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Conflictos y esperanzas
5
EXPLORADOR
AFRICA
2
E
n el África subsahariana están los albores y el
futuro del capitalismo (1). Las potencias colo-
niales forjaron sus economías con la savia de
susbosques,lasentrañasdesustierras,eldolor
ysudordesuspueblos.“Elcapitalvienealmundocho-
rreando sangre y lodo por todos los poros”, señalaba
KarlMarx,paraquienlatratadeesclavos era“elméto-
dodeacumulaciónoriginaria”queexigía“laesclavitud
encubiertadelosobrerosasalariadosenEuropa”(2).
La barbarie civilizatoria occidental alcanzó en el
continentenegrosumáximaexpresión.Usurpóalos
africanos su futuro, diezmando y dispersando a sus
poblaciones,desgarrandocivilizaciones,negándoles
porsiglostodoatisbodedesarrollopropio.Nosetrata
de un pasado remoto: el Estado Libre del Congo, ese
campo de explotación atroz en el que el chicote era
ley, dominio privado del rey Leopoldo II de Bélgica,
recién dejó de existir en 1908, cuando fue cedido a...
Bélgica. Sus fronteras coincidían con la actual Repú-
blica Democrática del Congo (RDC), hoy el país más
rezagado en el Índice de Desarrollo Humano de las
NacionesUnidas.EnSudáfrica,elrégimenracistadel
apartheidfueabolidohaceapenasdosdécadas.
El ejemplo de la RDC es paradigmático del eter-
no saqueo de los recursos africanos y de la comple-
ja construcción de entidades nacionales sobre tierra
arrasada que siguió a la Segunda Guerra Mundial. El
procesodedescolonizaciónfuevíctimaasuvezdein-
jerenciasneocoloniales,cuandoÁfrica,comoelresto
del Tercer Mundo, se convertía en tablero de la Gue-
rra Fría. Pero las clases dirigentes africanas, a menu-
do formadas en Occidente, no fueron sólo víctimas;
partícipes necesarias, en muchos casos aceptaron el
rol periférico del continente en la división interna-
cional del trabajo destruyendo producción y trabajo
local, engendraron regímenes corruptos y asesinos,
yatizaronconflictosmortíferosporriquezasypoder
traslamáscaradeluchasinterétnicas.Fuejustamen-
teelcasodeldictadorJoseph-DésiréMobutuenRDC
–denominada Zaire en su megalomanía–, uno de los
paísesmásricosenrecursosmineralesdelcontinen-
te,queredujoalamiseriamientrasamasabamultimi-
llonarias cuentas bancarias en Suiza. Los sueños de
emancipación y de unidad panafricanasufrieronen-
tonceslasuertedesuslíderes:asesinatodePatriceLu-
mumba en 1961, golpe de Estado a Kwame Nkrumah
en1966,asesinatodeThomasSankaraen1987...
Apartirdeladécadadel70,lacrisisdeladeuda,la
expansiónenelcontinentedelosplanesdeajustees-
tructuralpromovidosporlosorganismosfinancieros
internacionalesylasayudasquesecobranconcreces
acabaronconelentusiasmodelasindependencias.Las
promesas de desarrollo se desvanecieron, los índices
socialesyeconómicosempeoraronylasdesigualdades
crecieron,deslegitimandoalaselitespolíticasdelare-
gión.PeroloquefracasóenÁfricanofuelademocrati-
zación–afirmaMwayilaTshiyembe,directordelIns-
tituto Panafricano de Geopolítica de Nancy– sino “la
imposicióndelmodelooccidentaldeEstado-Nación,
cuyopostuladodeunificaciónétnica,culturaleiden-
titariaconstituyeensímismounafuentedeconflicto”
(3)enuncontinentedondelasfronterasrepresentan
másunlugardeencuentroquededemarcación.
Fuerzas en pugna
“Enelfondo–señalalaperiodistaAnne-CécileRobert–,
Áfricaeslaentropíadenuestromundo,launidaddeme-
didadelcaossocialyhumanoquelocaracteriza”(4).Y
enestesentido,elfuturodelcapitalismoydeldesarrollo
globalseencuentraenelcontinentenegro.Losantropó-
logossudafricanosJeanyJohnL.Comaroffsostienen
quelas“exclusiones[delamodernidadcapitalista]re-
sultanindispensablesparasufuncionamientointerno”,
yplanteanunatesisprovocativa:lospaísescentraleses-
tánevolucionandohaciaÁfrica(5).
Esto puede entenderse de distintas maneras. Por
unaparte,lacrisisdelEstadodeBienestarenOcciden-
te,quenoporcasualidadseproducealtiempoquelos
paísesdelSurgenerannuevasformasderesistenciay
reafirmansusoberanía,llevaalospaísesdesarrollados
alcaminoinexorabledelamarginalidad.Denomediar
cambios,alargoplazosussociedadesterminaránpare-
ciéndosealassociedadesafricanasempobrecidas.Por
otra,elprocesoencursoenlasrelacionesinternacio-
INTRODUCCIÓN
África sufre de guerras, miseria y epidemias. Pero África no se
reduce a sus males. Es un continente diverso, dinámico, joven. Hoy,
vive un ciclo de crecimiento inédito, y sus recursos, abundantes,
lo posicionan en el centro de las relaciones de fuerza globales.
Edición
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Diseño de colección
Javier Vera Ocampo
Diagramación
Ariana Jenik
Edición fotográfica
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Investigación estadística
Juan Martín Bustos
Corrección
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Le Monde
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Di­rec­tor
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Re­dac­ción
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Pablo Stancanelli (editor)
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SUMARIO
porPabloStancanelli
INTRODUCCIÓN
2|  En el centro del Sur	
2. AFRICA HACIA ADENTRO	
	 Un territorio en mutación
3. AFRICA HACIA AFUERA
	 Eje de todas las codicias
4. LO VIVIDO, LO PENSADO, LO IMAGINADO
	 La cultura, refugio de la dignidad
UN PRESENTE DE ESPERANZA
	 Recuperar el pasado, soñar el futuro
porTirthankarChanda
porAlainVicky
73|  Mientras escriba, África vivirá
78|  Visiones del porvenir
porAnne-CécileRobert
porAlainVicky
porSabineCessou
porPhilippeLeymarie
porTristanColoma
porPhilippeRekacewicz
25|  Fronteras difusas
28|  La “democrazy” nigeriana
31|  Violencia social en Sudáfrica
37| ElSahel,unpolvorín
41|  El puerto que puede salvar a Kenia
46|  Una geopolítica en
	 permanente evolución
porColetteBraeckman
porConstanceDesloire
porJoanBaxter
porJeanZiegler
porGladysLechini
porAugustaConchiglia
y Philippe Rekacewicz
51|  Los “amigos” chinos del Congo
54|  Washington busca instalar su ejército
57|  Carrera por las tierras cultivables
60|  Refugiados del hambre
63|  Construyendo puentes
	 sobre el Atlántico
68|  Sudáfrica se expande
1. LO PASADO
	 El futuro robado
porLouiseMarieDiop-Maes
por Claude Wauthier
porMwayilaTshiyembe
porAchilleMbembe
porPhilippeRivière
7|  Memoria de la esclavitud
11|  Unadescolonizaciónbajoinjerencia
14|  LagestacióndelaUniónAfricana
17|  LoscaminosinesperadosdeMandela
18|  Elapartheidenelmuseo
porDiegoBuffay
MaríaJoséBecerra
82|  África para los africanos	
AFRICA
Conflictos y esperanzas
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 3
nalesestá“reubicandoenelSur–y,desdeluego,tam-
bién en Oriente– algunos de los modos más innova-
doresydinámicosdeproduccióndevalor”(6).Loque
hoyescentro,seráalgúndíaperiferia.
DesdecomienzosdelsigloXXI,elÁfricasubsaha-
riana vive un ciclo de crecimiento inédito, que coin-
cide, a pesar de los múltiples conflictos aún en curso,
con un avance en la pacificación y democratización
delaregión.Elaumentoenlospreciosdelasmaterias
primas,eldescubrimientodeenormesreservaspetro-
leras yla demanda de lospaísesemergentes explican
en parte esta evolución. El continente vive asimismo
un crecimiento demográfico acelerado. En 2009, su
poblaciónsuperólos1.000millonesdehabitantes–el
15%deltotalmundialfrenteal7%en1950–yseestima
quealcanzarálos2.000millonesparaelaño2050,con
unaumentosostenidodelaclasemedia.AlsurdelSa-
hara,un60%delapoblacióntienemenosde20años.
Sin embargo, los retos siguen siendo gigantescos.
Las mejoras económicas se concentran en los países
“útiles” y aún no se reflejan en las condiciones de vi-
da.Losjóvenes,precarizados,desesperanzados,viven
tentados de volcarse a la violencia identitaria, confe-
sionalosencillamentecriminal.Elcrecimientourba-
noesdesenfrenadoycaótico,ylafaltadeagua,endé-
micaenalgunaszonas,podríaagravarseenrazóndel
cambioclimático.Perosobretodo,laregióncarecede
unmodelodeexplotaciónsustentabledesusvaliosos
recursos.Lasmultinacionalescosechanallíganancias
extraordinarias.Elinforme2013delPanelparaelPro-
gresodeÁfricaquepresideelexsecretariogeneralde
la ONU, Kofi Annan, señala que entre 2008 y 2010 la
falsificacióndedeclaracionesdegananciasdeempre-
sasconnegociosenÁfricalehizoperderalcontinente
unos38.000millonesdedólaresanuales(7).
Como en la época de la trata de esclavos, el Áfri-
ca subsahariana es hoy el eje de la globalización. Allí
se dirime la pulseada entre las potencias emergentes
y decadentes. Brasil, Corea del Sur, India, Turquía y,
principalmente, China desembarcan con fuerza en
elcontinente,desplazandoalasantiguasmetrópolis.
Proponenrelacionescomercialesydecooperaciónin-
novadoras,auncuandobuscanasegurarsemercadosy
recursos.Lahistoriadirásiserepitenlasmismasfor-
masde explotación y dependenciaconotrosactores,
o si éstos pretenden realmente ayudar al continente
negroaencontrarlasendadeundesarrolloautónomo.
ElnuevoordenmundialsejuegaenÁfrica. g
1. Por razones históricas, culturales y geopolíticas, esta edición de
ExploradorseocupadelÁfricasituadaalsurdelSahara.
2.KarlMarx,ElCapital,tomoI,cap.XXIV,FCE,México,1972,pág.646.
3.Véase“¿Conflictosétnicosoluchasporelpoder?”,ElAtlasdeLeMonde
diplomatiqueIII,CapitalIntelectual,BuenosAires,2009.
4. Anne-Cécile Robert, “Un enjeu mondial”, Manière de voir, N° 108,
“IndispensableAfrique”,París,diciembrede2009-enerode2010.
5.JeanyJohnL.Comaroff,Teoríadesdeelsur,SigloXXI,BuenosAires,2013.
6.Idem.
7.www.africaprogresspanel.org
© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 3
©AlejandroChaskielberg
El futuro robado
LOPASADO
1
La historia moderna del África subsahariana es una historia de opresión y
padecimientos, mezcla de explotación capitalista y racismo, marcada con
hierro en el presente de la región. De la trata de esclavos al apartheid,
del dominio colonial a las independencias controladas por las antiguas
metrópolis, los africanos han sido despojados de su humanidad. Sus
luchas de emancipación, personificadas en el ejemplo de Nelson Mandela
en Sudáfrica, siempre tuvieron por tanto un significado universal.
