Venus es el segundo planeta más cercano al Sol y tiene la atmósfera más densa de los planetas rocosos, compuesta principalmente por dióxido de carbono, lo que provoca un efecto invernadero extremo con temperaturas superficiales de 464°C. Aunque es similar en tamaño y composición a la Tierra, Venus gira en sentido contrario y su densa atmósfera lo convierte en el planeta más caliente del sistema solar.