Edito Efraín Martínez Jiménez: Es bíblico beatificar o canonizar a los hombres Qué dice la Biblia al respecto No hay que adorar a los «Santos», ni venerarlos, ni invocarlos. Por eso no adoramos a los santos celestiales o divinos
¿Que es la Adoración?,
¿Que es la Alabanza?,
¿Por Qué Alabamos A Dios?,
¿Quiénes Deberán De Alabar A Dios?,
¿Cuándo Alabamos A Dios?,
¿Dónde Podemos Alabar A Dios?,
EXPRESIONES DE ALABANZAS Y ADORACIÓN
Trinidad no es una palabra bíblica, la Biblia habla del Dios único, este tema ha generado cantidades de discusión y divisiones dentro de la iglesia, si cree en la “trinidad” es sana doctrina, sino habla de esto no se puede considerar sana doctrina.
LA UNICIDAD se entiende como algo UNICO, INDIVISIBLE, SOLO, ABSOLUTAMENTE UNO. Las Iglesias Unicitarias, creemos que Dios es Único e Indivisible, el cual se ha manifestado al Mundo de muchas maneras sin dejar de ser un Solo Dios. El tema de la unicidad de Dios debería ser uno de los tópicos más fácil de enseñar. Debido a que en la biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el nuevo Testamento; solamente se encuentra la enseñanza de un único Dios de forma UNICITARIA Y NO UNITARIA.
No se encuentra en ninguna parte de la Biblia donde se enseñe que hay más de un Dios o donde indique que Dios está formado por más de UNO. Lo que encontramos en las Escrituras es un gran esfuerzo de parte de Dios para enseñar a su pueblo como mandamiento que solamente hay un Dios: Único e indivisible.
Edito Efraín Martínez Jiménez: Es bíblico beatificar o canonizar a los hombres Qué dice la Biblia al respecto No hay que adorar a los «Santos», ni venerarlos, ni invocarlos. Por eso no adoramos a los santos celestiales o divinos
¿Que es la Adoración?,
¿Que es la Alabanza?,
¿Por Qué Alabamos A Dios?,
¿Quiénes Deberán De Alabar A Dios?,
¿Cuándo Alabamos A Dios?,
¿Dónde Podemos Alabar A Dios?,
EXPRESIONES DE ALABANZAS Y ADORACIÓN
Trinidad no es una palabra bíblica, la Biblia habla del Dios único, este tema ha generado cantidades de discusión y divisiones dentro de la iglesia, si cree en la “trinidad” es sana doctrina, sino habla de esto no se puede considerar sana doctrina.
LA UNICIDAD se entiende como algo UNICO, INDIVISIBLE, SOLO, ABSOLUTAMENTE UNO. Las Iglesias Unicitarias, creemos que Dios es Único e Indivisible, el cual se ha manifestado al Mundo de muchas maneras sin dejar de ser un Solo Dios. El tema de la unicidad de Dios debería ser uno de los tópicos más fácil de enseñar. Debido a que en la biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el nuevo Testamento; solamente se encuentra la enseñanza de un único Dios de forma UNICITARIA Y NO UNITARIA.
No se encuentra en ninguna parte de la Biblia donde se enseñe que hay más de un Dios o donde indique que Dios está formado por más de UNO. Lo que encontramos en las Escrituras es un gran esfuerzo de parte de Dios para enseñar a su pueblo como mandamiento que solamente hay un Dios: Único e indivisible.
1. ¿Todas las religiones?
—Sí, yo creo que sí, pues no importa a cuál religión
perteneces. Lo importante es apoyar la que tienes y saberla
llevar. Todas van hacia Dios. Yo tengo la religión mía y tú
tienes la tuya, y así estamos bien.
¿Has oído esto? ¿Lo has dicho? ¿Lo crees?
Qué concepto más bello, ¿verdad? Es parecido a los caminos de entrada
a una ciudad. Puedes escoger cualquiera de los caminos y te llevará al
mismo destino. Pero, ¿será así con la religión? ¿Serán buenas todas las
religiones? Hagamos esta pregunta de otra manera: ¿Puede alguna
religión dar la entrada al cielo?
Hay centenares de religiones en el mundo. Muchas personas afirman
que su religión es uno de los caminos que va hacia el cielo. Y hay
algunas religiones que pretenden que ellas son el único camino al cielo.
¿Qué dice la Biblia?
La Biblia no habla de muchos caminos que llevan al cielo, sino sólo de
uno. Sólo uno. Medita en lo que dice la Biblia:“Estrecha es la puerta, y
angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”
2. (Mateo 7.14). La Biblia también habla de otro camino, pero éste no va
al cielo. Va a la destrucción. “Ancha es la puerta, y espacioso el camino
que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo
7.13).
Entonces, ¿de cuál religión será ese camino que lleva al cielo? ¿Cuál
denominación nos puede salvar?
¡Ninguna!
Jesús es ese camino que nos puede llevar al cielo. Él dijo: “Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al padre, sino por mí” (Juan
14.6).
El apóstol Pedro dijo acerca de Jesús: “No hay otro nombre bajo el
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4.12).
Podemos representar lo que la Biblia nos enseña con el siguiente
cuadro:
3. Pertenecer a cualquier religión no nos lleva al cielo, porque solamente
una religión es el camino al cielo. Y esta religión es Jesús, el único
camino al cielo. Y conocer que él es el camino al cielo tampoco nos lleva
allí. Tenemos que andar por ese camino si queremos llegar al cielo.