©GeorgiosKollidas/Shutterstock
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 7
Memoriade
laesclavitud
Las consecuencias de la trata de negros
Durante siglos, millones de africanos (hombres y mujeres) fueron
reducidos a la esclavitud y deportados al continente americano
por las potencias europeas. La trata de esclavos tuvo consecuen-
cias ruinosas sobre el continente negro, tanto en sus aspectos
demográficos como en sus estructuras y desarrollo económico. El
presente del África subsahariana está marcado por esas huellas.
por Louise Marie Diop-Maes*
d
E
nelsigloXVI,enlamayoríadelasregionesdel
África subsahariana existían ciudades consi-
derables para la época (de 60.000 a 140.000
habitantesomás),pueblosgrandes(de1.000a
10.000habitantes),muchasvecesenelmarcodereinos
eimperiosnotablementeorganizados,ytambiénterri-
toriosdehábitatdispersodenso.Esloquerevelanlos
vestigiosylasexcavacionesarqueológicas,asícomolas
fuentesescritas,tantoexternas(árabesyeuropeas,an-
tesdemediadosdelsigloXVII)comointernas(cróni-
casautóctonasredactadasenárabe,queeralalengua
delareligióncomoellatínenEuropa).Laagricultura,la
ganadería,lacaza,lapesca,unartesanadomuydiversi-
ficado(metalurgia,textil,cerámica,etc.),lanavegación
fluvialylacustre,elcomerciocercanoylejano,conmo-
nedasespecíficas,estabanmuydesarrolladosyactivos.
El nivel espiritual e intelectual era análogo al de
África del Norte en la misma época. El gran viajero
árabedelsigloXIV,IbnBattuta,alabalaseguridady
la justicia que había en el Imperio de Malí. Antes del
usodelasarmasdefuego,latrataárabeeramarginal
con respecto a la actividad económica y al volumen
delapoblación.LeónelAfricano(acomienzosdelsi-
glo XVI) menciona que el rey de Bornu (región del
Chad)sóloorganizabaunavezalañounaexpedición
paracapturaresclavos(1).
Regresiónenorme
A partir del siglo XVI la situación se agravó singu-
larmente. Los portugueses penetraron en el Congo,
al sur de la desembocadura, conquistaron Angola,
atacaron los principales puertos de la costa oriental
y los arruinaron. También penetraron en el actual
Mozambique. Los marroquíes atacaron el Imperio
Songhai, que resistió durante nueve años. Los agre-
soresdisponíandearmasdefuego,mientrasquelos
subsaharianosnotenían.Milesdehabitantesfueron
muertosocapturadosyreducidosalaesclavitud.Los
vencedores se adueñaron de todo: seres humanos,
animales,provisiones,objetospreciosos…
Reinos e imperios fueron dislocados, desmigaja-
dos en principados que se vieron inducidos a hacer-
se la guerra cada vez con más frecuencia, con el fin
de tener prisioneros que pudieran ser intercambia-
dos, especialmente a cambio de fusiles, indispensa-
blesparadefenderseyatacar.Detodoelloresultaron
desplazamientos de población que provocaron nue-
vos choques, reagrupamientos en sitios de refugio,
la propagación de un estado de guerra latente has-
ta en el corazón del continente. Se multiplicaron las
razzias, al punto de alcanzar la cifra de ochenta por
año,acomienzosdelsigloXIX,enelnorestedelÁfri-
caCentral,segúnelletradotunecinoMohammedel
Tounsy, que viajaba en esa época a Darfur y a Uadai
(actual Chad) (2). El porcentaje de cautivos con re-
lación al conjunto de la población se incrementó así
continuamente entre el siglo XVII y el final del siglo
XIX y “distritos antes densamente poblados fueron
reconquistadosporlamaleza”olaselva(3).
Todoeltejidosocioeconómicoypolítico-adminis-
trativoconstituidofueprogresivamentepervertidoy
luegoarruinado.Laspersonasfueronmuchasveces
8
reducidasalaautosubsistenciaensitiosdedefen-
sa,difícilesdecultivarydeirrigar.Seprodujounare-
gresiónenormeentodoslosámbitos.Lasuertedelos
cautivosempeoró.Yaparecióunanuevaclaseocate-
goríasocialdemalhechores:ladelosintermediarios,
brutalesvigilantesdelascaravanas,intérpretes…los
“colaboracionistas” de la época. Algunos príncipes
intentaronenvanooponerseaesecomerciocrecien-
tedesereshumanos.PeroelreydePortugalrespon-
diónegativamentealascartasdeprotestadelreyAl-
fonsodelCongo,quesehabíaconvertido,sinembar-
go, al cristianismo. Uno de sus sucesores fue redu-
cido a silencio por las armas. Lo mismo ocurrió en
Angola.LadelegaciónfrancesaenSenegalsuminis-
tróarmasalosmorosparaqueatacaranalDamel(4),
que negaba el paso a las caravanas de esclavos. Así,
fueefectivamentelademandaexternalaqueprovo-
có la gran extensión y proliferación de la esclavitud
enelÁfricanegra.
Alprincipio,losreyesentregabansóloalosconde-
nados a muerte. Pero los portugueses querían can-
tidadesimportantes,quetomaronellosmismosata-
candosinotromotivo.Desde1575-1580,DiasNovais,
primergobernadordeAngola,despachabacautivosa
razóndeunpromediode12.000poraño(5),esdecir,
dosvecesmás,sólodesdeAngola,quetodalatratade
lazonadelSaharaenlamismaépoca,deacuerdo,por
ejemplo,conlascifrascitadasporelhistoriadoresta-
dounidenseRalphAusten.
En el siglo XVII y sobre todo en el XVIII, la ma-
yoría de los armadores europeos se dedicaba a este
tráficomarítimoquedabagrandesganancias,prin-
cipalmentelosholandeses,losinglesesylosfrance-
ses. En la segunda mitad del siglo XVIII se alcan-
zaron cifras enormes: salvo en los años de guerras
franco-británicas, cientos y cientos de navíos em-
barcabanentre150.000y190.000cautivosanuales,
según los años (6). La inseguridad creciente y gene-
ralizada en la mayoría de las regiones multiplicó la
escasez, las hambrunas, las enfermedades locales y
más aun las enfermedades importadas, particular-
mente la viruela. Las endemias se instalaron y las
epidemiasflorecieron.
Disminucióndemográfica
Resulta por lo tanto pertinente sumar a todos aque-
llos que murieron durante los ataques, durante los
traslados del interior hacia los puntos de partida y
en los galpones; los que se suicidaban y los rebeldes
muertosenelmomentodelembarque;asícomotam-
biénlasmuertesimputablesalamultiplicacióndelas
razzias y a las guerras intestinas engendradas por la
dislocacióndelasentidadespolíticasacausadelahui-
dadelaspoblaciones;lasmuertesporhambre(yaque
las cosechas y las reservas habían sido saqueadas) y
porenfermedadesdetodaclase;lasmuertesdebidas
alaintroduccióndelasarmasdefuegoydealcoholes
adulterados, a la regresión de la higiene y de los co-
nocimientos adquiridos… y hay que agregar a todas
esasmuerteslasdeloscautivosycautivasarrancados
delsubcontinente.Puedeversequeestedéficitdemo-
gráficosuperaampliamentelacantidaddenacimien-
tosviables,asuvezforzosamenteendisminución.Y
tambiénhabríaquetenerencuentalos“nonacidos”.
TalcomoocurriódurantelaGuerradelosCienAños,
quelehizoperderaFrancialamitaddesupoblación,
la disminución se produjo de manera irregular y di-
ferentesegúnlasregiones.HaciafinesdelsigloXVII
se acentuó fuertemente, y desde mediados del siglo
XVIIIladisminuciónglobalfuemasivayrápida.
¿Es posible evaluar esa disminución? Para me-
dirlosefectosdemográficosdelaGuerradelosCien
Años en Francia, se comparó la cantidad de “luces
encendidas” (es decir, de casas habitadas) existen-
tes antes de esa guerra, con la cantidad contabili-
zada después. Ciertamente, al igual que en India,
en África no se dispone de registros de bautismos,
pero por los viajeros y exploradores del siglo XIX
sesabequeenÁfricaOccidentallasaglomeraciones
más grandes no tenían más de 30.000 o 40.000 ha-
bitantes. Eran, entonces, alrededor de cuatro veces
menos importantes que las ciudades africanas más
grandes del siglo XVI.
Según los mismos testimonios, la diferencia era
todavíamásgrandeenlapoblaciónrural,oenlacan-
tidaddecombatientesqueunpríncipeounjefegue-
rrero podía alistar. La relación aproximada de 4 a 1,
observada en África Occidental, ¿será representati-
vadeladisminucióndelconjuntodelapoblacióndel
África negra entre el siglo XVI y el XIX? Del Cabo
Palmas(7)alsurdeAngola,laspérdidasfueronmás
elevadas aun. Gwato, el puerto del Reino de Benín
d
Patrimonio de la humanidad. Los mercados y casas de esclavos, desde donde eran enviados
al continente americano, han sido convertidos en monumentos y destinos turísticos.
“Resarcimiento”
En septiembre de 2013,
la Comunidad del Caribe
(CARICOM) presentó ante
la ONU un reclamo de
reparaciones económicas a
Europa por el comercio de
esclavos en la época colonial.
Este tema había sido uno de
los motivos del fracaso de la
Conferencia de la ONU contra
el Racismo que se llevó a
cabo en Durban en 2001.
©BrunoMorandi/Corbis/Latinstock
Billetes. El recuerdo de la trata
está presente en la vida cotidiana.
©GeorgiosKollidas/Shutterstock
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 9
1 | LO PASADO | Memoria de la esclavitud
(actualNigeria),contabacon2.000“luces”alallega-
da de los portugueses y sólo quedaban 20 o 30 cuan-
dollegaronlosexploradoresdelsigloXIX(8).Elhis-
toriador estadounidense William G. Randles mues-
traquelapoblacióndeAngolatambiénhabíasidore-
ducida en grandes proporciones (9). En cambio, las
regionesdeChadpermanecieronbastantepobladas
hasta1890(conpueblosde3.000habitantesen1878).
En el actual Sudán, el despoblamiento comen-
zó con la dominación esclavista del pachá de Egipto
Mehemet Ali, en 1820. En África Oriental, las altas
mesetas, como las de Ruanda y Burundi, siguieron
densamentepobladas,conalrededorde100habitan-
tesporkilómetrocuadrado,contrariamentealoque
ocurríaenlaregióndelLagoMalawi(exLagoNyas-
sa). En África Austral, a partir de la primera mitad
delsigloXIX,lasaccionesdelosinglesessesumaron
a las de los boers (10) para diezmar a los pueblos au-
tóctonos. En conjunto, parece razonable pensar que
en el siglo XIX la población del África negra era de 3
a4vecesmenordeloquehabíasidoenelsigloXVI.
Pero, ¿es posible conocer la importancia de la po-
blacióndelÁfricanegrahacialamitaddelsigloXIX?
La conquista colonial (con artillería contra fusiles
antiguos); el trabajo forzado multiforme y generali-
zado;larepresióndelasnumerosasrevueltas;lasub-
alimentación; las diversas enfermedades locales y,
una vez más, las enfermedades importadas y la con-
tinuación de la trata oriental siguieron reduciendo
hasta1930lapoblaciónquequedabaenalrededorde
untercio.Apartirdeesafecha,medidasadministra-
tivasysanitariasiniciaronlarecuperacióndemográ-
fica,queprogresódemaneramuygradual.
Estaevaluaciónfueposibleporque,conlapresen-
cia europea en el interior de los territorios, algunos
indicadores estadísticos se agregaron a las fuentes
narrativas (11). En 1948-1949 se efectuó en toda el
Áfricasubsaharianauncensogeneralycoordinado.
Despuésdehacercorreccionesporlasdeclaraciones
faltantes, la población fue evaluada en aproximada-
mente 140 a 145 millones de personas. Teniendo en
cuenta el crecimiento registrado entre 1930 y 1948-
1949, se puede estimar que en 1930 la población era
deentre130y135millonesdeindividuos,querepre-
sentabanpuesdosterciosdelapoblaciónaproxima-
dadelosaños1870-1890,queeradealrededorde200
millones. De lo que puede concluirse que la pobla-
ciónenelsigloXVIeraalmenosdelordendelos600
millones(oseaunpromediode30habitantesporki-
lómetro cuadrado), según el resultado de mis inves-
tigaciones. Las cifras antiguas de 30 a 100 millones
erantotalmenteimaginarias,comolomostróDaniel
Noin,expresidentedelaComisióndePoblacióndela
UniónGeográficaInternacional(12).
