1. V
5.3 Actitudes
- Desarrollar la cultura hacia el trabajo y el esfuerzo.
- Una actitud de mejora y auto-aprendizaje.
- Desarrollar la actitud de servicio.
- Capaz de actuar de acuerdo con la ética y el desarrollo sustentable.
- Madurez emocional: si bien es grave que el trabajador social sea insensible
o indiferente ante el dolor ajeno, no lo es menos que el contacto con
personas que pasan privaciones materiales o morales puedan identificarlo
de tal manera con la miseria del prójimo, que quede bloqueado
psicológicamente para actuar. El co-padecer son los otros no debe llevar a
extremos que hagan perder la capacidad de actuar.
La madurez emocional se expresa fundamentalmente en la capacidad de
actuar equilibradamente, con espíritu sereno y quieto, cuando se está bajo
diferentes tipos de presiones. Ni euforia triunfalista, en los momentos
buenos, ni depresión ni pesimismo en los momentos malos. No hay que
estar abrumado, fatigado, nervioso; hay que actuar con energía y decisión,
pero con sosiego y paz.
- Sentido común: esta cualidad juega un papel importante en las relaciones
humanas, ayuda a comprender el comportamiento y actitudes de los
grupos, las situaciones y las fuerzas que actúan en la comunidad. Ayuda, a
si mismo, a adquirir un sentido realista en las decisiones que se toman; esto
se logra haciendo las cosas apoyándose en hechos.
- Capaz para vencer dificultades: toda tarea o labor de acción social -como
todas las actividades humanas- ha de encontrar, inevitablemente, una serie
de dificultades y obstáculos, desde la apatía hasta la ingratitud y el rechazo.
2. V
O simplemente se encontrará con que el programa no marcha al ritmo que
se había previsto.
De ahí que los trabajadores sociales que realizan tareas de desarrollo
comunal, deben tener fortaleza y perseverancia para no arredrarse ante las
dificultades y ceder ante los obstáculos: y deben tener empuje suficiente
para llevar a cabo la tarea y alcanzar los objetivos propuestos pese a todas
las dificultades que se puedan presentar. En este punto conviene recordar
aquello de que la constancia del agua da a la piedra, gota a gota, su
labranza.
Este temple para la labor cotidiana, a veces pequeña y oscura, pero
constante, solo se logra cuando se asume el trabajo social como una
verdadera vocación. Esto da espíritu para saber sacar consecuencias
positivas de los contratiempos y dificultades.