A través de una gestión política, en La Paz, BCS., se incentiva el avance del espacio turístico. Ello, devela al proceso de turistificación, donde el poder político expulsa a un actor social del espacio. El objetivo de este artículo es mostrar cómo se gesta este proceso, donde se despoja al ciudadano del acceso al espacio público. La metodología del espacio de
Lefevbre muestra cómo en esta problemática confluyen distintas perspectivas territoriales que derivan en conflicto. Los resultados exponen que, la construcción de narrativas a favor del inversor privado y en contra del ciudadano afectado, justifican la intervención política.
La Sostenibilidad Corporativa. Administración Ambiental
Despojo y expulsión del espacio en El Manglito, una narrativa más de la turistificación de La Paz, Baja California Sur.
1. TEMAS ANTROPOLÓGICOS
Revista Científica de Investigaciones Regionales
Volumen 44, Número 2
Abril 2022 - Enero 2023
Facultad de Ciencias Antropológicas
Universidad Autónoma de Yucatán
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5. TEMAS ANTROPOLÓGICOS
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CONSEJO EDITORIAL
Allan Burns, Universidad de Florida, Estados Unidos de América.
Allan Ortega Muñoz, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
Ángela Renée de la Torre Castellanos, Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropología Social, México.
Anthony Parshall Andrews, Nuevo Colegio de la Universidad del Sur de Florida,
Estados Unidos de América.
Antoni Castells i Talens, Universidad Veracruzana, México.
Antonio Castillo Gómez, Universidad de Alcalá de Henares, España.
Elisa Povedano Marrugat, Universidad Carlos III de Madrid, España.
Francisco Daniel Hernández Mateo, Universidad Carlos III de Madrid, España.
Francisco Luis Jiménez Abollado, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, México.
Irma Cecilia Eudave Robles, Universidad de Guadalajara, México.
Iván Vallado Fajardo, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
José Manuel Ramos Rodríguez, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.
Karla Yolanda Covarrubias Cuéllar, Universidad de Colima, México.
Ksenia Sidorova, Universidad Autónoma de Yucatán, México.
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Luis Alberto Barba Pingarrón, Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Marcos Noé Pool Cab, Universidad Autónoma de Yucatán, México.
María Carolina Depetris, Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Miguel Ángel Zamorano Heras, Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil.
Miguel Antonio Güémez Pineda, Universidad Autónoma de Yucatán, México.
Miguel Luque Talaván, Universidad Complutense de Madrid, España.
Pedro Pérez Herrero, Universidad de Alcalá de Henares, España.
Rafael Burgos Villanueva, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
Rosa Gabriela Vargas Cetina, Universidad Autónoma de Yucatán, México.
Silvia Cristina Leirana Alcocer, Universidad Autónoma de Yucatán, México.
Steffan Igor Ayora Díaz, Universidad Autónoma de Yucatán, México.
Traci Ardren, Universidad de Miami, Estados Unidos de América.
6. Narraciones e historia, elementos para conocer el mundo 13
Carmen García Gómez
TEMAS ANTROPOLÓGICOS
Revista Científica de Investigaciones Regionales
CONTENIDO
PRESENTACIÓN
ARTÍCULOS DE INVESTIGACIÓN
Despojo y expulsión del espacio en El Manglito, una 21
narrativa más de la turistificación de La Paz, Baja
California Sur
Tonatiuh Morgan Hernández
De los Andes colombianos a las selvas del Mayab: 49
análisis del comienzo y desarrollo del bambuco
en Yucatán
Claudio Ramírez Uribe
Análisis de parámetros de calidad ambiental 73
higrotérmica en espacios habitacionales de Mexicali
Aarón Tadeo Onchi-Rascón
Verónica Jiménez-López
Gonzalo Bojórquez-Morales
El encierro simbólico de las juventudes 95
Raúl Castro Vieyra
La conformación y transformación ideológica del 115
ranchero, buchón y alucín bajo las dinámicas del
capitalismo global
Manuel Alejandro Bravo Morejón
7.
8. Despojo y expulsión del espacio en El Manglito, una narrativa más de la
turistificación de La Paz, Baja California Sur
Tonatiuh Morgan Hernández
Universidad Autónoma de Baja California Sur, México
pimenia@hotmail.com
Resumen
A través de una gestión política, en La Paz, BCS., se incentiva el avance del espacio
turístico. Ello, devela al proceso de turistificación, donde el poder político expulsa a un
actor social del espacio. El objetivo de este artículo es mostrar cómo se gesta este proceso,
donde se despoja al ciudadano del acceso al espacio público. La metodología del espacio de
Lefevbre muestra cómo en esta problemática confluyen distintas perspectivas territoriales
que derivan en conflicto. Los resultados exponen que, la construcción de narrativas a favor
del inversor privado y en contra del ciudadano afectado, justifican la intervención política.
Palabras clave: narrativa, turistificación, espacio, turismo.
Dispossession and expulsion from the space in the Manglito, another
narrative of touristification of La Paz, Baja California Sur
Abstract
Through political management, in La Paz, BCS., the advancement of the tourist space is
encouraged. This reveals the touristification process, where political power expels a social
actor from space. The objective of this article is to show how this process takes place, where
the citizen is stripped from the access to public space. Lefevbre’s space methodology shows
how different territorial perspectives come together in this problem, resulting in conflict. The
results show that the construction of narratives in favor of the private investor and against the
affected citizen justify the political intervention.
Key words: narrative, touristification, space, tourism.
Temas Antropológicos, Revista Científica de Investigaciones Regionales, volumen 44, número 2
abril 2022- enero 2023, Universidad Autónoma de Yucatán, ISSN 1405-843X, pp. 21-48
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Introducción
El turismo como modelo de desarrollo implica una visión política e integra un
discurso de progreso y crecimiento social. Este discurso, se caracteriza por su
retórica a favor de un accionar político que busca generar constantemente una
atracción de inversiones, turismo y generación de empleos y, con ello, generar
una transformación de la localidad. Así, estas acciones políticas dan vida a una
intervención en la infraestructura urbana de la ciudad, con la finalidad de generar
áreas exclusivas de uso turístico.
Lo anterior deriva en la construcción de un sentido territorial que tiene la
finalidad de eliminar prácticas, experiencias, costumbres, tradiciones, modos de
vida, usos históricos, colectivos y cotidianos del espacio que el ciudadano común
establece en su día a día. Esto tiene el objetivo de establecer una nueva experiencia
y uso turístico en torno a las zonas con valor histórico, cultural y colectivo y así
generar una imagen estética de la ciudad que logre venderse dentro del mercado
global. Estas intervenciones en los lugares públicos siguen al pie de la letra los
postulados de la Organización Mundial del Turismo (UNTWO, 2022), donde se
recomienda a los gobiernos locales adoptar estas políticas globales para generar
un modelo de negocios urbano por medio del empleo de nuevas tecnologías y el
acondicionamiento de áreas públicas para el uso turístico y así, establecer una zona
de consumo de exclusivo, cuya dinámica de innovación y competitividad beneficia
a la localidad.
Pero, estos postulados de política global que se recomiendan a los gobiernos
locales no consideran el impacto que generan en el desarrollo de la vida cotidiana y
los usos históricos del espacio. Esta proyección innovadora y competitiva de ciudad
y política es causal de un conflicto social que la propia autoridad genera por medio
de sus acciones de intervención, pues afecta, expulsa y despoja del acceso público
al espacio, a un actor social. Esto pone de manifiesto dos perspectivas distintas de
representación encontradas de lo que es y debe ser el espacio. Ya que la visión de
negocios y conexión con la economía global por medio del turismo inserta otro tipo
de práctica en el desarrollo de la cotidianidad. Por medio de acciones políticas se
busca dominar y apropiarse del territorio para beneficiar al inversionista privado, en
perjuicio del poblador local, quien finalmente es expulsado y despojado del lugar
donde estableció un modo de vida que le permitía subsistir.
