El Papa Francisco alabó el acuerdo entre EEUU y Cuba para normalizar sus relaciones diplomáticas, llamándolo un paso positivo para acercar a dos pueblos que habían estado separados por mucho tiempo. Francisco jugó un papel clave en las negociaciones, escribiendo a los presidentes Obama y Castro para alentarlos a encontrar soluciones. El Vaticano ofreció servir como mediador y ayudó a sellar el acuerdo final. Tanto Francisco como el cardenal Parolin enfatizaron la importancia del diálogo para resolver los problemas entre los países.