1. Una experiencia cotidiana
Basado en Mateo 4:19
“Deje el impio su camino y el hombre inicio sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá
de el misericordia, al Dios nuestro, el cual sera amplio en perdonar ”
(Isaias 55:7).
CIERTA VEZ ME INVITARON para que hablara en una de las prisiones estatales de Florida. Cada
semana la administración penitenciaria permite que nuestra iglesia lleve a cabo reuniones con los
presos que opten por asistir.
Después de un corto sermón, un preso habló conmigo con relación a su vida espiritual.
Sonriente, me dijo: “He sido salvado veintitrés veces”.
Me pregunto si una persona que se ha arrepentido de verdad de sus pecados recae una y otra
vez e los pecados de los que se ha arrepentido. Si mantiene su espíritu de arrepentimiento día tras
día, la respuesta es: “No”. No recae. Pero si nos arrepentimos unos días si y otros no, la respuesta
es: “Si”.
Es posible que quien se ha arrepentido de sus pecados, en ocasiones puede verse sorprendido
por la tentación y, vencido por ella, vuelva a caer en los mismos pecados de los que se había
arrepentido. Aun así, se levantara y se arrepentirá de lo que ha hecho.
El arrepentimiento verdadero hará que amemos lo que solíamos odiar y odiemos lo que
solíamos amar. Hay quienes han dejado de cometer ciertos pecados por que tiene miedo de sus
consecuencias . Pero esto no es arrepentimiento genuino. Es como el caso de un niño al que su
madre le ordena que se siente el niño, que no quiere obedecer, le dice que si, que se sentara, pero, de
pensamiento, permanece de pie.
El arrepentimiento genuino, ademas de impedirnos hacer las cosas que no debemos, nos
empujara a caminar nuestros pasos hacia el objetivo de una vida cristiana victoriosa. Me gustan las
palabras del Señor en Isaias 1:16 “Lavaos y limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de
delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo”. El verdadero arrepentimiento va de adentro hacia
afuera. Cuando el corazón cambia, la vida también cambia.
Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto”. Este texto
nos dice que el don del arrepentimiento perfecto y bueno procede de nuestro Padre celestial.
No se demore y pídalo.