1. En 2009 ya se decía que de cada 100 personas 60 padecían del conocido síndrome de estrés profesional. Por eso, en la Unión Europea, ya se la considera una enfermedad que requiere de salud. En el caso de América Latina, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha tomado cartas en el asunto. El organismo dedica sus esfuerzos y recursos a una campaña de sensibilización sobre el estrés laboral. Esta tarea incluye capacitación a empleados y a empleadores. El objetivo final es que las empresas presten atención al estado de salud de sus trabajadores al momento en que ingresan a laborar y monitorearlos al menos una vez al año. Pero el control debe ser persuasivo. Al menos anualmente se debe revisar el estado de salud de los trabajadores. Realizar exámenes de sangre, pruebas de audición y electrocardiogramas son algunas de las sugerencias.<br />Pero, mientras estas políticas se implementan, ¿qué se puede hacer para evitar y reducir el estrés laboral? No existe una fórmula universal para eliminar el estrés, pero sí hay consejos para aliviarlo. La mayoría de personas vive bajo la premisa de dejar todo para el último momento. No obstante, la improvisación y la acumulación de tareas no deben tener cabida. Utilizar una agenda, un recordatorio en el celular o la computadora ayuda a presionarnos un poco y agilizar los pendientes.<br />Aprender a delegar también es importante. Las personas que tienen cargos altos temen o confían poco en sus subalternos y se cargan con una cantidad de trabajo que supera su rendimiento. El trabajo colectivo es un mecanismo para que las tareas fluyan y se cumplan a tiempo.<br />Los descansos visuales y de postura no deben olvidarse. Los traumatólogos recomiendan que cada hora se efectúe una pausa a las actividades laborales y se cambie de postura. Caminar y estirarse un poco hacen la diferencia. Además los oftalmólogos recetan gotas o lágrimas naturales, e incluso el uso de lentes antirreflejo, para evitar la irritación al fijar la vista durante períodos largos frente a la computadora.<br />Trabajar hasta el cansancio o hasta quemarse se ha bautizado como el síndrome “burn out”. Este es un tipo de estrés prolongado que degenera en síntomas físicos crónicos, como dolores de cabeza, contracturas musculares, fatiga extrema e insomnio. Los profesionales más propensos a esta enfermedad son los que lidian día a día con relaciones interpersonales en sus oficios: docentes, comunicadores, trabajadores sociales… incluso los deportistas pueden verse afectados.<br />DESEMPLEO Y SUBEMPLEOMarzo del 2009CIUDADOCUPACIONSUBEMPLEONacional urbano8.6%51.9%Quito7.0%45.1%Guayaquil14.0%50.6%Cuenca4.9%41.5%Ambato10.9%55.1%Machala4.1%58.5%<br />fx=a0+n=1∞ancosnπxL+bnsinnπxL<br />