Tras el terremoto de febrero en Chile, muchos hospitales sufrieron daños estructurales que los dejaron inutilizables, por lo que las autoridades sanitarias tuvieron que atender a los afectados en hospitales de campaña y con personal limitado, lo que retrasó la atención. Sin embargo, el pueblo chileno demostró su solidaridad para ayudarse mutuamente durante la catástrofe.