10. 23
Tonatiuh Morgan Hernández
Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
Turismo y acciones políticas
Para comprender esta necesidad del desarrollo e integración global de la localidad
que deriva en la creación de nuevos sitios urbanos, considero a Jan Mosedale (2011)
y su interpretación desde la economía política de lo que es el fenómeno turístico.
Esto ayuda a ver cómo este modelo del desarrollo se integra entre distintas regiones
geográficas (Escobar, 2007), la local y la global, donde un país de primer mundo
establece un flujo de información (Castells, 2000), personas y dinero con un país
de tercer mundo. Lo que instaura una relación desigual a través de esta integración
económica, cuyo centro de operaciones se ubica en un centro del poder social,
político, económico y cultural, en un país del primer mundo. Esta interpretación
muestra al turismo como un modelo de desarrollo donde se reorganiza la economía
de localidades del tercer mundo para servir a las necesidades e intereses del flujo del
capital. El capital económico requiere de la expropiación y extracción de recursos
en las localidades del tercer mundo y una integración socioeconómica vertical y
jerárquica del desarrollo. Las consecuencias de esta dinámica socioeconómica son:
la fragmentación social y una conformación urbano-territorial de desigualdad, en
donde es evidente la separación entre clases sociales, los ricos y los pobres. Así,
esta ordenación socioeconómica del desarrollo turístico termina por reproducirse e
implantarse en distintas escalas geográficas, en lo local, nacional y global, y se le ve
como un modelo de desarrollo innovador que busca establecer una competitividad:
Los teóricos de la dependencia argumentan que la incorporación de economías
periféricas en la economía capitalista global no sólo influye en la producción para
que se ajuste con las del centro, sino que también desvía el excedente económico a
los países dominantes. A medida que los países dominantes en el centro continúan
desarrollándose sobre la base de ese superávit, los países de la periferia luchan
contra el subdesarrollo. El sistema capitalista internacional, nacional y local genera
desarrollo económico para unos pocos y subdesarrollo para muchos (Mosedale,
2011: 24).
Para este autor, los términos de la teoría política de la economía marxista, muestran
claramente cómo operan estos modelos del desarrollo. Por tanto, el turismo debe
comprenderse como una producción social que requiere de una intervención política
para estructurar la visión económica del capitalismo global por medio de un sistema
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de producción. Esto deriva en: 1. Una economía que conforma un tipo de sociedad;
2. Crea una relación entre el proceso económico y el significado social; 3. Configura
representaciones socioeconómicas a través de signos, símbolos y discursos; 4.
Produce bienes socioculturales de consumo. Sobre todo, se cuestiona dentro de este
proceso el actuar de la práctica política, cuyo discurso y acciones son un derivado
del poder capitalista.
Deahíqueeldiscursoygestióndelaautoridadpolíticaseanpiezasfundamentales
para integrar al desarrollo turístico y sus consecuentes porque, las acciones políticas
son una expresión de la visión hegemónica de la clase dominante, que influye en la
sociedadparareproducirsudominio.Estaclasesocialhegemónicabuscaperpetuarse
a través del accionar político del gobernante en turno, quien avala y justifica sus
acciones de visión empresarial en materia turística; es un poder económico detrás
del poder político. Por tanto, el turismo es una expresión de la globalización
económica en la localidad y crea formas de dominio urbano, social, económico y
cultural enlalocalidad. Loanterior,consecuentemente, configura uncontraste social
a través de representaciones socioculturales y prácticas de consumo como el trabajo
esclavizante, la economía innovadora, las empresas competitivas, el mercado libre,
los productos de alta gama, los territorios de consumo, sitios exclusivos, etc.
El turismo es la reproducción global de un patrón hegemónico que estructura
la desigualdad a través de la mercantilización de la sociedad y sus lugares como
productos de consumo (Ángeles, 2017). Esta postura neoliberal se apropia de
espaciospúblicosconvalorsocial,culturalyambientalcomoelpatrimoniohistórico,
culturalyurbano,zonasnaturalesyplayas,paraconformarnuevasáreasdeinversión
turística. Reconfigurando paisajes, percepciones, experiencias y comunidades. Por
eso, el capital transnacional busca invertir en recintos urbanos con valor colectivo
que generan desarrollo, como plazas comerciales, sectores residenciales, oficinas,
marinas, hoteles, etc. Así, el espacio urbano dentro de esta dinámica adquiere otra
denominación, se torna en una mercancía que se oferta dentro de un mercado y se
ofrece al inversor privado que invierte su capital.
El poder político es una pieza fundamental para gestar este tipo de desarrollo
capitalista, pues debe modificar la propiedad pública por medio de leyes y normas,
como el uso de suelo, expropiaciones, planes de desarrollo, etc., en busca de agentes
privados que administren de forma eficiente los bienes públicos y le asignen otro uso
12. 25
Tonatiuh Morgan Hernández
Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
y función ante su deterioro e inoperatividad. Por tanto, para atraer las inversiones y
turistas, primero la autoridad debe intervenir por medio de obras de remodelación
urbana para después comercializar el lugar. Para ejecutar esta acción, se crea un
concepto clave de intervención: el producto turístico, y se oferta al inversionista
bienes y servicios como edificios, infraestructura urbana, transporte, hospedaje,
gastronomía, actividades recreativas, entretenimiento, playas, zonas costeras, entre
otras áreas de inversión dentro de la ciudad. De ahí que el producto turístico como
artefacto cultural modifique la vida social, ya que genera un área territorial de
consumo y de exclusividad social. Entonces, la producción del espacio por medio
del producto turístico genera una red de sentido territorial, cuyo significado se lee
en edificios, avenidas, prácticas, políticas, discursos, en la obra pública, entre otros.
El proceso de turistificación
Así, las acciones políticas en torno al desarrollo turístico dan vida al proceso
de turistificación, donde la ejecución de una gestión política tiene por objeto
transformar la localidad para que sirva de atractor de inversiones y turistas y así,
crear un dinamismo socioeconómico. Esto implica una eventual mercantilización
de los lugares públicos de convivencia social, lo cual es visto como una apropiación
del espacio social con fines de lucro. Así, este proceso muestra cómo el fomento a
la actividad turística por parte de la autoridad política genera un impacto territorial,
porque una localidad se reconfigura acorde a las necesidades del turismo, pues éste
se torna en un núcleo que detona el desarrollo socioeconómico de la localidad:
En este sentido, la turistificación […] requiere […] de la inversión privada,
organización de la participación ciudadana y el fortalecimiento de la identidad
cultural del territorio. Estas tres condicionantes son primordiales para la
competitividad del sector turístico, pero también para el funcionamiento de una
economía a escala territorial. Desde hace más de una década inician los procesos
de turistificación territorial […] como destinos han iniciado un proceso de
yuxtaposición funcional con el resto del territorio. […] La turistificación territorial
alcanza dimensiones metropolitanas con la formación de conurbaciones entre
localidades, eslabonamientos carreteros y zonas metropolitanas que trascienden los
límites políticos administrativos de municipios y entidades federativas. El destino
turístico es el núcleo urbano a partir del cual se disipan los flujos de población,
bienes y productos hacia el resto del territorio, mediante un permanente y creciente
intercambio de flujos turísticos (Roldán, 2015: 116-117).
