El hombre pasó varios días atrapado en un pozo seco, gritando por ayuda. Varios filósofos y religiosos pasaron y le ofrecieron consejos pero no lo ayudaron a salir, incluyendo un psicólogo, Confucio, Lao Tse, un hindú, un budista y un predicador cristiano. Finalmente, dos borrachos que pasaban lo escucharon y arrojaron una cuerda para rescatarlo, a diferencia de los otros que solo le dieron consejos.