y
 credibilidad el seguimiento de Jesús. Oremos…
          Señor, ilumina a los que gobiernan la tierra para que, obedeciendo tu Palabra,
 pongan más empeño en conseguir la plena justicia, la igualdad, la paz y la prosperidad
 de todos los pueblos. Oremos…
          Señor, ayúdanos a perseverar en la oración, para que oremos de tal manera al
 Dueño de la mies, que podamos contar cuanto antes con nuevas vocaciones. Oremos…
          Cuida, Señor, de aquellos que se han sentido llamados al seguimiento una
 vocación de especial consagración para que no desfallezcan. Fortalece también a sus
 educadores y formadores.
       Que juntos colaboren en la tarea de responder cubrir las necesidades
       evangelizadoras de los lugares más necesitados. Oremos…
       Nos ponemos en manos de nuestra madre, la Virgen María, que con su
       humildad, fidelidad y obediencia; ayude a escuchar y a guardar la Palabra de
       Dios, como hizo ella en su corazón. Oremos…
       Por las familias cristianas, para que sean tierra fértil donde cultivar la fe y la
       vocación de servicio y santidad que nuestro mundo necesita. Oremos…
       Por los jóvenes, para que escuchando el llamado de Jesús sean generosos en la
       entrega de su vida al evangelio y la iglesia. Oremos…

                                 (Momento de silencio)



                                   Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

Guía: Por Jesús somos hermanos e hijos de un mismo Padre. A Él elevamos nuestra
oración: Padre Nuestro…

       Ave María y Gloria
       Recemos juntos la oración por las vocaciones…




                                Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
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                               Rosario Vocacional


      OBJETIVO: Fomentar a través de la oración comunitaria del Santo Rosario, la
intención de rezar por las vocaciones en las familias, colegios, parroquias, conventos,
seminario, casas de formación, comunidades religiosas, hospitales, hogares, etc



                        MISTERIOS GOZOSOS (Lunes y sábado)

     La Anunciación (Lc. 1, 30-32,38)

      “El ángel le dijo: No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios,
vas a concebir en el seno y vas a dar a luz a un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
El será grande y será llamado Hijo del Altísimo. Dijo María: He aquí la esclava del
Señor; hágase en mí según tu Palabra.”

      Te pedimos Virgen Santísima que muchos corazones respondan con amor y
generosidad a la llamada del Señor a dejarlo todo y seguir sus pasos dondequiera que
vaya. Especialmente pedimos por un aumento de vocaciones al sacerdocio para nuestra
Iglesia de Córdoba.

     La visitación de la Santísima Virgen a su prima Santa Isabel (Lc 1,39-43)

     “Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en
su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo:
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; y ¿de dónde a mí que la
madre de mi Señor venga a visitarme?”

     Te pedimos Virgen Santísima visites los corazones de muchos jóvenes para que
con su entrega generosa sepan descubrir que servir es crear una sociedad nueva de
hermanos para construir el reino de Dios.

     El nacimiento del niño Jesús en Belén (Lc. 2, 6-10)

     “Y sucedió que, mientras ellos estaban allí se cumplieron los días del
alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en
un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.”

      Te pedimos Virgen Santísima por el nacimiento de tu Hijo Jesús, se encienda la
chispa del amor fiel y duradero en los jóvenes llamados a vivir la vocacional
matrimonial, para que sean generadores de vida nueva en la sociedad y la Iglesia.

     La presentación del niño Jesús en el templo (Lc 2, 34-35)




                                  Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

      “Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: Éste está puesto para caída y
elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - y a ti misma una
espada te traspasará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de
muchos corazones.”

     Te pedimos Virgen Santísima concedas paz y serenidad a todos los jóvenes que
experimentan en sus corazones la llamada a la Vida Religiosa para que puedan
responder a la voluntad del Padre.

     El niño Jesús perdido y hallado en el templo (Lc 2, 41-47)

       “Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Subieron
ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se
quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Se volvieron a Jerusalén en su busca.. Al
cabo de tres días, le encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros,
escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían estaban estupefactos por su
inteligencia y sus respuestas.”

     Te pedimos Virgen Santísima por todos aquellos que en la búsqueda por darle una
respuesta a la voluntad de Dios se han alejado de ella, por temor y debilidad. Te
pedimos les des la gracia de la fortaleza para ser fiel al querer de Dios.



                    MISTERIOS GLORIOSOS (Domingos y miércoles)

     La resurrección del Señor (Mt 28, 5-6)

     “El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: Ustedes no teman, pues sé que
buscan a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho.
Vengan, vean el lugar donde estaba. Y ahora vayan enseguida a decir a sus discípulos:
Ha resucitado de entre los muertos.”

      Te pedimos Virgen Santísima que por los méritos de la resurrección de tu Hijo,
levantes a muchos jóvenes a vivir el llamado de la Vocación Religiosa. Para que llenen
con su vigor juvenil a toda la Iglesia. Haz que sean muchos los que respondan al Señor
sin límite ni condición, dando el todo por el todo.

     La Ascensión del Señor (Lc 24, 50-51; Mc 16,20)

      “Jesús los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos los bendijo. Y
sucedió que mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo. Después
salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la
Palabra con las señales que le acompañaban.”

      Te pedimos Virgen Santísima que al igual que los primeros apóstoles, los jóvenes
descubran que la Misión "Ad Gentes" es una manera de vivir todas las vocaciones
específicas, respondiendo al envío de Jesús a sus discípulos antes de subir a los cielos;



                                  Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?

de esta manera, todo cristiano, donde quiera que se encuentre, ha de buscar ante todo
promover la evangelización.

     La venida del Espíritu Santo (Hch 1, 14; 2, 1-4)

      “Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de
algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. Al llegar el día de
Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un
ruido que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas
como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos
llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
concedía expresarse.”

      Te pedimos Virgen Santísima que la fuerza del Espíritu Santo invada el corazón
de los jóvenes para que descubran que la misión de la Iglesia es revelar a Jesucristo y su
Evangelio a los que no los conocen, como programa fundamental de la Iglesia que
desde la mañana de Pentecostés, ha recibido de Jesús. Anunciar a toda humanidad que
necesita del Evangelio. Dios "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad".

     La Asunción de Nuestra Señora a los cielos (Ct 2, 10-11, 14)

      “Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! Porque, mira, ha pasado ya el
invierno, han cesado las lluvias y se han ido. Muéstrame tu semblante, déjame oír tu
voz; porque tu voz es dulce y bello tu semblante.”

      Te pedimos Virgen Santísima por los jóvenes para que descubran que “Ser
discípulos y misioneros de Jesucristo es estar al servicio de nuestros pueblos, y así en
Cristo tengan vida, y asumiendo evangélicamente las tareas que contribuyan a la
dignidad de todo ser humano. Guía sus pasos para seguir y amar a Jesús en la comunión
de tu Iglesia, celebrando y viviendo el don de la Eucaristía.

     La Coronación de Nuestra Señora (Sal 45, 14-15; Ap 11, 19; 12,1)

      “Toda espléndida, la hija del rey, va adentro, con vestidos en oro recamados; con
sus brocados es llevada ante el rey. Y una gran señal apareció en el cielo; una mujer,
vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su
cabeza.”

      Te pedimos María Madre nuestra, que como madre, nos ayudes a vivir nuestra
vocación de Discípulos-Misioneros, fortalece los vínculos fraternos entre todos, alienta
a la reconciliación y el perdón, y ayuda a que los discípulos de Jesucristo se
experimenten una familia, la familia de Dios. Danos siempre el fuego del Santo
Espíritu, que ilumine nuestras mentes y despierte entre nosotros el deseo de contemplar
a Jesús, el amor a los hermanos, sobre todo a los afligidos, y el ardor por anunciar a tu
Hijo Jesús.




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Alguien te ama… ¿Sabes quien?

                        MISTERIOS LUMINOSOS (Jueves)

El Bautismo del Señor (Mt 3, 13, 16-17)

“Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser
bautizado por él. Salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu
de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los
cielos decía: Este es mi Hijo amado, en quien yo me complazco.”

Te pedimos Virgen Santísima, nos ayudes a descubrir y vivir la vida del Discípulo-
Misionero ya que tu Hijo nos hace partícipe de su misión, ayúdanos cumplir éste
encargo como parte esencial de nuestra identidad de cristianos bautizados.

Su auto-revelación en las bodas de Caná (Jn. 2, 1-5)

“Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue
invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se
había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: No tienen vino. Jesús les
responde: ¿Qué tengo Yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. Dice su
madre a los sirvientes: Haced lo que él os diga.”

Te pedimos Virgen Santísima por las familias, fundadas en el sacramento del
matrimonio entre un varón y una mujer, para que se descubran signo del amor de Dios y
desde esta experiencia vivan la paternidad y maternidad por una sociedad mejor.

El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión (Mc 1, 15,21; 2,3-11)

“Marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: El tiempo se ha
cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva. Llegan a
Cafarnaún y le vienen a traer a un paralítico al no poder presentárselo a causa de la
multitud, abrieron el techo y a través de la abertura que hicieron, descolgaron la
camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo,
tus pecados te son perdonados, a ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.”

Te pedimos Virgen Santísima que mantengas fieles a tus sacerdotes mediadores del
perdón, concédeles la gracia de un celo ardiente por la predicación del Evangelio y por
la salvación de las almas.

La Transfiguración (Mt 17, 1-3,5)

“Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y a su hermano Juan, y los
lleva a parte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso
brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les
aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. Una nube luminosa los cubrió con
su sombra y de la nube salía un voz que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me
complazco; escuchadle.”

Te pedimos Virgen Santísima que reafirmes en todos aquellos jóvenes que son llamados
a una vocación de especial consagración, la certeza de la elección de Dios que los llama


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Alguien te ama… ¿Sabes quien?

y se les revela a todos. Que sepan escuchar esta llamada del Señor que los invita
diciéndoles: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco, escúchenlo"
La institución de la Eucaristía (Jn 13,1; Mt 26, 26-29)

“Sabiendo Jesús, que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo
amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Y mientras
estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos,
dijo: Tomen, coman, éste en mi cuerpo. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la
dio diciendo: Beban de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es
derramada por todos para perdón de los pecados.”

Te pedimos Virgen Santísima que derrames en muchos corazones la gracia de la entrega
generosa, entrega que va más allá, que se da hasta el extremo. Te pedimos que
despiertes en todos los bautizados llamados a asimilar los sentimientos de tu Hijo,
un fervor y amor por la adoración Eucarística.


                   MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y viernes)

La oración de Jesús en el Huerto (Mt 26, 36-37; Lc 22, 41-44)

“Va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos:
Sentaos aquí, mientras voy allá a orar. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de
Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Y adelantándose un poco, cayó rostro en
tierra, y dijo: Padre si quieres aparta de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad sino
la tuya. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas
espesas de sangre que caían en tierra.”

Te pedimos Virgen Santísima por todos aquellos jóvenes que sienten duda de la
elección e invitación del Señor a la Vida Consagrada. Te pedimos que al igual que Jesús
sepan responder: "Padre si quieres aparta de mi esta copa, pero no se haga mi voluntad
sino la tuya". Que aún a cuesta de lo que sea sepan responder al Señor.

La flagelación de Jesús (Jn 18, 38-40; 19,1)

“Pilato volvió a salir donde los judíos y les dijo: Yo no encuentro ningún delito en él
¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos? Ellos volvieron a gritar
diciendo: ¡A ése no; a Barrabás! Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle.”

Te pedimos Virgen Santísima que los jóvenes tengan el coraje de Cristo, ser fiel a la
verdad de Dios. Ayúdalos a ser sinceros con Él, en todas las cosas, para que su voluntad
pueda realizarse en y durante todas sus vidas. Muéstrales como perseverar en la lucha
por conseguir las cosas santas.

La coronación de espinas (Mt 27, 29-30)

“Los soldados trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su
mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo:



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Alguien te ama… ¿Sabes quien?

Salve, Rey de los judíos!; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la
cabeza.”

Te pedimos Virgen Santísima que fortalezcas a los jóvenes para que vivan su vocación
y den a nuestra patria, días más felices y una sociedad moralmente más sana. Muéstrales
cómo soportar la maldad pacientemente, ayúdalos a aceptar los sufrimientos que otros
trasgredan a causa de ser fiel a Jesús.

Jesús carga con la cruz (Jn 19, 17;Mc 15, 21)

“Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le
llevaron a crucificarle. Y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado
Calvario. Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene a que llevara su cruz.”

Te pedimos Virgen Santísima que nos ayudes a vivir a como Discípulos-Misioneros de
tu Hijo. Que podamos entender que Dios nos cuida, y que Él nos pide que cuidemos a
los otros, especialmente a los más necesitados. Danos un amor especial por los pobres y
los enfermos.