Efectosdestructores
Entre mediados del siglo XVI y mediados del siglo
XIX, la población subsahariana se redujo entonces
en unos 400 millones. Sobre ese total, es imposible
precisar el porcentaje de los que fueron deportados,
a partir de las costas y del Sahel, debido a la impor-
tanciadelosfraudesydelamuyelevadacantidadde
clandestinos,antesydespuésdequeseprohibierala
trata. Diversas fuentes e investigaciones conducen
a duplicar las cifras oficiales en lo que se refiere a la
trataeuropea(13).Lasevaluacionesdelatrataárabe
tambiénsonaleatorias.Paradarunordendemagni-
tud, digamos que sumadas las dos tratas la cifra de-
be situarse entre 25 y 40 millones. Una cifra todavía
muy discutida, pero es cierto que las evaluaciones
menores no tienen en cuenta la enormidad de los di-
simulos. Al menos nueve décimas partes de las pér-
didastotalesseprodujeronenlapropiaÁfrica,loque
seexplicaporlaextraordinariaduracióndelagrave
inseguridad permanente y creciente en el conjunto
del territorio, a causa de la acumulación de efectos
destructores, directos e indirectos, de las dos tratas
simultáneas,cadavezmásintensivas.
Una Guerra de Cien Años que duró trescientos,
con las armas de la Guerra de los Treinta Años y de
lossiglossiguientes.Laconquistaylaocupaciónco-
lonial, así facilitadas, incrustaron la extraversión,
tanto cultural como económica, e hicieron particu-
larmente problemática la reestructuración del con-
junto subsahariano y de cada una de sus regiones.
Sólo hace una decena de años que el África negra
recuperó el nivel de población que tenía en el siglo
XVI,perodemaneramuydesequilibradadebidoala
congestióndelascapitales.
Las consecuencias de la trata son pesadas y per-
niciosas,peronosesueletomarconcienciadesuim-
portanciacuandoseanalizanlosproblemasactuales
delÁfricanegra. g
1.Léonl’Africain,Descriptiondel’Afrique,J.Maisonneuve,París,1956.
2.PierreKalck,HistoiredelaRépubliquecentrafricaine,Berger-Levrault,
París,1995.
3.CharlesBecker,“Leseffetsdémographiquesdelatraitedesesclavesen
Sénégambie”,Delatraiteàl’esclavage,actesduColloquedeNantes,tomo
II,CentredeRecherchesurl’HistoireduMondeAtlantique(CRHMA)y
SociétéFrançaised’Histoired’Outre-Mer(SFHOM),Nantes-París,1988.
4. Título que se daba a los soberanos tradicionales del Reino de Cayor
(Senegal).
5. William G. Randles, “De la traite à la colonisation. Les Portugais en
Angola”,AnnalesEconomieSociétéCivilisation(ESC),1969.
6.Idem.
7.SobrelaactualfronteraentreCostadeMarfilyLiberia.
8.DuartePachecoPereira,Esmeraldodesituorbis,CentrodeEstudiosde
GuineaPortuguesa,MemoriaNº19,Bissau,1956.
9.WilliamG.Randles,op.cit.
10.Colonizadoresholandeses.
11. Daniel Noin, La population de l’Afrique subsaharienne, Ediciones
Unesco,1999.
12.Idem.
13.CharlesBecker,op.cit.
*Doctora en Geografía Humana, autora de Afrique noire, démographie, sol et
histoire, Présence africaine-Khepera, Dakar-París, 1996.
Traducción: Lucía Vera
La barbarie
civilizatoria
1482
“Descubrimiento”
El navegante
portugués Diogo
Cão llega a la
desembocadura
del Río Congo.
1750
Tráfico masivo
En la segunda mitad
del siglo XVIII, el
comercio negrero
europeo alcanzó cifras
enormes, generando
ingentes ganancias.
1884-85
Reparto colonial
Conferencia de Berlín:
las potencias europeas
acuerdan la repartición
de África, el respeto
del libre comercio y
de la navegación.
1908
Terror
El Estado Libre del
Congo, coto privado
del rey Leopoldo II, es
anexado a Bélgica tras
las denuncias sobre el
régimen que regía en
sus explotaciones.
1926
Abolición
25 de septiembre:
la Sociedad de las
Naciones firma la
Convención sobre la
Esclavitud. Los Estados
se obligan a prevenir
y reprimir la trata.
10
©PatrickChauvel/Corbis/Latinstock
Fue Gran Bretaña la que dio, en 1957, el
puntapiéinicialdelaindependenciadelÁfri-
ca negra, concediéndola a Ghana y a su pri-
mer ministro, Kwame Nkrumah. También
había sido la primera potencia en tomar la
iniciativa de la descolonización en Asia, en
1947,renunciandoasuimperioenIndia.
Francia, segunda potencia colonial del
planeta, había seguido el mismo camino: se
había retirado de Indochina en 1954, tras la
derrota de Dien Bien Phu, y luego, en 1956,
de Marruecos y Túnez. La insurrección ar-
gelina había estallado en 1954, y, en 1955, la
Conferencia de Bandung, en la cual partici-
pabanlosrepresentantesdeveintinuevepaí-
ses africanos y asiáticos, entre ellos el chino
Zhou Enlai, el egipcio Nasser y el indio Ne-
hru, había reivindicado el derecho a la inde-
pendenciadetodoslospuebloscolonizadosy
consagradolaemergenciadelTercerMundo
enlaescenainternacional.
La agitación que había sacudido la tute-
la colonial en el Magreb no se había exten-
dido globalmente a los territorios franceses
del África negra, a los cuales la ley marco de
Gaston Defferre había acordado en 1956 una
amplia autonomía de gestión con Asambleas
electas y un Ejecutivo africano, todavía pre-
sidido, sin embargo, por el gobernador colo-
E
l año 1960 fue el “año de las indepen-
dencias africanas”: diecisiete anti-
guas colonias del África negra –ca-
torce de ellas francesas– se convirtie-
ron entonces en Estados soberanos (1). Sin
embargo, la descolonización completa del
continente finalizó recién treinta años más
tarde, en 1990, con el fin de la tutela suda-
fricanasobreNamibia,altiempoqueelgran
sueño panafricanista de la unidad del conti-
nente, acariciado entre otros por el ghanés
KwameNkrumah,sedisipabarápidamente.
Másaun,duranteesastresdécadas,elconti-
nenteafricanosiguiósiendounobjetivoque
sedisputaronlasgrandesymedianaspoten-
cias –entre ellas, Francia– a golpe de inter-
vencionesmilitares,presionesdiplomáticas
y económicas.
La frecuencia y el peso de esas injerencias
–aveces,apedidodelospropiospaísesafrica-
nos– redujeron considerablemente el ejerci-
ciodesusoberanía.Desdeluego,puededecir-
sealgosimilardeAméricaCentralyelSudes-
teAsiático,perola“dependencia”persistente
delcontinenteafricano,ysobretododelÁfri-
ca negra, sigue siendo sorprendente. Entre
otrascosas,porquesevioafectadaduramente
porlacaídadelospreciosdelasmateriaspri-
mas,yagobiadaporelpesodesudeuda.
nial. La última revuelta importante había si-
do el levantamiento de los independentistas
deMadagascar,en1947,cuyarepresiónhabía
causado varias decenas de miles de muertos
(80.000,segúnalgunasestimaciones).
“Balcanización” y neocolonialismo
No obstante, al reasumir el poder en mayo
de 1958, el general De Gaulle consideró in-
dispensable tener un gesto espectacular con
el África negra: sometió a referéndum una
Constitución que preveía la instauración de
una Comunidad franco-africana en la cual
ciertas competencias llamadas “comunes”
(defensa, diplomacia, moneda, etc.) eran
compartidasporlametrópoliylosterritorios
africanos, que accedían a una semi-sobera-
níalimitadaalagestióndesusasuntosinter-
nos.Enlamayoríadeloscasos,losterritorios
consultadosrespondieronmasivamente“sí”.
A excepción de la Guinea de Sékou Touré,
donde el “no” se impuso casi por unanimi-
dad.Eldirigenteguineano,quienpertenecía
alacorrientemarxista,invocóparajustificar
su rechazo el hecho de que la nueva Comu-
nidad conllevaba la desaparición de las dos
grandes entidades federales –el África Occi-
dental Francesa (AOF) y el África Ecuatorial
Francesa(AEF)–quelaLeyDefferrehabía
Unadescolonización
bajoinjerencia
por Claude Wauthier*
1960-1990: treinta años de “independencia controlada”
Los Estados y las sociedades del África subsahariana no terminan aún
de pagar el precio de una descolonización operada en beneficio de las
antiguas metrópolis, que minaron el desarrollo de las nuevas naciones. En
1990, el amargo balance de treinta años de independencia daba nuevo
impulso a las aspiraciones democráticas, que hoy se expresan con fuerza.
d
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 11
12
1966;Keitasufriríalamismasuerteen1968.
Es verdad que varias de las –numerosas–
intervenciones francesas en el África negra,
bajo la presidencia del general De Gaulle, no
podíansinoconfirmarlaopinióndeaquellos
queacusabanaFranciadeneocolonialismo.
En primer lugar, en el Congo-Léopoldvi-
lle, la antigua colonia belga (desde 1971 Zai-
re [actualmente República Democrática del
Congo]) que también había accedido a la in-
dependencia en 1960. En efecto, París tomó
partido por la secesión de Katanga y Moise
Tshombe (conocido como “Caja registrado-
ra”), marioneta en manos del gran capital
belga, contra el primer ministro Patrice Lu-
mumba, considerado un peligroso agitador
cercano a Moscú. La idea era sin duda de-
bilitar a un gran Estado africano que podía
atraer a su órbita a vecinos menos podero-
sos,comolasantiguascoloniasfrancesasdel
Congo-Brazzaville y la República Centroa-
fricana, pero también adquirir algunos inte-
resesenlasricasminasdecobredeKatanga.
Luego en Gabón, en 1964, donde desem-
barcaron paracaidistas franceses para ayu-
daralpresidenteLéonM’ba,derrocadotem-
poralmente por un golpe de Estado. Entre
1967 y 1970, finalmente, la diplomacia fran-
cesa,apoyadaporlasdeCostadeMarfilyGa-
bón, apoyó la causa de la secesión de Biafra
contra el gobierno federal de Nigeria (tam-
bién independiente desde 1960). También
en este caso, el objetivo de París era, por un
lado, debilitar a un gran Estado africano ro-
deado de países francófonos mucho más dé-
biles, como Dahomey o Níger, y ocupar un
papelpreponderanteenlaexplotacióndelos
recursospetrolerosdelestedeNigeria.Y,so-
bre todo, Francia era quizás el único país en
el mundo que proveía armas (aviones, tan-
ques, helicópteros) a Sudáfrica, en contra de
las recomendaciones de la ONU (esa “cosa”
queexasperóalgeneralDeGaulledurantela
guerradeArgelia).Y,precisamente,Sudáfri-
ca y su aliado Portugal, que ya en ese enton-
ces luchaba contra los movimientos de libe-
ración de Mozambique y Angola, fomenta-
banlassecesionesdeKatangayBiafra.
Así, la “balcanización” del África otrora
francesa generó indirectamente un apoyo a
causas dudosas, especialmente en nombre
del anticomunismo. Pero quizás esta “bal-
canización” era inevitable, debido a egoís-
mos nacionales tan nuevos como vigorosos,
tal como parecía demostrarlo la disolución
de los conjuntos federales creados por Gran
Bretaña: los de la Comunidad Económica de
ÁfricaOriental(Kenia,UgandayTanganica)
y la Federación de las Rhodesias y de Nyasa-
Mobutu. El dictador fue un amigo de Occidente.Liberación. Angola sufrió una larga guerra civil.
La guerra de Argelia estaba entonces en
plenoaugeydividíaalosafricanos:Guineay
Malíapoyabanal GobiernoProvisionalde la
República Argelina (GPRA), junto al Egipto
de Gamal Abdel Nasser y Ghana, países co-
munistas y no alineados, mientras que los
antiguos miembros de la Comunidad apoya-
ban, especialmente en la ONU, la política ar-
gelina de Francia. Sin embargo, todos feste-
jaronlosAcuerdosdeEvianylaindependen-
cia de Argelia en 1962: para buena parte del
Tercer Mundo, el general De Gaulle se había
convertidoenunodelosgrandesartíficesde
ladescolonización.
