Este documento resume la criogenia, el proceso de preservación de un cuerpo a través del congelamiento a bajas temperaturas con el objetivo de resucitarlo en el futuro. Discuta los orígenes de la criogenia en la literatura, los desafíos técnicos y éticos asociados con la criopreservación y resucitación humana, y las empresas actuales que ofrecen servicios de criopreservación.
1. Nº 08 / 2010
CRIÓNICA O CRIOGENIA APLICADA AL SER HUMANO
Todo ser humano desea tener una vida lo más larga posible aunque
entiende que inevitablemente llegará el momento de su muerte. La
alimentación, mejores ambientes de trabajo, vivienda y diversiones, la
evolución de la medicina y medicamentos para tratamiento de
enfermedades y otros factores han hecho que el promedio de
esperanza de vida se eleve hasta 75 años. Sin embargo, sigue
pensando en el modo de alcanzar la inmortalidad y aquí vamos a tratar
sobre uno de los factores que está utilizando como un camino para llegar a ello: LA HIBERNACIÓN
mediante la aplicación de bajas temperaturas conocido como la CRIOGENIA O CRONICA.
EL SUEÑO DE LA RESURRECCION PROPIA
Una de las primeras menciones de la criogenia en la literatura occidental se
encuentra en un relato de Julio Verne, titulado “La jornada de un periodista
americano en el 2889” escrito a finales del siglo XIX. Fantasioso como era, Verne
sitúa su relato en Universal City, la capital de los Estados Unidos de las dos
Américas. En medio de inventos y avances tecnológicos alucinantes – aerobuses,
calles de cien metros de ancho, transporte marino que alcanza los mil quinientos
kilómetros por hora, entre otros -, Francis Bennett, director del periódico “Earth
Herald”, asiste en el año 2890 al descongelamiento del Dr. Nathaniel Fatihburn,
quien cien años antes, en 2790, había decidido someterse al proceso de
“hibernación humana”. La hibernación humana consiste en “suspender las
funciones vitales y posteriormente hacerles renacer luego de cierto tiempo (…)
Después de haber indicado mediante testamento ológrafo las maniobras
adecuadas para volverlo paulatinamente a la vida dentro de cien años, fue sometido
a una temperatura de 172ºC bajo cero reducido entonces al estado de “momia”, el
Dr. Faitburn fue encerrado en una cripta por el periodo convenido”.
El experimento, finalmente, fracasa. Al ser descongelado, Faithburn sigue tan muerto como el día en
que decidió inmolarse pero se encuentra en perfecto estado de conservación. Y aunque el
experimento haya fracasado y el relato transcurra en un improbable año 2890, nadie le quita el don
visionario a Verne, pues hoy por hoy la criogenia - que él llamó hibernación humana – es uno de los
aspectos más asombrosos y polémicos de la ciencia contemporánea.
LA CRIOGENIA
La criogenia no es otra cosa que la preservación de un cuerpo a través del congelamiento a ultra
bajas temperaturas, que en el caso del hombre es con el objeto de resucitarlo en el futuro. Para
someterse a este proceso la ley es clara: hay primero que ser declarado muerto para que,
momentos después, se proceda al congelamiento. Sin embargo, hay un problema, pues el cese
de los latidos del corazón o la ausencia de cualquier indicio respiratorio no equivalen a la muerte:
para efectos legales, uno es declarado muerto cuando se presenta la muerte cerebral,
debidamente comprobada con un electroencefalograma. Puesto que la muerte es un proceso y
no un evento, hay células activas aún después de que el corazón deja de latir. Esas células son
las que se preservan con la criogenia. La esperanza es que estas células puedan ser reanimadas
cuando se encuentren cura a la enfermedad que atacó la vida de la persona criopreservada.
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2. Nº 08 / 2010
LA NANOTECNOLOGIA
Paralelamente al sueño de la inmortalidad, hay avances científicos más concretos, como los logrados
por una disciplina conocida como el nombre de nanotecnología. Por medio de esta, según han
previsto muchos científicos, será posible introducir en el cuerpo unas ultraminiaturas que se
encargarían, por ejemplo, de remover las placas de ateroma, sindicadas como responsables del
envejecimiento. Se planea, igualmente, usar la nanotecnología para destruir enzimátiamente
algunas enfermedades como el mal de Alzheimer o el cáncer.
SIEMPRE HAY UN PERO . . .
El pero que surge de todo esto tiene un carácter ético. ¿Es correcto invertir enormes sumas de dinero
en estas investigaciones cuando ese mismo dinero podría ser utilizado en salvar muchísimas vidas?
¿Cómo se podría enfrentar la sobrepoblación que provocaría la derrota del envejecimiento?, son
preguntas inquietantes que acompañan el desarrollo de estas tecnologías. Sin ninguna duda, el
empleo de la criogenia y la nanotecnología aplicadas a la industria alimentaria, por ejemplo, es
beneficioso desde todo punto de vista, no así la alteración de nuestro destino biológico. Y esto sin
contar los argumentos religiosos, que conformarían todo un tratado en contra de estas prácticas
científicas.
LA BOLSA O LA VIDA
Muchos se sorprendieron cuando hace algunos años la prestigiosa revista
norteamericana New Scientist anunció un concurso digno de la
imaginación de Verne y cuyo premio era ni más ni menos que la criogenia
para el ganador – después de ser declarado muerto, se entiende -, de cara
a una posible resurrección de aquí a cien años (suponiendo que en ese
tiempo ya se cuenta con la tecnología necesaria tanto para el
descongelamiento como para reanimación). El ganador, entonces, como
cualquier otro ser criopreservado, sería sumergido en nitrógeno líquido, a
una temperatura de 196ºC bajo cero en el Instituto Criogénico, con sede en
Michigan, Estados Unidos.
Actualmente, hay muchas empresas dedicadas al desarrollo de esta
tecnología, como Celera Genomics o Alcor (Arizona – USA), empresa esta última que ya tiene casi
1000 personas inscritas e interesadas en ser criopreservadas al momento de morir y según anuncian
muchas de ellas ya comenzaron su proceso de hibernación.
Y ya que estamos en una era en que todo tiene precio. Alcor no escapa a ello. La inscripción para ser
crioperservado es de 150 dólares. Adicionalmente, hay que tener un seguro de vida de al menos 120
mil dólares cuyo beneficiario es Alcor, por supuesto, si quiere la criopreservación de cuerpo entero. Si
prefiere la cabecita no más, quiero decir el cerebro,, la cosa queda en 50 mil. Usted escoge.
Por ahora, nadie puede garantizar a los candidatos a Lázaro inscritos en Alcor que la reanimación
después de la criopreservación será cien por ciento segura. De momento, estarán todos en la
misma situación que el Dr. Nathaniel Faithburn, el personaje de Verne. Habrá que esperar que
sucede con el tiempo para ver si se logran mayores avances en este tema.
“Sólo sé que nada sé” “Lo poco que sé, se lo debo a mi ignorancia”
Sócrates Platon