El documento describe el mandamiento bíblico de ofrecer las primicias de la cosecha a Dios. Señala que al ofrecer las primicias y lo mejor de los frutos a Dios, se le reconoce como el Señor y dador de todos los bienes. El ofrendante debe presentar las primicias al sacerdote en el lugar escogido por Dios y declarar su obediencia a Dios y gratitud por la tierra prometida.