La crucifixión y muerte de Jesús (Lc 23, 33-34, 44-46; Jn 19,33-35)

“Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron. Jesús decía: Padre perdónales,
porque no saben lo que hacen. Era ya cerca de la hora sexta cuando al eclipsarse el
sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Jesús, dando un fuerte
grito, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu y, dicho esto, expiró. Como le
vieron muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el
costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.”

Te pedimos Virgen Santísima que por los sufrimientos de tu Hijo en la cruz, y la
fecundidad de su Corazón Traspasado, se renueve la Vida Consagrada, dando a muchos
jóvenes la gracia que ellos necesitan para que en sus vidas germine la semilla de su
vocación y por medio de su sí, sean ellos cooperadores de nuestra Iglesia.




                                  Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
Alguien te ama… ¿Sabes quien?


                                  Encuentro Vocacional
Tema:                                    LA VOCACIÓN

“Valora tu vida, aprende a amarla y a darla”

Objetivo: Valorar la vida reconociendo los dones que Dios nos ha dado, y sentirnos
llamado por Él a entregarla.

   Motivación:


        Lectura del cuento: “Cierta vez un ángel” (Carlos Joaquín Durán).

        Comentamos el cuento a partir de las preguntas del subsidio.



        Desarrollo:

   -    Lluvia de ideas acerca de la palabra Vocación. Diferenciamos vocación con
        profesiones o inclinaciones, capacidades para realizar una tarea específica.
   -    Dios hace un regalo a cada persona a través de la vocación. Que quiere decir
        llamado. Y espera una respuesta concreta de cada uno. En la Iglesia las
        vocaciones son tres: Sacerdocio, Vida Religiosa y Laicado.
   -    Hoy vamos a reflexionar juntos acerca de dos vocaciones (Domingo del Buen
        Pastor) que son de “Especial Consagración”: el Sacerdocio y la Vida Religiosa.




                                     * La Vocación es un llamado y siempre necesita una
                                   respuesta libre *Jesús llama a seguirlo más de cerca, es
                                      una vocación especial, un camino para ser santos.




  *Las personas consagradas son                                                  *Dejan todo por su amor y son felices
      de Dios, le pertenecen.                                                        viviendo lo que Dios les pide.




                             Los sacerdotes y los religiosos/as tienen que amar
                              mucho a Jesús y ayudar a sus hermanos “como
                                         pastores” a llegar a Dios.




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Alguien te ama… ¿Sabes quien?

          Actividad: Trabajan de a dos

                                1. ¿Cuál de los elementos que describen lo que es tener una vocación
                                   de especial consagración te pareció más importante? ¿Por qué?
                                2. Si tuvieras la oportunidad de preguntarle a algún sacerdote algo de su
                                   vocación, ¿Qué le preguntarías?
                                3. Y a un/a religioso/a de clausura, ¿Qué le preguntarías?
                                4. Y a una religiosa o un religioso, ¿Qué le preguntarías sobre su
                                   vocación?
                                5. En estos días la Iglesia nos pide que recemos por las vocaciones, ¿por
                                   qué crees que es importante que todos lo hagamos?



Cuento:

                               Cierta vez un ángel
Cierta vez un ángel, que esperaba sentado en el banco de suplentes, oyó la voz de Dios
que lo llamaba.
-Ildemar, ángel mío... ¿Me oís?
El ángel pegó un salto, se acomodó las alas, y se presentó ante el Padre del cielo.
Entonces Dios dijo:
-Vení acá, mi lindo. Te tengo preparada una misión.
-A mi juego me llamaste.
Dios explicó su plan:
-Resulta que allá abajo hay tres viejecitos que son amigos. Cada noche se reúnen en la
capilla del pueblo, y después de jugar a la escoba de quince rezan que es una delicia.
-¿Y qué querés que haga, mi señor? -preguntó el ángel Ildemar.
-Quiero que les lleves estas virtudes de regalo. A cada uno le darás las tres principales,
porque quiero saber qué harán con ellas. Para ello, harás como te voy a indicar: Bss...
bsss... bsss...
(Acá el Señor Dios secreteó el resto de su plan en la oreja de Ildemar porque, como
todos saben pero pocos recuerdan, los planes de Dios siempre son un misterio: parecen
una cosa y resultan otra).
Al final, Tata Dios bendijo a su mensajero, y de una palmada en las alas lo mando a la
Tierra. Ildemar cargó en su bolsa las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, y
vestido de croto bajó hasta el lugar donde los tres viejitos jugaban a la escoba y golpeó
a la puerta.




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Alguien te ama… ¿Sabes quien?

-Quién será a esta hora... -protestó uno de ellos- Justo ahora, que estaba por levantar
el siete de oros ¡Qué mala suerte! ¡Ya va...!
Y al abrir, encontró la cara sonriente de un linyera.
-Güenas y santas... -dijo el croto.
-Santas y güenas... -contestó el viejecito-. ¿Qué te trae por acá, a estas horas? Mirá
que ésta no es casa de ricos. Esta es la capilla del pueblo...
Como lo tenía previsto, Ildemar explicó que sólo pretendía pasar la noche bajo techo y,
de ser posible, con el estómago ocupado.
Enseguida los viejos encendieron un brasero, calentaron agua, ensillaron mate y
cortaron galleta, bondiola y queso de chacra.
Mientras Ildemar comía, los viejos empezaron a preguntar:
-Y si se puede saber, ¿de dónde venís?
-De donde el diablo perdió el poncho -contestó el peregrino-, sin faltar a la verdad.
-¿Y es lindo el pago de donde venís? -volvieron a preguntarle.
Ildemar contestó:
-Es... otro mundo... -con lo cual, tampoco faltó a la verdad.
Esa noche, el ángel y los viejecitos conversaron hasta que cantaron los gallos. Antes de
irse, Ildemar anunció:
-Bueno... todo está muy lindo, pero yo tengo que seguir...
-¿Y adónde vas ahora?
-Adonde Dios quiera... -dijo el ángel, sin mentir ni un chiquito. Y metió la mano en su
bolsa:
-Quiero dejarles algo de recuerdo por esta noche, como prenda de mi agradecimiento.
Entonces Ildemar dio a cada uno tres virtudes. Saludó y se fue.
Apenas se presentó en el cielo, Tata Dios lo mandó a llamar.
-Contame cómo te fue…
-El primero de los viejos recibió las virtudes, y al verlas consideró que eran monedas
de oro. Dijo: "Ya mismo las llevaré al banco para hacer un buen negocio...".
Entonces Dios dijo:
-Ese es un materialista, un hombre práctico.
-El segundo recibió las virtudes y, al verlas, consideró que eran palabras hermosas.
Dijo: "Con ellas voy a escribir hermosos discursos, libros y hasta sermones...".


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Entonces Dios dijo:
-Ese es un idealista... pura espuma, como el chajá... ¿y el tercero? Ese me pareció el
más loco de los tres. Apenas recibió las virtudes, consideró que eran granos de trigo.
Me dijo: "Esta mañana mismo los sembraré y esperaré hasta la cosecha...".
Entonces Dios consideró:
-Ese es el santo.
Carlos Durán, Ed. Didascalia
¿Cuál es el mensaje del cuento?

¿Los tres viejitos eran diferentes y recibieron el mismo regalo: la fe, la esperanza y la
caridad?

¿Cómo obró cada uno con su regalo?



                      Algunas ideas en torno a la Vocación:
Vocación viene del latín y significa llamado. Es concretamente el llamado que Dios
hace a cada uno de sus hijos para una misión concreta. La vocación implica una
elección de Dios desde siempre, un llamado que se hace concreto en un momento
determinado de nuestra historia, y para una misión al servicio de la Iglesia y de todos
los hombres. Elección-Llamado-Misión.

Por eso decimos que la vocación es un concepto religioso (aunque también sea
utilizado validamente en otros ámbitos de la vida) porque implica la relación con
Dios, la intimidad para conocer sus planes. Pues Dios al crearnos nos otorga dones y
nos piensa con una misión para que con esos dones podamos hacer crecer su Cuerpo
que es la Iglesia. Y esto es muy importante. Pues la vocación se descubre en la Iglesia.

Dios no nos llama para algo que tengo que vivir solo y sin relación con los demás. Al
contrario, nuestra historia esta inserta en la historia de la salvación del Pueblo de Dios.

Del lado de la persona, la vocación implica una íntima relación con Dios, una vida
animada por el Espíritu para poder escuchar el llamado de Dios. Como decimos,
implica una vida de fe. Así como también un gran amor a Jesús, a su Iglesia y un
fuerte deseo de que todos Pero también implica un pleno ejercicio de su libertad. La
vocación conlleva la respuesta de la persona a Dios que sale a su encuentro con
nuevos planes. Solo con una libertad que esté arraigada en el amor a Dios, el hombre
puede comprender y elegir el plan de Dios. Así como suplicar a Dios que le muestre
sus designios, pues sabe que lo que Dios quiere para él lo hará plenamente feliz y de la
mayor manera posible. La perfecta felicidad y santidad de un cristiano consiste en
llevar a cabo la voluntad de Dios, a imagen de Jesús que amó al Padre y cumplió su
voluntad.




                                   Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
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La vocación implica un compromiso grande pues existe para el servicio de los demás.
La vocación es una misión concreta y específica. Esta reclama ser vivida con
radicalidad, con santidad.

En realidad la vocación es una forma concreta de vivir el llamado común a la
santidad. Las vocaciones son muchas aunque la santidad es una. Existen en la Iglesia 3
grandes Estados de Vida y dentro de ellos muchas vocaciones:

- Vocación Laical, cuya misión fundamental es transformar el mundo según los
criterios del evangelio. Aquí se encuentran la gran parte del pueblo de Dios: los
bautizados que cumplen la triple misión de ser sacerdotes, profetas y reyes. Dentro de
ella está la vocación matrimonial, la vocación misionera, la vocación catequística, y
todas las realidades humanas que son experimentadas y vividas como una vocación
(docencia, trabajo político, etc), también aquí encontramos la vocación de laicos
consagrados, etc.

- Vida Consagrada, cuya misión fundamental es reflejar la condición futura de la
Iglesia a través de la consagración total a Dios y mediante los votos de pobreza,
castidad y obediencia manifestar la belleza de Cristo. Además viven al servicio del
Reino de Dios. Dentro de ella está la vocación a la vida religiosa, activa o
contemplativa, la vida monástica, las vírgenes consagradas, etc..

- Vida Ministerial, cuya misión es continuar la obra de salvación de Cristo a través de
la celebración de los sacramentos y el pastoreo del pueblo de Dios. Son los mediadores
de la nueva alianza. Vocación diaconal, sacerdotal y el episcopado.

- Una última idea en torno a la relación entre vocación y profesión. Muchos jóvenes
cristianos en la etapa en que finalizan la secundaria se planean por su lugar en el
mundo. O simplemente sobre que van a hacer en su vida. Por ello encaran la
búsqueda por el lado de la profesión. Desde la fe y la confianza en Dios decimos que el
primer paso a dar es ayudarles a que descubran frente a Dios quienes son para Él
(¿Quién soy yo para Ti Señor?), y quién es Dios para cada uno de ellos (¿Quién eres
Tú para mí Señor?); y busquen en Él el para qué de sus vidas. La vocación es una
realidad que impregna toda la vida. Que va dando forma a mis decisiones y mis
actitudes.

Que se vive en un proceso de crecimiento. Pensemos como la vocación bautismal-
cristiana va “impregnando” y determinando todas mis decisiones.

La profesión es una manera concreta de vivir nuestra vocación. Pensemos por ejemplo
en tantos laicos que viven con pasión la docencia. Trabajo necesario para el sustento
personal y familiar pero sobre todo lugar de entrega en el amor, lugar de
evangelización y de santificación personal. La profesión de una persona puede
cambiar o terminar con el paso del tiempo. Pero la vocación permanece como una
realidad que ha “formado” al hombre. También hay que decir que muchos cristianos
experimentan un llamado de Dios a servir en distintas profesiones y la viven como
una vocación, como una misión dada por Dios.




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Alguien te ama… ¿Sabes quien?

Adjuntamos el capítulo V de la constitución Lumen Gentium (Luz de los Pueblos), del
Concilio Vaticano II. Es el texto magisterial base para comprender el llamado común a
la santidad y como esta se da en distintos estados de vida, en distintas vocaciones.

