El documento contiene varias citas y fragmentos de conversaciones que exploran los temas del amor, la pérdida y la memoria. Bella recuerda su amor por Edward y cómo su presencia hace desaparecer los últimos siete meses. Jake le dice a Bella que Edward es como una droga para ella y que él podría haber sido más saludable, pero ya es demasiado tarde. Bella se describe a sí misma como una luna perdida que sigue orbitando el espacio vacío después de la destrucción de su planeta. A pesar de sus intentos de no pens
2. “Nunca había pensado en cómo iba a morir. Pero morir
en lugar de alguien que amo, me parece que vale la
pena.”
3. “Y en ese momento pronunciaste mi nombre en sueños. Lo dijiste con tal
claridad que creí que te habías despertado, pero te diste vuelta,
musitaste mi nombre otra vez y suspiraste. Un sentimiento
desconcertante y asombroso recorrió mi cuerpo. Y supe que no te
podía ignorar por más tiempo.”
4. Entonces le vi, y los últimos siete meses desaparecieron.
Incluso sus palabras en el bosque perdieron significado.
No importaba cuánto tiempo pudiera llegar a vivir;
jamás podría querer a otro.
5. -Él es como una droga para ti –Jake habló con voz pausada y amable, sin
atisbo de crítica-. Ahora veo que no eres capaz de vivir sin él. Es demasiado
tarde, pero yo hubiera sido más saludable para ti, nada de drogas, sino el
aire, el sol.
Las comisuras de mis labios se alzaron cuando esbocé una media sonrisa.
-Acostumbraba a pensar en ti de ese modo, ya sabes, como el sol, mi propio
sol. Tu luz compensaba sobradamente mis sombras.
Él suspiró.
-Soy capaz de manejar las sombras, pero no luchar contra un eclipse.
6. Yo era una luna perdida –una luna cuyo planeta había
resultado destruido, que, sin embargo, había ignorado las
leyes de la gravedad para seguir orbitando alrededor del
espacio vacío que había quedado tras el desastre.
7. Había roto mis propias reglas. Me había acercado a los recuerdos, había
ido a su encuentro, en vez de rehuirlos.
Me sentía demasiado viva, y eso me asustaba.
Pero la emoción más fuerte que en estos momentos recorría mi cuerpo era
el alivio, un alivio que surgía de lo más profundo de mi ser.
A pesar de lo mucho que pugnabapor no pensar en él, sin embargo,
tampoco intentaba olvidarle. De noche, a última hora, cuando el
agotamiento por la falta de sueño derribaba mis defensas, me preocupaba
el hecho de que todo pareciera estar desvaneciéndose, que mi mente fuera
al final un colador incapaz de recordar el tono exacto del color de sus ojos,
la sensación de su piel fría o la textura de su voz. No podía pensar en todo
esto, pero debía recordarlo.