Tenemos que andar con Jesús. Él tiene que vivir y gobernar en nuestros
corazones no sólo en palabras, “sino de hecho y en verdad” (1 Juan
3.18). Sólo así él nos podrá llevar al cielo.
Pero ¿es que no nos hace falta pertenecer a una religión?
La Biblia no habla de distintas religiones o denominaciones de las
cuales tenemos que escoger la mejor. Pero sí habla de una hermandad
de creyentes que aunque está en el mundo no es parte del mundo. “No
son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17.14). Habla
de congregaciones compuestas de personas humildes que siguieron a
Jesús. Habla de hermanos y hermanas que trabajaron juntos para
esparcir el evangelio del Señor. A los que pertenecían a aquellas iglesias
la gente los llamaba “cristianos”, pues eran seguidores de Cristo.
Hacían lo que Cristo les mandaba.
Si tú quieres llegar al cielo, necesitas arrepentirte de todo pecado y
rendirte por completo a Jesús porque de esa manera enseñó el Señor.
Entonces tienes que andar cada día en una sumisión completa a lo que
él te muestra en tu vida. Si haces esto, bien puede ser que Dios te guíe a
una congregación de creyentes verdaderos. Una congregación
compuesta por hombres, mujeres, y jóvenes que aman a Jesús con todo
su corazón. Una hermandad donde todos andan en obediencia al
Camino que los lleva al cielo, Jesucristo.
En tal congregación los hermanos se animan, se exhortan, y se
instruyen en el “camino que lleva a la vida” (Mateo 7.14). Si uno se
desvía del mismo los demás le amonestan en amor. Si persiste en su
error los demás lo disciplinan con el objetivo de que su relación con
Dios y el prójimo se restablezcan y ande en victoria sobre el pecado.
Hacen todo esto porque el amor de Cristo en ellos les constriñe a amar
a tal persona y a guardar la pureza de la congregación.
4. En tal congregación hay pastores que con humildad predican la palabra
de Dios. Pastores que guían al rebaño bajo la dirección del “Pastor y
Obispo” de nuestras almas (1 Pedro 2.25). Pastores que por el ejemplo
de sus vidas rectas animan a los hermanos a sentirse seguros de la
protección de Dios en la iglesia del Señor.
Muchas veces los de tales congregaciones se relacionan con otras
congregaciones de creyentes verdaderos. Los hermanos buscan el
rostro del Señor juntos. Una hermandad de creyentes como ésta es
capaz de enfrentar las falsas enseñanzas y de entregarse por completa a
la obra de la evangelización.
En tal hermandad de creyentes la presencia de Cristo en la vida de cada
miembro es más importante que todo lo demás en esta vida. Por eso
(aunque se les conozca por un nombre denominacional), no se
destacan a sí mismos como el remedio para el pecado del mundo. Ellos
forman un grupo de personas humildes que siguen a Jesús y que le
predican al mundo las buenas nuevas de la salvación.
Lo más lamentable de todo esto es que existen muchas congregaciones
que proclaman que aman a Jesús y que predican las buenas nuevas de
salvación a los perdidos, pero que no obedecen a las palabras de quien
dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí” (Juan 14.6). Muchas de estas religiones se destacan a sí mismas
como el camino que lleva al cielo y se identifican como congregaciones
“cristianas”, pero no obedecen a Cristo.
Por favor, no te dejes engañar. Evalúa la congregación a la que estás
asistiendo o a la que estás considerando asistir y compárala con las
enseñanzas de la Biblia.
Ø ¿Enseña que Jesús es el único camino al cielo y la cabeza de la
iglesia? ¿Predica la doctrina bíblica para la iglesia cristiana o tan sólo
hace énfasis en los mandamientos de los hombres?
Ø ¿Exige una vida de santidad y justicia o simplemente te deja seguir
en un camino de pecado y egoísmo para no meterse en tu vida?
5. Ø ¿Te ayuda a obedecer todos los mandamientos del Nuevo
Testamento o simplemente pasa por alto aquellos que no le convienen?
Volvamos a la pregunta que hicimos al principio:
¿Serán buenas todas las religiones?
No. Hay muchas religiones hoy que son nada más organizaciones
humanas, aunque también sean organizaciones muy religiosas. Muchas
de ellas no exaltan a Jesús ni mucho menos lo obedecen. La mayoría de
estas religiones no glorifican a Jesús como el único camino hacia el
cielo. ¿Cómo pueden ser buenas? “Si alguno se cree religioso entre
vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión
del tal es vana” (Santiago 1.26). “Todo espíritu que no confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios” (1 Juan 4.3).
El que desea andar con Jesús sabe que necesita ser parte de una
hermandad bíblica; un cuerpo de creyentes en el cual todos se hacen
responsables el uno por el otro y todos buscan estar constantemente en
una comunión viva con el Maestro. “La religión pura y sin mácula
delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas
en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago
1.27).
¿Es así tu vida?
¿Se compone tu congregación de personas que viven de esa forma?
¿Destaca tu congregación a Jesús como el único camino al cielo?
—Mariano Garber
Ø Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de
muerte.—Proverbios 16.25
Ø Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos
de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los
conoceréis.—Mateo 7.15–16
6. Ø Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en
tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre
hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad.—Mateo 7.22–23
Ø El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su
nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre,
y delante de sus ángeles.—Apocalipsis 3.5