Sin embargo, a los ojos de al menos al-
gunos de sus viejos adversarios, entre ellos
Nkrumah y Sékou Touré, la independencia
otorgada sin combate a los países del África
negraolíaa“neocolonialismo”,mientrasque
la de Argelia había sido arrancada con gran
esfuerzo y contra su voluntad. Para ellos, el
patio trasero de los países francófonos de la
antigua Comunidad seguía siendo un coto
privado de caza donde París ejercía una in-
fluenciapreponderantesobreEstadoshábil-
mente “balcanizados”. Francia había dividi-
do para reinar. Más aun cuando la mayoría
delosdirigentesdeesosEstadosfrancófonos
llamados “moderados” y prooccidentales se
oponían a los proyectos de unidad africana
yalpanafricanismomilitantedeNkrumahy
delosdirigentesdelospaísesllamados“pro-
gresistas” o “revolucionarios”, amigos de la
URSS, como Sékou Touré y Modibo Keita,
quienes habían creado una unión –efímera
también– Ghana-Guinea-Malí. Nkrumah
sería desplazado con un golpe de Estado en
dejadosubsistir.AcusóalgeneralDeGau-
lle de querer “balcanizar” su antiguo impe-
riocolonialparacontrolarlomejor.
Esto fue, más o menos, lo que sucedería,
cualesquiera hayan sido las intenciones del
general De Gaulle. Sin embargo, la Comuni-
dadfranco-africananotendríasinounaexis-
tencia efímera. En 1960, todos los antiguos
territorios africanos de ultramar, ganados
por los ejemplos ghanés y guineano, recla-
mabanyobteníansuindependencia.Perosin
unarupturaviolentaconFrancia,celebrando
simultáneamente acuerdos de cooperación
con París que los unían más o menos estre-
chamentealaantiguametrópoli,aunquesólo
fueraporquepermanecíanenlazonafranco.
Porotraparte,unacláusuladelaConstitu-
ción de la V República preveía la posibilidad
para los Estados independientes de seguir
formando parte del conjunto franco-africa-
no, y hasta 1961 subsistió una “Comunidad
renovada”,alaquehabíanadheridoSenegal,
Madagascar, Chad, la República Centroafri-
cana, Gabón y el Congo. Los países del Con-
sejodelaEntente–CostadeMarfil,Dahomey
(actual Benín), Alto Volta (devenido Burkina
Faso) y Níger– así como Malí (dirigido por
ModiboKeita,hombrecercanoaSékouTou-
ré)yMauritaniasehabíanporsupartenega-
do a integrarla, al igual que los dos antiguos
territorios bajo tutela de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) administrados
por Francia, Camerún y Togo, independien-
tes también desde 1960, pero que no habían
participado del referéndum de 1958. Frente
almoderadoéxitodelaempresa,la“Comuni-
dadrenovada”fuedisueltaenmarzode1961.
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d
12
2 | NOMRE CAPíTULO | TíTULO NOTA
Armas. La Guerra Fría inundó de armas al continente, convertido en escenario del conflicto bipolar.
landia (hoy Zimbabwe, Zambia y Malawi)
tras el acceso a la independencia de esos Es-
tados (entre 1961 y 1964, salvo para Zimba-
bwe–laantiguaRhodesiadelSur–,muypos-
terior, en 1980). El único ejemplo en contra-
rioloconstituyólafusióndelasdosSomalias
–la británica y la italiana– al proclamarse su
independenciaen1960.
Defensa del patio trasero
Sea como fuere, la política africana de Fran-
cia bajo los presidentes Pompidou y Giscard
d’Estaing quedó presa de los mismos esque-
mas, atada a preservar su influencia sobre el
patio trasero francófono, o incluso a exten-
derla al África anglófona o ex belga, a defen-
derla también contra las intenciones libias.
En líneas generales, la diplomacia fran-
cesa en África siguió hasta 1981 apoyando a
los llamados regímenes “moderados”, aun
cuando se trataba de dictaduras corruptas:
como durante la intervención de los para-
caidistas franceses en Kolwezi, en Shaba
(antigua Katanga), en 1978, que, destinada
a proteger a los residentes europeos, salvó
al presidente Mobutu. Francia siguió ade-
más vendiendo armas a Sudáfrica –país
con el cual el presidente Houphouët-Boig-
ny quería establecer un “diálogo” para ha-
cerle renunciar al apartheid–, hasta que la
presión de la Organización para la Unidad
Africana la obligó a dejar de hacerlo progre-
sivamente. Junto con otros miembros de la
OTAN (en particular, la República Federal
de Alemania –RFA– y Estados Unidos), pro-
veyó armas al ejército portugués para sus
campañas contra el MPLA en Angola y el
FRELIMO en Mozambique, que eran apo-
yados por los países comunistas.
Este apoyo a los regímenes “moderados”,
alracismosudafricanoyalcolonialismopor-
tugués no podía dejar de tener sus conse-
cuencias negativas: cuando una revolución
progresista, en Madagascar, en 1972, separó
del poder al presidente Philibert Tsiranana,
FranciaperdiósubasenavaldeDiegoSuárez.
Ladefensadelpatiotraseroafricanogene-
ró, por otra parte, un largo conflicto con Li-
bia, país al que la diplomacia del presidente
Pompidou, preocupada por ganar el merca-
do de un país rico en petróleo, había vendido
avionesMirage.Así,Franciasevioenredada
durante largos años en Chad, donde sin em-
bargo el presidente Tombalbaye no escati-
maba sus sarcasmos hacia Jacques Foccart,
la eminencia gris del Elíseo para los asun-
tos africanos bajo los gobiernos de De Gau-
lle y Pompidou, acusado de ser el instigador
detodaslasjugarretasmásomenosexitosas
que debilitaban al África francófona. Su re-
putación era tan mala que Giscard d’Estaing
se apresuró a destituirlo tras su elección en
1974.Peroelnuevopresidente,quesefamilia-
rizóconelÁfricanegraatravésdesussafaris,
fuetanintervencionistacomosuspredeceso-
res, con el riesgo de hacer quedar a Francia
comoel“gendarmedeEstadosUnidos”enel
continente. Fue un viaje a Libia, en 1979, de
JeanBedelBokassaloquelodecidióadesha-
cersedeaquélcuyaextravagantecoronación
Francia había pagado con una operación mi-
litar aerotransportada, bautizada “Barracu-
da”,ungolpedeEstadocontodaslasletras.
La llegada de la izquierda al poder, en
1981, con François Mitterrand, trajo apare-
jados algunos cambios notables: a pesar de
algunos errores, París aplicó sanciones con-
tra Sudáfrica y estableció relaciones amis-
tosas con los regímenes –marxistas– de las
antiguascoloniasportuguesas.Lainterven-
ción militar francesa en Chad resultó final-
mente provechosa, lo que no fue un logro
menor.Menosgloriosasindudafuelarecon-
ciliación definitiva con Sékou Touré, a pesar
de las revelaciones sobre el siniestro campo
de exterminio donde el dictador guineano
dejabamorirdehambreasusopositores.
Los países francófonos continuaron sien-
do objeto de un atento interés que generó a
vecesinterrogantes,comoelenvíodeunida-
des francesas a Togo en 1986 para apoyar al
presidenteEyadematrasunintentodegolpe
de Estado al parecer proveniente de Ghana.
O en Gabón, en 1990, para proteger allí a los
residentes franceses y asegurar su evacua-
cióncomoconsecuenciadelasmanifestacio-
nescontraelrégimendelpresidenteBongo.
Para las poblaciones golpeadas por la mi-
seria,indignadasporlacorrupcióndelosgo-
biernos y reprimidas en sus aspiraciones a
la libertad, el balance de treinta años de “in-
dependencia controlada” resultó más bien
amargo. Pero es preciso señalar que en otras
partesdeÁfricalarivalidadestadounidense-
soviética,complicadaporlasinjerenciasára-
bes y la política de desestabilización de Sud-
áfrica en los países de la “Línea de Frente”,
tuvo resultados aun más desastrosos que el
paternalismofrancés... g
1. En 1959, había en África nueve Estados independientes:
Etiopía, Liberia, Libia, Egipto, Sudán, Marruecos, Túnez,
Ghana y Guinea. La independencia de otros diecisiete, en
1960, llevó así a veintiséis el número de naciones soberanas
delcontinente,esdecir,aproximadamentelamitaddelasque
existenhoy.
*Periodista, autor entre otros libros de Quatre présidents et
l’Afrique, Le Seuil, París, 1995.
Traducción: Gustavo Recalde
1 | LO PASADO | Una descolonizaciOn bajo injerencia
La “dependencia”
persistente
del continente
sigue siendo
sorprendente.
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LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 13
14
La gestación
de la Unión
Africana
por Mwayila Tshiyembe*
E
lsueñopanafricano,nacidoenAméri-
ca a caballo de los siglos XIX y XX, se
fijó como misión rehabilitar las civili-
zacionesafricanas,restaurarladigni-
daddelhombrenegroypreconizarelretorno
ala“madrepatria”,ladelasraícesdeladiáspo-
ra.SylvesterWilliam,originariodeTrinidady
unadelasprimerasfigurasemblemáticasdel
movimiento,seapoyóenciudadanosdeNige-
ria,SierraLeona,GambiaolasAntillasBritá-
nicasparaimpregnarsedelasrealidadesafri-
canasyorganizó,en1900,enLondres,lapri-
mera Conferencia Panafricana. Su principal
resoluciónserefirióalaconfiscacióndetierras
enSudáfricaporlosinglesesylosafrikaners,y
aldestinodelaGoldCoast(Ghana).
Burghart Du Bois, fundador de la Asocia-
ción Estadounidense para el Progreso de la
Gente de Color (NAACP, en inglés), organi-
zó luego el primer Congreso Panafricano, en
1919, en París, que reivindicó la adopción de
un “código de protección internacional de
losindígenasdeÁfrica”:derechoalatierra,a
la educación y al trabajo libre. Durante el IV
Congreso, en Nueva York en 1927, se opuso a
MarcusGarvey,heraldodel“retornoaÁfrica”
ypartidariodeun“sionismonegro”,quehabía
creadounacompañíamarítima–laBlackStar
Line–ymovilizado amásde tresmillonesde
afro-americanos. Pero su sueño acabaría su-
mergidoporescándalosfinancieros.
En 1945, durante un V Congreso en Man-
chester, George Padmore, trinitense, hizo
adoptar un manifiesto que proclamaba or-
gullosamente: “Estamos decididos a ser li-
bres... Pueblos colonizados y sometidos del
mundo, uníos”. Bajo su protección, la antor-
cha del panafricanismo militante pasó a la
generación de los futuros líderes del África
independiente:JomoKenyatta(Kenia),Peter
Abrahams (Sudáfrica), Haile Selassie (Etio-
pía), Nnamdi Azikiwe (Nigeria), Julius Nye-
rere(Tanzania),KennethKaunda(Zambia)y
KwameNkrumah(Ghana).
Maximalistasvs.minimalistas
ApartirdelVIyVIICongresoPanafricano,en
Kumasi (1953) y Accra (1958), el desafío de la
descolonizaciónylaconfrontaciónEste-Oeste
alteraronlasreglasdejuegopolíticasydiplo-
máticas,dandolugaradosformasdepanafri-
canismo.Enprimerlugar,unpanafricanismo
“maximalista”, estrategia de recomposición
delageopolíticainstauradaporlaConferencia
de Berlín (1884-1885): ésta había oficializado
la balcanización del continente en un mosai-
codezonasdeinfluenciaeuropeas.Elobjetivo
finaleralafundacióndelosEstadosUnidosde
África,susceptiblesdeconvertiralcontinen-
Del mesianismo a la globalización
En julio de 2002, la Unión Africana reemplazó
a la Organización para la Unidad Africana,
cuyo balance fue globalmente negativo. Se
inauguró así una nueva etapa en la historia
del panafricanismo. Pero será necesaria
una integración política y económica sólida
para que la región pueda hacer frente a las
amenazas y los desafíos que se le presentan.
