El Instituto Nacional de Sismología detectó un posible terremoto frente a las costas de Galicia y envió un telegrama al alcalde informándole. El alcalde respondió que habían localizado y arrestado al epicentro, que el telúrico había muerto, y que estaban persiguiendo a los otros involucrados en el movimiento sísmico aunque la flora y la fauna habían sido expulsadas. Explicó que no había podido responder antes debido a un gran terremoto.