2. • Los orígenes de la plancha son remotos. En el siglo IV
a.C., los griegos usaban una barra de hierro cilíndrica
calentada, similar a un rodillo de amasar, que se pasaba
sobre las ropas de lino para marcar los pliegues. Dos
siglos más tarde, los romanos ya planchaban y plisaban
con un mazo plano, metálico, que literalmente
martilleaba las arrugas. Con estos dispositivos, el
planchado era algo más que una tarea prolongada y
aburrida. Era un trabajo que hacían los esclavos.
3. • Se sabe que la utilizaron los chinos en el siglo IV para
alisar la seda. Se trataba de unos recipientes de latón
con mango, en el interior de los cuales se colocaba una
cantidad de brasas con cuyo calor se quitaba las arrugas
del tejido.
En algunas estampas chinas del siglo IV ya se ven
algunos artefactos en forma de plancha. Hubo planchas
de piedra, de mármol, de vidrio, huecas que llevaban
carbón encendido en su interior y de metal que se
calentaban en un fogón
4. • Incluso los belicosos vikingos del siglo X apreciaban las
prendas sin arrugas, a menudo plisadas. Empleaban una
pieza de hierro en forma de hongo invertido, que movían
adelante y atrás sobre la tela húmeda. Los historiadores de la
moda aseguran que la dificultad de formar los pliegues servía
para establecer la distinción entre las clases altas y bajas en
materia de indumentaria. Los campesinos no tenían tiempo
para planchar con tanto esmero, y los pliegues eran un signo
externo de que se contaba con esclavos o sirvientes.
• En Europa, las primeras planchas fueron alisadores de
madera, vidrio o mármol que hasta el siglo XV se utilizaron en
frío ya que el empleo de goma para almidonar no permitía el
uso del calor. Poco después las familias europeas
acomodadas utilizaban la plancha llamada “caja caliente”
provista de un compartimento para carbón o un ladrillo
previamente calentado.
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6. • Las familias más pobres todavía utilizaban la plancha
sencilla de hierro, con mango, que se calentaba
periódicamente sobre el fuego. La gran desventaja de
esta plancha era que el hollín se adhería a ella y pasaba
a las ropas.
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8. • La palabra misma, ‘plancha’, no apareció en castellano, con el
significado que hoy le damos, hasta el siglo XVII. Fue en esa
época cuando empezó a utilizarse de forma generalizada.
Eran unas planchas calentadas al fuego, artilugios huecos
que se llenaban de maderas ardiendo, o de brasas. Las había
también macizas, que se calentaban directamente en el
fogón, las llamadas planchas de lavandera, que aparecieron
más tardíamente.
• A aquella generación de planchas le sucedieron otros
sistemas de calentamiento por medio de agua hirviendo, gas e
incluso alcohol. Cuando se instaló la iluminación de gas en los
hogares, en el siglo XIX, muchos inventores idearon planchas
calentadas con esa forma de energía, pero la frecuencia de
los escapes, explosiones e incendios aconsejó llevar las ropas
arrugadas. El verdadero boom en el planchado llegó con la
instalación de la electricidad en las casas.
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10. • La idea de la aplicación de la electricidad al
calentamiento de la plancha se le ocurrió al
norteamericano Henry Seely quien el 6 de junio de 1882
presentó en la oficina de patentes de Nueva York los
planos para construir la primera plancha eléctrica; sin
embargo, no pudo ser utilizada en seguida por las amas
de casa ya que en los domicilios todavía no existía la
conexión a la red eléctrica, y no se había inventado aún
el termostato.
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12. • La plancha de Seely se calentaba por medio de un arco
voltaico (una potente chispa que saltaba entre dos barras de
carbón).
• En 1924, cuando la plancha ya se encontraba ampliamente
divulgada, Joseph W. Myers le introdujo un termostato
regulable que evitaba que se quemaran los tejidos.
• Y en 1926 la compañía Eldec crea las primeras planchas de
vapor para uso doméstico, con rociador de vapor, con lo que
quedaba resuelto el problema del planchado. Las primeras
planchas de vapor sólo tenían un orifico de salida, las que
aparecieron en los años cuarenta tenían dos. Después
llegaron a tener cuatro y hasta ocho. Los orificios se
convirtieron en un ardid de marketing. Si ocho eran útiles,
dieciséis habían de doblar el atractivo. Los agujeros, claro
está, se hicieron cada vez más pequeños.
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14. • Desde entonces hasta nuestros días el funcionamiento
de este electrodoméstico no ha variado mucho, tan solo
se le han añadido detalles que han mejorado su uso. En
1926 la empresa Elder Co saca a la venta la plancha
doméstica a vapor. Esta incorpora un pequeño depósito
con agua, que con el calor de la plancha se convierte en
vapor. A la vez que se va planchando se va liberando
vapor de agua sobre la ropa y esto hace que el
planchado sea más fácil.