El paso de la televisión analógica a la digital en Europa se realizó principalmente en 2005, aunque se dio hasta 2012 para completar la transición. Esto implicó el cese de las emisiones analógicas y requirió tener televisores con sintonizador digital o un decodificador externo. Las principales ventajas fueron una mejor calidad de imagen y sonido, un formato panorámico 16:9, más canales disponibles, acceso a radio y recepción móvil dentro de la zona de cobertura.