La carencia de vitamina D genera problemas óseos y dentales, como raquitismo y tetania, mientras que el exceso puede causar síntomas como debilidad, cansancio y náuseas similares a los de un exceso de calcio. Las principales fuentes naturales de vitamina D son los alimentos de origen animal como la leche, quesos, huevos y pescados grasos. Una ingesta excesiva puede causar hipercalcemia y calcinosis, con síntomas como náuseas, vómitos y dolores musculares y articulares