Este poema de Gioconda Belli celebra a la mujer y su feminidad, describiendo cómo Dios las creó con curvas suaves y capacidad para dar vida. El segundo poema reclama flores para las mujeres como símbolo de reconocimiento, en particular para aquellas que sufrieron discriminación, violencia y opresión a lo largo de la historia por parte de los hombres. Pide flores para celebrar el día internacional de la mujer y reivindicar los derechos y la dignidad de la mujer.