CAPÍTULO V: UNIVERSAL VOCACIÓN A LA SANTIDAD EN LA IGLESIA

39. LLAMAMIENTO A LA SANTIDAD

La Iglesia, cuyo misterio expone este Sagrado Concilio, goza en la opinión de todos de
una indefectible santidad, ya que Cristo, el Hijo de Dios, a quien con el Padre y el
Espíritu llamamos "el sólo Santo", amó a la Iglesia como a su esposa, entregándose a Sí
mismo por ella para santificarla (cf. Ef., 5, 25-26), la unió a Sí como su propio cuerpo
y la enriqueció con el don del Espíritu Santo para gloria de Dios. Por eso todos en la
Iglesia, ya pertenezcan a la Jerarquía, ya sean dirigidos por ella, son llamados a la
santidad, según aquello del Apóstol: "Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra
santificación" (1 Tes., 4, 3; Ef., 1, 4). Esta santidad de la Iglesia se manifiesta
incesantemente y se debe manifestar en los frutos de gracia que el Espíritu Santo
produce en los fieles; se expresa de múltiples modos en todos aquellos que, con
edificación de los demás, tienden en su propio estado de vida a la perfección de la
caridad; pero aparece de modo particular en la práctica de los que comúnmente
llamamos consejos evangélicos. Esta práctica de los consejos, que por impulso del
Espíritu Santo muchos cristianos abrazan, tanto en forma privada como en una
condición o estado admitido por la Iglesia, da en el mundo, y conviene que lo dé, un
espléndido testimonio yejemplo de esa santidad.

40. EL DIVINO MAESTRO Y MODELO DE TODA PERFECCIÓN

El Señor Jesús, divino Maestro y Modelo de toda perfección, predicó la santidad de
vida, de la que El es autor y consumador, a todos y cada uno de sus discípulos, de
cualquier condición que fuesen: "Sed pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre
Celestial es perfecto" (Mt., 5, 48). Ha enviado a todos el Espíritu Santo, que los mueva
interiormente, para que amen a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda
la mente y con todas las fuerzas (cf. Mc., 12, 30) y para que se amen unos a otros
como Cristo nos amó (cf. Jn., 13, 34; 15,12). Los seguidores de Cristo, llamados y
justificados en Jesucristo, no por sus propios méritos, sino por designio y gracia de El,
por el bautismo de la fe han sido hechos hijos de Dios y partícipes de la divina
naturaleza, y, por lo mismo, santos; deben, por consiguiente, conservar y perfeccionar
en su vida, con la ayuda de Dios, esa santidad que recibieron. Les amonesta el Apóstol
a que vivan "como conviene a los santos" (Ef., 5, 3) y que "como elegidos de Dios,
santos y amados, se revistan de entrañas de misericordia, benignidad, humildad,
modestia, paciencia" (Col., 3, 12) y produzcan como fruto del Espíritu la santidad (cf.
Gál., 5, 22; Rom., 6, 22). Pero como todos tropezamos en muchas cosas (cf. Sant., 3,
2), tenemos continua necesidad de la gracia de Dios y hemos de orar todos los días:
"Perdónanos nuestras deudas" (Mt., 6, 12). Es evidente, por tanto, para todos, que
todos los fieles, de cualquier estado o grado, son llamados a la plenitud de la vida
cristiana y a la perfección de la caridad; con esta santidad se promueve, aun en la
sociedad terrena, un nivel de vida más humano. Para alcanzar esa perfección, los
fieles, según la diversa medida de los dones recibidos de Cristo, deberán esforzarse


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para que, siguiendo sus huellas y haciéndose conformes a su imagen, obedeciendo en
todo a la voluntad del Padre, se entreguen con toda generosidad a la gloria de Dios y al
servicio del prójimo. Así la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes,
como brillantemente lo demuestra en la historia de la Iglesia la vida de tantos Santos.

41. LA SANTIDAD EN LOS DIVERSOS ESTADOS

Una misma es la santidad que cultivan en cualquier clase de vida y de profesión los
que son guiados por el Espíritu de Dios y, obedeciendo a la voz del Padre, adorando a
Dios Padre en espíritu y verdad, siguen a Cristo pobre, humilde y cargado de la cruz,
para merecer la participación de su gloria. Cada uno según los propios dones y las
gracias recibidas, debe caminar sin vacilación por el camino de la fe viva, que excita
la esperanza y obra por la caridad.

Es menester, en primer lugar, que los Pastores del rebaño de Cristo cumplan con su
deber ministerial, santamente y con generosidad, con humildad y fortaleza, según la
imagen del Sumo y Eterno sacerdote, Pastor y Obispo de nuestras almas; cumplido así
su deber, será para ellos mismos un magnífico medio de santificación. Escogidos para
la plenitud del sacerdocio reciben la gracia sacramental, para que orando, ofreciendo
el Sacrificio y predicando, con todas las formas de solicitud y servicio episcopal,
ejerciten un perfecto oficio de caridad pastoral, no tengan miedo a dar su vida por sus
ovejas y haciéndose modelo del rebaño (Cfr. 1 Pe., 5, 3) inciten también con su
ejemplo a la Iglesia a una santidad cada día mayor.

Los Sacerdotes, a semejanza del orden de los Obispos, cuya corona espiritual forman,
participando de la gracia del oficio de éstos por Cristo, eterno y único Mediador,
crezcan en el amor de Dios y del prójimo por el ejercicio cotidiano de su deber,
conserven el vínculo de la comunión sacerdotal, abunden en toda clase de bienes
espirituales y den a todos un testimonio vivo de Dios, emulando a aquellos sacerdotes
que en el transcurso de los siglos nos dejaron muchas veces, con un servicio humilde y
escondido, preclaro ejemplo de santidad, y cuya alabanza se difunde por la Iglesia de
Dios. Ofrezcan, como es su deber, sus oraciones y sacrificios por su pueblo y por todo
el Pueblo de Dios, reconociendo lo que hacen e imitando lo que tratan. Así, en vez de
encontrar un obstáculo en sus preocupaciones apostólicas, peligros y aflicciones,
sírvanse más bien de todo ello para elevarse a más alta santidad, alimentando y
fomentando su actividad de la abundancia de la contemplación, para consuelo de toda
la Iglesia de Dios. Todos los sacerdotes, y en particular los que por el título peculiar de
su ordenación se llaman sacerdotes diocesanos, recuerden cuánto contribuirá a su
santificación la fiel unión y la generosa cooperación con su propio Obispo. Son
también participantes de la misión y de la gracia del Supremo Sacerdote, de una
manera particular los ministros de orden inferior, en primer lugar los Diáconos, los
cuales, al dedicarse a los misterios de Cristo y de la Iglesia, deben conservarse inmunes
de todo vicio y agradar a Dios y ser ejemplo de todo lo bueno ante los hombres (cf. 1
Tim., 3, 8-10; 12-13).

Los clérigos, que llamados por Dios y separados para tener parte con El, se preparan
para los deberes de los ministros bajo la vigilancia de los pastores, están obligados a ir
adaptando su manera de pensar y sentir a tan preclara elección, asiduos en la oración,


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fervorosos en la caridad, solícitos para todo lo que es verdadero, justo y de buen
nombre, realizando todo para gloria y honor de Dios. A los cuales todavía se añaden
aquellos seglares, escogidos por Dios, que, entregados totalmente a las tareas
apostólicas, son llamados por el Obispo y trabajan en el campo del Señor con mucho
fruto.

Conviene que los cónyuges y padres cristianos, siguiendo su propio camino, se ayuden
mutuamente con constante amor a mantenerse en la gracia durante toda la vida, y
eduquen en la doctrina cristiana y en las virtudes evangélicas a la prole recibida
amorosamente del Señor. De esta manera ofrecen al mundo el ejemplo de un
incansable y generoso amor, edifican la fraternidad de la caridad y se presentan como
testigos y cooperadores de la fecundidad de la Madre Iglesia, como símbolo y
participación de aquel amor con que Cristo amó a su Esposa y se entregó a sí mismo
por ella. Un ejemplo análogo lo dan de otro modo los que, en estado de viudez o de
celibato, pueden contribuir no poco a la santidad y actividad de la Iglesia. Y por su
lado, los que viven entregados a un trabajo con frecuencia duro, deben perfeccionarse
a sí mismos con las obras humanas, ayudar a sus conciudadanos y hacer progresar la
sociedad entera y la creación hacia un estado mejor, pero también con caridad
operante, gozosos por la esperanza y llevando los unos las cargas de los otros, imitar a
Cristo, cuyas manos se ejercitaron en el trabajo, y que continúa trabajando por la
salvación de todos en unión con el Padre, y con su mismo trabajo cotidiano subir a
una mayor santidad, incluso apostólica.

Sepan también que están unidos de una manera especial con Cristo en sus dolores por
la salvación del mundo todos los que se ven oprimidos por la pobreza, la debilidad, la
enfermedad y otros muchos sufrimientos, o padecen persecución por la justicia; el
Señor en su Evangelio los llamó bienaventurados, "El Señor... de toda gracia, que nos
llamó a su eterna gloria en Cristo Jesús, después de sufrir un poco, nos perfeccionará
El mismo, nos confirmará y nos consolidará" (1 Pe., 5, 10).

Por consiguiente, todos los fieles cristianos, en cualquier condición de vida, de oficio o
de circunstancias, y precisamente por medio de todas esas cosas se podrán santificar
más cada día, con tal de recibirlo todo con fe de la mano del Padre Celestial, y con tal
de cooperar con la voluntad divina, manifestando a todos, en el mismo servicio
temporal, la caridad con que Dios amó al mundo.




