El documento argumenta que la crisis es una bendición disfrazada porque impulsa la innovación, la creatividad y el progreso. Señala que durante la crisis surgen nuevas ideas y estrategias, y que superar la crisis personal permite superarse a uno mismo. También sugiere que atribuir los fracasos a la crisis en lugar de buscar soluciones es contraproducente, y que la verdadera crisis es la de la incompetencia y la pereza para encontrar salidas.