Este documento discute la sexualidad en los adolescentes y los riesgos asociados con la actividad sexual a una edad temprana. Explica que los adolescentes pasan por tres períodos de desarrollo sexual y que entre los 14 y 18 años existe una atracción hacia el otro sexo pero aún no están preparados para ser sexualmente activos o para ser padres debido a su inmadurez. También destaca los riesgos de embarazo no deseado y enfermedades de transmisión sexual que enfrentan los adolescentes sexualmente activos y la importancia de la educación sexual.
Unidad educativa intercultural bilingüe santiago de quito
1. Unidad EducativaInterculturalBilingüe Santiago de Quito
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Nombre: Jhon Caba
Curso: Primero de bachillerato
Paralelo:“ A”
La sexualidad en los adolecentes
El adolescente es una personita en la que predomina la acción
sobre el pensamiento, lo quiere probar todo y se siente
absolutamente libre y desafiante. El grupo lo atrae como un
imán. Piensa, siente y actúa en función del grupo. Es la edad en
la que más propensos estamos a que pasen cosas irreversibles.
En el varón el riesgo mayor está puesto sobre su propia vida. En
la mujer el mayor riesgo está en la posibilidad de un embarazo.
Veamos un poco como es en esencia la sexualidad en esta etapa
de la vida. El adolescente pasa por tres períodos: el primero de
ellos, el puberal, tiene como centro el descubrimiento de la
actividad masturbatoria y hay tendencia a la ambivalencia hacia
el otro sexo: atracción o rechazo y temor. Va de los 11 a los 13
años y las posibilidades de embarazo son menores que en el
segundo período que es el nuclear. El tercero se conoce como
juvenil y va desde los 18 hasta los 85 años.
En el período de la adolescencia nuclear, que comienza a los 14
años, aparece la atracción hacia el otro sexo con una dosis de
concentración sobre si mismo y de afecto por el exhibicionismo.
Prima la necesidad de fabricar un escenario donde pueda ser
observado y lo importante es el logro de una hazaña.
2. Si le agregamos a esto que los muchachos y las muchachas
buscan hacerse daño mutuamente, será difícil una relación
armónica y amorosa entre ellos. Además, no hay que olvidar que
las relaciones a esta edad son enormemente inestables, dura
más un bizcocho en la puerta de una escuela que un noviazgo.
Es la época del uso sexual de la niña para hablar mal de ella, algo
que las jovencitas aprenden tarde, con frecuencia a golpes.
Luego de haber padecido el escarnio público se percatan de que
todo se comparte y que a esta edad no hay intimidad.
En el caso de un embarazo las jóvenes quedan convertidas en un
objeto sexual del cual los muchachos creen pueden abusar
fácilmente.
En este período la experiencia sexual deja un sabor muy amargo
de algo rápido e insatisfactorio en el muchacho y de denigración
y rechazo en la mujercita. En el varón es más la alharaca de
hablar de coito que lo que se goza, como las gallinas cuando
ponen un huevo: es más el escándalo que arman que el tamaño
del huevo.
Alguien sabiamente decía que los adolescentes nucleares, los de
14 a 18 años, no hacen el amor sino que juegan sin calzones . Ahí
está el gran peligro de una sexualidad en manos inevitablemente
irresponsables. Pero qué podemos hacer si está el deseo y la
urgencia? Si desde dentro bulle la pasión? La respuesta es:
educación.
Los muchachos deben aprender que todo tiene su tiempo y su
lugar. Que la época antes de los 18 años no es para el ejercicio
de la sexualidad. Que no se está preparado y que el riesgo es
3. muy grande. Sin embargo, la verdad es que la tendencia a las
prácticas sexuales a estas edades existe y debemos afrontarla. En
este caso no nos queda más que enseñarles la anticoncepción y
concientizarlos del peligro de un embarazo.
Los adolescentes no están preparados para tener un hijo. Esta es
quizás la condición más exquisita de la adultez. Ser padres
requiere de un aprendizaje duro de la vida. Debería ser enseñado
en las universidades, las cuales, desafortunadamente, solo
informan, olvidándose de su enorme compromiso educativo
dirigido a los adolescentes juveniles.
