3. Y el ángel confundido observó: -¿Seis pares de manos? ¡Eso no es posible! - No son las manos el problema - agregó el Señor - sino los tres pares de ojos. - ¿Y eso para el modelo normal? - inquirió el ángel. El Señor insistió: - Uno para ver a través de la puerta siempre que pregunte: ¿Niños, qué andan haciendo?, aunque ya lo sepa muy bien. Otro, detrás de la cabeza para ver lo que más le valiera ignorar pero precisa saber. Y, desde luego, los de adelante para mirar a un niño en apuros y decirle, sin pronunciar siquiera una palabra : "Ya entiendo hijo y te quiero mucho."