Un soldadito de palo se sintió orgulloso y valiente debido a su pintura brillante. Cuando fue dejado solo en una puerta entreabierta, proclamó que nadie pasaría por ahí ni siquiera un alfiler. Sin embargo, cuando un alfiler llegó saltando y dijo que podía pinchar, el soldadito se hizo a un lado y lo dejó pasar, dándose cuenta de que el alfiler tenía permiso para cruzar.