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De acuerdo con Ricardo Gómez (2016), la turistificación es una asignación social
que recibe un lugar cuya finalidad es atraer turistas e inversiones. Para ello, primero
se necesita de una infraestructura material ofertable al inversionista y turista. Por
esta razón se modifican edificios, calles y uso de suelo, en busca de que se asienten
desarrollos hoteleros, comerciales y de entretenimiento. Esta acción genera una
división social y territorial. El autor concibe una fuerte fragmentación social, pues
las acciones políticas derivan en una tensión entre la comunidad local, los turistas
e inversionistas, ante el nuevo uso y función del espacio antes público y ahora
exclusivo para el turismo. En otra perspectiva, David Navarrete (2016) define a la
turistificación como un momento donde el fenómeno turístico se torna relevante
para la planeación urbana:
Lo anterior por medio de la renovación de centros históricos […] la construcción
de importantes infraestructuras de transporte como aeropuertos, autopistas, puertos
para cruceros, estacionamientos turísticos […] la implantación de grandes parques
temáticos de diversión, de deporte o de cultura tipos Disneyland, Universal
Studios, Exposiciones Universales […] Estos procesos que podemos llamar de
turistificación, introducen transformaciones bastante controvertidas […] que
sirven de justificación política de los gestores e inversionistas de una localidad con
aspiraciones turísticas. Éstas son: el crecimiento y la reactivación de la economía
de un barrio o de una ciudad; la reconstrucción y la renovación espacial; la creación
de empleos por varios de cientos o miles por la atracción de nuevos capitales; el
rescate o reconvención de edificios y espacios urbanos (Navarrete, 2016: 33).
Además, este autor ve este proceso como lageneración de una doble realidad. Sibien
se revitaliza una región urbana, esto genera una zona de exclusión social. Esta visión
se aprecia en áreas urbanas que difieren del resto debido a su representación estética.
Asimismo, afirma que la exclusión social explica las transformaciones económicas,
sociales, culturales, territoriales y políticas en centros históricos y zonas costeras,
considerando que este cambio obedece a la integración local dentro del proceso de
global por medio de la competitividad social, cultural y económica.
Sin embargo, la postura más importante la expresa José Mancilla (2019),
quien ve a través de los conflictos en torno al espacio como una muestra de las
transformacionesterritorialesconrelaciónaunorden,laideologíaneoliberal,porque
14. 27
Tonatiuh Morgan Hernández
Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
se impone un nuevo sentido urbano y se integra una trama de significado mercantil.
Así, el patrimonio histórico y cultural y las acciones políticas generan un proceso de
intervención urbana, donde se interviene al patrimonio histórico y cultural en busca
de crear una zona comercial con valor turístico, ya que un centro histórico posee una
memoria colectiva y territorial que genera un producto de consumo único, lo cual le
permite rivalizar ante otros productos similares dentro de un mercado: el mercado
turístico global, donde se compite ante otras localidades (Harvey, 2012). De ahí que
la mercantilización de la experiencia urbana en espacios históricos y zonas costeras
y el producto turístico modifique el sentido urbano, social, cultural, territorial y
económico de la ciudad:
Bajo la lógica del urbanismo neoliberal, el espacio urbano se constituye como
una mercancía producto del accionar de desarrolladores inmobiliarios, operadores
turísticos y gobiernos de todos los niveles, de forma que las ciudades devienen
en marcas registradas, experiencias o estilos de vida para ser comercializadas y
consumidas por élites locales y globales con capacidades económicas diferenciales.
Estos usos de la ciudad como valor de cambio y reserva de valor entran en conflicto
con aquellas prácticas ligadas a su valor de uso, es decir, a las apropiaciones que
los habitantes de la ciudad hacen del espacio urbano en la reproducción de la vida
urbana (Mancilla, 2019: 13).
El patrimonio, al ser visto como una herramienta de intervención política y urbana,
se considera un escenario teatral que construye narrativas y experiencias turísticas,
alterando el contexto de la vida cotidiana. Sin embargo, la verdadera finalidad
de esta intervención urbana en torno al patrimonio histórico y cultural es generar
una eliminación de elementos nocivos que afecten al significado turístico. Así, la
intervención políticayurbana enelespacio público busca higienizar alono turístico,
excluyendo a todo lo negativo que afecte la imagen estética que vende a la localidad
dentro del mercado turístico. Esta acción impacta directamente en el habitante
común de la ciudad, quien entra en un conflicto ante esta nueva representación de lo
público, ahora turístico, pues la narrativa turística necesita modificar la experiencia
cotidiana para vender al producto turístico y sus imágenes estéticas y, así, generar
dinámicas urbanas de consumo en torno a comercios, sonidos, olores, edificios,
parques, avenidas, etc., donde se crea un escenario temático y un circuito peatonal
turístico. Lo anterior pone en el escenario a un actor social vulnerable que depende
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del acceso al espacio público para poder subsistir.
La perspectiva de estos autores considera a la turistificación como un proceso
de modificación del área con la finalidad de ofertarlo al mercado turístico. Por
eso se toma a este proceso como un fenómeno sociocultural, económico y urbano
relevante para las localidades pues, por medio de estas intervenciones, busca
integrarse dentro de las dinámicas de la economía global para detonar un beneficio
y desarrollo socioeconómico, porque la localidad se confronta ante un contexto
global de constante incertidumbre económica y estas herramientas innovadoras
de urbanismo son una opción viable para la autoridad política. Sin embargo, la
transformación por medio de la economía turística crea otra realidad que conlleva
a una fragmentación social, cultural, territorial, económica y urbana por medio de
los sitios de exclusividad, lo cual consecuentemente también deriva en un conflicto
acerca del espacio.
El conflicto urbano
En la problemática en torno al espacio se identifican dos tipos de narrativa: la del
actor expulsado por medio de las acciones y la postura política de las autoridades
que benefician a las élites. Para interpretar esta problemática de difícil lectura, se
consideraaManuelDelgado(1999),quienvealespaciocomounaestructurapolítica
y económica, pero también lo considera un territorio múltiple donde se genera
una red de elementos de distinta naturaleza. Así, en la ciudad se identifican dos
tipos de orden: la “polis” y la “urbs”. La “polis” la define como un orden político,
institucional y hegemónico que administra a la ciudad y la “urbs” la considera como
un proceso presente en las prácticas, en lo cotidiano y lo colectivo. Entonces, la
“urbs” resulta en un interaccionismo continuo y tiene un carácter abierto e indefinido
que siempre está en construcción debido a que es un valor social y colectivo que
nunca se detiene y que se resalta como un orden espontáneo, un espíritu que habita
en todos los lugares y, a través del diseño y proyección de la “polis”, se le busca
controlar. La “polis” crea normas y leyes de convivencia social en busca de eliminar
los elementos y espacios negativos que sean un peligro de su orden. Pero, aun con
estas medidas de control, el espíritu indefinido de la “urbs” siempre emerge y está
presente en lo colectivo y cotidiano.