                                   Semana de Oración por las Vocaciones - 2013

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  • 1. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Córdoba, 4 de Abril de 2013 Querida Comunidad: Como Equipo de Pastoral Vocacional, queremos animar el trabajo y la oración por las vocaciones. Por 50º año consecutivo se llevará a cabo la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Benedicto XVI, bajo el lema: «Las vocaciones signo de la esperanza fundada sobre la fe», nos anima a reflexionar y orar sobre Este regalo. Por eso los invitamos a unirse como comunidad a una Semana de Oración por las Vocaciones, que comenzaremos el día 14 de Abril, previa a la Jornada de cierre del día 21 de Abril en el Colegio Taborín. Como otros años queremos acercarles este material que hemos preparado, donde encontrarán el Mensaje del Papa Benedicto XVI, una Oración por las vocaciones, para compartir todos los días en la entrada de los colegios, al iniciar una reunión o encuentro en la Parroquia, para rezar en familia etc. Luego, proponemos cinco encuentros en donde trabajamos el Mensaje de la Jornada de Oración por las Vocaciones, destacando los siguientes temas: a) La esperanza y la fidelidad de Dios, b) El amor de Dios, c) Mi encuentro con Jesús, d) El encuentro con los otros que caminan en la fe, y e) La oración hace crecer la fe de la comunidad cristiana; en cada uno encontrarán un fragmento del Mensaje de Benedicto XVI, una reflexión, una lectura bíblica, cantos, y un gesto o compromiso. Incluimos además, una Adoración Eucarística, un Rosario Vocacional y un encuentro con el tema: “La vocación”. Este subsidio está destinado a alentar la oración y reflexión por las vocaciones. Les pedimos que lo utilicen como referencia en sus actividades pastorales, recordando la insustituible dimensión vocacional de toda la pastoral de la Iglesia. Alentemos en nuestras comunidades parroquiales, religiosas, asociaciones, colegios, familias, en nuestros movimientos y diferentes grupos la oración por las vocaciones. Respondamos al mandato del Señor: «Rueguen por tanto al dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Mt 9, 38). Que este compromiso se extienda también a lo largo de todo el año. Recemos la oración por las vocaciones, promovamos y afiancemos las adoraciones al Santísimo, el rezo del Santo Rosario, utilicemos los diferentes materiales que contiene este subsidio. Quedamos a su disposición para cualquier duda y/o consulta, pueden escribir al siguiente email: hnaleop@yahoo.com.ar. Además, en el facebook Pastoral Vocacional Córdoba, estaremos subiendo más material, canciones, reflexiones, videos, etc. ¡Gracias por su generosa colaboración! Equipo de Pastoral Vocacional Córdoba. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 2. Alguien te ama… ¿Sabes quien? MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES 21 DE ABRIL DE 2013 – IV DOMINGO DE PASCUA “Las vocaciones signo de la esperanza fundada sobre la fe” Queridos hermanos y hermanas: Con motivo de la 50 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el 21 de abril de 2013, cuarto domingo de Pascua, quisiera invitaros a reflexionar sobre el tema: «Las vocaciones signo de la esperanza fundada sobre la fe», que se inscribe perfectamente en el contexto del Año de la Fe y en el 50 aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II. El siervo de Dios Pablo VI, durante la Asamblea conciliar, instituyó esta Jornada de invocación unánime a Dios Padre para que continúe enviando obreros a su Iglesia (cf. Mt 9,38). «El problema del número suficiente de sacerdotes – subrayó entonces el Pontífice– afecta de cerca a todos los fieles, no sólo porque de él depende el futuro religioso de la sociedad cristiana, sino también porque este problema es el índice justo e inexorable de la vitalidad de fe y amor de cada comunidad parroquial y diocesana, y testimonio de la salud moral de las familias cristianas. Donde son numerosas las vocaciones al estado eclesiástico y religioso, se vive generosamente de acuerdo con el Evangelio» (Pablo VI, Radiomensaje, 11 abril 1964). En estos decenios, las diversas comunidades eclesiales extendidas por todo el mundo se han encontrado espiritualmente unidas cada año, en el cuarto domingo de Pascua, para implorar a Dios el don de santas vocaciones y proponer a la reflexión común la urgencia de la respuesta a la llamada divina. Esta significativa cita anual ha favorecido, en efecto, un fuerte empeño por situar cada vez más en el centro de la espiritualidad, de la acción pastoral y de la oración de los fieles, la importancia de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. La esperanza es espera de algo positivo para el futuro, pero que, al mismo tiempo, sostiene nuestro presente, marcado frecuentemente por insatisfacciones y fracasos. ¿Dónde se funda nuestra esperanza? Contemplando la historia del pueblo de Israel narrada en el Antiguo Testamento, vemos cómo, también en los momentos de mayor dificultad como los del Exilio, aparece un elemento constante, subrayado particularmente por los profetas: la memoria de las promesas hechas por Dios a los Patriarcas; memoria que lleva a imitar la actitud ejemplar de Abrahán, el cual, recuerda el Apóstol Pablo, «apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho: Así será tu descendencia» (Rm 4,18). Una verdad consoladora e iluminante que sobresale a lo largo de toda la historia de la salvación es, por tanto, la fidelidad de Dios a la alianza, a la cual se ha comprometido y que ha renovado cada vez que el hombre la ha quebrantado con la infidelidad y con el pecado, desde el tiempo del diluvio (cf. Gn 8,21-22), al del éxodo y el camino por el desierto (cf. Dt 9,7); fidelidad de Dios que ha venido a sellar la nueva y eterna alianza con el hombre, mediante la sangre de su Hijo, muerto y resucitado para nuestra salvación. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 3. Alguien te ama… ¿Sabes quien? En todo momento, sobre todo en aquellos más difíciles, la fidelidad del Señor, auténtica fuerza motriz de la historia de la salvación, es la que siempre hace vibrar los corazones de los hombres y de las mujeres, confirmándolos en la esperanza de alcanzar un día la «Tierra prometida». Aquí está el fundamento seguro de toda esperanza: Dios no nos deja nunca solos y es fiel a la palabra dada. Por este motivo, en toda situación gozosa o desfavorable, podemos nutrir una sólida esperanza y rezar con el salmista: «Descansa sólo Dios, alma mía, porque él es mi esperanza» (Sal 62,6). Tener esperanza equivale, pues, a confiar en el Dios fiel, que mantiene las promesas de la alianza. Fe y esperanza están, por tanto, estrechamente unidas. De hecho, «“esperanza”, es una palabra central de la fe bíblica, hasta el punto de que en muchos pasajes las palabras “fe” y “esperanza” parecen intercambiables. Así, la Carta a los Hebreos une estrechamente la “plenitud de la fe” (10,22) con la “firme confesión de la esperanza” (10,23). También cuando la Primera Carta de Pedro exhorta a los cristianos a estar siempre prontos para dar una respuesta sobre el logos –el sentido y la razón– de su esperanza (cf. 3,15), “esperanza” equivale a “fe”» (Enc. Spe salvi, 2). Queridos hermanos y hermanas, ¿en qué consiste la fidelidad de Dios en la que se puede confiar con firme esperanza? En su amor. Él, que es Padre, vuelca en nuestro yo más profundo su amor, mediante el Espíritu Santo (cf. Rm 5,5). Y este amor, que se ha manifestado plenamente en Jesucristo, interpela a nuestra existencia, pide una respuesta sobre aquello que cada uno quiere hacer de su propia vida, sobre cuánto está dispuesto a empeñarse para realizarla plenamente. El amor de Dios sigue, en ocasiones, caminos impensables, pero alcanza siempre a aquellos que se dejan encontrar. La esperanza se alimenta, por tanto, de esta certeza: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16). Y este amor exigente, profundo, que va más allá de lo superficial, nos alienta, nos hace esperar en el camino de la vida y en el futuro, nos hace tener confianza en nosotros mismos, en la historia y en los demás. Quisiera dirigirme de modo particular a vosotros jóvenes y repetiros: «¿Qué sería vuestra vida sin este amor? Dios cuida del hombre desde la creación hasta el fin de los tiempos, cuando llevará a cabo su proyecto de salvación. ¡En el Señor resucitado tenemos la certeza de nuestra esperanza!» (Discurso a los jóvenes de la diócesis de San Marino-Montefeltro, 19 junio 2011). Como sucedió en el curso de su existencia terrena, también hoy Jesús, el Resucitado, pasa a través de los caminos de nuestra vida, y nos ve inmersos en nuestras actividades, con nuestros deseos y nuestras necesidades. Precisamente en el devenir cotidiano sigue dirigiéndonos su palabra; nos llama a realizar nuestra vida con él, el único capaz de apagar nuestra sed de esperanza. Él, que vive en la comunidad de discípulos que es la Iglesia, también hoy llama a seguirlo. Y esta llamada puede llegar en cualquier momento. También ahora Jesús repite: «Ven y sígueme» (Mc 10,21). Para responder a esta invitación es necesario dejar de elegir por sí mismo el propio camino. Seguirlo significa sumergir la propia voluntad en la voluntad de Jesús, darle verdaderamente la precedencia, ponerlo en primer lugar frente a todo lo que forma parte de nuestra vida: la familia, el trabajo, los intereses personales, nosotros mismos. Significa entregar la propia vida a él, vivir con él en profunda intimidad, entrar a través de él en comunión con el Padre y con el Espíritu Santo y, en consecuencia, con los hermanos y hermanas. Esta comunión de vida con Jesús es el «lugar» privilegiado donde se experimenta la esperanza y donde la vida será libre y plena. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 4. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Las vocaciones sacerdotales y religiosas nacen de la experiencia del encuentro personal con Cristo, del diálogo sincero y confiado con él, para entrar en su voluntad. Es necesario, pues, crecer en la experiencia de fe, entendida como relación profunda con Jesús, como escucha interior de su voz, que resuena dentro de nosotros. Este itinerario, que hace capaz de acoger la llamada de Dios, tiene lugar dentro de las comunidades cristianas que viven un intenso clima de fe, un generoso testimonio de adhesión al Evangelio, una pasión misionera que induce al don total de sí mismo por el Reino de Dios, alimentado por la participación en los sacramentos, en particular la Eucaristía, y por una fervorosa vida de oración. Esta última «debe ser, por una parte, muy personal, una confrontación de mi yo con Dios, con el Dios vivo. Pero, por otra, ha de estar guiada e iluminada una y otra vez por las grandes oraciones de la Iglesia y de los santos, por la oración litúrgica, en la cual el Señor nos enseña constantemente a rezar correctamente» (Enc. Spe salvi, 34). La oración constante y profunda hace crecer la fe de la comunidad cristiana, en la certeza siempre renovada de que Dios nunca abandona a su pueblo y lo sostiene suscitando vocaciones especiales, al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sean signos de esperanza para el mundo. En efecto, los presbíteros y los religiosos están llamados a darse de modo incondicional al Pueblo de Dios, en un servicio de amor al Evangelio y a la Iglesia, un servicio a aquella firme esperanza que sólo la apertura al horizonte de Dios puede dar. Por tanto, ellos, con el testimonio de su fe y con su fervor apostólico, pueden transmitir, en particular a las nuevas generaciones, el vivo deseo de responder generosamente y sin demora a Cristo que llama a seguirlo más de cerca. La respuesta a la llamada divina por parte de un discípulo de Jesús para dedicarse al ministerio sacerdotal o a la vida consagrada, se manifiesta como uno de los frutos más maduros de la comunidad cristiana, que ayuda a mirar con particular confianza y esperanza al futuro de la Iglesia y a su tarea de evangelización. Esta tarea necesita siempre de nuevos obreros para la predicación del Evangelio, para la celebración de la Eucaristía y para el sacramento de la reconciliación. Por eso, que no falten sacerdotes celosos, que sepan acompañar a los jóvenes como «compañeros de viaje» para ayudarles a reconocer, en el camino a veces tortuoso y oscuro de la vida, a Cristo, camino, verdad y vida (cf. Jn 14,6); para proponerles con valentía evangélica la belleza del servicio a Dios, a la comunidad cristiana y a los hermanos. Sacerdotes que muestren la fecundidad de una tarea entusiasmante, que confiere un sentido de plenitud a la propia existencia, por estar fundada sobre la fe en Aquel que nos ha amado en primer lugar (cf. 1Jn 4,19). Igualmente, deseo que los jóvenes, en medio de tantas propuestas superficiales y efímeras, sepan cultivar la atracción hacia los valores, las altas metas, las opciones radicales, para un servicio a los demás siguiendo las huellas de Jesús. Queridos jóvenes, no tengáis miedo de seguirlo y de recorrer con intrepidez los exigentes senderos de la caridad y del compromiso generoso. Así seréis felices de servir, seréis testigos de aquel gozo que el mundo no puede dar, seréis llamas vivas de un amor infinito y eterno, aprenderéis a «dar razón de vuestra esperanza» (1 P 3,15). Vaticano, 6 de octubre de 2012 BENEDICTO XVI Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 5. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Oración por las vocaciones Dios generoso, que nos has mostrado el sendero que lleva a la vida eterna, y por medio de nuestro bautismo, nos has llamado a proclamar la Buena Nueva. Bendice y fortalece a aquellos quienes han hecho un compromiso de servicio en la iglesia. Concédeles sabiduría y guía a aquellos que están discerniendo su vocación. Enriquece a tu iglesia con matrimonios y soleros dedicados; con diáconos, sacerdotes y con personas consagradas a la vida religiosa. Llenos de tu Espíritu Santo te pedimos esta bendición para que nosotros tu pueblo sigamos a Jesús nuestro Buen Pastor, ahora y siempre. Amén Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 6. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Primer día: “La esperanza y la fidelidad de Dios” Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones… “La esperanza es espera de algo positivo para el futuro, pero que, al mismo tiempo, sostiene nuestro presente, marcado frecuentemente por insatisfacciones y fracasos. ¿Dónde se funda nuestra esperanza? Contemplando la historia del pueblo de Israel narrada en el Antiguo Testamento, vemos cómo, también en los momentos de mayor dificultad como los del Exilio, aparece un elemento constante, subrayado particularmente por los profetas: la memoria de las promesas hechas por Dios a los Patriarcas; memoria que lleva a imitar la actitud ejemplar de Abrahán, el cual, recuerda el Apóstol Pablo, «apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho: Así será tu descendencia» (Rm 4,18). Una verdad consoladora e iluminante que sobresale a lo largo de toda la historia de la salvación es, por tanto, la fidelidad de Dios a la alianza, a la cual se ha comprometido y que ha renovado cada vez que el hombre la ha quebrantado con la infidelidad y con el pecado, desde el tiempo del diluvio (cf. Gn 8,21-22), al del éxodo y el camino por el desierto (cf. Dt 9,7); fidelidad de Dios que ha venido a sellar la nueva y eterna alianza con el hombre, mediante la sangre de su Hijo, muerto y resucitado para nuestra salvación. En todo momento, sobre todo en aquellos más difíciles, la fidelidad del Señor, auténtica fuerza motriz de la historia de la salvación, es la que siempre hace vibrar los corazones de los hombres y de las mujeres, confirmándolos en la esperanza de alcanzar un día la «Tierra prometida». Aquí está el fundamento seguro de toda esperanza: Dios no nos deja nunca solos y es fiel a la palabra dada. Por este motivo, en toda situación gozosa o desfavorable, podemos nutrir una sólida esperanza y rezar con el salmista: «Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza» (Sal 62,6). Tener esperanza equivale, pues, a confiar en el Dios fiel, que mantiene las promesas de la alianza. Fe y esperanza están, por tanto, estrechamente unidas. De hecho, «“esperanza”, es una palabra central de la fe bíblica, hasta el punto de que en muchos pasajes las palabras “fe” y “esperanza” parecen intercambiables. Así, la Carta a los Hebreos une estrechamente la “plenitud de la fe” (10,22) con la Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 7. Alguien te ama… ¿Sabes quien? “firme confesión de la esperanza” (10,23). También cuando la Primera Carta de Pedro exhorta a los cristianos a estar siempre prontos para dar una respuesta sobre el logos –el sentido y la razón– de su esperanza (cf. 3,15), “esperanza” equivale a “fe”» (Enc. Spe salvi, 2).” Lectura Bíblica: Romanos 4. 13-25 Pensemos en un momento de silencio: ¿Dónde se funda nuestra esperanza? ¿En qué situaciones de mi vida pude descubrir que Dios no me dejó solo y fue fiel a su alianza? Canto: Somos el pueblo de Dios. Oración: Oración para cambiar la vida (fragmento de Marcelo A. Murúa) Rezamos en silencio esta oración. Luego de meditarla unos minutos se invita a los participantes a rezar en voz alta la parte de la oración que más le llegó y le parece significativa para su vida. Enséñanos a orar, Señor, para encontrar tu rostro. Invítanos al silencio para escuchar tu voz. Aclara nuestra mirada, para descubrir tus signos. Danos valor y decisión para aceptar lo que debemos cambiar. Ayúdanos a discernir lo que realmente importa: seguir tus pasos. Enséñanos a comprometernos activos, dispuestos, alegres, en la construcción del Reino. Enséñanos a orar, Señor, nos hace falta. Queremos buscar tu rostro, encontrar tus huellas, reconocer tu paso. Necesitamos volver la mirada, descubrir tus ojos, llamarte "Padre", sentir tu aliento. Descansar en tu mirada, llenarnos de ella, palpar tu abrazo cercano, charlar contigo como niños sencillos, pocas palabras, bien abiertos los oídos, para aprender a cambiar. Invítanos al silencio, ayúdanos a callar. No estamos acostumbrados, nos gusta hablar mucho, para no escucharnos, ni escuchar tu voz que surge de adentro. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 8. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Vuélvete a nosotros, Padre bueno, llamamos por nuestro nombre. Insiste, porque somos duros, nos cuesta reconocer tu voz. Llama, Padre, interpela, sacude, levanta tu voz, a ver si te hacemos caso y nos decidimos a mirarnos en el espejo de tu Evangelio para aprender a cambiar. Danos tu Espíritu, para guiarnos, para revisar, desde El, nuestras convicciones, nuestros modelos, nuestros gestos y actitudes, nuestras metas y proyectos. Ayúdanos a discernir, a caminar según el Espíritu, para aprender a cambiar. Enséñanos a comprometernos, Señor, que nuestra vida cristiana sea levadura y fermento para un mundo que pide a gritos, la irrupción del Reino. Danos audacia a la hora de las decisiones, danos generosidad, a la hora de la entrega, danos constancia, a la hora del trabajo. Fortalece nuestra fe en camino, anima nuestra esperanza, activa nuestro amor en proyectos de vida. Ayúdanos a cambiar, Padre bueno, para que seamos testigos, mensajeros, y constructores de tu Evangelio. Amén Creer es ponerse delante de Dios en la actitud de Samuel: "Habla, que tu siervo escucha", o en la actitud de María: "Hágase en mí...!. La fe transforma la vida en un sí a Dios que no falla ni en los momentos difíciles o más grises de la vida. "Creer es comprometerse". La fe es el presupuesto necesario e imprescindible para descubrir toda vocación. Con la oración del Padre Nuestro pedimos a Dios que aumente nuestra fe y nos enseñe a servirle en lo concreto de cada día. Rezamos juntos el Padre Nuestro. Oración por las vocaciones. Canto a María Gesto: Realizar una cartelera con un mensaje de ESPERANZA, que surge ante distintas situaciones gozosas y desagradables, para compartir y difundir. Que represente una firme confesión de nuestra esperanza. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 9. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Segundo día: “El amor de Dios” Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones… “Queridos hermanos y hermanas, ¿en qué consiste la fidelidad de Dios en la que se puede confiar con firme esperanza? En su amor. Él, que es Padre, vuelca en nuestro yo más profundo su amor, mediante el Espíritu Santo (cf. Rm 5,5). Y este amor, que se ha manifestado plenamente en Jesucristo, interpela a nuestra existencia, pide una respuesta sobre aquello que cada uno quiere hacer de su propia vida, sobre cuánto está dispuesto a empeñarse para realizarla plenamente. El amor de Dios sigue, en ocasiones, caminos impensables, pero alcanza siempre a aquellos que se dejan encontrar. La esperanza se alimenta, por tanto, de esta certeza: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16). Y este amor exigente, profundo, que va más allá de lo superficial, nos alienta, nos hace esperar en el camino de la vida y en el futuro, nos hace tener confianza en nosotros mismos, en la historia y en los demás. Quisiera dirigirme de modo particular a vosotros jóvenes y repetiros: «¿Qué sería vuestra vida sin este amor? Dios cuida del hombre desde la creación hasta el fin de los tiempos, cuando llevará a cabo su proyecto de salvación. ¡En el Señor resucitado tenemos la certeza de nuestra esperanza!» (Discurso a los jóvenes de la diócesis de San Marino-Montefeltro, 19 junio 2011).” Lecturas Bíblicas: Gálatas 2, 20 – 1Juan 4, 12 Dios no se contenta con que nosotros aceptemos su amor gratuito. No se limita a amarnos, quiere atraernos hacia sí, transformarnos de un modo tan profundo que podamos decir con san Pablo: ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (cf. Ga 2,20). Cuando dejamos espacio al amor de Dios, nos hace semejantes a él, partícipes de su misma caridad. Abrirnos a su amor significa dejar que él viva en nosotros y nos lleve a amar con él, en él y como él; sólo entonces nuestra fe llega verdaderamente «a actuar por la caridad» (Ga 5,6) y él mora en nosotros (cf. 1 Jn 4,12). ¿Qué significa para vos el amor de Dios? Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 10. Alguien te ama… ¿Sabes quien? ¿Cómo fuiste creciendo en su amor? Canto: "Si conocieras como te amo" de la Hna Glenda Oración por las vocaciones. Canto a María Gesto: Crear un momento de silencio y reflexión para descubrir el Amor de Dios en la vida y dar gracias. Recorre en tu historia y recuerda qué personas te han mostrado el amor de Dios. ¿Quién te ha perdonado en tu vida? ¿Cómo responderías a ese Amor? Tercer día: “Mi encuentro con Jesús” Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones… “Como sucedió en el curso de su existencia terrena, también hoy Jesús, el Resucitado, pasa a través de los caminos de nuestra vida, y nos ve inmersos en nuestras actividades, con nuestros deseos y nuestras necesidades. Precisamente en el devenir cotidiano sigue dirigiéndonos su palabra; nos llama a realizar nuestra vida con él, el único capaz de apagar nuestra sed de esperanza. Él, que vive en la comunidad de discípulos que es la Iglesia, también hoy llama a seguirlo. Y esta llamada puede llegar en cualquier momento. También ahora Jesús repite: «Ven y sígueme» (Mc 10,21). Para responder a esta invitación es necesario dejar de elegir por sí mismo el propio camino. Seguirlo significa sumergir la propia voluntad en la voluntad de Jesús, darle verdaderamente la precedencia, ponerlo en primer lugar frente a todo lo que forma parte de nuestra vida: la familia, el trabajo, los intereses personales, nosotros mismos. Significa entregar la propia vida a él, vivir con él en profunda intimidad, entrar a través de él en comunión con el Padre y con el Espíritu Santo y, en consecuencia, con los hermanos y hermanas. Esta comunión de vida con Jesús es el «lugar» privilegiado donde se experimenta la esperanza y donde la vida será libre y plena.” Lectura Bíblica: Mateo 4, 17-25 ¿Qué dice y hace Jesús cuando llama a sus discípulos? ¿Qué hacen ellos ante la llamada de Jesús? ¿Qué nos dice la Palabra de Dios en mí/nuestra situación concreta (en mi vida)? ¿Qué le digo yo al Señor? Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 11. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Canto: Pedro y la red ¿Cuándo y cómo sentiste la invitación de Jesús "Ven y sígueme"? Oración: Señor Jesús te doy gracias porque me llamas a conocerte, a seguirte y a amarte, porque me envías a colaborar en la construcción de un mundo nuevo, anunciando tu Evangelio. Como respuesta a tu invitación yo me comprometo a anunciar tu amor, en este grupo, en mi casa, en nuestra comunidad y donde me encuentre. Envía sobre mí, Señor, tu Espíritu. Que sepa escuchar tu Palabra, que mi corazón medite en ella todos los días y que mi boca la anuncie como testimonio de tu presencia. Quiero responder a tu llamada. Amén Oración por las vocaciones. Canto a María Gesto: A partir del fragmento del Documento de Aparecida n° 164 - 180 : “Lugares eclesiales para la comunión”: Compartir en comunidad cómo fue tu encuentro con Jesús. Elegir un lugar de los que nombra el Documento de Aparecida y proponer un encuentro con Jesús. Cuarto día: “Me encuentro con los otros que caminan en la fe” Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones… “Las vocaciones sacerdotales y religiosas nacen de la experiencia del encuentro personal con Cristo, del diálogo sincero y confiado con él, para entrar en su voluntad. Es necesario, pues, crecer en la experiencia de fe, entendida como relación profunda con Jesús, como escucha interior de su voz, que resuena dentro de nosotros. Este itinerario, que hace capaz de acoger la llamada de Dios, tiene Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 12. Alguien te ama… ¿Sabes quien? lugar dentro de las comunidades cristianas que viven un intenso clima de fe, un generoso testimonio de adhesión al Evangelio, una pasión misionera que induce al don total de sí mismo por el Reino de Dios, alimentado por la participación en los sacramentos, en particular la Eucaristía, y por una fervorosa vida de oración. Esta última «debe ser, por una parte, muy personal, una confrontación de mi yo con Dios, con el Dios vivo. Pero, por otra, ha de estar guiada e iluminada una y otra vez por las grandes oraciones de la Iglesia y de los santos, por la oración litúrgica, en la cual el Señor nos enseña constantemente a rezar correctamente» (Enc. Spe salvi, 34).” Lectura Bíblica: 1Corintios 16, 1-24 En las recomendaciones que da Pablo, podemos ver cómo va mencionando a algunos integrantes de su comunidad destacando ciertos detalles, que hablan de conocimiento, de sensibilidad, de amor hacia sus hermanos. Intentemos reflexionar sobre cada uno de los integrantes de mi grupo o comunidad, ¿los conozco? ¿Llevo a la oración a aquellos que se que están pasando momentos difíciles o también, de mucho gozo y alegría? ¿Nos reunimos como comunidad a rezar por alguna intención particular?, recordando que donde dos o más estén reunidos en el nombre de Jesús, él está allí en medio nuestro. Canto: Llamas y me ofreces con amor Esto que soy, esto te doy. Toda vocación nace, se alimenta y se desarrolla en la Iglesia y a ella está vinculada por origen, desarrollo, destino y misión. Por esta razón las comunidades diocesanas y parroquiales están llamadas a reforzar el compromiso en favor de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Gesto: Armamos un cartel con los nombres de los diferentes grupos que hay en la comunidad. Presentamos el cartel y pedimos a Dios que desde los integrantes de los grupos que conforman nuestra comunidad surjan vocaciones sacerdotales, religiosas y de laicos comprometidos. Oración por las vocaciones. Canto a María Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 13. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Quinto día: “La oración hace crecer la fe de la comunidad cristiana” Del Mensaje para Jornada Mundial de Oración por las vocaciones… “La oración constante y profunda hace crecer la fe de la comunidad cristiana, en la certeza siempre renovada de que Dios nunca abandona a su pueblo y lo sostiene suscitando vocaciones especiales, al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sean signos de esperanza para el mundo. En efecto, los presbíteros y los religiosos están llamados a darse de modo incondicional al Pueblo de Dios, en un servicio de amor al Evangelio y a la Iglesia, un servicio a aquella firme esperanza que sólo la apertura al horizonte de Dios puede dar. Por tanto, ellos, con el testimonio de su fe y con su fervor apostólico, pueden transmitir, en particular a las nuevas generaciones, el vivo deseo de responder generosamente y sin demora a Cristo que llama a seguirlo más de cerca. La respuesta a la llamada divina por parte de un discípulo de Jesús para dedicarse al ministerio sacerdotal o a la vida consagrada, se manifiesta como uno de los frutos más maduros de la comunidad cristiana, que ayuda a mirar con particular confianza y esperanza al futuro de la Iglesia y a su tarea de evangelización. Esta tarea necesita siempre de nuevos obreros para la predicación del Evangelio, para la celebración de la Eucaristía y para el sacramento de la reconciliación. Por eso, que no falten sacerdotes celosos, que sepan acompañar a los jóvenes como «compañeros de viaje» para ayudarles a reconocer, en el camino a veces tortuoso y oscuro de la vida, a Cristo, camino, verdad y vida (cf. Jn 14,6); para proponerles con valentía evangélica la belleza del servicio a Dios, a la comunidad cristiana y a los hermanos. Sacerdotes que muestren la fecundidad de una tarea entusiasmante, que confiere un sentido de plenitud a la propia existencia, por estar fundada sobre la fe en Aquel que nos ha amado en primer lugar (cf. 1Jn 4,19). Igualmente, deseo que los jóvenes, en medio de tantas propuestas superficiales y efímeras, sepan cultivar la atracción hacia los valores, las altas metas, las opciones radicales, para un servicio a los demás siguiendo las huellas de Jesús. Queridos jóvenes, no tengáis miedo de seguirlo y de recorrer con intrepidez los exigentes senderos de la caridad y del compromiso generoso. Así seréis felices de servir, seréis testigos de aquel gozo que el mundo no puede dar, seréis llamas vivas de un amor infinito y eterno, aprenderéis a «dar razón de vuestra esperanza» (1 P 3,15).” Lectura Bíblica: Tesalonicenses 5.17-24 ¿Qué es lo que te resonó de la cita? ¿A qué nos invita Dios en esta cita? En forma de oración podemos expresar nuestra reflexión. Oración: Decir comunidad Decir comunidad es decir camino compartido, multitud de manos que se unen para, entre todos, hacer la marcha más liviana abrazo de miradas que se buscan para buscar, unidas, la mirada de Aquel que por nosotros dio la vida. Es compartir, la vida entrelazada, es reunir bajo las mismas esperanzas las diferencias, que así, no nos separan. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 14. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Decir comunidad es hablar de proyecto común, sueños compartidos, camino acompañado. Es pensar en el otro y en lo mejor para el otro y pensar, juntos, en lo mejor de nosotros para todos los otros. Decir comunidad es darse fuerzas entre todos. Es alentarse con la palmada al hombro, es corregirse sin miedo a los enojos. Es animarse a crecer juntos poco a poco. Decir comunidad es hablar de apertura y entrega servicio a los demás, aprender a brindarse, generosos. Es compartir la vida de Dios fuente de vida, de esperanza y amor. Decir comunidad es común-unidad de criterios verdaderos (los del Evangelio) de opciones valientes (las de Jesús) de desafíos audaces (los del Reino en marcha) Decir comunidad es el encuentro de muchos que animados y alentados por el Espíritu, buscan clamar a Dios,¡ Abba ! Aquí estamos Señor unidos y en camino para hacer crecer tu Reino donde pidas. Marcelo A. Murúa La vida de cada hombre es un viaje interior de fe y amor para encontrar a Dios y descubrir el rostro del hermano, para amar. En este día queremos agradecer a Dios por el llamado particular al sacerdocio y a la vida consagrada. Vocación que se gesta desde la experiencia vivida en comunidad. Agradecemos por la respuesta fiel de tantos sacerdotes, consagrados y consagradas que con su testimonio viven comprometidos con la calidad de vida del pueblo al que fueron enviados. Cada uno de nosotros estamos llamados a descubrir la manera con la cual Dios quiere que entreguemos nuestra vida. Descubrir esto, significa descubrir nuestra felicidad y la de nuestros hermanos. Dar la vida como Cristo la dio por nosotros. Canto: Mano abierta y tendida Oración por las vocaciones. Canto a María Gesto: - Asumir un compromiso de invitar a la Jornada de Oración por las Vocaciones, a realizarse el 21 de Abril, con carteles, panfletos, etc. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 15. Alguien te ama… ¿Sabes quien? - Compartir en la comunidad Parroquial o Colegios, testimonios de grupos que trabajan en ella, de matrimonios, de religiosos/as, de sacerdotes, seminaristas, etc. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 16. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Adoración Vocacional Introducción: Guía: Jesucristo, estamos aquí, frente a tu presencia, para cumplir un mandato tuyo. Recemos, en especial este tiempo de preparación para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Señor, enséñanos a orar, y manda tu Espíritu Santo para que Él nos dé su Luz y purifique nuestra oración, haciéndola humilde, sencilla, perseverante, llena de fe, de confianza y de amor. Escuchamos con un corazón dispuesto y atento la Palabra de Dios. Lectura Bíblica: Luego de un breve silencio, el guía o un lector lee de un modo sereno la Palabra de Dios: 1 Samuel 3, 1-18 Silencio por unos minutos... Reflexión Guía: ¿Quién es Samuel? Es significativa su experiencia vocacional. Era un buen muchacho que fue llevado al templo para servir de acólito; y lo hacía con diligencia, pero sin tener experiencia de Dios. Para él era válida también la afirmación de que “en aquel tiempo era rara la palabra de Dios”. Samuel, que respetaba reverentemente a Elí, estuvo dispuesto a levantarse hasta tres veces de noche para atenderle, al escuchar aquellas misteriosas llamadas. Tenía un fondo de prontitud, de disponibilidad. Tal vez, no rezaba mucho, pero a través de las mediaciones religiosas de su familia conservaba un gran sentido de Dios y de la autoridad. Por eso estuvo dispuesto a repetir una frase, que Elí le sugirió: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. (Breve silencio) Guía: ¿Cuándo tiene lugar su vocación? La vocación de Samuel sucede en tiempos en que “era rara la Palabra de Dios y no eran corrientes las visiones” (1 Sam 3,1). Hay, en efecto, tiempos de poca familiaridad con la Palabra de Dios. Esa falta de profecía crea una situación dolorosa, que nosotros también podemos constatar en nuestro tiempo y lamentablemente sabemos de sus consecuencias. A Samuel le llegó la llamada desde su familia, por la oración de su madre (Cf. 1 Sam 1,11). Para algunas vocaciones es decisivo un ambiente familiar de oración y entrega al Señor. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 17. Alguien te ama… ¿Sabes quien? En el episodio nocturno, Samuel recibió la llamada no cuando estaba rezando, sino cuando estaba durmiendo. Antes no había mostrado ni deseo ni especial interés por buscar a Dios. Pero Él se le adelanta e insiste en llamarle. Sólo a la tercera vez, Samuel se dará cuenta de que se trata de una palabra de Dios. Quien llama es Dios mismo con su Palabra misteriosa y repetida. En la historia de Samuel, la iniciativa de Dios ocupa siempre el primer plano. Dios puede y quiere manifestarse inmediatamente al hombre. • Dios quiere acercarse al hombre y entrar en diálogo con él. • El hombre es el que está llamado a hacerse disponible al diálogo. Todos recibimos una vocación, todos somos llamados a ser hermanos, a estar unidos, a ser hijos de Dios. Pero el Señor se sirve de algunos hombres para que tengan una conciencia más viva y la transmitan a los demás. Naturalmente se necesita una particular gracia de Dios y esta es la gracia con la que comienza la misión profética de Samuel. (Breve silencio) Intenciones Guía: En este tiempo especial, mes de las vocaciones, recurrimos a Ti y esperamos que atiendas las necesidades de nuestra Iglesia. A cada intención respondemos. ”Habla, Señor, que tu siervo escucha” Señor, protege a tu Iglesia, para que se mantenga permanentemente abierta a la escucha de la Palabra de vida, la acoja en su seno, se nutra de ella, se renueve en virtud de su fuerza y llegue a ser a su vez mediación de tu llamada para muchos. Oremos… Señor, míranos a todos nosotros. Haz que nos sintamos movidos al testimonio personal, que nos atrevamos también a proponer a los jóvenes con valentía y credibilidad el seguimiento de Jesús. Oremos… Señor, ilumina a los que gobiernan la tierra para que, obedeciendo tu Palabra, pongan más empeño en conseguir la plena justicia, la igualdad, la paz y la prosperidad de todos los pueblos. Oremos… Señor, ayúdanos a perseverar en la oración, para que oremos de tal manera al Dueño de la mies, que podamos contar cuanto antes con nuevas vocaciones. Oremos… Cuida, Señor, de aquellos que se han sentido llamados al seguimiento una vocación de especial consagración para que no desfallezcan. Fortalece también a sus educadores y formadores. Que juntos colaboren en la tarea de responder cubrir las necesidades evangelizadoras de los lugares más necesitados. Oremos… Nos ponemos en manos de nuestra madre, la Virgen María, que con su humildad, fidelidad y obediencia; ayude a escuchar y a guardar la Palabra de Dios, como hizo ella en su corazón. Oremos… Por las familias cristianas, para que sean tierra fértil donde cultivar la fe y la vocación de servicio y santidad que nuestro mundo necesita. Oremos… Por los jóvenes, para que escuchando el llamado de Jesús sean generosos en la entrega de su vida al evangelio y la iglesia. Oremos… (Momento de silencio) Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 18. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Guía: Por Jesús somos hermanos e hijos de un mismo Padre. A Él elevamos nuestra oración: Padre Nuestro… Ave María y Gloria Recemos juntos la oración por las vocaciones… Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 19. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Rosario Vocacional OBJETIVO: Fomentar a través de la oración comunitaria del Santo Rosario, la intención de rezar por las vocaciones en las familias, colegios, parroquias, conventos, seminario, casas de formación, comunidades religiosas, hospitales, hogares, etc MISTERIOS GOZOSOS (Lunes y sábado) La Anunciación (Lc. 1, 30-32,38) “El ángel le dijo: No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios, vas a concebir en el seno y vas a dar a luz a un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo. Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra.” Te pedimos Virgen Santísima que muchos corazones respondan con amor y generosidad a la llamada del Señor a dejarlo todo y seguir sus pasos dondequiera que vaya. Especialmente pedimos por un aumento de vocaciones al sacerdocio para nuestra Iglesia de Córdoba. La visitación de la Santísima Virgen a su prima Santa Isabel (Lc 1,39-43) “Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme?” Te pedimos Virgen Santísima visites los corazones de muchos jóvenes para que con su entrega generosa sepan descubrir que servir es crear una sociedad nueva de hermanos para construir el reino de Dios. El nacimiento del niño Jesús en Belén (Lc. 2, 6-10) “Y sucedió que, mientras ellos estaban allí se cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.” Te pedimos Virgen Santísima por el nacimiento de tu Hijo Jesús, se encienda la chispa del amor fiel y duradero en los jóvenes llamados a vivir la vocacional matrimonial, para que sean generadores de vida nueva en la sociedad y la Iglesia. La presentación del niño Jesús en el templo (Lc 2, 34-35) Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 20. Alguien te ama… ¿Sabes quien? “Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - y a ti misma una espada te traspasará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.” Te pedimos Virgen Santísima concedas paz y serenidad a todos los jóvenes que experimentan en sus corazones la llamada a la Vida Religiosa para que puedan responder a la voluntad del Padre. El niño Jesús perdido y hallado en el templo (Lc 2, 41-47) “Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Se volvieron a Jerusalén en su busca.. Al cabo de tres días, le encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.” Te pedimos Virgen Santísima por todos aquellos que en la búsqueda por darle una respuesta a la voluntad de Dios se han alejado de ella, por temor y debilidad. Te pedimos les des la gracia de la fortaleza para ser fiel al querer de Dios. MISTERIOS GLORIOSOS (Domingos y miércoles) La resurrección del Señor (Mt 28, 5-6) “El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: Ustedes no teman, pues sé que buscan a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Vengan, vean el lugar donde estaba. Y ahora vayan enseguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos.” Te pedimos Virgen Santísima que por los méritos de la resurrección de tu Hijo, levantes a muchos jóvenes a vivir el llamado de la Vocación Religiosa. Para que llenen con su vigor juvenil a toda la Iglesia. Haz que sean muchos los que respondan al Señor sin límite ni condición, dando el todo por el todo. La Ascensión del Señor (Lc 24, 50-51; Mc 16,20) “Jesús los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos los bendijo. Y sucedió que mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo. Después salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que le acompañaban.” Te pedimos Virgen Santísima que al igual que los primeros apóstoles, los jóvenes descubran que la Misión "Ad Gentes" es una manera de vivir todas las vocaciones específicas, respondiendo al envío de Jesús a sus discípulos antes de subir a los cielos; Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 21. Alguien te ama… ¿Sabes quien? de esta manera, todo cristiano, donde quiera que se encuentre, ha de buscar ante todo promover la evangelización. La venida del Espíritu Santo (Hch 1, 14; 2, 1-4) “Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.” Te pedimos Virgen Santísima que la fuerza del Espíritu Santo invada el corazón de los jóvenes para que descubran que la misión de la Iglesia es revelar a Jesucristo y su Evangelio a los que no los conocen, como programa fundamental de la Iglesia que desde la mañana de Pentecostés, ha recibido de Jesús. Anunciar a toda humanidad que necesita del Evangelio. Dios "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad". La Asunción de Nuestra Señora a los cielos (Ct 2, 10-11, 14) “Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han cesado las lluvias y se han ido. Muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce y bello tu semblante.” Te pedimos Virgen Santísima por los jóvenes para que descubran que “Ser discípulos y misioneros de Jesucristo es estar al servicio de nuestros pueblos, y así en Cristo tengan vida, y asumiendo evangélicamente las tareas que contribuyan a la dignidad de todo ser humano. Guía sus pasos para seguir y amar a Jesús en la comunión de tu Iglesia, celebrando y viviendo el don de la Eucaristía. La Coronación de Nuestra Señora (Sal 45, 14-15; Ap 11, 19; 12,1) “Toda espléndida, la hija del rey, va adentro, con vestidos en oro recamados; con sus brocados es llevada ante el rey. Y una gran señal apareció en el cielo; una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” Te pedimos María Madre nuestra, que como madre, nos ayudes a vivir nuestra vocación de Discípulos-Misioneros, fortalece los vínculos fraternos entre todos, alienta a la reconciliación y el perdón, y ayuda a que los discípulos de Jesucristo se experimenten una familia, la familia de Dios. Danos siempre el fuego del Santo Espíritu, que ilumine nuestras mentes y despierte entre nosotros el deseo de contemplar a Jesús, el amor a los hermanos, sobre todo a los afligidos, y el ardor por anunciar a tu Hijo Jesús. