1. UN PAPA DEL NUEVO MUNDO
PERFIL
Amigo de los pobres, pero acusado de colaborar con la
dictadura. Crítico social, pero conservador doctrinario.
Un papa del nuevo mundo. Antes de ser papa, Francisco se
destacó por su trabajo con los más pobres y los enfermos en
Buenos Aires. Ese fue una de las razones por la que escogió
su nombre en homenaje a San Francisco de Asís.
Antes de ser papa, Francisco se destacó por su trabajo con los
más pobres y los enfermos en Buenos Aires. Ese fue una de
las razones por la que escogió su nombre en homenaje a San
Francisco de Asís.
2. Jorge Bergoglio, el bonaerense escogido para ocupar el trono
de San Pedro está acostumbrado a ser el primero en todo. No
solo lo fue en sus estudios y en su carrera eclesiástica. Es el
primer papa no europeo, el primero latinoamericano, el primero
jesuita, el primero que eligió el nombre de Francisco.
Seguramente también quiere ser el primer papa de una nueva
era de la Iglesia, pues todo en su simbología tiene como objeto
emitir un mensaje claro: como el santo de Asís, su tarea será
reconstruir el edificio católico.
El hasta ahora cardenal y arzobispo de Buenos Aires es
porteño, del tradicional barrio de Flores, y como argentino que
se precie, se define en primer lugar por la camiseta: Bergoglio
es socio y fanático del club de fútbol San Lorenzo de Almagro,
el equipo que tiene los colores azul y rojo de la virgen.
Quienes lo conocen dicen que es un hombre austero, un
sacerdote comprometido con las causas sociales, de
posiciones doctrinarias firmes y temple de acero, que llama
permanentemente a la conciliación, pero que despierta duras
polémicas.
Su elección marca un hito para América Latina, hoy
desprovista de líderes carismáticos, el continente que reúne a
la mayor población católica del planeta, 501 millones de
personas, el 42 por ciento del total, pero donde la Iglesia viene
en franco retroceso.
3. Ascenso
Hijo de humildes inmigrantes italianos, Jorge Bergoglio
empezó a trabajar a los 13 años en una fábrica de medias,
estudió en un colegio industrial especializado en Química de la
Alimentación, y luego entró en un laboratorio, donde su jefa fue
Ester Balestrino de Careaga, una de las madres de Plaza de
Mayo asesinadas durante la dictadura militar. Un 21 de
septiembre, día de la primavera, cuando todos los jóvenes
salen a celebrar, Bergoglio, de 17 años, se fue a confesar y allí
descubrió su vocación, pero solo cuatro años después decidió
ingresar al seminario de los jesuitas. A esa edad pasó tres días
entre la vida y la muerte por una grave pulmonía que lo llevó a
perder la parte superior del pulmón derecho.
Se licenció en Teología y Filosofía en el Colegio Máximo de
San Miguel y a los 33 años se ordenó sacerdote, fue profesor
de literatura y psicología durante muchos años, en 1973 fue
electo provincial de los jesuitas, cargo que mantuvo durante
seis años, después fue rector del Colegio Máximo y de las
Facultades de Filosofía y Teología. Fue designado obispo
auxiliar de Buenos Aires en 1992, nombrado arzobispo en
1998, en 2001 llegó a cardenal. En 2004 fue elegido presidente
de la Conferencia Episcopal, cargo para el cual fue reelecto en
2007, y en 2005, en el cónclave que eligió a Joseph Ratzinger,
fue el segundo cardenal más votado.
4. Perfil bajo
Francesca Ambrogetti, periodista italiana coautora del libro El
Jesuita, donde recoge una serie de entrevistas hechas a
Bergoglio durante dos años, comentó a SEMANA su imagen
del nuevo papa: “Lo que percibimos a lo largo de la charlas
fueron muchas de sus cualidades. Es un hombre de una gran
cultura académica, pero también popular: le gusta el tango, el
cine, la música, es muy fanático de su equipo de fútbol, pero
también es una persona de gran espiritualidad, que transmite
mucha fe, pero lo que más destaco es la sensibilidad humana”.
Para Ambrogetti, la brillante carrera de Bergoglio comenzó
muy pronto, porque fue el superior más joven de los jesuitas,
y llegó a ser arzobispo de Buenos Aires, pero siempre con un
perfil muy bajo, con humildad, sencillez, viaja en metro, no
tiene auto, ningún bien material, y transmite un instantáneo
contacto con la multitud. Es muy valiente a la hora de dar sus
opiniones y muy conciliador, pero la sensación que transmite
es de mucho coraje, es decir que en los principios
fundamentales no va a ceder.
