Una anciana de nombre Ermenegilda cuenta la historia de su cámara Kodak 4000, la cual compró a los 15 años en Brunei Darussalam. La cámara era capaz de capturar fotos con un campo visual y enfoque perfectos, sin límites. A pesar de tomar miles de fotos perfectas a lo largo de su vida, nunca pudo revelarlas debido a que su perfección era imposible de plasmar en papel.