A través de esta contraposición entre estos dos órdenes, “polis” / “urbs”, nace
16. 29
Tonatiuh Morgan Hernández
Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
un discurso: el anti-discurso al orden de la “polis”, cuya narrativa se manifiesta
a través de prácticas como formas cotidianas e históricas de uso y acceso al
espacio, delimitación de territorios, trazo de atajos, construcción irregular de
viviendas, caminos no planificados, etc. Esto muestra las prácticas colectivas y las
reinvenciones y usos del espacio, pues la colectividad lo ajusta a sus necesidades,
costumbres, tradiciones y hábitos, donde establecen un modo de vida. Así, estos
lugares expresan una identidad, territorios, formas de vivir y habitar el espacio. Por
ello se considera que las prácticas colectivas de la “urbs” imperan en las zonas a
pesar de ser diseñados y proyectados por la “polis”:
La práctica social sería la que, como fuerza conformante que es, acabaría
impregnando los espacios por los que transcurre con sus propias cualidades y
atributos. A destacar que esa codificación alternativa que el usuario de la calle no
genera algo parecido a un continente homogéneo y ordenado, sino un archipiélago
de microestructuras fugaces y cambiantes, discontinuidades mal articuladas,
inciertas, hechas un lío, dubitativas, imposibles de someter (Delgado, 1999: 182).
Por tanto, la ciudad diseñada, imaginada y políticamente representada de manera
utópica dista mucho de la verdadera esencia de lo urbano, porque lo urbano, además
de ser una práctica, es una experiencia vivida dentro de un territorio en constante
movimiento, lo cual implica un flujo de múltiples matices, personas, vehículos,
objetos, información, luces y sonidos, que interaccionan y generan un lenguaje de
difícil interpretación.
Para establecer una lectura del espacio por medio de la contraposición “urbs/
polis”, es posible interpretar las narrativas de la colectividad, pues están sujetas a
dinámicas de poder, lo cual hace del anti-discurso de la “urbs” un discurso contrario
al orden de la “polis”, que siempre busca establecer un orden. Sin embargo, lo
característico del anti-discurso de la “urbs” es que está fragmentado, es decir, está
disperso en la colectividad, pues está presente en ese universo múltiple de prácticas.
Por tanto, esto permite articular una multiplicidad de facetas, diálogos, opiniones,
narrativas, perspectivas y relatos, para así, mostrar una relación de antagonismo
(Laclau, 1987) ante las posturas institucionales y hegemónicas del orden de la
“polis”:
17. 30
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El espacio público, el lugar por definición de lo urbano, puede entonces ser
contemplado como el de la proliferación y el entrecruzamiento de relatos, y de
relatos que por lo demás, no pueden ser más que fragmentos de relatos, relatos
permanentemente interrumpidos y retomados en otro sitio, por otros interlocutores
(Delgado, 1999: 190).
Además, se debe comprender que esta relación antagónica entre grupos sociales en
realidad genera una “integración territorial excluyente” que, de acuerdo con María
Cristina Bayón (2015), es parte de la estructura de los espacios de consumo, sean de
tipo comercial o turístico, lo cual se traduce en términos de estigmas sociales que
ubican al otro y su territorio. La “integración excluyente” es la asignación social
del expulsado, el desplazado del lugar, aquel que no tiene acceso al recurso urbano.
Esta denominación social está presente en los discursos y acciones políticas donde
un grupo social es minimizado, estigmatizado y expulsado por parte de un grupo
dominante que ostenta el poder político y económico. Así, la zona de exclusión
social y la de consumo genera una frontera simbólica, imaginaria y física entre el
nosotros y los otros:
Los límites simbólicos definen jerarquías, similitudes y diferencias entre grupos,
trazando fronteras entre ellos y nosotros; revelan cómo los individuos caracterizan
a los miembros de las distintas clases sociales, sus características, defectos o
limitaciones,ypuedenconstruir,tanto,unproductocomounafuentededesigualdad
social (Bayón, 2015: 132).
Estalógicasocialse organiza através delexcluido. Losexcluidos generan unsentido
simbólico e imaginario, asignan una identidad territorial a un grupo que es objeto de
un estigma por parte de los otros. Esto hace posible el vínculo del excluido dentro
de la narrativa de la jerarquía del poder político, pues hace posible una división y
clasificación entre personas. Por ello, el marginado es objeto de la autoridad política
porque se le considera un ciudadano no deseable y lo torna carente de derechos y se
le da un trato no humano:
La construcción de la otredad supone entonces un doble proceso de diferenciación y
demarcaciónquetrazaunalíneaentrenosotrosyellos,queconstruyealosexcluidos
como una fuente de contaminación moral, una amenaza, una carga económica o un
objeto de lástima. Es un proceso que tiene lugar en diferentes niveles y espacios:
desde las interacciones cotidianas con profesionales, funcionarios y empleados
18. 31
Tonatiuh Morgan Hernández
Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
[…] hasta los medios de comunicación, el sistema legal y el diseño de políticas,
entre otros, donde no sólo se enmarca al pobre como el otro, sino que se normaliza
e institucionaliza la legitimidad del estatus del otro (Bayón, 2015: 133).
Así, el rechazado es el otro lado de la sociedad. Se construye su existencia y
experienciadesdelanarrativadelaclaseprivilegiadaquelosidentificayestigmatiza.
Esta construcción social de exclusión justifica el despojo y le niega el acceso al
espacio, porque es una representación de lo indeseado, ínfimo y negativo que debe
ser expulsado. En consecuencia, el otro pasa a un segundo plano y se limita su acceso
al área pública de libre tránsito, profundizando en su condición de desigualdad, pues
de acuerdo con la autoridad política, el otro es quien debe vivir en otro lugar, en otra
colonia, en otra calle, en otra ciudad, en otro territorio:
Cierto es que el espacio es producto de relaciones sociales que están materializadas
espacialmente y hechas cuerpo en los actores. Pero también el espacio tiene un
rol central en la producción de sujetos e identidades. Desde aquí es que pensamos
que resulta necesario indagar bajo qué prácticas y qué tecnologías ciertos grupos
concretan su presencia-legítima o ilegítima- en el espacio, y el modo en que a partir
de ello se producen grupos con capacidades diferenciales de intervenir y de hacer
uso del espacio urbano (Perelman, 2017: 13).
Parte de esta problemática la genera la acción de las políticas públicas y normas
jurídicas que son parte del ordenamiento urbano de uso de suelo, como el Plan de
Desarrollo Urbano (PDU), donde se justifica y legitiman las intervenciones de la
autoridad de gobierno en busca de un desarrollo socioeconómico, una acción que
termina por zonificar territorios mediante la proyección política “imaginaria” de la
ciudad, porque es una construcción narrativa imaginada (Durand, 1981). Esto genera
acciones que no son negociables, pues están respaldadas por normas jurídicas y el
poder político que le asignan un uso y función al espacio:
Además cabe señalar que los procesos que generan exclusión social no sólo
pertenecen al ámbito de lo económico […] sino también de lo político (carecer
de documentos que permitan ejercer el más elemental de los derechos políticos:
votar a los representantes), de lo social (discriminación en el acceso a los espacios
públicos o a determinados centros comerciales) y de lo cultural (limitado acceso
a los servicios culturales o a las representaciones colectivas de la sociedad que
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predomina y que generan prácticas discriminatorias). Todo ello impide lograr
aceptables niveles de cohesión social y, por el contrario, alimenta posibles
conflictos sociales (Ziccardi, 2009: 33).
Por tanto, el otro es expulsado a través de su narrativa, lo cual muestra al fenómeno
político del despojo y su anti-discurso, la “urbs”, (Delgado, 1999), expresa cómo
opera el proceso de turistificación (Mancilla, 2019), (Navarrete, 2016), (Roldán,
2015), (Gómez, 2016), donde manifiesta una relación de antagonismo (Laclau,
1987) ante el orden y las acciones políticas de la “polis” que busca establecer
jerarquías de poder y, en consecuencia, un dominio social hegemónico de las élites,
quienes se apropian del territorio para mercantilizarlo dentro del mercado global
del turismo (Mosedale, 2011). Por tanto, el excluido en su discurso manifiesta un
derecho de acceso al espacio y, sobre todo, un derecho a la ciudad (Lefebvre, 1990),
pues se le niega el acceso a un recurso público que es connatural a todo ciudadano.