Habla varios idiomas, es fanático de Jorge Luis Borges y de
Dostoyevski, nunca acepta una invitación a almorzar ni a
cenar, salvo en los barrios pobres, se acuesta temprano, se
levanta a las cuatro de la mañana, duerme una siesta de 50
minutos, trabaja todo el día y rechazó la residencia arzobispal
para vivir, —hasta la semana pasada— en una modesta
habitación en la curia al lado de la Catedral frente a la Plaza de
Mayo. Como arzobispo usaba personalmente una máquina de
5. escribir eléctrica porque no maneja la computadora, llevaba su
propia agenda, hacía sus llamadas telefónicas, nunca se iba
de vacaciones, viajaba a Roma en clase turista, y le gustaba
recorrer la capital italiana y tomarse un ristretto apoyado en las
barras de los cafés.
La obra pastoral y social
Bergoglio encarna posiciones consideradas ortodoxas en lo
doctrinario, en sintonía con Juan Pablo II y Benedicto XVI, pero
a diferencia de Joseph Ratzinger, un intelectual de poco
contacto con la vida cotidiana y social, el nuevo papa se ha
caracterizado por labor pastoral y social.
Uno de sus temas centrales es la pobreza. Para Bergoglio, “la
injusta distribución de la riqueza persiste creando una situación
de pecado social que clama al cielo y limita las posibilidades
de una vida más plena para muchos de nuestros hermanos”.
Francisco ha apoyado personalmente la lucha contra la trata
de personas, la drogadicción y la esclavitud laboral. Gustavo
Vera, director de la Cooperativa La Alameda, una ONG que se
dedica a la lucha contra la trata, dijo a SEMANA que “Bergoglio
es una persona transparente y honesta que vive como piensa,
que ha hecho de la lucha contra el trabajo esclavo y la trata
una causa principal de lo que fue su actividad”. Vera señala
que el papa ha trabajado mucho con los “curas villeros”, es
decir, los sacerdotes que viven en los asentamientos y los
barrios más pobres de la ciudad, que “ha respaldado a
denunciantes de trata que han sido amenazadas de muerte, ha
realizado misa con los cartoneros, ha apoyado conflictos
6. obreros, siempre se ha vinculado a los sectores más pobres,
dio una misa en el taller textil clandestino de la calle Luis Viale
en el barrio de Caballito, donde murieron seis personas por un
incendio, entre ellos cuatro menores, encerrados en el taller,
recibió a los que denuncian el proxenetismo”.
En 2004, cuando la tragedia de Cromañón, en la cual 195
jóvenes perdieron la vida tras el incendio de la discoteca,
Bergoglio recorrió los hospitales para estar con los heridos y
los familiares.
En la villa 21-24, en el barrio de Barracas, en la Parroquia
Virgen de los Milagros de Caacupé, los vecinos recuerdan a
Bergoglio porque “se tomaba el colectivo 70, venía solo con
una camisa negra y el cuello de cura, era como uno más entre
todos”, según contó a esta revista el párroco Lorenzo de Vedia.
La dictadura
Bergoglio se considera peronista, y según el periodista Alberto
Amato de Clarín, “se interesó en la agrupación de derecha
Guardia de Hierro, con la que mantuvo siempre vínculos al
menos espirituales”, —organización que tomó su nombre de
una similar rumana—, que en los años setenta se presentaba
como una alternativa de derecha a los Montoneros.
Su actuación durante la dictadura militar (1976-1983) ha sido
controvertida. En 2010, Bergoglio debió declarar como testigo
ante la Justicia por el secuestro de los sacerdotes jesuitas
Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes hacían trabajo social
7. en una villa del barrio de Flores y fueron secuestrados y
torturados en mayo de 1976, cuando él era provincial de la
Compañía de Jesús. Bergoglio negó haberles quitado la
protección de su orden, y aseguró que incluso vio dos veces al
general Jorge Videla y dos veces al almirante Emilio Massera
para pedir por los sacerdotes, que aparecieron cinco meses
después.
El periodista Horacio Verbitsky y organizaciones de derechos
humanos también lo acusan de haber conocido del plan de
apropiación de niños durante la dictadura. Pero Adolfo Pérez
Esquivel, ganador del premio Nobel de la Paz en 1980, salió
en su defensa y declaró que “hubo obispos que fueron
cómplices de la dictadura, pero Bergoglio no”. “A Bergoglio se
le cuestiona porque se dice que no hizo lo necesario para sacar
de la prisión a dos sacerdotes, siendo el superior de la
congregación de los jesuitas. Pero yo sé personalmente que
muchos obispos pedían a la junta militar la liberación de
prisioneros y sacerdotes y no se les concedía”, añadió.
Polémico
Bergoglio no es hombre discreto cuando de discrepar se trata.
Se opuso vehementemente a la Ley de Matrimonio Igualitario.
