La historia de los impuestos en América Hispana comenzó con las Capitulaciones entre la reina Isabel y Cristóbal Colón en 1492, que establecieron la participación en los beneficios de los viajes. Los primeros gobernantes coloniales cobraban impuestos y separaban la parte para los reyes. Durante la colonia, los tributos se centraban en el consumo y el trabajo, y se crearon tribunales de cuentas en México, Lima y Santafé.