Esta acción modifica su vida y su condición social, pues la base de su sustento
económico fue expropiada por la autoridad política para beneficiar a las élites. Así,
ante este contexto es necesario plantear un análisis espacial que exponga claramente
al proceso de turistificación, sus narrativas y la fragmentación que genera en el
entorno de lo cotidiano que manifiestan una práctica política peculiar, porque deben
justificarse sus acciones de intervención urbana ante la sociedad.
Análisis espacial de la turistificación de La Paz, B.C.S.
La teoría del espacio (Lezama, 2002) permite hacer un análisis de la realidad urbana
de un lugar y la variedad de elementos que agrupa; la interpretación espacial permite
una lectura de fenómenos, ya sea desde una perspectiva territorial, económica o
cultural, donde la relación entre estructura y superestructura detonan procesos
socioeconómicos, pues, a partir del espacio, una construcción social, también se
organizan prácticas, usos y funciones. Así, los procesos históricos y culturales
pueden comprenderse a partir de costumbres y tradiciones colectivas que entran
en conflicto ante fenómenos de la modernidad, como la globalización económica y
cultural. La integración de métodos de lectura social por medio del espacio permite
ver cómo se generan procesos como relaciones colectivas, modos de producción,
desarrollos históricos y experiencias.
El espacio en sí, expresa las dinámicas económicas, jurídicas, políticas e
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Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
ideológicas. De ahí que, la experiencia urbana (Vera, 2019) debe leerse mediante un
agentesocial,puesensucontextodeacciónestablecedinámicas,prácticas,discursos
y representaciones que muestran una realidad espacial colectiva. Henri Lefebvre
(2013), con su teoría y metodología espacial, considera al lenguaje simbólico como
un vehículo expresivo de la materialidad urbana, pues manifiesta una estructura de
sentido territorial y, además, por medio de las prácticas, se devela un modo de vida
histórico. Así, a través de una trialéctica entre los tres tipos de conceptos propuestos
por Lefebvre, lo concebido, lo percibido y lo vivido, y su mutua interrelación,
se pueden comprender fenómenos como conflictos, expulsiones, apropiaciones,
percepciones, experiencias, dominios, sujeciones, etc. De acuerdo con lo anterior,
define al espacio percibido como la producción de la experiencia material. Luego, al
espacio concebido lo articula con representaciones arquitectónicas, diseños, planos
y acciones políticas. Contrario a este orden, el espacio vivido es la construcción
del ciudadano común dentro de su vida cotidiana, donde simboliza territorios,
memorias, experiencias, prácticas y modos de vida históricos y colectivos.
Así, la trialéctica permite al investigador acceder a pensamientos, experiencias,
representaciones, imágenes y narrativas acerca de la ciudad y sus espacios donde
el agente social edifica paisajes urbanos y establece un orden en torno a lo real,
es decir, simboliza una vivencia urbana. De ahí que la interrelación entre los tres
espacios exponga el porqué de las problemáticas y conflictos urbanos, sobre todo
cuando la práctica económica y la visión utópica imponen un tipo de representación
del espacio. Lo anterior, regularmente, es en detrimento del habitante común, porque
se erigen fronteras físicas y simbólicas que impiden el libre tránsito y desarrollo de
su cotidianidad, un hecho que no sólo muestra a un actor social, sino a grupos,
colectivos, comunidades o la sociedad en general, donde sus significados de lo real
difieren.
Estas consideraciones metodológicas en torno al espacio permiten interpretar la
realidad geográfica que vive en La Paz, BCS, una ciudad y puerto marítimo ubicado
en el noroeste de México, al sur de la península, la cual tiene una población de 292
241habitantes(INEGI,2022).Esteterritoriosecaracterizaporcontarcondosfranjas
costeras, una por el Océano Pacífico y otra por el Golfo de California. Además,
su cercanía con Estados Unidos y Canadá hace de esta región un sitio ideal para
el establecimiento de una economía turística, pues cuenta con una infraestructura
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aérea, carretera y marítima que conectan con todo su territorio interno y, además,
permite una conexión con el resto del mundo.
En 2017 el gobernador del Estado, Carlos Mendoza Davis, anunció una obra
importante de renovación urbana, la remodelación del Malecón costero con una
inversión aproximada de 150 millones de pesos, en donde se remodelan: banquetas,
áreas de estacionamiento, la ciclovía, el alumbrado público, inmobiliario urbano,
red de agua y drenaje, jardinería y señalización; así como la red de electricidad,
telefonía y cable, en una longitud de casi 2 km. Esta obra pública busca mejorar el
perfil del espacio más emblemático de la ciudad, el Malecón costero, con la finalidad
de crear una nueva imagen de carácter mundial donde el turista pueda transitar y
consumir en una zona agradable.
De ahí que, en La Paz, BCS. la construcción del espacio turístico en el Malecón
costero que, de acuerdo con Manuel Delgado (2011), se pone al descubierto una
postura ideológica neoliberal, y se manifiesta a través de un discurso político en
torno a la ciudad que establece prácticas de apropiación, expulsión y control social:
Lo que bien podría reconocerse como el idealismo del espacio público aparece
hoy al servicio de la reapropiación capitalista de la ciudad, una dinámica de la que
los elementos fundamentales y recurrentes son la conversión de grandes sectores
del espacio urbano en parque temáticos, la gentrificación de centros históricos de
los que la historia ha sido definitivamente expulsada, la reconversión de barrios
industriales enteros, la dispersión de una miseria creciente que no se consigue
ocultar, el control sobre un espacio público cada vez menos público (Delgado,
2011: 10).
Un punto importante es que las acciones políticas son con base a una creencia, una
ideología de lo que debe ser, e implica a una producción narrativa imaginaria (Vera,
2019), (Durand, 1981), lo cual muestra una producción sociocultural del capitalismo
por medio del desarrollo turístico (Mosedale, 2011). Posteriormente se concreta por
medio de territorios, fronteras, apropiaciones, abusos, entre otros problemas, donde
este tipo de desarrollo, para establecerse social y económicamente, necesita del
poder político. Así, se comprende que el espacio turístico está unido a la dinámica
del capital global, es el espacio concebido, de acuerdo con Lefebvre (2013), y
desde la perspectiva de Delgado (1999), es la “polis” la que organiza la ciudad.
El espacio concebido por medio de acciones políticas establece un modelo de
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Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
desarrollo turístico solo para generar negocios, creando un complejo mecanismo de
construcción social a través de una planificación, arquitectura, narrativa e imagen
comercial. Se muestra públicamente como un espacio sustentable acorde a los
postulados de la Organización Mundial del Turismo (UNWTO, 2022), pero no se
dimensionan las consecuencias que genera este tipo de urbanización, tal y como lo
afirma Ernest Cañada (2007), ya que sólo se busca crear un beneficio inmediato y
a corto plazo:
El turismo muchas veces es presentado como una de las principales vías para
generar crecimiento económico. Pero la experiencia nos indica que este sector
no siempre ni necesariamente comporta desarrollo, y que los impactos de su
crecimiento pueden resultar desfavorables para determinados sectores de la
población, especialmente la más desfavorecida […] Como cualquier otro sector que
genera beneficios económicos, el turismo está sujeto a múltiples contradicciones
entre los diferentes grupos sociales implicados. De este modo, la relación entre
turismo y desarrollo resulta más compleja de lo que habitualmente se sostiene.