Al no estar la adolescente nuclear preparada síquicamente para
recibir el niño, el riesgo se traslada a los padres quienes
necesariamente asumen el nieto como hijo. Si estamos en esta
encrucijada, solo nos toca llenarnos de valor, de sensatez, de
madurez y de amor para poder vivir la felicidad del advenimiento
de un nuevo bebé. Esto, sin embargo, no viene solo. Hay que
estar claros sobre el manejo de los problemas legales.
Si la niña no está en condición de asumir el bebé y los padres lo
van a criar, deben ser conscientes del riesgo de que en poco
tiempo pueden ser despojados de una criaturita que les hace la
vida completa. Si esto se despeja desde el principio, se ahorrarán
dolores innecesarios.
Auncuando las campañas educativas deben estar dirigidas hacia
la abstinencia y hacia las actividades distractoras de grupo (como
el deporte, el teatro y los grupos musicales), que protejan de una
sexualidad inmadura y de altísimo riesgo, también es cierto que
hay culturas que aceptan complacientes la entrada a la
sexualidad heterosexual de los adolescentes juveniles.
4. Es frecuente ver en estos países como los muchachos al entrar a
la universidad comienzan a tener sexualidad activa con sus
parejitas de enamorados, con la anuencia de los padres y en sus
propias casas, compartiendo con ellos un entrenamiento de
pareja que los afianza en la fidelidad y en una sexualidad no
promiscua y peligrosa. Es un modelo que aún no ha llegado a
nuestra comunidad, pero debemos estar preparados para
enfrentarlo.
Enfermedades de transmisión sexual en adolescentes
INFORMACIÓN GENERAL:
¿Qué son las enfermedades de transmisión sexual? Las
enfermedades de transmisión sexual son infecciones causadas
por bacterias o virus. También se les conoce como infecciones de
transmisión sexual. Estas enfermedades se propagan por medio
del sexo oral, genital o anal. Algunos ejemplos de éstas
enfermedades incluyen la clamidia, la sífilis y la gonorrea. El VIH
y la hepatitis viral son los tipos más comunes de infecciones de
transmisión sexual.
5. ¿Qué aumenta el riesgo de contraer una enfermedad de
transmisión sexual para mi hijo? Su hijo corre un riesgo más alto
de enfermedades de transmisión sexual cuando empieza a ser
sexualmente activo. Los siguientes podría aumentar el riesgo de
enfermedades de transmisión sexual:
Sexo sin protección: El contacto sexual que sucede sin el
uso de condones aumenta el riesgo de enfermedades de
transmisión sexual.
Cuerpos que aún no han madurado: El sistema inmune en
los niños no ha alcanzado la madurez adulta, lo cual
conlleva a un riesgo elevado de contraer enfermedades de
transmisión sexual. El cuello del útero de las niñas tampoco
ha alcanzado su madurez y es por lo tanto aún más
susceptible a enfermedades de transmisión sexual.
Género: Las niñas tienen un riesgo más alto de
enfermedades de transmisión sexual como clamidia, VIH, y
herpes, sobre todo si se practican duchas vaginales con
frecuencia. Además de correr un riesgo más alto si tienen
relaciones sexuales durante la menstruación.
Comportamientos peligrosos: Su hijo podría ser
influenciado por sus amigos, compañeros de clase,
comunidad y los medios de comunicación. Es probable que
no llegue a comprender por completo cuáles son los
peligros de ciertos comportamientos peligrosos. Los
comportamientos peligrosos incluyen el uso del alcohol y
las drogas y también incluyen tener múltiples compañeros
sexuales.
Lesiones abiertas o cortadas: Esto incluye tatuajes o
perforaciones para aretes.
