El documento discute las causas de la riqueza de un país. Señala que no se debe a factores como la antigüedad, los recursos naturales o la inteligencia de sus ciudadanos. Explica que la diferencia la hacen los individuos que componen cada país y su disposición a seguir valores como la moral, la honestidad, la responsabilidad y el trabajo duro. Concluye que si los ciudadanos adoptan estas actitudes y se esfuerzan cada día por mejorar, pueden transformar su país en uno próspero.