Para analizarlo es necesario tener en cuenta la dimensión del conflicto social que
supone. Existen muchos tipos de conflictos asociados al turismo (Cañada, 2007: 8).
Así, el espacio turístico termina por configurar una división territorial entre los
ciudadanos,quienesseencuentranatrapadosentredosmundos,elescenarioturístico,
lo concebido (polis), unido a la modernidad y dinámicas de la globalización y el
desarrollo de la vida cotidiana, lo vivido (urbs), unido a las tradiciones, costumbres,
identidad, colectividad y procesos históricos. De ahí que, por medio del espacio
percibido (Lefevbre, 2013), se exponen los escenarios de conflicto social mediante
la prensa, donde narrativas e imágenes manifiestan esta fragmentación social,
urbana e identitaria que acontece día tras día, pues el espacio percibido describe las
realidades territoriales a través de la escritura, imágenes o experiencias. Por tanto, es
una información documental importante para esta investigación, porque es una vía
de acceso al fenómeno urbano y se pone de manifiesto una realidad social.
De ahí que, por medio de una lectura en la prensa local, se ve cómo se generan
los conflictos de exclusión, fragmentación y despojo social. Un contexto donde el
espacio turístico y las acciones políticas reorganizan territorialmente a la ciudad. A
cierto sector social se le desplaza de las zonas de consumo exclusivas, ya sea porque
no se permiten sus prácticas, porque su aspecto físico no es el correcto, o debido
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a que no tiene la capacidad económica para consumir, porque tuvo que vender su
casa para vivir en la periferia, porque no viste adecuadamente, porque no posee una
membresía. Con ello, se genera una paulatina segregación, expulsión, marginación,
estigmatización y clasificación social, pues las prácticas de expulsión muestran la
delimitación social y territorial de una ciudad separada dentro de la misma ciudad,
donde dos comunidades distan entre sí, las élites y los marginados y, son parte de
un mismo proceso, la estructuración de una integración excluyente (Bayón, 2015);
una comunidad se orienta en las centralidades y la otra en las periferias. Se separa
a las personas a través de fronteras físicas y simbólicas como muros, rejas, mallas,
estigmas, persecuciones, acoso policiaco, etc., que no permiten el libre tránsito por
la ciudad. Esta desigualdad no sólo aplica en lo económico, sino que es urbana,
política y social, pues como menciona Granero:
La desigualdad económica tiene varias imbricaciones con la pobreza, sin embargo,
yasehasidodiscutidoreiteradasvecesquelaprimeranosiempreimplicalasegunda
[…] la pobreza urbana “es patrimonial, está vinculada a las dificultades para
acceder a los bienes básicos de la ciudad, principalmente vivienda, equipamientos
y servicios urbanos, transporte o espacios públicos” […] para poder definir las
condiciones de pobreza es necesario entender el contexto cultural en el cual se
manifiestan, en relación a los patrones de reproducción social. […] los recursos
en una sociedad lo cual la vincula […] con la riqueza. […] El discurso sobre el
desarrollo humano promovido por el neoliberalismo instaló una creencia mítica
de que la globalización es la solución para disminuir la pobreza, naturalizando la
liberalización del mercado, la privatización del Estado y la desregulación laboral
como algo inevitable de sus reglas de funcionamiento (Granero, 2017: 69).
Así, las intervenciones de renovación en la infraestructura urbana establecen una
confrontación entre el espacio concebido y el espacio vivido (Lefevbre, 2013), entre
la “polis” y la “urbs” (Delgado, 1999), y ello se expone narrativamente a través del
espacio percibido y de notas periodísticas en la prensa local. La dimensión de lo
vivido unida a lo cotidiano e histórico se opone al mundo ilusorio de lo concebido
y su imaginario turístico (Hiernaux, 2002), (Zamudio, 2011), (Méndez, 2016). Este
escenariosemanifiestaactualmenteenLaPaz,BCS,ysusespacioscolectivos,ahora
con una asignación turística donde prácticamente se está expulsando al ciudadano
común del espacio público, porque ahora es turístico.
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Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
Despojo y expulsión del espacio de El Manglito
La mañana del día 20 de junio de 2022 en la zona del barrio de El Manglito,
apareció un letrero en la playa en la entrada del botadero de embarcaciones y decía
lo siguiente:
API (Agencia Portuaria Integral) cuenta con una superficie de 11,189 M2
concesionada en esta zona. Dicha superficie fue materia de un contrato de cesión
parcial de derechos celebrado por APIBCS con un particular el día 21 de marzo de
2021. Por lo anterior se procede a restringir el acceso y únicamente se permitirá la
salida de bienes muebles a partir del 07 de junio de 2022 (Semanario Zeta, 2022).
Este mensaje por parte de la autoridad política decreta la nueva denominación que
adquiere este espacio, pasó de ser público a privado. El letrero apareció de forma
abrupta y no se le avisó a nadie del proceso de cesión de derechos territoriales a
un particular, cuando este lugar es histórica y colectivamente conocido como un
área donde los pescadores ribereños del barrio de “El Manglito” hacen uso de
la zona federal marítimo terrestre para resguardo de embarcaciones y desarrollo
de sus prácticas, donde filetean y comercializan el producto de mar y reparan
sus herramientas de trabajo, así como embarcaciones, redes y trampas marinas.
Cabe destacar que este uso histórico data de más de 100 años e implica a cuatro
generaciones de familias, quienes viven en la misma zona. La ciudad de La Paz se
caracterizó en el pasado por ser una ciudad en torno a un modo de vida, el comercio,
la pesca y extracción de especies marinas, como la perla. Lo cual derivó en la
conformación de dos barrios tradicionales, “El Manglito” y “El Esterito”, donde
habitan familias de pescadores.
En la zona de la playa está la rampa para botar embarcaciones al mar, cuya
profundidad a orilla de la playa lo hace un sitio ideal, pues permite el movimiento,
entrada y salida de embarcaciones de forma rápida y eficiente. Además, este espacio
es de acceso público, está dentro de la zona urbana y es un acceso rápido a la bahía
de La Paz para todo tipo de embarcación, lo que hace de este, un sitio estratégico
para los prestadores de servicios turísticos, quienes ofertan excursiones como el
avistamiento del tiburón ballena o viajes a la Isla Espíritu Santo, un santuario de
especies marinas. Cabe resaltar que ese lugar es una playa pública y es aledaño al
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sector turístico de la ciudad que comprende al Malecón costero, la avenida Álvaro
Obregón y el Centro Histórico, de ahí que el espacio de la playa tenga un alto valor
comercial dentro de la dinámica mercantilista que oferta a la ciudad, por medio del
producto turístico, ante el mercado global.
Se planea construir ahí una marina con una inversión millonaria. Por esa razón,
este espacio ya fue concesionado por la autoridad política a un particular y ahora
este sitio le pertenece a un dicho, así lo estipuló el actual director de la API, BCS:
El director de APIBCS confirmó que la concesión de 25 años se entregó a
Desarrollos Visión, S de RL de CV, empresa que pretende construir una marina
en El Manglito. […] Ana Karina Angulo Esquer aparece como propietaria
mayoritaria de Desarrollos Visión. En tanto, en documentación periodística de este
Semanario, figura como esposa prestanombres del empresario inmobiliario Luis
Cano Hernández […] A Cano se le atribuye la compra de un porcentaje del mogote
que se encuentra frente al Malecón de La Paz. En esa zona, en los últimos años, se
han construido edificios y otros desarrollos. […] Fue en el gobierno de Leonel Cota
Montaño (1999-2005) cuando se privatizó una parte del mogote y se entregó a Luis
Cano (Semanario Zeta, 2022).