©SmileStudio/Shutterstock
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 15
Venis. comnimi nctatio modis
moloris autem lorem
te negroenunactordelaescenamundial.La
unidad económica, política y militar sería la
principalcondiciónpararesponderaestere-
to,considerabaellíderghanésKwameNkru-
mah, quien lanzó la consigna “África debe
unirse” (1), a la que adhirió en enero de 1961
el“grupodeCasablanca”(Ghana,Egipto,Ma-
rruecos,Túnez,Etiopía,Libia,Sudán,Guinea
Conakry,MalíyelGobiernoProvisionaldela
RepúblicaArgelina–GRPA–).
Esta apuesta tropezó con dos vulnerabili-
dades que los presidentes Nkrumah (Ghana)
y Gamal Abdel Nasser (Egipto) habían mini-
mizado o ignorado. En primer lugar, el peso
de las antiguas potencias coloniales: aunque
debilitadas por la Segunda Guerra Mundial,
sometidas al nuevo liderazgo estadouniden-
se-soviético y forzadas a la descolonización
por la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), todavía poseían una gran capacidad
depenetración,yportantodeperjuicio.Cual-
quier proyecto de unificación del continente
africano chocaba frontalmente con sus inte-
resesvitales(recursosminerosyenergéticos,
clientelismosyredescomerciales).
En segundo lugar, Nkrumah y el grupo de
Casablanca esperaban ingenuamente el pre-
visibleapoyodelcampo“progresista”(conla
Unión Soviética y la República Popular Chi-
naalacabeza),asícomoeldeEstadosUnidos,
paladíndelalibertadindividualydelderecho
a la autodeterminación. Ahora bien, el apoyo
del campo progresista fue sobre todo verbal,
mientrasqueWashingtonsostuvoalaspoten-
ciascolonialesaliadas,ennombredeunprin-
cipio de “contención”, destinado ante todo a
frenarlaexpansióncomunistaenelmundo.
Laotracorrienteeraladeunpanafricanis-
mominimalista,quedioorigenalaOrganiza-
ción para la Unidad Africana (OUA). Esta es-
trategia se fundaba en el derecho inalienable
decadaEstadoaunaexistenciaindependiente.
Sulemaera“laintangibilidaddelasfronteras
heredadasdelacolonización”,ysusprincipios,
elrespetoalasoberaníaylanoinjerenciaenlos
asuntosinternosdelosEstados.Laencarnóel
“grupodeMonrovia”,fundadoenmayode1961
y dominado por las figuras paternales de los
presidentesmarfileño,FélixHouphouët-Boi-
gny,ysenegalés,LéopoldSédarSenghor.
LaOUA,queviolaluzen1963enAddisAbe-
ba, plasmó claramente esta división. Lo que
explicaqueelbalancedelaOUAfueraglobal-
mentenegativoconrespectoalosobjetivosfi-
jados,particularmenteenloqueconcierneal
artículo2desuCartaFundacional:elfortale-
cimiento de la solidaridad entre Estados y la
coordinacióndesuspolíticastropezaronconel
fracasodelPlandeLagos(1980)ydelaComu-
nidadEconómicaAfricana(1991)(2);ladefen-
sadelasoberanía,delaintegridadterritorialy
de la independencia de los Estados miembros
seviocontrarrestadaporlaincapacidaddere-
solverlosconflictosdeLiberia,Somalia,Sierra
Leona, Ruanda, Burundi y República Demo-
cráticadelCongo.
Además,lafaltadepagodelascotizaciones
por parte de la mayoría de los Estados miem-
bros (50 millones de dólares adeudados en
2001)privóalaOUAdesuprincipalfuentede
financiaciónylaredujoalamendicidadyalas
expresionesdedeseosestériles.Solamenteel
carácterdetribunapúblicadelaorganización
permitió movilizar a la comunidad interna-
cionalparaerradicarelcolonialismoyapoyar
alosmovimientosdeliberación,atravésdela
ONUydelMovimientodeNoAlineados.
Renovacióninstitucional
Con la esperanza de subsanar estas deficien-
cias, en julio de 2001 se creó la Unión Africa-
na(UA),parareemplazaralaOUAconnuevas
instituciones. No obstante, la nueva Unión
debe cumplir con ciertas condiciones si pre-
tende responder a la globalización con sus
propias características y nivel de desarrollo,
comoestipulasuActaConstitutiva.
EsciertoquelaetapaderatificacióndelAc-
taConstitutivasesalvósinincidentes.Sinem-
bargo,lacarreradeobstáculosreciéncomien-
za.Especialmente,cuandoapesardelosobje-
tivosyorganismosestablecidos,lanaturaleza
de la Unión Africana sigue siendo una ecua-
ciónplagadadeincógnitas.Enefecto,treinta
yochoañosdespuésdelacreacióndelaOUA,
la diferencia entre maximalistas y minima-
listasnodesapareciójuntoconlapugnaEste-
Oeste(crisisdeideologías),niconlos“padres
delanación”(crisisgeneracionalydelideraz-
go).Porlotanto,resultaimperativoaclararla
naturaleza de la Unión política y económica,
paraevitarcaerenlatrampadeunaOUAbis.
El Acta Constitutiva de la Unión Africana
creóvariasinstituciones,amenudoinspiradas
enlaUniónEuropea:elConsejodelaUnión;la
Comisión;elParlamentoPanafricano;elTri-
bunal de Justicia Africano; el mecanismo de
resolución de conflictos; el Consejo Econó-
mico, Social y Cultural. Ante la magnitud de
losobstáculos,laCumbredeLusakatuvoque
aplazar su puesta en marcha (3). Las compe-
tenciasatribuidasalosnuevosórganosporel
ActaConstitutivadeberánserprecisadas,pues
la adopción de una estrategia de innovación
institucionaleslacondiciónsinequanonpara
queÁfricaobtengalosmediosparaactuar.
Por otra parte, parece indispensable una
estrategia creíble de prevención y de resolu-
ción de conflictos, que supere el marco del
“mecanismo”instauradoporlaOUAen1993,
paraejercereficazmenteelderecho,recono-
cidoporelActaConstitutivadelaUniónAfri-
cana,“aintervenirenunEstadomiembropor
decisión del Consejo, en ciertas circunstan-
cias graves, como crímenes de guerra, geno-
cidio y crímenes contra la humanidad”, así
como a responder al “derecho de los Estados
miembros de solicitar la intervención de la
Uniónpararestaurarlapazylaseguridad”.
Enfuncióndelaspotencialesamenazas,la
Unióndebeelaborarunaestrategiadelocali-
zación de fuerzas de paz. El ejército de cada
nación, o en su defecto el ejército de un “Es-
tado líder” en cada subregión, pone a dispo-
sicióndelmecanismosubregionaldepreven-
ciónydegestióndeconflictosuncontingente
desoldadosentrenadoyequipadoparaopera-
cionesdemantenimientoorestablecimiento
delapaz,asícomolosmediosnecesariospara
unEstadoMayorsubregionalrestringido(4).
Estedispositivodebeestarvinculadoconun
EstadoMayorafricanosituadobajoelcontrol
directodelConsejodelaUnión.Elobjetivoes
minimizarloscostosinherentesaldespliegue
defuerzas.Lacuestióndelacoordinacióncon
los mecanismos subregionales ya existentes
deberáserresuelta:elRefuerzodelasCapaci-
dadesAfricanasdeMantenimientodelaPaz
(RECAMP)deFrancia,elAfricanCenterfor
Security Studies (ACSS) de Estados Unidos
o el British Military Advisory and Training
Team(BMATT)deGranBretañadeberánser
integradosaestaestrategiaglobal.
Porúltimo,launiónpolíticanosemateriali-
zarásinoestáfundadasobreunaunióneconó-
mica.InstitucionesfinancierascomoelBanco
CentralAfricano,elFondoMonetarioAfrica-
noyelBancoAfricanodeFomento,cuyacrea-
ción está prevista en el Acta de la Unión, sólo
seráneficacessilograncoordinarunespacio
económicocomún.Sielconjuntodeestareno-
vacióninstitucionalserealizaconéxito,laUA
seráelmarcodedesarrolloregionalintegrado
que los precursores del panafricanismo ape-
nassisehabíanatrevidoasoñar... g
1.Áfricadebeunirse,EdicionsBellaterra,Barcelona,2010.
2. Véase Willy Jackson, “La marche contrariée vers l’Union
économique”,LeMondediplomatique,París,marzode1996.
3. Discurso de Muamar Gadafi en la Cumbre de Lusaka, julio
de2001.
4. Mwayila Tshiyembe, “Les principaux déterminants de la
conflictualitéafricaine”,LapréventiondesconflitsenAfrique,
Karthala,París,2001.
*Director del Institut Panafricain de Géopolitique, Universidad
Nancy-II.
Traducción: Fundación Mondiplo
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 15
1 | LO PASADO | La gestaciOn de la uniOn africana
©GideonMendel/Corbis/Latinstock
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 17LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 17
Los caminos
inesperados
de Mandela
La lucha contra la opresión racial
Aclamado en los cinco continentes, el nombre de Nelson
Mandela es sinónimo de resistencia, liberación y universa-
lidad. Luchador empedernido y sagaz, cumplió 95 años en
2013. La idea misma de que la gente se prosterne al pie de
su estatua lo exaspera: hay que seguir adelante, afirma, y
continuar con la inmensa tarea de la emancipación.
por Achille Mbembe*
C
uandoNelsonMandelaseapague,podremos
declarar el fin del siglo XX. El hombre que
hoy se encuentra en el crepúsculo de su vida
fue una de sus figuras emblemáticas. Excep-
tuandoaFidelCastro,talvezseaelúltimodeunaes-
tirpe de grandes hombres condenada a la extinción,
a tal punto nuestra época tiene prisa por acabar de
unavezportodasconlosmitos.
Másqueelsantoqueélafirmabacongustonunca
haber sido, Mandela habrá sido, en efecto, un mito
viviente,antes,duranteydespuésdesulargoencar-
celamiento. Sudáfrica –ese accidente geográfico al
que le cuesta volverse concepto– halló en él su Idea.
Y si este país no tiene ningún apuro en separarse de
él,esporqueelmitodelasociedadsinmitosnocare-
ce de peligros para su nueva existencia como comu-
nidaddespuésdelapartheid.
Pero, si bien no podemos dejar de concederle a
Mandela la negación de su santidad –que él no ce-
sabadeproclamar,aveces nosinmalicia–,debemos
reconocer que estuvo lejos de ser un hombre banal.
El apartheid, que de ninguna manera fue una forma
ordinaria de la dominación colonial o de la opresión
racial,suscitóencambioelsurgimientodeunaclase
demujeresyhombrespococomunes,sinmiedo,que
acostadesacrificiosinauditosprecipitaronsuaboli-
ción. Si Mandela se convirtió en el nombre de todos
ellosfueporque,encadaencrucijadadesuvida,supo
tomar, a veces presionado por las circunstancias y a
menudodemaneravoluntaria,caminosinesperados.
El hombre en su más simple expresión
En el fondo, su vida podría resumirse en unas pocas
palabras: un hombre constantemente al acecho, un
centinela siempre listo, cuyas vueltas, tan inespe-
radas como milagrosas, no hicieron sino contribuir
aunmásasumitificación.
Enlosfundamentosdelmitonoseencuentranso-
lamente el deseo de lo sagrado y la sed de lo secre-
to. Florece primero con la cercanía de la muerte, esa
forma primera de la partida y del desgarramiento.
Mandela la experimentó muy temprano, cuando su
padreMphakanyiswaGadlaMandela,fallecióprác-
ticamente frente a sus ojos, con la pipa en la boca, en
mediodeunatosinconteniblequenisiquieraeltaba-
co que tanto le gustaba logró suavizar. Así fue cómo
esaprimerapartidaprecipitóotra.Acompañadopor
sumadre,eljovenMandeladejóQunu,ellugardesu
infancia y de su temprana adolescencia, que él des-
cribe con un cariño infinito en su autobiografía.d
18
Volvería a vivir allí al término de sus largos años
deprisión,despuésdehaberconstruidounacasa,ré-
plica exacta de la última cárcel donde estuvo preso
antesdeserliberado.
