La prudencia no puede ser una ciencia ni un arte porque las acciones humanas no son deterministas y pueden variar. La prudencia es una disposición racional verdadera respecto de lo que es bueno y malo para el hombre, ya que la acción es el fin en sí misma y no un medio para otro fin como en las artes. La prudencia es una virtud y no un arte porque, a diferencia de los errores en el arte que pueden ser voluntarios, los errores de la prudencia no lo son, al igual que con las demás virtudes.