La playa de El Manglito se concesionó a Luis Cano, un empresario que en
el pasado fue beneficiado de forma similar por el poder político y, de nuevo en
esta administración de gobierno de Morena, aparece como inversionista de un
desarrollo turístico. Cano pretende ejecutar una acción de despojo de un espacio
público con el aval de la autoridad política. Este empresario, tal y como lo establece
Mosedale (2011), representa a una élite social que se perpetúa hegemónicamente
y socioeconómicamente bajo el amparo del poder político y, por medio de sus
influencias, busca apropiarse de un sitio colectivo, justificando una inversión
por medio del proyecto de una marina, tal y como lo hizo anteriormente con el
desarrollo turístico inmobiliario del mogote Paraíso del Mar, ubicado en la bahía de
La Paz, durante la administración del gobierno perredista de Leonel Cota Montaño.
Esto muestra cómo opera el espacio concebido (Lefevbre, 2013), la polis (Delgado,
1999), que a través del actuar político, se favorece a las élites para establecer una
relación de hegemonía de control y dominio social por medio del poder del capital,
pues al tener al poder político de su parte, pueden ejercer sus prácticas abusivas
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Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
de apropiación, expulsión, estigmatización, persecución, despojo de espacios y
recursos colectivos.
La narrativa del ciudadano afectado, la urbs (Delgado, 1999) en este caso, la
postura de los pescadores y prestadores de servicios turísticos que ya no tienen
acceso a la playa pública, es importante, ya que por medio del conflicto de la
zona, se muestra la dimensión del vivido de forma colectiva e histórica (Lefevbre,
2013) y, sobre todo, se muestran sus prácticas y usos históricos del espacio como
trabajadores del mar, las cuales son interrumpidas y expulsadas del territorio por
parte del capital y poder político, en el territorio concebido.
Pescadores y prestadores de servicios turísticos de la colonia “El Manglito”
denuncian ser víctimas de despojo por parte del Gobierno del Estado y de la
Administración Portuaria Integral de Baja California Sur (APIBCS), debido a que
concesionaron el área por donde acceden al mar que ha servido para embarque y
desembarque (Semanario Zeta, 2022). Los pescadores y prestadores de servicios
turísticos, ciudadanos comunes que dependen de este espacio público para el
desarrollo de sus actividades, ven cómo se les despoja del lugar y nadie hace nada,
ni siquiera la autoridad política u organizaciones ciudadanas:
Los pescadores ribereños de las cooperativas del tradicional barrio de El Manglito
se ven afectados por la concesión por Administración Portuaria Integral de Baja
California Sur al sitio a favor de la empresa “Desarrollos Visión” que firmó una
cesión parcial de derechos con la paraestatal para construir y operar una marina
en el sitio donde, por generaciones, las gentes de mar han empleado para botar sus
embarcaciones menores y hacerse a la Bahía de La Paz para ganarse el sustento
para sus familias. […] Nos están quitando nuestra fuente de trabajo, expresaron
pescadores ribereños […] lamentan la concesión del embarcadero de El Manglito
conocido históricamente como “Playa Los Jordanes”. […] Lo anterior en el
contextodeunmovimientosocialiniciadoporlosprestadores turísticos,pescadores
deportivos y “gentes de mar” […] “Nos sentimos excluidos, expresó Ricardo
Jordán, pescador que dice haber crecido usando esa playa de la misma manera que
su familia lo ha hecho por generaciones (Diario el Independiente, 2022).
Entonces, para comprender este conflicto social que se vive en el espacio de El
Manglito,tambiénsedebecomprenderalprocesoderenovacióndelCentroHistórico
y Malecón de La Paz, que es la producción social de un nuevo territorio turístico
con una visión empresarial acorde a los postulados de la Organización Mundial del
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Turismo (UNTWO, 2022), se apoya en Edgardo Contreras (2017), quien considera
que a la ciudad se le administra como una empresa que enfrenta contextos de alta
competitividad. La ciudad, de igual forma, compite ante otras ciudades. Motivo por
el cual busca atraer al turismo y la inversión privada y, en esta dinámica, la gestión a
favor del capital por parte de los políticos es fundamental, pues se busca generar una
imagen de ciudad competitiva e innovadora. Así, la intervención urbana adquiere
un perfil empresarial que plantea desarrollar la ciudad a través de la inversión en
su infraestructura pública. La ciudad bajo este tipo de administración enfrenta
consecuencias, pues se le considera una empresa y se orienta sólo a la productividad.
De ello derivan pérdidas o ganancias, las pérdidas son de carácter público y las
ganancias son de carácter privado.
En este panorama el espacio turístico como producto urbano se ajusta a las
necesidades de inversionistas y turistas. En consecuencia, se dota de servicios e
infraestructura necesaria para concretar una urbanización turística donde intervienen
empresas privadas. La finalidad de esta inversión es la venta del territorio a
inversionistas y turistas. Lo cual implica comprender que al inversionista solo le
interesan las zonas con mejor ubicación, pues representan una ganancia garantizada.
Para que una inversión sea redituable debe estar en una avenida importante, una
centralidad, cerca de un centro cultural, un monumento, un museo, una zona costera,
una escultura icónica o un edificio histórico. Por esto, la playa de “El Manglito”, al
estar cercana del Malecón Costero y Centro Histórico tiene un alto valor comercial
porque implica una inversión redituable. Además, de concretarse este proyecto, se
suma a la dinámica territorial y empresarial del espacio turístico donde esta marina
formará parte del producto turístico de la ciudad de La Paz que oferta a la ciudad
ante un mercado global de inversiones y turistas:
La ciudad tiene que vender su mejor cara en el mercado de las ciudades que
están interesadas en atraer inversión de capitales privados. Esto sólo es posible
si el gobierno promueve una imagen fuerte y positiva apoyada en la oferta de
infraestructura y de servicios, es decir, en oferta cultural, de comunicaciones, de
transporte, que garantice al capital privado como mínimo una tasa de ganancia
media. En esencia, la ciudad hay que vender es la localización, aquellas
localizaciones donde los negocios privados sean más rentables. (Contreras, 2017:
217).
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Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
El inversionista aprovecha zonas como centros históricos en deterioro o zonas
marítimas donde puede comprar barato y vender caro, generando una ganancia
redituable, situación que hace de estos espacios una oportunidad de negocios
importante. Sin embargo, para ejecutar estas acciones se requiere de las autoridades
políticas que se centran en áreas donde la intervención urbana aumentó el precio del
suelo. Esta geografía urbana termina por fragmentar a la ciudad, porque el desarrollo
se concentra en una sola zona: el espacio turístico.
Por consiguiente, se considera que las intervenciones del Malecón costero y
Centro Histórico sólo fueron una apariencia o fachada similar a un cascarón vacío
por dentro, pues lo único que se busca es atraer al turismo y las inversiones. Estas
acciones ponen de manifiesto cómo opera la autoridad política local y cuál es su
verdadero interés: crear un modelo de negocios urbano, es decir, lucrar con el
espacio colectivo y público de la ciudad para ofrecerlo al inversionista privado y
turistas. Como consecuencia, este nuevo territorio turístico y empresarial termina
por borrar la ciudad colectiva y tradicional con sus modos de vida históricos, porque
ya no se puede acceder libremente al espacio o se le despojó del mismo.
