El documento describe los 6 pasos para la elaboración de una vidriera gótica: 1) Trazar líneas en un cartón a tamaño real, 2) Cortar plantillas de cada pieza de cristal usando el cartón, 3) Aplicar óxidos de colores a los cristales, 4) Cocer los cristales en un horno, 5) Moldear y emplomar las piezas de plomo siguiendo el cartón, 6) Engarzar los cristales en las piezas de plomo soldadas.
2. 1. Trazado de líneas
El primer paso para la elaboración de una vidriera
consiste en la realización previa de un cartón,
ejecutado por pintores, y a tamaño real, que servirá
de boceto al trabajo posterior.
Sobre el cartón se dibujan ya las líneas de los
plomos que configurarán la vidriera, así como su
grosor.
3. 2. Corte de plantillas
El cartón se calca sobre una cartulina
coincidiendo por la línea de los plomos, y a
continuación se procede a recortar cada una de las
piezas resultantes, que de este modo servirán de
plantilla para cortar posteriormente los cristales.
4. 3. Coloreado del cristal
A partir de este momento empiezan a
trabajarse los cristales. A su color
natural se aplican óxidos metálicos
(grisallas) vitrificables, para precisar los
detalles de la obra, como ojos, cabellos,
pliegues, etc.
5. 4. Horneado
Los cristales preparados pasan por la mufla u
horno, donde se cuecen y vitrifican los óxidos.
6. 5. Emplomado
Una vez preparados los vidrios se procede
a emplomar. Primero se moldean las
piezas de plomo sobre el propio boceto de
cartón, para ajustarlas a las líneas del
dibujo.
7. 6. Engarzado de las piezas
A continuación se sueldan los plomos y se
engarzan los cristales en sus bocas,
apretando el cristal con el mango del
martillo y el plomo con una espátula.
Notas del editor
La edificación gótica convierte el muro de piedra de la catedral en un muro traslúcido. De ahí que puedan abrirse grandes ventanales y que se cubran con vidrieras polícromas para buscar un nuevo sentido a la iluminación de los edificios. En el interior de la catedral gótica, la luz crea un espacio simbólico, coloreado y cambiante, con connotaciones de profundo carácter religioso, que se diferencia claramente de la iluminación del exterior. España no tenía gran tradición en el arte de la vidriera. Sin embargo, el conjunto que ofrece en la catedral de León puede parangonarse con las de Chartres, Reims o Amiens. La autoría de las vidrieras leonesas, debido a que presentan modelos iconográficos franceses y una tecnología aplicada sin titubeos, se ha atribuido, por lo menos en las más antiguas, a la obra de un taller francés, vinculado con alguno de los edificios citados (quizás con Amiens, en donde la vidriera se extiende, como en León, al triforio). El estudio de las vidrieras de León es complicado, en gran parte debido a las restauraciones que sufrieron durante el siglo XIX, en las que se utilizaron arbitrariamente partes de unas para completar otras, se cambiaron algunas de lugar sin tener en cuenta su correcta lectura iconográfica, y se rehicieron con exceso de imaginación las que faltaban. En las capillas hallamos vidrieras con escenas de la vida de la Virgen y Cristo y santos a los que corresponden las advocaciones. En cambio, las grandes vidrieras de la nave mayor representan figuras monumentales de profetas, cobijados bajo arquitecturas góticas, entre las que destacan las de un rey y un prelado (seguramente recolocadas en posición distinta a la original) que Gómez Moreno identifica con el rey Alfonso X y el obispo Martín Fernández, notario real y amigo personal del rey. Por la monumentalidad de ese conjunto de figuras, éstas podrían pertenecer a la época del anticlasicismo surgido en Francia hacia 1250 Entre esa fecha y los primeros años del siglo XIV (en los que la catedral se concluyó), se realizaron la mayoría de los 1.800 m ² que forman el conjunto de vidrieras. Se incluyen el Árbol de Jessé o de la Genealogía de la Virgen, que se sitúa en el ventanal central, y la vidriera de la cacería , el conjunto más interesante de todas las vidrieras