El Surrealismo comenzó en 1924 en París con la publicación del Manifiesto Surrealista de André Bretón, que propuso expresar el funcionamiento real del pensamiento mediante el automatismo psíquico, sin control racional ni preocupaciones estéticas o morales. Salvador Dalí pintaba sus cuadros como fotografías de sus sueños e invitaba a los estudiantes a recrear sus sueños recortando imágenes o creando composiciones con recortes.