Quien establece las acciones políticas genera un escenario del dominio y
conflicto social. La actual administración del gobierno de Víctor Castro de Morena,
culpa a la administración pasada de Carlos Mendoza Davis del Partido Acción
Nacional de este tipo de prácticas abusivas de apropiación y expulsión ciudadana de
los espacios públicos. Además, este modelo político y urbano de negocios genera
una construcción ciudadana preocupante. Por ello es importante comprender cuál es
su lenguaje, el discurso que emiten a la sociedad, cómo se interviene en la ciudad
y qué procesos generan en la población, pues el discurso que justificó las acciones
políticas de intervención en el área del Manglito habla por sí mismo.
El pasado director de la Agencia Portuaria Integral, José López Soto, estigmatizó
al espacio y prácticas de los pescadores ribereños de El Manglito, tal y como se
expone a continuación:
Las canchas del Manglito en la Zona Federal Marítimo Terrestre, eran “nido de
malvivientes, de alcohólicos y drogadictos”, más que un lugar deportivo; esta
concesión pertenece a la Asociación Portuaria Integral, dijo su director José López
Soto. […]. Así de sencillo. Nosotros no queremos despojar a nadie, quitarlo de
lugar de tradición. Al contrario. Mejorar el área para que sean dignos de visitas
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de locales, turistas y que adquiera la zona otro giro, otra fisonomía a como se veía
anteriormente”, expuso (Diario el Independiente, 2022).
Esta narrativa se generó en busca de ejecutar una apropiación del espacio en aparente
abandono. La autoridad política justifica sus acciones eliminando, también, los usos,
funciones colectivas y continuidad histórica, a la cual estigmatizan, porque afectan
a la nueva imagen estética de la zona turística. Esto, además, muestra una narrativa
de construcción identitaria por medio del estigma y, por su parte, forma socialmente
al excluido (Bayón, 2015), (Mancilla, 2019). Esto tiene un inconveniente, pues
al organizar y clasificar a las personas, se establece, consecuentemente, un lado
negativo: “el otro”, “el que no pertenece aquí” y “debe estar en otro lugar, en
otro territorio”. Se expulsa del centro urbano a todo aquel que recibe el estigma
de loco, discapacitado, delincuente, drogadicto, pobre e indigente. Esto pone al
descubierto a un actor vulnerable que depende del espacio público y es objeto de
los mecanismos abusivos del poder político y económico y muestra al proceso
urbano de la turistificación (Mancilla, 2019) (Roldán, 2015) (Navarrete, 2015), que
busca “higienizar” este lugar, eliminando prácticas y experiencias colectivas, para
establecer la imagen y experiencia turística que vende a la ciudad.
Tal y como lo hicieron con los pescadores ribereños y prestadores de servicios
turísticos en busca de expulsarlos de la playa de El Manglito. Esta lógica funcional
por medio del poder político expresa una creencia ideológica de que a través de
la expulsión se puede moldear un mundo perfecto. Por esto, es debido cuestionar
el actuar de las acciones políticas, ¿Son necesarias estas intervenciones urbanas?,
¿A quiénes benefician?, ¿Qué establecen? La interpretación de estos discursos,
acciones, lenguaje, territorio, símbolos, normas, poder, autoridad política y sentido
social, muestran claramente cómo las acciones políticas de la autoridad de gobierno
local buscan acoplarse a la dinámica de la economía global.
Pero, sobre todo, se advierte la imposición vertical y jerarquizada de un orden
económico, social, cultural y político en favor del flujo del capital y turistas, tal y
como se estipula en el Plan de Desarrollo Urbano (PDU, 2018). En consecuencia,
la ciudad de La Paz, BCS, será objeto de una eliminación parcial de sus espacios
colectivos que pasarán a manos de inversionistas privados al amparo del poder
político, justificando un rescate y mejor administración de este recurso. Lo anterior
comprueba la hipótesis de esta investigación, donde el poder político por medio
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Tonatiuh Morgan Hernández
Despojo y expulsión del espacio en El Manglito...
del proceso de turistificación genera una fragmentación profunda de la identidad
y territorios, porque al expulsarse a un actor, también se elimina su continuidad
histórica, cotidiana y colectiva en el espacio, al ser ahora, sitios de exclusividad.
Lo cual afecta a las tradiciones, costumbres, modos de vida y prácticas que son
expulsadas hacia las periferias. Y este caso en torno al conflicto y expulsión social
de la playa de El Manglito, es sólo un caso más que se gesta, donde la intervención
política a favor del capital genera el proceso de turistificación y se advierte que
este proceso avanzará por la ciudad y generará nuevos escenarios de expulsión y
conflicto social.
Conclusión
La construcción social del espacio turístico en La Paz, BCS, por medio de la
intervención de acciones políticas, si bien detonó un desarrollo y dinamismo
económico, también detona un proceso invisible de expulsiones ciudadanas a
quienes se les despoja de su derecho de acceso al espacio. Esto se deriva de una
política de privilegio social a favor de una clase social, las élites, quienes erigen
fronteras físicas y simbólicas que dividen y clasifican a los individuos dentro de
una nueva organización social, pues esta élite influye y, en ocasiones, establece
decisiones políticas. Es decir, la autoridad política ya no gobierna para la sociedad,
sino para un pequeño grupo selecto de personas, quienes deciden qué se hace y qué
no se hace en la ciudad.
Esto, le resta voz al ciudadano común y lo confina a ser objeto de formas de
dominio y control social, ante lo cual no tiene capacidad de decisión. Porque, en
realidad, los intereses económicos de las élites son la prioridad en la autoridad
de gobierno. De ahí que el ciudadano que habita en las periferias viva un tipo de
experiencia distinta a quien vive en una centralidad donde se ubica el desarrollo
social, económico, cultural y urbano con todo tipo de servicios.
Pero lo peor ocurre cuando las acciones de la autoridad política se enfocan en
beneficiar al inversionista privado por medio del despojo del espacio público, lo cual
muestra cómo se le expulsa, políticamente, al ciudadano junto con el desarrollo de
su vida cotidiana, colectiva y modos de vida históricos, donde estableció prácticas
y experiencias. Y un camino fácil para concretar esta acción es a través del estigma
social que justifica la intervención política en busca de eliminar prácticas negativas
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y lugares en abandono que son un peligro social. El caso de El Manglito es sólo
un hecho más de las expulsiones públicas que acontecen en La Paz, BCS, pues
anteriormente, de igual forma y por medio del poder político se gestó una acción
similar en contra de vendedores ambulantes, prestadores de servicios turísticos y
peatones en el área del Malecón costero, la avenida Álvaro Obregón, por petición de
un grupo de empresarios de la zona.
Estas narrativas en torno al proceso de turistificación de la playa de El Manglito,
muestran un escenario más de interés económico que será parte del producto
turístico próximamente. Estos escenarios de expulsión del espacio ponen de
manifiesto la confrontación de un mundo vivido, significado, cotidiano, colectivo,
local e histórico, ante un mundo concebido, constituido socialmente a través de
una política de índole global que propone la Organización Mundial del Turismo
(UNTWO, 2022) y recomienda adopten todos los gobiernos locales, para así crear
un concepto innovador de espacio público y una oportunidad de negocios turística
y empresarial que es parte del mercado global de la sociedad global del consumo.
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Tonatiuh Morgan Hernández. Doctor en Ciencias Sociales, titulado con la tesis
“La construcción del discurso político en torno al espacio turístico de La Paz, Baja
California Sur”, en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).
Sus líneas de investigación son globalización y cultura; turismo, identidad,
espacio público, literatura e historia regional. Entre sus publicaciones recientes se
encuentran “La construcción de la conciencia histórica en la literatura regional de
Baja California Sur: el retorno a la hoguera de Omar Castro” en Meyibó, Revista