¿Cuáles son los signos y síntomas de las enfermedades de
transmisión sexual? Su hijo podría no presentar ningún signo o
6. síntoma. Si los signos o síntomas están presentes, el podría tener
cualquiera de los siguientes dependiendo del tipo de
enfermedad de transmisión sexual que tenga:
Ampollas, verrugas, úlceras o sarpullido en la piel que
puede ser doloroso
Secreción por el pene, vagina o ano que podría oler mal
Fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular o nódulos linfáticos
inflamados en la ingle
Inflamación y comezón de la piel
Dolor pélvico, abdominal o en el escroto, dolor durante el
sexo o cuando orina
Dolor de garganta, úlceras en la boca o problemas para
tragar
Sangrado vaginal o manchado después de tener sexo
¿Cómo se diagnostican las enfermedades de transmisión
sexual? El médico de su hijo lo examinará y revisará el área
afectada cuidadosamente. Seguramente le preguntará a su hijo
sobre sus relaciones sexuales u otras condiciones médicas. Le
preguntará a usted si su hijo alguna vez ha sufrido de una
enfermedad de transmisión sexual. Si es niña, entonces podría
necesitar de un examen pélvico para examinarle la vagina, el
cuello del útero y otros órganos. Su hijo también podría necesitar
cualquiera de los siguientes:
Exámenes de sangre: Podrían ser necesarios para averiguar
si su hijo está infectado con una enfermedad de
transmisión sexual.
Examen de orina: Podrían hacerse para averiguar la causa
de los síntomas de su hijo. Además podrían mostrar si su
7. hijo está infectado con ciertas enfermedades de
transmisión sexual.
Muestra de secreción: Se podría analizar una muestra de la
secreción del área afectada por microscopio o enviarse a un
laboratorio para realizarle más pruebas. Esto ayuda a los
médicos a saber lo que causa la condición de su hijo.
¿Cómo se tratan las enfermedades de transmisión sexual? El
tratamiento depende de la enfermedad que tenga su hijo:
Antibióticos: Estos medicamentos se administran para
combatir o prevenir enfermedades de transmisión sexual
causadas por bacterias. Asegúrese de que su hijo los tome
como se le indique.
Medicamentos antivirales: Estos se administran para
combatir enfermedades de transmisión sexual causadas
por virus.
Medicamentos antihongos: Estos podrían administrarse
para tratar infecciones por hongos, como una infección por
levadura.
¿Cuáles son los riesgos de las enfermedades de transmisión
sexual? Con tratamiento, los síntomas o infección de su hijo
podrían continuar o regresar. Sin tratamiento, su hijo podría
propagar la infección a su pareja sexual, sobre todo si no practica
el sexo seguro. La infección podría propagarse y dañar órganos
sexuales femeninos, como las trompas de falopio. Las
enfermedades de transmisión sexual también pueden dañar al
bebé por nacer y podrían conllevar a un embarazo ectópico, o
dificultar el quedar embarazada. Algunas enfermedades de
transmisión sexual podrían aumentar el riesgo de cáncer.
Algunas infecciones virales, como la hepatitis B o el VIH, pueden
causar enfermedades graves y mortales.
8. ¿Cómo se pueden prevenir las enfermedades de transmisión
sexual? Pídale al médico de su hijo más información sobre las
siguientes prácticas del sexo seguro:
Evitar parejas infectadas: Su hijo no debe tener relaciones
sexuales con alguien que tenga una enfermedad de
transmisión sexual. Esto incluye sexo anal u oral.
Condones: Asegúrese de que su hijo use un condón de
látex cada vez que tenga relaciones sexuales y aconséjele
que use un condón nuevo cada vez.
Limite las parejas sexuales: Hable con su hijo sobre sus
parejas sexuales. Aconséjele que tenga relaciones sexuales
con solamente una persona.
No tener sexo durante el tratamiento: Su hijo no debe
tener relaciones sexuales mientras él o su pareja sexual
está recibiendo tratamiento para una enfermedad de
transmisión sexual. La pareja no tratada puede ser
infectada o volverse a infectar si esto sucede.
Pruebas de tamizaje: Si su hijo es sexualmente activo,
asegúrese de llevarlo a realizarse pruebas para
enfermedades de transmisión sexual con regularidad. Estas
incluyen pruebas para clamidia, gonorrea, VIH y sífilis. Las
mujeres necesitan realizarse también una prueba de
papanicolau.
Vacunas: Las vacunas podrían ayudar a prevenir el riesgo
que podría correr su hijo de adquirir ciertas enfermedades
de transmisión sexual. Pídale al médico de su hijo más
información sobre vacunas para enfermedades de
transmisión sexual.