Conferencia: Nuestros hijos son espíritus enero 2014 (1)
Milagro de la vida roberto
1.
2. Hay dos momentos cruciales en la vida de un ser
humano, nacer y morir. Entre estos dos extremos, uno
puede hacer muchas cosas, pero solo una de similar
relevancia simbólica: generar una vida.
Entre mi anteúltimo escrito y el presente ocurrió lo
siguiente: tuve un hijo. Al comenzar a escribir este
texto sabía que caminaría sobre filo de la cursilería, no
obstante ello decidí tomar el riesgo. Sentí la necesidad
de expresar mi nueva experiencia, tal vez para dejar
registrado mi propio testimonio de ciertas sensaciones
que pronto se evaporarán de forma irreversible en la
levedad de nuestro ser (parafraseando a Milan
Kundera).
3. Esta situación de concebir un hijo puede ser percibida
como una sobreestimación de algo natural si pensamos
que nuestros antepasados tenían descendencia sin
mediar mayores planteos filosóficos, pero el mundo
moderno se caracteriza por importantes cambios en su
dimensión socio histórica
En la antigüedad, un hijo era esperado y bienvenido
entre otros motivos por su “utilidad”, esto es, que
representaba dos manos más para colaborar con la
economía familiar. Incluso en algunas culturas
agrarias el varón era indispensable y su llegada era
festejada, no así la de una niña, que era considerada
como una carga y obligaba a pensar de inmediato en la
siguiente concepción.
4.
5. hoy día una pareja de clase media restringe su decisión
a la consecución de un mínimo de condiciones. El
estándar de vida concebido como básico según el
imaginario moderno no está al alcance de todos, baste
mencionar las dificultades en todo el mundo para
hacerse de una vivienda propia (y ni siquiera
considerar aquella con el espacio suficiente para alojar
a una familia numerosa). Por otra parte, es
insoslayable el dato de que nacimos y vivimos en un
país periférico, aunque por cierto no del todo
postergado. Según nuestros valores actuales no
consideraríamos la posibilidad de vaciar el nido hasta
tanto creamos que nuestro hijo o hija pueda valerse
por sus propios medios en el mundo actual
6.
7. Eso puede significar, en términos prácticos,
mantenerlo o mantenerla a nuestro lado tal vez por
unos veinte años. La conciencia de la responsabilidad
que implica traer a una nueva persona al mundo
provoca una constante postergación de la decisión.
Cada reconsideración, cada mapa de cálculos
ejecutado con minuciosidad, cada abordaje de la
situación arroja un resultado negativo. Y cuanto más
trabajo intelectual y de recolección de información se
realice, más lejos nos encontraremos de una decisión
afirmativa del estilo “ahora sí, estamos listos para
tener un niño”.
8. Entonces ocurre, llega nuestro hijo. Está ahí y pasamos
a ser tres. Lo veo y me ve, es un momento especular.
Me encuentro en ese espejo, me sumerjo en las
profundidades de unos ojos que apenas pueden
discernir luces y sombras y me llega su existencia. En
ese instante el reloj comienza a funcionar de nuevo, el
ritmo lo marca el significado de “crecer” y se refleja
acelerado en una evolución constante de la nueva vida.
Me doy cuenta de que es una carrera que no puedo
ganar. Tomo conciencia de mi finitud pero no me
entristece, porque es un devenir vital. La posibilidad
de un fin es, en el mismo razonamiento, la realidad de
un comienzo.
9. He descubierto con sorpresa que en todo esto hay una
metafísica, una fuerza extraña emana impulsada por
este nuevo sentido. Esa fuerza nos permite hacer lo que
jamás hubiéramos imaginado poder hacer: vivir con
insomnio permanente, consolar lo inconsolable,
analizar escatologías, asombrarnos del más pequeño
detalle, desarrollar destrezas increíbles, desplegar una
paciencia inusitada, soportar los peores temores,
confiar en nuestras intuiciones. Nos sentimos
confortados con su salud, angustiados por su malestar
y extasiados con su simple sonrisa.
10. Sin duda hemos iniciado un camino nunca antes
transitado, y las herramientas con las que
contamos para sobrellevarlo no se obtienen con
títulos académicos ni cursos ad hoc, sino con una
suerte de magia que proviene de la entrega
absoluta hacia una nueva vida, nuestro hijo. En
pocas palabras, acabamos de descubrir una de las
formas de manifestación del amor.
11.
12. EL milagro mas grande de la vida es esta esperado
un hijo, un hermano, sobrino por que es una
bendición de dios que no a bendecido con un hijo
que lo vamos a esta esperado con amor y muchos
cariños por que es un angelito de dios.