1. La Montaña, 21 de enero de 2016.
“Un hombro…”
Mis queridas semillas,
Cuando era niño mi madre me llamó y me
preguntó: “¿Qué es lo más importante del cuerpo
hijo mío?” y en aquellos momentos me encantaba oír
los sonidos de la naturaleza, los pájaros, la cascada
de agua, un río tranquilo y le dije: “El oído”, mi
madre me miró y me dijo: “No, no es eso, piensa un
poco más”; y salí corriendo a donde más me
gustaba, la naturaleza, jugarcon mis amigos, subir a
los árboles; y mi madre me decía cuando me
alejaba: “Hay muchos sordos que viven en este
planeta, nooyen, pero sienten unasvibraciones que
a nosotros nos cuesta de percibir y viven y están en
la sociedad”.
Pasó muchotiempo y de nuevo mi madreme pregunto: “Ahora has
crecido un poco ¿Podrías decirme cuál es la parte más importante del
cuerpo?” y le contesté: “Ahora ya sé, es la vista”, era el periodo donde a
mí me gustaba una chica, con qué ojos la miraba, los colores, la belleza y
repetí: “Es la vista”, mi madre me miró y dijo: “No, no es eso”, miré el
reloj y pensé “¡Uy! Ya se han pasado 5 minutos, me voy corriendo porque
llegaré tarde”; y así pasando el tiempo me olvidé de esa pregunta. Ahora
ya soy un hombre, tengo una familia, trabajo cuando me dan, continúo
contemplandola belleza, escuchandoa los pájaros, el sonido de la cascada
y pienso que lo más importante es continuar a andar, comer y ser feliz.
Pero llegó un momento que no me lo esperaba, donde nuestra
madre llamó a toda la familia, había
muerto mi abuelo -puede ser también
vuestra abuela- y mi abuelo cuando
murió era un hombre honesto,
honorable, trabajador, le gustaban los
animales, tenía gallinas, gallos, tenía
flores, el abuelo que todos adoramos y
que nos gustaría guardar para la
2. eternidad, o la abuelita la nonna o el nonno y estábamos en el cementerio
todos muy apenados, con una gran tristeza, era un dolor que no podíamos
explicar, se iba el patriarca aquel que con mucho trabajo, sudor y
generosidad había transmitido la alegría, pero sobretodo, las
generaciones, eran cuatro generaciones que estábamos.
Me acerqué a mi madre; y entonces yo le puse la cabeza sobre el
hombro y con todo mi peso dejé caer mi cabeza, las lágrimas, llorando,
ella lloraba más y me dijo: “¿Recuerdas la pregunta que te hice cuando
eras niño? Hoy te voy a darla respuesta, la parte más importante es tener
un hombro donde apoyar la cabeza para llorar, es el momento más
grande, ojalá tengas muchos amigos y gente que te ama y mañana
puedas hacerlo tú, o puedas prestar tu hombro para recibir ese consuelo
o aliviar ese dolor”. Abrí los ojos y me di cuenta que pasa la vida, pasan
los años y no le damos el valor a la amistad, que es el Amor Verdadero.
Mis semillas, ustedes ya tienen amigos y son amigos, mis estrellas,
sois como las que están en el cielo, unas al lado de las otras, pero todas
unidas, por la misma Luz, por esos hilos que unen el Universo a los
planetas, los planetas al Sol, fueron maravillosas las palabras de esa
madrey cuán precioso es tener un amigodondeapoyarsu cabeza, porque
siempre comprende el amigo, en las buenas cosas como en las menos
buenas y hoy soy un hombre feliz, me voy a esforzar a comunicarme un
poco más, a decir cuando pienso “Te quiero” o decirle “¡Qué bien te va
esta camisa!” o “Cuántos abdominales has hecho” o simplemente
“¿Vienes a compartir esta buena cena conmigo?”.
Mis semillas, recibir
todo el amor, todo el cariño y
la Amistad, desde aquí desde la
Montaña donde los pájaros no
cesan de cantar y donde
siempre sus aromas, perfumes
van a acariciaros, aprovechar,
hoy estamos vivos y podemos
llamarnos humanos.