Negándoseaadaptarsealosusosycostumbres,se
iráunasegundavezalfinaldesuadolescencia.Prín-
cipefugitivo,ledarálaespaldaaunacarrerajuntoal
jefedelosthembus,suclandeorigen.SeiráaJohan-
nesburgo, ciudad minera entonces en plena expan-
sión y meca de las contradicciones sociales, cultura-
lesypolíticasengendradasporesamezclabarrocade
capitalismoyracismoqueen1948adoptaralaforma
y el nombre de “apartheid”. Destinado a convertirse
enjefesegúnelmandatodelacostumbre,Mandelase
convertiráalnacionalismocomootrosaunareligión,
ylaciudaddelasminasdeorosevolveráelescenario
principaldesuencuentroconsupropiodestino.
Entoncescomienzaunlargoydolorosovíacrucis,
llenodeprivaciones,arrestosrepetidos,acososintem-
pestivos,múltiplescomparecenciasantelostribuna-
les,estadíasregularesenloscalabozosconsurosario
detorturasysusritualesdehumillaciones,períodos
más o menos prolongados de clandestinidad, inver-
sióndelosmundosdiurnoynocturno,disfracesmás
omenosespontáneos,unavidafamiliardislocada,vi-
viendasabandonadas...Elhombreenlucha,acorrala-
do,elfugitivosiemprelistoparapartir,alquesologuía
laconviccióndeundíafuturo,eldelregreso.
Enefecto,Mandelacorrióinmensosriesgos.Con
su propia vida, que vivió intensamente, como si ca-
da vez hubiera que volver a empezar de cero y como
si cada vez fuese la última. Pero también con la de
muchos otros, empezando por su familia, que inevi-
tablementepagóunprecioinestimableporsuscom-
promisos y sus convicciones. Por eso mismo, tenía
para con ella una deuda insondable que él siempre
supo que no podría pagar, lo cual no hizo más que
agravarsussentimientosdeculpa.
En 1964, se salvó por muy poco de la pena capi-
tal.Consuscoacusados,sehabíapreparadoparaser
condenado. “Habíamos considerado esa eventuali-
dad–afirmaenunaentrevistaconAhmedKathrada,
mucho después de haber salido de la cárcel–. Si te-
níamos que desaparecer, mejor hacerlo en una nube
degloria.Nosagradósaberquenuestraejecuciónre-
presentaríanuestraúltimaofrendaanuestropueblo
yanuestraorganización”(1).Estavisióneucarística,
sin embargo, estaba exenta de todo deseo de marti-
rio. Y, contrariamente a todos los demás, de Ruben
UmNyobèaPatriceLumumba,pasandoporAmilcar
Cabral, Martin Luther King y hasta Mohandas Ka-
ramchandGandhi,Mandelaescaparáalaguadaña.
En la prisión de Robben Island, experimentará
verdaderamenteesedeseodevida,enloslímitesdel
trabajo forzado, la muerte y el exilio. La prisión se
volverá el lugar de una prueba extrema, la del con-
finamiento y el regreso del hombre a su más sim-
ple expresión. En ese lugar de máxima indigencia,
Mandela aprenderá a habitar la celda en la que pa-
A mitad de camino entre Johannesburgo y Soweto, sobre la vía rápida
que conecta la gigantesca ciudad con su township emblemático, se en-
cuentra el Museo del Apartheid, una gran construcción de hormigón de
donde emergen las palabras “Libertad”, “Respeto”, en medio de un par-
que natural que reconstituye el veld (pradera) sudafricano. El ticket de
entrada que se entrega sin guantes al visitante indica: “White” o “Non-
White”. Al recibir un pase “Non-White”, este periodista no tiene más op-
ciónquetomarelpasillodeladerechaqueindicanlasflechas.Nosrodean
rejasmetálicas,hayqueavanzar.Unosdiezmetrosmásadelante,losre-
corridos“White”y“Non-White”sejuntan.
Un momento de respiro, tras esta brutal introducción en materia, invita
areflexionarsobrelaaberraciónjurídicaymentaldeladoctrinadel“de-
sarrolloseparado”.Unletreromencionala“danzadelasrazas”:en1985
setecientosdos“mestizos”seconvirtieronlegalmenteen“blancos”,die-
cinueve“blancos”sevolvieron“mestizos”,un“indio”setornó“blanco”y
once “mestizos” fueron transformados en “chinos”. Ningún “blanco” se
volvió“negro”.Ningún“negro”sevolvió“blanco”.Luego,nossumimosde
nuevoenlaviolencia.Sussímbolossonomnipresentes.Videosimpresio-
nantes difunden en permanencia la segregación, los discursos racistas,
el levantamiento popular, la represión de las masas, la tortura, los testi-
moniosdelosprisioneros.Yparaterminar,lasimágenesdelavictoria.
EnelcentrodelmuseoreinaunCasspir,eseterriblecamiónblindadoque
patrullaba los townships. El recorrido provoca una sensación creciente
deopresión–enunasalaenlaqueseevocanlascárceles,cientoveintiún
cuerdascuelgandeltechopararepresentaralosmilitantes“suicidados”
porlapolicía–,yluegolibera,enunaespeciedecatarsis.Sesale,después
dehabervistolasimágenesdelaluchayhaberescuchadolosdiscursos
desusdirigentes,porunasaladondeseexhibencomosímbolodelavic-
toriadelademocracialosdiariosdeldía.Losgrandestítulosmencionan
losescándalosquesalpicanelpoder.
EldispositivodelMuseodelApartheidesaplastante;causaemocionesvio-
lentas, miedo, aversión, identificación con los héroes de la lucha, y final-
menteelaliviodeundesenlacefelizymoral.Allíelapartheidesunafigura
abstracta,unamonedacuyoanversorecuerdalaimagineríanazidelopre-
soryelreversoestábañadoconlasangredelosmártiresyelheroísmode
loslibertadores.Peroenelfondo,¿nosetratadelargumento–épico,con-
movedoryradicalmentefijoenunpasadohistórico...–deunespectáculo
hollywoodense casi esperado? En ese sentido, no causa asombro que la
canciónquesuenarepetidamenteenlaexposicióntemporariaconsagra-
daaSteveBikoseaelestándarinternacionaldePeterGabriel,Biko.EnJo-
hannesburgo,laciudaddeloro,elMuseodelApartheidfuecomisionadoen
elmarcodeuncontratoglobalsobrelainstalacióndeun...casino.Pensado
“desdearriba”,instaladolejosdelaciudadydesushabitantes,nopudoes-
caparaladurezadelapropiaciudad,alalógicadelmonumentonacionaly
delrelatoedificantedestinadoalosturistasinternacionales.[...]
*De la redacción de Le Monde diplomatique, París. Este texto es un extracto del artículo
“L’apartheidaumusée”,LeMondediplomatique,París,abrilde2008.
Traducción:TeresaGarufi
El apartheid
en el museo
Dispositivos del recuerdo
por Philippe Rivière*
d
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 19
1 | LO PASADO | los caminos inesperados de mandela
sará más de veinte años a la manera de una persona
vivaforzadaaadaptarseaunataúd(2).
Durantelargasyatroceshorasdesoledad,empu-
jadoalasinmediacionesdelalocura,redescubrirálo
esencial, aquello que yace en el silencio y el detalle.
Todovolveráahablarle:unahormigaquecorrequién
sabe adónde; la semilla enterrada que muere y luego
vuelveabrotar,dandolailusióndeunjardín;elfrag-
mentodealgúnobjeto,noimportacuál;elsilenciode
losdíasmonótonosqueseasemejanyqueparecenno
pasar;eltiempoqueseprolongainterminablemente;
la lentitud de los días y el frío de las noches; el habla,
tan escasa; el mundo detrás de los muros del que ya
no se oyen los murmullos; el abismo que fue Robben
Island y las huellas de la penitenciaría en su rostro
ahora esculpido por el dolor, en sus ojos lastimados
por la luz del sol que se refleja en el cuarzo, en esas
lágrimas que no lo son, el polvo en ese rostro trans-
formado en un espectro fantasmal y en sus pulmo-
nes,enlosdedosdesuspies,yporencimadetodo,esa
sonrisaalegreyvivaz,esaposturaaltanera,erguido,
de pie, con el puño cerrado y listo para abrazar nue-
vamentealmundoyhacersoplarlatormenta.
El proyecto de igualdad universal
Despojado de casi todo, luchará paso a paso para no
cederelrestodehumanidadquesuscarcelerosquie-
renarrancarleatodacostayblandircomotrofeoúl-
timo. Reducido a vivir con casi nada, aprende a eco-
nomizar todo, pero también a cultivar un profundo
desprendimientorespectodelascosasdelavidapro-
fana,incluidoslosplaceresdelasexualidad.Alpunto
que, prisionero de hecho y confinado entre dos pa-
redesymedia,noessinembargoelesclavodenadie.
Hombre de carne y hueso, Mandela vivió, pues,
muy cerca del desastre. Se adentró en la noche de la
vida, lo más cerca de las tinieblas, en busca de una
idea: cómo vivir libre de la raza y de la dominación
que lleva ese mismo nombre. Sus elecciones lo con-
dujeron al borde del precipicio. Fascinó al mun-
do porque volvió del país de las sombras, como una
fuerzarepentinaenelcrepúsculodeunsigloquees-
táenvejeciendoyqueyanosabesoñar.
Al igual que los movimientos obreros del siglo
XIX,oquelasluchasdelasmujeres,nuestramoder-
nidad se vio moldeada por el sueño de abolición por
elquelucharonenelpasadolosesclavos.Esesesue-
ño el que prolongarán, a principios del siglo XX, los
combates por la descolonización. La praxis política
de Mandela se inscribe en esa historia específica de
las grandes luchas africanas por la emancipación
humana.
Esas luchas revistieron, desde sus comienzos,
una dimensión planetaria. Su significado nunca fue
únicamentelocal.Siemprefueuniversal.Auncuan-
do movilizaban a actores locales, en un país o un te-
rritorio nacional bien circunscripto, eran el punto
de partida de solidaridades forjadas a una escala
mundialytransnacional.
Fueron luchas que, cada vez, permitieron la ex-
tensión o la universalización de derechos que, hasta
ese momento, habían sido exclusividad de una raza.
El triunfo del movimiento abolicionista durante el
siglo XIX puso fin a la contradicción que represen-
tabanlasdemocraciasesclavistasmodernas.EnEs-
tadosUnidos,porejemplo,laliberacióndelasperso-
nas de origen africano y las luchas por los derechos
civiles abrieron el camino hacia la profundización
delaideaylaprácticadelaigualdadylaciudadanía.
Encontramoslamismauniversalidadenelmovi-
mientoanticolonialista.¿Aquéapuntaéste,enefec-
to, si no es a volver posible la manifestación de und
Del apartheid
a la nación
arco iris
1948
Andamiaje legal
Desde su acceso al
poder, el National
Party consagró por ley
la segregación hasta
despojar a los negros
de la ciudadanía.
1976
Resistencia y
represión
El 16 de junio, cientos
de manifestantes
negros son
masacrados por la
policía en las calles
de Soweto.
1986
Condena
internacional
16-20 de junio:
Conferencia mundial
sobre sanciones
contra la Sudáfrica
racista, organizada
por la ONU.
1990
El deshielo
El 11 de febrero, tras
27 años en prisión,
Nelson Mandela,
símbolo de la lucha
contra el régimen,
es liberado. El 30
de junio de 1991 el
apartheid es abolido.
1994
Una nueva era
Bajo la nueva
Constitución de 1993,
el Congreso Nacional
Africano gana en abril
las primeras elecciones
multirraciales. Mandela
es elegido presidente.
Ícono. La figura de Nelson Mandela se ha convertido en un símbolo universal, como demuestra este mural en Barcelona.
