1. Negocio Arriesgado Lectura: Mateo 8:23-27 "Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza“ — Mateo 8:26
2. Denis Boyles sabía que sería un desafío entrevistar a un hombre en una montaña rusa -especialmente si la entrevista tenía lugar durante un intento por establecer un récord mundial de vueltas continuas. Después de haber completado el trayecto varias veces, el temor se había apoderado de Denis de tal modo que apenas si podía hablar. Luego el entrevistado le mostró cómo usar su cuerpo y sus pies para apoyarse en los lazos, giros y curvas. En su artículo en una conocida revista, Boyles explicó como eso fue lo que le quitó el terror. También le enseño una lección acerca del riesgo y el temor. La montaña rusa parecía arriesgada aunque era bastante segura; pero conducir su automóvil al parque de diversiones representaba un riesgo de daño mucho mayor. El riesgo y el temor se confunden fácilmente. Cuando Jesús y Sus discípulos cruzaban el Mar de Galilea, surgió una tormenta y las olas barrían su barca. Increíblemente, Jesús estaba dormido. Los discípulos le despertaron y dijeron: "¡Señor, sálvanos, que pereceremos!" (Mateo 8:25). Con una amable reprimenda, Jesús preguntó: "¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza" (v. 26). Al igual que los discípulos, cuanto más aprendemos de Jesús, tanto más confiamos en Él. Nuestro mayor riesgo es no depender de Él cuando la vida parece fuera de control._
3. Mantén tus ojos en Jesús y pronto perderás de vista tus temores.
4. Lectura Bíblica: Mateo 8 Jesús calma la tempestad 23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. 24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. 27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? Reina Valera Revisada (1960). 1998 (electrónica ed.) . Sociedades Bíblicas Unidas: Miami
5. Biblia del diario vivir . 8.25 A pesar de que los discípulos habían sido testigos de muchos milagros, se llenaron de pánico en esta tormenta. Como navegantes experimentados, estaban conscientes del peligro existente; lo que no sabían era que Cristo podía dominar las fuerzas de la naturaleza. Hay siempre una dimensión de nuestras vidas en la que sentimos que Dios no puede obrar o no ha de obrar. Cuando comprendemos bien quién es Él, entendemos que Él calma lo mismo las tormentas de la naturaleza que las tormentas del corazón atribulado. El poder de Jesús que calmó esta tormenta puede también calmar las tormentas que braman en nuestras vidas. Él está dispuesto a ayudarnos si se lo pedimos. No es necesario excluirlo de ningún aspecto de nuestra vida.