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 22. Alguien te ama… ¿Sabes quien? MISTERIOS LUMINOSOS (Jueves) El Bautismo del Señor (Mt 3, 13, 16-17) “Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él. Salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: Este es mi Hijo amado, en quien yo me complazco.” Te pedimos Virgen Santísima, nos ayudes a descubrir y vivir la vida del Discípulo- Misionero ya que tu Hijo nos hace partícipe de su misión, ayúdanos cumplir éste encargo como parte esencial de nuestra identidad de cristianos bautizados. Su auto-revelación en las bodas de Caná (Jn. 2, 1-5) “Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: No tienen vino. Jesús les responde: ¿Qué tengo Yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. Dice su madre a los sirvientes: Haced lo que él os diga.” Te pedimos Virgen Santísima por las familias, fundadas en el sacramento del matrimonio entre un varón y una mujer, para que se descubran signo del amor de Dios y desde esta experiencia vivan la paternidad y maternidad por una sociedad mejor. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión (Mc 1, 15,21; 2,3-11) “Marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva. Llegan a Cafarnaún y le vienen a traer a un paralítico al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo y a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados, a ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.” Te pedimos Virgen Santísima que mantengas fieles a tus sacerdotes mediadores del perdón, concédeles la gracia de un celo ardiente por la predicación del Evangelio y por la salvación de las almas. La Transfiguración (Mt 17, 1-3,5) “Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y a su hermano Juan, y los lleva a parte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. Una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía un voz que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.” Te pedimos Virgen Santísima que reafirmes en todos aquellos jóvenes que son llamados a una vocación de especial consagración, la certeza de la elección de Dios que los llama Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 23. Alguien te ama… ¿Sabes quien? y se les revela a todos. Que sepan escuchar esta llamada del Señor que los invita diciéndoles: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco, escúchenlo" La institución de la Eucaristía (Jn 13,1; Mt 26, 26-29) “Sabiendo Jesús, que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Y mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: Tomen, coman, éste en mi cuerpo. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: Beban de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por todos para perdón de los pecados.” Te pedimos Virgen Santísima que derrames en muchos corazones la gracia de la entrega generosa, entrega que va más allá, que se da hasta el extremo. Te pedimos que despiertes en todos los bautizados llamados a asimilar los sentimientos de tu Hijo, un fervor y amor por la adoración Eucarística. MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y viernes) La oración de Jesús en el Huerto (Mt 26, 36-37; Lc 22, 41-44) “Va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: Sentaos aquí, mientras voy allá a orar. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y dijo: Padre si quieres aparta de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad sino la tuya. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.” Te pedimos Virgen Santísima por todos aquellos jóvenes que sienten duda de la elección e invitación del Señor a la Vida Consagrada. Te pedimos que al igual que Jesús sepan responder: "Padre si quieres aparta de mi esta copa, pero no se haga mi voluntad sino la tuya". Que aún a cuesta de lo que sea sepan responder al Señor. La flagelación de Jesús (Jn 18, 38-40; 19,1) “Pilato volvió a salir donde los judíos y les dijo: Yo no encuentro ningún delito en él ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos? Ellos volvieron a gritar diciendo: ¡A ése no; a Barrabás! Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle.” Te pedimos Virgen Santísima que los jóvenes tengan el coraje de Cristo, ser fiel a la verdad de Dios. Ayúdalos a ser sinceros con Él, en todas las cosas, para que su voluntad pueda realizarse en y durante todas sus vidas. Muéstrales como perseverar en la lucha por conseguir las cosas santas. La coronación de espinas (Mt 27, 29-30) “Los soldados trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 24. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Salve, Rey de los judíos!; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.” Te pedimos Virgen Santísima que fortalezcas a los jóvenes para que vivan su vocación y den a nuestra patria, días más felices y una sociedad moralmente más sana. Muéstrales cómo soportar la maldad pacientemente, ayúdalos a aceptar los sufrimientos que otros trasgredan a causa de ser fiel a Jesús. Jesús carga con la cruz (Jn 19, 17;Mc 15, 21) “Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle. Y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario. Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene a que llevara su cruz.” Te pedimos Virgen Santísima que nos ayudes a vivir a como Discípulos-Misioneros de tu Hijo. Que podamos entender que Dios nos cuida, y que Él nos pide que cuidemos a los otros, especialmente a los más necesitados. Danos un amor especial por los pobres y los enfermos. La crucifixión y muerte de Jesús (Lc 23, 33-34, 44-46; Jn 19,33-35) “Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron. Jesús decía: Padre perdónales, porque no saben lo que hacen. Era ya cerca de la hora sexta cuando al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Jesús, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu y, dicho esto, expiró. Como le vieron muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.” Te pedimos Virgen Santísima que por los sufrimientos de tu Hijo en la cruz, y la fecundidad de su Corazón Traspasado, se renueve la Vida Consagrada, dando a muchos jóvenes la gracia que ellos necesitan para que en sus vidas germine la semilla de su vocación y por medio de su sí, sean ellos cooperadores de nuestra Iglesia. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 25. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Encuentro Vocacional Tema: LA VOCACIÓN “Valora tu vida, aprende a amarla y a darla” Objetivo: Valorar la vida reconociendo los dones que Dios nos ha dado, y sentirnos llamado por Él a entregarla. Motivación: Lectura del cuento: “Cierta vez un ángel” (Carlos Joaquín Durán). Comentamos el cuento a partir de las preguntas del subsidio. Desarrollo: - Lluvia de ideas acerca de la palabra Vocación. Diferenciamos vocación con profesiones o inclinaciones, capacidades para realizar una tarea específica. - Dios hace un regalo a cada persona a través de la vocación. Que quiere decir llamado. Y espera una respuesta concreta de cada uno. En la Iglesia las vocaciones son tres: Sacerdocio, Vida Religiosa y Laicado. - Hoy vamos a reflexionar juntos acerca de dos vocaciones (Domingo del Buen Pastor) que son de “Especial Consagración”: el Sacerdocio y la Vida Religiosa. * La Vocación es un llamado y siempre necesita una respuesta libre *Jesús llama a seguirlo más de cerca, es una vocación especial, un camino para ser santos. *Las personas consagradas son *Dejan todo por su amor y son felices de Dios, le pertenecen. viviendo lo que Dios les pide. Los sacerdotes y los religiosos/as tienen que amar mucho a Jesús y ayudar a sus hermanos “como pastores” a llegar a Dios. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 26. Alguien te ama… ¿Sabes quien?  Actividad: Trabajan de a dos 1. ¿Cuál de los elementos que describen lo que es tener una vocación de especial consagración te pareció más importante? ¿Por qué? 2. Si tuvieras la oportunidad de preguntarle a algún sacerdote algo de su vocación, ¿Qué le preguntarías? 3. Y a un/a religioso/a de clausura, ¿Qué le preguntarías? 4. Y a una religiosa o un religioso, ¿Qué le preguntarías sobre su vocación? 5. En estos días la Iglesia nos pide que recemos por las vocaciones, ¿por qué crees que es importante que todos lo hagamos? Cuento: Cierta vez un ángel Cierta vez un ángel, que esperaba sentado en el banco de suplentes, oyó la voz de Dios que lo llamaba. -Ildemar, ángel mío... ¿Me oís? El ángel pegó un salto, se acomodó las alas, y se presentó ante el Padre del cielo. Entonces Dios dijo: -Vení acá, mi lindo. Te tengo preparada una misión. -A mi juego me llamaste. Dios explicó su plan: -Resulta que allá abajo hay tres viejecitos que son amigos. Cada noche se reúnen en la capilla del pueblo, y después de jugar a la escoba de quince rezan que es una delicia. -¿Y qué querés que haga, mi señor? -preguntó el ángel Ildemar. -Quiero que les lleves estas virtudes de regalo. A cada uno le darás las tres principales, porque quiero saber qué harán con ellas. Para ello, harás como te voy a indicar: Bss... bsss... bsss... (Acá el Señor Dios secreteó el resto de su plan en la oreja de Ildemar porque, como todos saben pero pocos recuerdan, los planes de Dios siempre son un misterio: parecen una cosa y resultan otra). Al final, Tata Dios bendijo a su mensajero, y de una palmada en las alas lo mando a la Tierra. Ildemar cargó en su bolsa las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, y vestido de croto bajó hasta el lugar donde los tres viejitos jugaban a la escoba y golpeó a la puerta. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 27. Alguien te ama… ¿Sabes quien? -Quién será a esta hora... -protestó uno de ellos- Justo ahora, que estaba por levantar el siete de oros ¡Qué mala suerte! ¡Ya va...! Y al abrir, encontró la cara sonriente de un linyera. -Güenas y santas... -dijo el croto. -Santas y güenas... -contestó el viejecito-. ¿Qué te trae por acá, a estas horas? Mirá que ésta no es casa de ricos. Esta es la capilla del pueblo... Como lo tenía previsto, Ildemar explicó que sólo pretendía pasar la noche bajo techo y, de ser posible, con el estómago ocupado. Enseguida los viejos encendieron un brasero, calentaron agua, ensillaron mate y cortaron galleta, bondiola y queso de chacra. Mientras Ildemar comía, los viejos empezaron a preguntar: -Y si se puede saber, ¿de dónde venís? -De donde el diablo perdió el poncho -contestó el peregrino-, sin faltar a la verdad. -¿Y es lindo el pago de donde venís? -volvieron a preguntarle. Ildemar contestó: -Es... otro mundo... -con lo cual, tampoco faltó a la verdad. Esa noche, el ángel y los viejecitos conversaron hasta que cantaron los gallos. Antes de irse, Ildemar anunció: -Bueno... todo está muy lindo, pero yo tengo que seguir... -¿Y adónde vas ahora? -Adonde Dios quiera... -dijo el ángel, sin mentir ni un chiquito. Y metió la mano en su bolsa: -Quiero dejarles algo de recuerdo por esta noche, como prenda de mi agradecimiento. Entonces Ildemar dio a cada uno tres virtudes. Saludó y se fue. Apenas se presentó en el cielo, Tata Dios lo mandó a llamar. -Contame cómo te fue… -El primero de los viejos recibió las virtudes, y al verlas consideró que eran monedas de oro. Dijo: "Ya mismo las llevaré al banco para hacer un buen negocio...". Entonces Dios dijo: -Ese es un materialista, un hombre práctico. -El segundo recibió las virtudes y, al verlas, consideró que eran palabras hermosas. Dijo: "Con ellas voy a escribir hermosos discursos, libros y hasta sermones...". Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 28. