Este documento discute cómo las nuevas tecnologías electrónicas están modificando los paisajes culturales y antropológicos de la sociedad contemporánea. Argumenta que el orden político debe administrar las consecuencias de estas tecnologías culturales sobre las sociedades actuales. También sugiere que es importante recuperar un pensamiento concreto sobre las políticas culturales en relación con las diversas redes culturales de nuestra época y los regímenes de producción y distribución del poder cultural.