El dentista Don Aurelio Escovar abre su gabinete y comienza a trabajar en dentaduras postizas. Más tarde, el alcalde llega y le pide que le saque una muela dolorosa, amenazando con dispararle si se niega. Don Aurelio prepara sus instrumentos sin apresurarse y extrae la muela sin anestesia, causando un gran dolor al alcalde. Finalmente, le cobra la cuenta al alcalde personalmente en lugar del municipio.