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Entonces Dios dijo: -Ese es un idealista... pura espuma, como el chajá... ¿y el tercero? Ese me pareció el más loco de los tres. Apenas recibió las virtudes, consideró que eran granos de trigo. Me dijo: "Esta mañana mismo los sembraré y esperaré hasta la cosecha...". Entonces Dios consideró: -Ese es el santo. Carlos Durán, Ed. Didascalia ¿Cuál es el mensaje del cuento? ¿Los tres viejitos eran diferentes y recibieron el mismo regalo: la fe, la esperanza y la caridad? ¿Cómo obró cada uno con su regalo? Algunas ideas en torno a la Vocación: Vocación viene del latín y significa llamado. Es concretamente el llamado que Dios hace a cada uno de sus hijos para una misión concreta. La vocación implica una elección de Dios desde siempre, un llamado que se hace concreto en un momento determinado de nuestra historia, y para una misión al servicio de la Iglesia y de todos los hombres. Elección-Llamado-Misión. Por eso decimos que la vocación es un concepto religioso (aunque también sea utilizado validamente en otros ámbitos de la vida) porque implica la relación con Dios, la intimidad para conocer sus planes. Pues Dios al crearnos nos otorga dones y nos piensa con una misión para que con esos dones podamos hacer crecer su Cuerpo que es la Iglesia. Y esto es muy importante. Pues la vocación se descubre en la Iglesia. Dios no nos llama para algo que tengo que vivir solo y sin relación con los demás. Al contrario, nuestra historia esta inserta en la historia de la salvación del Pueblo de Dios. Del lado de la persona, la vocación implica una íntima relación con Dios, una vida animada por el Espíritu para poder escuchar el llamado de Dios. Como decimos, implica una vida de fe. Así como también un gran amor a Jesús, a su Iglesia y un fuerte deseo de que todos Pero también implica un pleno ejercicio de su libertad. La vocación conlleva la respuesta de la persona a Dios que sale a su encuentro con nuevos planes. Solo con una libertad que esté arraigada en el amor a Dios, el hombre puede comprender y elegir el plan de Dios. Así como suplicar a Dios que le muestre sus designios, pues sabe que lo que Dios quiere para él lo hará plenamente feliz y de la mayor manera posible. La perfecta felicidad y santidad de un cristiano consiste en llevar a cabo la voluntad de Dios, a imagen de Jesús que amó al Padre y cumplió su voluntad. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 29. Alguien te ama… ¿Sabes quien? La vocación implica un compromiso grande pues existe para el servicio de los demás. La vocación es una misión concreta y específica. Esta reclama ser vivida con radicalidad, con santidad. En realidad la vocación es una forma concreta de vivir el llamado común a la santidad. Las vocaciones son muchas aunque la santidad es una. Existen en la Iglesia 3 grandes Estados de Vida y dentro de ellos muchas vocaciones: - Vocación Laical, cuya misión fundamental es transformar el mundo según los criterios del evangelio. Aquí se encuentran la gran parte del pueblo de Dios: los bautizados que cumplen la triple misión de ser sacerdotes, profetas y reyes. Dentro de ella está la vocación matrimonial, la vocación misionera, la vocación catequística, y todas las realidades humanas que son experimentadas y vividas como una vocación (docencia, trabajo político, etc), también aquí encontramos la vocación de laicos consagrados, etc. - Vida Consagrada, cuya misión fundamental es reflejar la condición futura de la Iglesia a través de la consagración total a Dios y mediante los votos de pobreza, castidad y obediencia manifestar la belleza de Cristo. Además viven al servicio del Reino de Dios. Dentro de ella está la vocación a la vida religiosa, activa o contemplativa, la vida monástica, las vírgenes consagradas, etc.. - Vida Ministerial, cuya misión es continuar la obra de salvación de Cristo a través de la celebración de los sacramentos y el pastoreo del pueblo de Dios. Son los mediadores de la nueva alianza. Vocación diaconal, sacerdotal y el episcopado. - Una última idea en torno a la relación entre vocación y profesión. Muchos jóvenes cristianos en la etapa en que finalizan la secundaria se planean por su lugar en el mundo. O simplemente sobre que van a hacer en su vida. Por ello encaran la búsqueda por el lado de la profesión. Desde la fe y la confianza en Dios decimos que el primer paso a dar es ayudarles a que descubran frente a Dios quienes son para Él (¿Quién soy yo para Ti Señor?), y quién es Dios para cada uno de ellos (¿Quién eres Tú para mí Señor?); y busquen en Él el para qué de sus vidas. La vocación es una realidad que impregna toda la vida. Que va dando forma a mis decisiones y mis actitudes. Que se vive en un proceso de crecimiento. Pensemos como la vocación bautismal- cristiana va “impregnando” y determinando todas mis decisiones. La profesión es una manera concreta de vivir nuestra vocación. Pensemos por ejemplo en tantos laicos que viven con pasión la docencia. Trabajo necesario para el sustento personal y familiar pero sobre todo lugar de entrega en el amor, lugar de evangelización y de santificación personal. La profesión de una persona puede cambiar o terminar con el paso del tiempo. Pero la vocación permanece como una realidad que ha “formado” al hombre. También hay que decir que muchos cristianos experimentan un llamado de Dios a servir en distintas profesiones y la viven como una vocación, como una misión dada por Dios. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 30. Alguien te ama… ¿Sabes quien? Adjuntamos el capítulo V de la constitución Lumen Gentium (Luz de los Pueblos), del Concilio Vaticano II. Es el texto magisterial base para comprender el llamado común a la santidad y como esta se da en distintos estados de vida, en distintas vocaciones. CAPÍTULO V: UNIVERSAL VOCACIÓN A LA SANTIDAD EN LA IGLESIA 39. LLAMAMIENTO A LA SANTIDAD La Iglesia, cuyo misterio expone este Sagrado Concilio, goza en la opinión de todos de una indefectible santidad, ya que Cristo, el Hijo de Dios, a quien con el Padre y el Espíritu llamamos "el sólo Santo", amó a la Iglesia como a su esposa, entregándose a Sí mismo por ella para santificarla (cf. Ef., 5, 25-26), la unió a Sí como su propio cuerpo y la enriqueció con el don del Espíritu Santo para gloria de Dios. Por eso todos en la Iglesia, ya pertenezcan a la Jerarquía, ya sean dirigidos por ella, son llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: "Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación" (1 Tes., 4, 3; Ef., 1, 4). Esta santidad de la Iglesia se manifiesta incesantemente y se debe manifestar en los frutos de gracia que el Espíritu Santo produce en los fieles; se expresa de múltiples modos en todos aquellos que, con edificación de los demás, tienden en su propio estado de vida a la perfección de la caridad; pero aparece de modo particular en la práctica de los que comúnmente llamamos consejos evangélicos. Esta práctica de los consejos, que por impulso del Espíritu Santo muchos cristianos abrazan, tanto en forma privada como en una condición o estado admitido por la Iglesia, da en el mundo, y conviene que lo dé, un espléndido testimonio yejemplo de esa santidad. 40. EL DIVINO MAESTRO Y MODELO DE TODA PERFECCIÓN El Señor Jesús, divino Maestro y Modelo de toda perfección, predicó la santidad de vida, de la que El es autor y consumador, a todos y cada uno de sus discípulos, de cualquier condición que fuesen: "Sed pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto" (Mt., 5, 48). Ha enviado a todos el Espíritu Santo, que los mueva interiormente, para que amen a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas (cf. Mc., 12, 30) y para que se amen unos a otros como Cristo nos amó (cf. Jn., 13, 34; 15,12). Los seguidores de Cristo, llamados y justificados en Jesucristo, no por sus propios méritos, sino por designio y gracia de El, por el bautismo de la fe han sido hechos hijos de Dios y partícipes de la divina naturaleza, y, por lo mismo, santos; deben, por consiguiente, conservar y perfeccionar en su vida, con la ayuda de Dios, esa santidad que recibieron. Les amonesta el Apóstol a que vivan "como conviene a los santos" (Ef., 5, 3) y que "como elegidos de Dios, santos y amados, se revistan de entrañas de misericordia, benignidad, humildad, modestia, paciencia" (Col., 3, 12) y produzcan como fruto del Espíritu la santidad (cf. Gál., 5, 22; Rom., 6, 22). Pero como todos tropezamos en muchas cosas (cf. Sant., 3, 2), tenemos continua necesidad de la gracia de Dios y hemos de orar todos los días: "Perdónanos nuestras deudas" (Mt., 6, 12). Es evidente, por tanto, para todos, que todos los fieles, de cualquier estado o grado, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad; con esta santidad se promueve, aun en la sociedad terrena, un nivel de vida más humano. Para alcanzar esa perfección, los fieles, según la diversa medida de los dones recibidos de Cristo, deberán esforzarse Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 31. Alguien te ama… ¿Sabes quien? para que, siguiendo sus huellas y haciéndose conformes a su imagen, obedeciendo en todo a la voluntad del Padre, se entreguen con toda generosidad a la gloria de Dios y al servicio del prójimo. Así la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como brillantemente lo demuestra en la historia de la Iglesia la vida de tantos Santos. 41. LA SANTIDAD EN LOS DIVERSOS ESTADOS Una misma es la santidad que cultivan en cualquier clase de vida y de profesión los que son guiados por el Espíritu de Dios y, obedeciendo a la voz del Padre, adorando a Dios Padre en espíritu y verdad, siguen a Cristo pobre, humilde y cargado de la cruz, para merecer la participación de su gloria. Cada uno según los propios dones y las gracias recibidas, debe caminar sin vacilación por el camino de la fe viva, que excita la esperanza y obra por la caridad. Es menester, en primer lugar, que los Pastores del rebaño de Cristo cumplan con su deber ministerial, santamente y con generosidad, con humildad y fortaleza, según la imagen del Sumo y Eterno sacerdote, Pastor y Obispo de nuestras almas; cumplido así su deber, será para ellos mismos un magnífico medio de santificación. Escogidos para la plenitud del sacerdocio reciben la gracia sacramental, para que orando, ofreciendo el Sacrificio y predicando, con todas las formas de solicitud y servicio episcopal, ejerciten un perfecto oficio de caridad pastoral, no tengan miedo a dar su vida por sus ovejas y haciéndose modelo del rebaño (Cfr. 1 Pe., 5, 3) inciten también con su ejemplo a la Iglesia a una santidad cada día mayor. Los Sacerdotes, a semejanza del orden de los Obispos, cuya corona espiritual forman, participando de la gracia del oficio de éstos por Cristo, eterno y único Mediador, crezcan en el amor de Dios y del prójimo por el ejercicio cotidiano de su deber, conserven el vínculo de la comunión sacerdotal, abunden en toda clase de bienes espirituales y den a todos un testimonio vivo de Dios, emulando a aquellos sacerdotes que en el transcurso de los siglos nos dejaron muchas veces, con un servicio humilde y escondido, preclaro ejemplo de santidad, y cuya alabanza se difunde por la Iglesia de Dios. Ofrezcan, como es su deber, sus oraciones y sacrificios por su pueblo y por todo el Pueblo de Dios, reconociendo lo que hacen e imitando lo que tratan. Así, en vez de encontrar un obstáculo en sus preocupaciones apostólicas, peligros y aflicciones, sírvanse más bien de todo ello para elevarse a más alta santidad, alimentando y fomentando su actividad de la abundancia de la contemplación, para consuelo de toda la Iglesia de Dios. Todos los sacerdotes, y en particular los que por el título peculiar de su ordenación se llaman sacerdotes diocesanos, recuerden cuánto contribuirá a su santificación la fiel unión y la generosa cooperación con su propio Obispo. Son también participantes de la misión y de la gracia del Supremo Sacerdote, de una manera particular los ministros de orden inferior, en primer lugar los Diáconos, los cuales, al dedicarse a los misterios de Cristo y de la Iglesia, deben conservarse inmunes de todo vicio y agradar a Dios y ser ejemplo de todo lo bueno ante los hombres (cf. 1 Tim., 3, 8-10; 12-13). Los clérigos, que llamados por Dios y separados para tener parte con El, se preparan para los deberes de los ministros bajo la vigilancia de los pastores, están obligados a ir adaptando su manera de pensar y sentir a tan preclara elección, asiduos en la oración, Semana de Oración por las Vocaciones - 2013
  • 32. Alguien te ama… ¿Sabes quien? fervorosos en la caridad, solícitos para todo lo que es verdadero, justo y de buen nombre, realizando todo para gloria y honor de Dios. A los cuales todavía se añaden aquellos seglares, escogidos por Dios, que, entregados totalmente a las tareas apostólicas, son llamados por el Obispo y trabajan en el campo del Señor con mucho fruto. Conviene que los cónyuges y padres cristianos, siguiendo su propio camino, se ayuden mutuamente con constante amor a mantenerse en la gracia durante toda la vida, y eduquen en la doctrina cristiana y en las virtudes evangélicas a la prole recibida amorosamente del Señor. De esta manera ofrecen al mundo el ejemplo de un incansable y generoso amor, edifican la fraternidad de la caridad y se presentan como testigos y cooperadores de la fecundidad de la Madre Iglesia, como símbolo y participación de aquel amor con que Cristo amó a su Esposa y se entregó a sí mismo por ella. Un ejemplo análogo lo dan de otro modo los que, en estado de viudez o de celibato, pueden contribuir no poco a la santidad y actividad de la Iglesia. Y por su lado, los que viven entregados a un trabajo con frecuencia duro, deben perfeccionarse a sí mismos con las obras humanas, ayudar a sus conciudadanos y hacer progresar la sociedad entera y la creación hacia un estado mejor, pero también con caridad operante, gozosos por la esperanza y llevando los unos las cargas de los otros, imitar a Cristo, cuyas manos se ejercitaron en el trabajo, y que continúa trabajando por la salvación de todos en unión con el Padre, y con su mismo trabajo cotidiano subir a una mayor santidad, incluso apostólica. Sepan también que están unidos de una manera especial con Cristo en sus dolores por la salvación del mundo todos los que se ven oprimidos por la pobreza, la debilidad, la enfermedad y otros muchos sufrimientos, o padecen persecución por la justicia; el Señor en su Evangelio los llamó bienaventurados, "El Señor... de toda gracia, que nos llamó a su eterna gloria en Cristo Jesús, después de sufrir un poco, nos perfeccionará El mismo, nos confirmará y nos consolidará" (1 Pe., 5, 10). Por consiguiente, todos los fieles cristianos, en cualquier condición de vida, de oficio o de circunstancias, y precisamente por medio de todas esas cosas se podrán santificar más cada día, con tal de recibirlo todo con fe de la mano del Padre Celestial, y con tal de cooperar con la voluntad divina, manifestando a todos, en el mismo servicio temporal, la caridad con que Dios amó al mundo. Semana de Oración por las Vocaciones - 2013