Este documento habla sobre la necesidad de recibir el vino nuevo de Dios (las bendiciones) en odres nuevos (nuestra vida). Explica que los odres viejos ya no son flexibles para contener el vino nuevo y deben someterse a un proceso de renovación que incluye ser sumergidos en agua, llenarse de piedras y ser frotados con aceite para poder albergar las nuevas bendiciones de Dios.