1. Derribando los muros de la depresión
La depresión afecta el estado de ánimo del individuo. Hay varios síntomas
que ayudan a identificar este diagnóstico, tales como tristeza profunda, desánimo,
ansiedad, insomnio y/o alteración en el apetito (comer mucho, muy poco o nada),
entre otras.
La depresión no discrimina. Todos podemos sufrirla en alguna etapa de
nuestras vidas; ya sea en la infancia, niñez, adolescencia o adultez. Ancianos y
hasta animales han pasado por esta experiencia.
Hay temporadas en el año (Navidad, San Valentín, cumpleaños…) que
hacen a las personas más vulnerables y les provoca sentirse deprimidos.
También, la soledad, la sensación de inseguridad y la frustración agravan la
situación.
2. En ocasiones, hay sentimientos de desesperanza y culpa que impiden lidiar
con este problema. La persona se siente como si estuviera tocando fondo y se
convirtiera en una víctima. Piensa que todo y todos están en su contra.
Lo primero que se debe hacer es reconocer que se padece de un trastorno
emocional. Es importante identificar qué es lo que lleva a sentirse de esa manera.
Puede ser el trabajo, las relaciones interpersonales, los familiares, la falta de una
autoestima saludable o el estrés, entre otros factores. Pero es necesario buscar
ayuda. En la mayoría de los casos, se debe consultar con un profesional.
El apoyo de familiares y amigos es un recurso valioso para superar la
depresión. Sin embargo, es común cometer el error de abrumarlos cuando se
padece un cuadro clínico depresivo. Conviene comprender que aunque estén ahí
para brindar su ayuda, son solo un recurso complementario a las terapias de un
profesional de la salud en este campo.
Otra de las causas que pueden llevar a la depresión es sentir que no somos
felices. En ese caso, conviene preguntarse qué nos da esa felicidad. ¿Será ver
todo color de rosa?
A veces se piensa que la felicidad es poseer cosas materiales como una casa, un
gran automóvil, viajes… Al no tener nada de eso, se abre el camino para la
frustración o la depresión. Nos apartamos de lo que es verdaderamente
importante.
Pero todo lo que nos llena y nos hace sentir grandiosos, especiales, con
ánimos de comenzar de nuevo para estar alegres y ser capaces de lograr lo que
queremos… absolutamente todo eso está en nuestra mente y en nuestro corazón.
Con una actitud positiva podemos hallar todo cuanto queramos, salir de la
3. depresión, creer en nosotros mismos. Así encontraremos la paz, tranquilidad y
felicidad que estamos buscando. Nada ni nadie nos la puede arrebatar.
Toda persona debe poner de su parte, llenar ese vacío con todo lo bueno
que hay a su alrededor y con cada bendición que Dios nos da. Hay muchas
alternativas que te pueden ayudar a salir de esa situación. No te conviertas en
una persona que se queja por todo. La única persona que te puede ayudar eres tú.
Lo único que puedes controlar en la vida es a ti mismo. Piensa en el hoy y el
ahora. A partir de este momento, decide ser feliz con lo que eres y lo que tienes.
Que no te depriman las cosas vanas de este mundo. Día a día, celebra el gran
milagro de estar vivo o viva y agradecido o agradecida a Dios por cada bendición.
Disfruta de tus amigos, de tu familia, de la naturaleza, de ser quien eres y sentir
orgullo del gran ser humano en el que te has convertido. La verdadera felicidad
está dentro de ti y está en ti conservarla. Habrá momentos de tristeza a lo largo de
tu vida. Pero si te enfocas en todo lo bello que te rodea, alejarás la depresión de tu
mente. ¿Tú qué eliges?
Por:
Vanessa Berríos Marrero