1. HOMBRE. Blas de Otero
Organización de ideas:
EL poema es un soneto con estructura externa clásica (dos cuartetos y dos tercetos de
versos regulares endecasílabos), perteneciente a la obra de Blas de Otero, donde
ofrece una visión decadente y desesperada de los tiempos de posguerra. Esta
estructura clásica lleva a la modalidad narrativa del poema, donde nos cuenta una
pequeña historia (introducción, nudo, desenlace).
Respecto a la estructura interna, presenta una estructura inductiva (culminando en el
último terceto), que según la disposición de las ideas principales podemos dividir en
tres partes:
Primera Parte: Introducción (primer cuarteto): Presentación de tema: impresión
desgarradora de la vida tras la Guerra Civil y búsqueda de la respuesta de Dios ante
este caos.
- Petición del yo poético de Blas de Otero a un Dios silencioso, que no responde.
- Localización espacio-temporal: la época de posguerra.
- Tema existencial: duda de la existencia de Dios.
Segunda Parte: Cuerpo del soneto (segundo cuarteto y primer terceto): Monólogo de
Blas dirigido a Dios.
- Agonía y desesperación por la duda existencial.
- Rechazo o indiferencia de Dios frente a las peticiones de los hombres.
- Terceto: aumento de la angustia existencial.
Tercera Parte: Conclusión (segundo terceto): El sentido perdido de la vida del hombre
(lo material y violento de este mundo terrenal). También da una definición de Hombre.
Temas:
La duda de la existencia de Dios por la pasividad de este ante los violentos y
angustiosos sucesos de la vida terrenal y del hombre.
Resumen:
El poeta, en un momento horror o duda existencial, llama a Dios buscando una ayuda y
no encuentra más que un silencio que lo hunde en el vacío. Ese Dios al que clama es
violento pues pretende detener la búsqueda del poeta que, al no recibir respuesta, se
da cuenta de lo que en realidad es ser hombre, algo cautivo e indiferentes.
2. Comentario Crítico:
La duda ante una irremediable muerte parece marcar este soneto de Blas de Otero. En
él vemos un clamor desesperado del autor hacia la figura de Dios, que permanece
pasivo ante este. El poema pertenece a Ángel fieramente humano publicado en 1950,
durante la primera etapa de Blas de Otero, la más existencialista. Esta fase de su obra
poética se caracteriza por abarcar obras donde el poeta se rebela a dios y destaca el
dolor y soledad que asola al Hombre, título del poema, en este mundo caótico y sin
sentido.
Indirectamente, aparece implícitamente el tema de la mortalidad como característica
fundamental de la condición humana y su existencia como un cúmulo de errores. Se
ayuda de la red léxica de la violencia para expresar el sentimiento de dolor extremo y
enfado.
Centrándonos en los recursos literarios que emplea el autor para enriquecer el poema,
podemos apreciar algunos que desvelan otras ideas secundarias del texto. Tal es el
caso de las repetidas antítesis referidas a la acción de Dios con el autor como “ahoga
mi voz”, “sed tengo y sal se vuelven tus arenas” y la profunda frase de Shakespeare de
“ser y no ser”. Blas de Otero considera que ha sido abandonado por Dios en este cruel
mundo que le oprime y que le conduce a la desesperación.
Si contextualizamos la obra en su fecha de publicación (1950) podemos encontrar una
relación: el autor ha experimentado la Guerra Civil (1936-1939), la influencia de la II
Guerra Mundial y la dictadura franquista. Todo ello le lleva a replantearse su propia
condición de hombre, definiéndolo mediante la metáfora “horror a manos llenas” o
“fugitivos”. Para él, el hombre está condenado a sufrir por naturaleza a causa de sus
propios fallos. Esta angustia se ve incrementada ante un Dios para él inexistente, que
no responde a sus réplicas y no lo ayuda a salvarse de sus errores como se ve en la
personificación “luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte” junto con el pronunciado
cabalgamiento.
Sin duda, destaca la exclamación retórica de conclusión “¡Ángel con grandes alas de
cadenas!”. Con este verso culmina el poema, manifestando su esclavitud diaria como
ser humano en este mundo. A pesar de sus ansias de huir de su mundo y de la
sociedad se mantiene férreamente unido contra su voluntad, solo que lo llevará
irremediablemente a la muerte.
En definitiva, vemos en este poema la angustia de Blas de Otero ante nuestro
corrompido mundo, cada vez más alejado de la mano de Dios. Éste está poblado de
hombres, considerados como horrores, que a pesar de sus intentos no pueden escapar
de él y de ellos mismos.