“Es la pretensión destructiva del plan de Dios”, sentenció,
aunque no dijo nada cuando el intendente de Buenos Aires,
Mauricio Macri, autorizó la unión civil de personas del mismo
sexo. También se opuso a la despenalización del aborto, que
se discutía en el Congreso argentino, siguiendo la posición
oficial de la Iglesia.
8. Desde la Presidencia de la Conferencia Episcopal el nuevo
papa se presentó como un cultor del diálogo, en contra de la
“crispación social” que adjudicaba a los gobiernos de Néstor
Kirchner y Cristina Fernández. En su homilía de 2004, criticó
“el exhibicionismo y los anuncios estridentes”, lo cual fue
interpretado como una crítica a Kirchner, que, por primera vez
en dos siglos, decidió trasladar el oficio a otras ciudades del
interior y desde entonces, ni él ni su esposa volvieron a parte
del Te Deum del 25 de mayo en la Catedral Metropolitana.
Y como si eso fuera poco, en 2008, durante el conflicto por el
campo, Bergoglio reclamó a la presidenta “un gesto de
grandeza”, para resolver el conflicto, lo que profundizó la
separación entre el gobierno de Fernández y el cardenal.
En su homilía del 25 de mayo de 2011, el entonces cardenal
llamó a “reconstruir el vínculo social y desterrar las ambiciones
desmedidas y los delirios de grandeza desafiantes” y pidió
“humildad y sabiduría” a los gobernantes, señalando que “hay
carencia de propuestas y reivindicaciones rencorosas”. Pedro
Oeyen, párroco de San Isidro, que fue compañero de Bergoglio
en el Colegio Máximo de San Miguel, dijo a SEMANA que esto
no es nuevo. “No solo tuvo palabras duras con este gobierno,
sino con el de Carlos Menem, el de Eduardo Duhalde y el de
Fernando de la Rúa. Siempre mantuvo la misma actitud”.
9. La misión
Desde Roma, el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo,
que ocupa un alto puesto en la Santa Sede, consideró que la
elección de Bergoglio fue “una decisión muy audaz de los
cardenales”, porque “la Iglesia, en vez de retraerse, hace un
movimiento de avanzada hacia el futuro”.
Para Pedro Oeyen, Bergoglio “va a completar el trabajo de
limpieza que inició Benedicto XVI al enfrentar las luchas
internas de la Iglesia, las mezquindades que existen en el
corazón de los hombres”. Pero no cree que el nuevo papa se
limite a esta tarea interna, “eso sería restringir su forma de
pensar. Creo que su papado va a ser lo que dijo en el balcón
del Vaticano:
‘Estamos juntos para la evangelización’. La Iglesia necesita
una renovación en el mundo, abrirse a una cantidad de campos
como el de los divorciados, el tema de la virginidad,
comprender mejor el tema de la sexualidad, porque hay
posturas muy anticuadas. Bergoglio es conservador en el
sentido de que no va a decir cosas diferentes, pero las va a
presentar de un modo nuevo, más adecuado al mundo de hoy”.
Sin lugar a dudas, la elección del cardenal argentino tiene una
lectura política. Extinguida la figura de Hugo Chávez,
enterradas en la historia las de Fidel Castro y el Che Guevara,
la Iglesia ha dado un audaz paso para elegir, en el continente
más católico del mundo, a un papa que arrebate el discurso de
10. los pobres y de la igualdad social a los dirigentes populistas o
nacionalistas.
Es que Francisco deberá enfrentar el retroceso del catolicismo
en el continente, que según cifras del Consejo Episcopal
Latinoamericano, perdió 20 por ciento de sus fieles en las
últimas décadas, y en Argentina, donde el porcentaje de
católicos cayó al 76,5 por ciento en 2008, cuando era del 90,5
por ciento en 1960, así como la creciente competencia de todo
tipo de iglesias y de cultos que proliferan en los barrios
populares de las ciudades.
Francisco deberá hacer volver al rebaño a esos millones que
se alejaron de la iglesia por sus posiciones conservadoras en
cuanto al divorcio, la sexualidad, las uniones homosexuales, el
avance social de las mujeres, el aborto, por el cuestionable
papel de las jerarquías eclesiásticas durante los gobiernos
militares, en el marco de una Iglesia corroída por los
escándalos de pedofilia y corrupción.
Por eso, uno de los lemas que Francisco repite con más
frecuencia es la necesidad de pasar de una Iglesia “reguladora
de la fe”, a una “transmisora y facilitadora de la fe” y “salir al
encuentro de la gente”. Lo que parece claro es que, dados sus
antecedentes y su personalidad, ese será el camino eclesial de
los próximos años.
Fuente:
http://www.semana.com/mundo