©meunierd/Shutterstock
20
poder propio de génesis, el poder de tenerse en
pie por sí mismo, de hacer comunidad, de autode-
terminarse?
Al convertirse en el símbolo de la lucha global
contra el apartheid, Mandela prolonga esos signi-
ficados. Aquí, el objetivo es fundar una comunidad
más allá de la raza. En momentos en que el racismo
ha vuelto bajo formas más o menos inesperadas, el
proyecto de igualdad universal se encuentra más
quenuncaantenosotros.
Sociedad armada de consumo
RestadeciralgosobrelaSudáfricaqueMandelade-
jará tras de sí. El paso de una sociedad de control a
una sociedad de consumo representa sin duda una
de las transformaciones más decisivas desde su li-
beración y el final del apartheid. Bajo el apartheid,
el control consistía en acorralar y restringir la mo-
vilidaddelosnegros.Pasabaporlaregulacióndelos
espacios en los que éstos estaban confinados, con el
objetivo de extraer de ellos la mayor cantidad posi-
ble de trabajo. Fue por eso que se instauraron mi-
croentornos, que funcionaron a veces bajo el modo
de cercados, otras, de reservas. Entonces, los con-
tactos entre los individuos estaban ya sea prohibi-
dos, ya sea regidos por leyes estrictas, sobre todo
cuandoesosindividuospertenecíanacategoríasra-
cialesdiferentes.Elcontrolpasaba,pues,porlamo-
dulacióndelabrutalidadalolargodelíneasraciales
queelpoderqueríarígidas.
Bajoelapartheid,labrutalidadteníatresfunciones.
Por un lado, apuntaba a debilitar las capacidades
de los negros para asegurar su reproducción social.
Éstos nunca podían reunir los medios indispensa-
bles para una vida digna de ese nombre, se tratase
del acceso a la comida, a la vivienda, a la educación
y a la salud o, más aun, a los derechos ciudadanos
elementales.
Esa brutalidad tenía, por otra parte, una dimen-
sión somática. Apuntaba a inmovilizar los cuerpos,
a paralizarlos, a quebrarlos de ser necesario. Por úl-
timo, atacaba el sistema nervioso y tendía a ahogar
lascapacidadesdesusvíctimasparacrearsupropio
mundo de símbolos. La mayor parte del tiempo, sus
energías estaban dedicadas a tareas de superviven-
cia. Estaban forzados a vivir su vida únicamente ba-
joelmododelarepetición.Talera,enefecto,latarea
quesupuestamentedebíallevaracaboelracismo.
Esas formas de violencia y de brutalidad han si-
doobjetodeunainternalizaciónmásprofundadelo
quesequiereadmitir.Desde1994,sehanreproduci-
doenunmodomolecularenelplanodelaexistencia
común y pública. Se manifiestan en todos los nive-
les de las interacciones sociales cotidianas, se trate
de las esferas íntimas de la vida, de las estructuras
deldeseoylasexualidado,másaun,delincontenible
deseodeconsumirtodotipodemercancías.
Esedeseodesenfrenadodeconsumirseconside-
ra la esencia y la sustancia de la democracia y la ciu-
dadanía. El paso de una sociedad de control a una
sociedad de consumo se produce en un contexto
marcado por diversas formas de privaciones para
la mayoría de los negros. Coexisten la extrema opu-
lenciaylaextremaprivación,ylabrechaquesepara
estos dos estados tiende a ser cada vez más negocia-
da por medio de la violencia y de diversas formas de
acaparamiento.
La democracia pos-Mandela está mayormente
compuesta por negros desempleados y otros inem-
pleables que no ejercen derecho de propiedad sobre
casinada.Lalargahistoriadelpaísestáensímisma
marcada por el antagonismo entre dos principios:
el gobierno del pueblo por el pueblo y la ley de los
ricos.
Hasta hace muy poco, estos últimos eran casi ex-
clusivamente blancos, y es lo que daba a las luchas
unaconnotaciónracial.Hoyyanoesdeltodoasí.Sin
embargo, la clase media negra emergente no está en
posición de gozar con total seguridad de los dere-
chos de propiedad que adquirió recientemente. No
estáseguradequelacasaquecompróconuncrédito
mañananoleseráarrebatada,yaseaporlafuerza,ya
seaacausadecircunstanciaseconómicasdesfavora-
bles.Esesentidodelaprecariedadconstituyeunade
lasmarcasdesupsicologíadeclase.
El viejo movimiento de liberación, el Congre-
so Nacional Africano (African Nacional Congress,
ANC)está,porsuparte,atrapadoenlasredesdeuna
mutaciónaunmáscontradictoria.Elcálculoquehi-
cieron las clases que están en el poder y los dueños
delcapitalesquelapobrezademasasylasaltastasas
de desigualdad podrían, bajo ciertas condiciones,
provocardisturbios,huelgasepisódicaseincidentes
violentosvarios.Perodeellonoresultaráenabsolu-
to una contra-coalición capaz de cuestionar funda-
mentalmente el compromiso de 1994 que transfiere
el poder político al ANC y consagra la supremacía
económicayculturaldelaminoríablanca.
Sudáfrica ingresa en un nuevo período de su his-
toria,duranteelcuallosprocedimientosdeacumula-
ciónyanoseoperanatravésdelaexpropiacióndirec-
ta,comodurantelasguerrasdedesposesióndelsiglo
XIX.Enlaactualidad,pasanporlacapturaylaapro-
piaciónprivadadelosrecursospúblicos,porlamodu-
lacióndelabrutalidadyporunarelativainstrumen-
talizacióndeldesorden.Laconstitucióndeunanueva
clasedirigentemultirracialsellevaacabo,pues,atra-
vésdeunasíntesishíbridadelosmodelosruso,chinoy
africanoposcolonial.
Mientras tanto, el espacio público se rebalcaniza
progresivamente.Lageografíademográficadelpaís
se fragmenta. Abandonando el hinterland, muchos
blancos se aglutinan en las costas, especialmente en
laProvinciaOccidentaldelCabo.Letemenalproceso
cadavezmásfuertede“africanización”delpaísysue-
ñan con reconstruir allí los pilares de una república
blanca libre de los oropeles del apartheid, pero con-
sagradaalaproteccióndelosprivilegiosdeantaño.
El“revoltoso”
El nombre que Mandela
recibió de su padre al
nacer fue Rolihlahla, cuyo
significado coloquial es
“revoltoso”. Al ingresar a la
escuela, la maestra le impuso
su nombre inglés, Nelson;
una costumbre británica
que regía –y aún rige– para
los niños africanos.
Museo. Un espacio de reflexión y
educación sobre la segregación.
©Ecoimages/Shutterstock
d
Humanidad
“Es tan necesario liberar al
opresor como al oprimido.
[...] Nadie es realmente libre
si arrebata a otro su libertad,
del mismo modo en que nadie
es libre si su libertad le es
arrebatada. Tanto el opresor
como el oprimido quedan
privados de su humanidad.”
(Nelson Mandela, El largo
camino hacia la libertad, Aguilar,
Buenos Aires, 2013)
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 21
1 | LO PASADO | los caminos inesperados de mandela
La paradójica adhesión a los esquemas psíqui-
cos de la época de la segregación racial constituye
una respuesta parcial al proceso de transformación
del país en una nación de ciudadanos armados, una
suerte de nación-guarnición dotada de una policía
profundamente corrupta y militarizada. Los pu-
dientes gozan en ella de una aparente protección,
compradaamilesdeempresasdeseguridadprivada
y empresas de vigilancia que pertenecen, en parte,
a los barones que están en el poder y sus secuaces
(véaseCessou,págs.31a35).
Este nuevo régimen de control por la mercan-
cía se consolida en el marco de una redistribución
drástica de los recursos de la violencia. Ahora bien,
una sociedad armada es todo menos una sociedad
civil. Y mucho menos, una verdadera comunidad.
Es un conglomerado de individuos atomizados,
aislados frente al poder, separados por el miedo y
la suspicacia, incapaces de formar una masa, pero
dispuestos a supeditarse a la autoridad de una mili-
ciaodeundemagogoantesqueaconstruirlasinsti-
tuciones indispensables para el funcionamiento de
una sociedad democrática.
El deseo de diferencia
En cuanto al resto, de la vida como de la práctica de
Mandela, cabe retener dos lecciones. La primera es
que hay un solo mundo, al menos en la actualidad,
y el mundo es todo lo que es. Lo que tenemos en co-
mún,porende,eslasensación,obieneldeseo,deser
seres humanos de pleno derecho. Ese deseo de una
humanidadplenaesalgoquetodoscompartimos.
Para construir ese mundo, que es común a todos
nosotros, habrá que restituir a aquellas y aquellos
que sufrieron un proceso de abstracción y de cosifi-
cación en la historia la parte de humanidad que les
fuerobada.Nohabráningunaconcienciadeunmun-
do común hasta que aquellas y aquellos que fueron
sumidosenunasituacióndeextremamiserianoha-
yan escapado a las condiciones que los confinan a la
nochedelainfravida.EnelpensamientodeMande-
la,reconciliaciónyreparaciónestánenelcorazónde
la posibilidad misma de la construcción de una con-
ciencia común del mundo, es decir, de la realización
de una justicia universal. A partir de su experiencia
carcelaria, llega a la conclusión de que cada ser hu-
manoesdepositariodeunaporciónintrínsecadehu-
manidad. Esa porción irreductible pertenece a cada
uno de nosotros, y hace que, objetivamente, seamos
a la vez distintos unos de otros y parecidos. En con-
secuencia,laéticadelareconciliaciónylareparación
implica reconocer lo que podríamos llamar la parte
delotro,quenoeslamía,ydelacual,sinembargo,yo
soygarante,loquieraono.Ynopodréacapararmede
lapartedelotrosinconsecuenciassobrelaideademí
mismo,delajusticia,delderecho,einclusodetodala
humanidad, o bien sobre el proyecto de lo universal,
siesees,efectivamente,eldestinofinal.
En esas condiciones, es en vano establecer fron-
teras, construir murallas y cercos, dividir, clasifi-
car, jerarquizar, tratar de extirpar de la humanidad
aaquellasyaquellosalosqueseharebajado,queson
despreciados, que no se nos parecen o con los que
pensamos que nunca podremos entendernos. Hay
un solo mundo, y todos somos sus coherederos, aun
cuandolasmanerasdehabitarlonoseanlasmismas;
cosa que explica, justamente, la verdadera plurali-
dad de las culturas y los modos de vida. Decirlo no
significa en absoluto ocultar la brutalidad y el cinis-
moqueaúncaracterizanelencuentrodelospueblos
y las naciones. Simplemente, es recordar un hecho
inmediato, inexorable, cuyo origen se sitúa proba-
blemente a principios de los tiempos modernos: el
irreversible proceso de enmarañamiento y entrela-
zamientodelasculturas,lospueblosylasnaciones.
Amenudo,eldeseodediferenciaemergeprecisa-
mente ahí donde se vive con mayor intensidad una
experiencia de exclusión. La proclamación de la di-
ferencia es, pues, el lenguaje invertido del deseo de
reconocimiento e inclusión. Para quienes han sufri-
do la dominación colonial o para aquellos a quienes
se les ha robado su humanidad en algún momento
determinado de la historia, la recuperación de esa
humanidadsuelepasarporlaproclamacióndeladi-
ferencia.Pero,comovemosenunapartedelacrítica
africana moderna, ésta es sólo un momento dentro
de un proyecto más vasto: el proyecto de un mundo
porvenir,deunmundoquetenemospordelante,cu-
yo destino es universal; un mundo liberado del peso
delarazaydelresentimientoyeldeseodevenganza
quegeneratodasituaciónderacismo. g
1. Nelson Mandela, Conversaciones conmigo mismo, Planeta,
Barcelona,2010.
2. Nelson Mandela, El largo camino hacia la libertad, Aguilar, Buenos
Aires,2013.
*Profesor de Historia y de Ciencia Política en la Universidad del Wit-
watersrand, Johannesburgo. Autor de Critique de la raison nègre, La
Découverte, París, 2013.
Traducción: Julia Bucci
“Desarrolloseparado”
En 1959, el gobierno
sudafricano aprobó la ley
de autogobierno Bantú, que
creó diez “países” separados
en territorio sudafricano –los
Bantustanes–, divididos en base
a los distintos idiomas y etnias.
Buscaba crear la ilusión de que
los negros gozaban de plenos
derechos en sus territorios
“independientes” y de que
no eran mayoría en el país.
Se adentró en la noche de la vida en busca de una idea: cómo vivir
libre de la raza y de la dominación que lleva ese mismo nombre.
Soweto, 1976. Una de las mayores
revueltas contra el apartheid.
©Corbis/Latinstock
©africa924/Shutterstock
EL EXPLORADOR 23
Unterritorio enmutación
AFRICA
HACIA ADENTRO
2
Aspiraciones autonomistas, insurrecciones, tráficos transnacionales,
violencia confesional, injerencias extranjeras, conflictos por los recursos
naturales, fronteras sin entidad... Frente a la impotencia de los Estados,
los focos de crisis y desestabilización se extienden por toda el África
subsahariana. La excepción es la región austral, dominada por una
Sudáfrica en expansión, que sin embargo vive un clima de violencia
social ante las expectativas frustradas de mayor justicia y equidad.
©LynseyAddario/VII/Corbis/Latinstock
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 25
situadas a cierta distancia de las capitales y autoad-
ministradas de manera muchas veces criminal. Así,
entreNígeryNigeriaseextiendeunafranjadetrein-
ta a cuarenta kilómetros que escapa a la supervisión
de Niamey y Abuja. Algunas fronteras, trazadas du-
rantelacolonización,dejandetenerentidad,debido
alimportantísimoflujodeinmigrantes,turistasyco-
merciantesquelasignoran.
Con sus procesiones de muertos, refugiados y
atrocidades sin fin, la República Democrática del
Congo(RDC)resultaemblemáticadeestosfenóme-
nos destructivos. Del mismo modo, Somalia se des-
compone: una parte de su territorio, Somaliland, ha
encontrado una forma de estabilidad bajo la auto-
ridad de una elite local formada en el Reino Unido,
mientrasquealnortedeMogadiscioPuntlandesun
Estadodefacto,administradoporclanesqueenparte
viven de la piratería. En África Occidental, si bien la
mayoríadelospaísesvivenenpaz,losfocosdecrisis
latente son muchos y rebosantes de potenciales des-
estabilizaciones:laregiónsenegalesadeCasamance,
limítrofeconGambiayGuineaBissau,sufreregular-
mente explosiones de violencia separatista (secues-
tros, atentados); en el delta del Níger, bandas arma-
das extorsionan a empresas y sabotean las instala-
ciones petroleras de Nigeria, con repercusiones en
Camerún,TogoyBenín;enlospaísesdelaUnióndel
Río Mano (Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona),
losconflictosrecienteshandejadosushuellas(4).La
región saharo-saheliana, por su parte, es el campo
de acción de movimientos criminales, de grupos is-
lamistasradicalesydereivindicacionestuaregsque
crean una división de hecho de Malí (5). Sólo la par-
teaustraldelcontinente,dominadaporSudáfrica
L
a misteriosa explosión del 23 de octubre de
2012 en la fábrica de armas de Yarmuk, cerca
de Jartum, sigue sembrando discordia entre
Sudán, sus vecinos y las organizaciones inter-
nacionales. Según el centro de investigación suizo
Small Arms Survey Center (1), los edificios destrui-
dos,dondeseproducíanarmasligeras,servíantam-
biéncomodepósitosparaarmasimportadasdeChi-
na.JartumacusaaIsraelantelaOrganizacióndelas
NacionesUnidas(ONU)–sinpresentarpruebas–de
sabotear, e incluso de bombardear el sitio, conside-
rado por Tel Aviv como el eslabón de un tráfico con
destinoalaFranjadeGazaeIrán.
Vasto país de casi 2 millones de kilómetros cua-
drados, Sudán enfrenta la rebelión de Darfur en su
flanco occidental (2). Además, desde julio de 2011,
perdióunapartedesusterritoriosenelsur,quesein-
dependizaron con el nombre de Sudán del Sur luego
de décadas de guerra civil. A pesar de varios acuer-
dossobreeltrazadodelasfronterasyladistribución
de los recursos, ambos Estados están lejos de haber
encontradolapaz(3).
Atravesado por conflictos y amenazado por mo-
vimientos centrífugos, el de Sudán no es un caso
aislado en el continente negro. En efecto, si bien las
tensiones en el Sahel acaparan la atención diplomá-
tica y mediática, los acontecimientos que allí se de-
sarrollan encuentran equivalencias con los de otras
regionesdeÁfrica:aspiracionesautonomistas,insu-
rrecciones armadas, incapacidad de las autoridades
para mantener el orden, tráficos transnacionales de
armasymuniciones,injerenciasextranjeras,carrera
porlosrecursosnaturales,etc.LosEstados,endeca-
dencia, han perdido el control sobre “zonas grises”,
Fronterasdifusas
Separatismos, disgregaciones, inestabilidad transnacional...
La partición de hecho del territorio de Malí puso de
manifiesto la extrema fragilidad de las fronteras africanas,
acentuada tras la finalización de la Guerra Fría. En África
Occidental tanto como en África Central y Oriental se
multiplican las “zonas grises” que escapan a la autoridad
de los Estados y donde reina la criminalidad.
por Anne-Cécile Robert*
d
26
Sehaninstaladoverdaderos“sistemasdeconflic-
tos”, caracterizados por la difusión transnacional
de la inestabilidad en África Occidental, Oriental y
Central. Estos focos de tensión suelen estar “situa-
dosalolargodelosespaciosfronterizos,cuyasdiná-
micasintrínsecasamenudosonfactoresdedifusión
o amplificación de las crisis”, explica el politólogo
MichelLuntumbue(8).
Si bien fenómenos similares afectaron a Europa
Central y Oriental (partición de Checoslovaquia,
desintegracióndeYugoslavia),enelcasodeÁfricase
desarrollan en el contexto específico de Estados de-
bilitados,einclusoenvíasdecolapsar,sobretodoen
virtuddesuincapacidadparagarantizareldesarro-
llo. Los proyectos nacionales progresistas de las eli-
tes independientes se quebraron bajo los golpes del
autoritarismo y la corrupción. La tutela de los orga-
nismosfinancierosinternacionalesfomentaasuvez
lainfantilizacióndelasautoridades.
Enelcontinentenegro,laviolenciadelasdesigual-
dades sociales exacerba los discursos identitarios,
percibidos como las únicas herramientas de ascen-
so social: los adultos jóvenes que se reconocen como
miembrosdeuna“comunidad”religiosa,culturaloét-
nicaconreivindicacionesespecíficasencuentranun
sentimiento de pertenencia y recurren a veces a me-
dios armados para hacer valer sus derechos a través
delosdesugrupo,endetrimentodelosdelpaísensu
conjunto.Porotraparte,cadavezsonmáslosjóvenes
que denuncian la incuria de sus mayores, que se afe-
rranalpoderolvidandomuchasveceselinterésgene-
ral.SegúnLuntumbue,larupturadelcontratosocial
entre las generaciones, al volverse patente, alimenta
una“culturadelaintolerancia”ensociedadesdonde
los mecanismos de la democracia aún están mal im-
plantados. Las bandas armadas en el delta del Níger,
por ejemplo, son típicas de una juventud desemplea-
dayávidadeconseguirsupartedelabundantemaná
petrolero.Elautonomismodelavecinapenínsulade
Bakassi,enCamerún,seinscribeenelcuestionamien-
to a la legitimidad de un Estado incapaz de hacer un
amagoderedistribucióndelosrecursos.
Estosconflictos,quetienencausaslocales,amenu-
dosonalimentadosodesencadenadosporunaconte-
cimiento externo. Así, la intervención occidental en
Libia,enlaprimaveraborealde2011,contribuyóala
propagacióndearmasdeguerraprovenientesdelar-
senal del coronel Muamar Gadafi, pero también de
los aprovisionamientos franco-británicos de arma-
mento con paracaídas. Estas armas se vertieron en
unazonadondeyaseextendíaelyihadismoislámico,
mientrasquelasbrasasdelastensionesentrecapita-
les (Bamako y Niamey) y la rebelión tuareg se atiza-
bananteelsoplidodelacorrupciónylaarbitrariedad.
Porlodemás,essabidoquelasgrandesmultinaciona-
lesinstrumentan,einclusoorquestan,losconflictos
localesparaapoderarsedelasriquezasmineras(9).
El continente se encierra entonces en un círculo
vicioso, dado que los Estados suelen verse obligados
(véase“Sudáfricaseexpande”,pág.68),parecees-
caparaestatendenciadelicuescente.
“Sistemasdeconflictos”
El principio de la intangibilidad de las fronteras,
consagrado en la Carta de la Organización para la
Unidad Africana (OUA) en 1963, se encuentra bas-
tante maltrecho. Ya en mayo de 1993, se había visto
erosionadoporlaindependenciadeEritrea,separa-
da de Etiopía. Al menos el nuevo Estado todavía se
inscribíaenloslímitestrazadosenlaépocacolonial,
y por ende en un marco internacionalmente reco-
nocido en el pasado. Pero, ¿qué decir de la secesión
de Sudán del Sur, reconocida inmediatamente por
la “comunidad internacional”, que había preparado
suadvenimiento?Esciertoquelaautonomíadeesta
zona había sido prometida durante la independen-
cia, en 1956, en el marco de un Estado federal. Pe-
ro Jartum nunca respetó su compromiso, desatan-
do una rebelión armada que alimentaría dos largas
guerrasciviles(6).
Mientrasaumentalapresiónenlasfronteras,¿qué
responder a los separatistas de Sahel o Casamance?
Enuncomunicadodel17defebrerode2012,losjefes
de Estado de la Comunidad Económica de los Esta-
dosdeÁfricaOccidental(CEDEAO)manifestaronsu
seriocompromisoconlasoberaníadeMalí,queper-
dióelcontroldelnortedesuterritorio.Perolamayo-
ríadeestospaíses–Nigeria,CostadeMarfil(7),etc.–
se enfrentan con crisis latentes o abiertas que supe-
ransuterritorioydesafíansuautoridad.
d
de refugiados
Según ACNUR, a fines
de 2011. La región
contaba a su vez
con 6,8 millones de
desplazados internos.
2,6 millones
Desplazados. Emblema de las atrocidades que asolan a África, la República Democrática del
Congo expulsa a diario a poblaciones que huyen de las milicias que buscan controlar sus recursos.
©GoranBogicevic/Shutterstock
Genocidio
El 6 de abril de 1994,
tras un atentado nunca
esclarecido contra el
avión del presidente
Juvénal Habyarimana,
el régimen hutu en el
poder en Ruanda lanzó
una cacería organizada
contra la minoría tutsi que
produjo entre 800.000
y 1.000.000 de muertos
en apenas 100 días.
2 | AFRICA HACIA ADENTRO | Fronteras difusas
LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 27
a solicitar ayuda externa para resolver las crisis que
los amenazan, validando así la acusación inicial de
incompetenciaeilegitimidad.Algunosobservadores
tambiénestánpreocupadosporlosperversosefectos
de la intervención de las organizaciones humanita-
rias:elpolitólogocamerunésAchilleMbembeconsi-
deraquecontribuyenadifuminarloslímitesdelaso-
beranía estatal, convirtiendo a las zonas protegidas
en“extraterritorialesdehecho”(10).
Más allá de las disputas territoriales entre Esta-
dos,desdeladécadade1990semultiplicanlosconflic-
tosinternosdecarácterpolítico-étnico,cuyasimpli-
canciaspuedensuperarelmarcodeunpaís(Liberia,
Sierra Leona, Costa de Marfil, Malí, etc.). El fin de la
confrontaciónentrelosdosbloquesdelaGuerraFría
liberódeantiguaspreocupaciones,mientraslagloba-
lizacióneconómicayfinancieraredistribuíaunapar-
te de los mapas geopolíticos. La desestabilización de
losEstadosesalimentadaporunacriminalidadtrans-
fronteriza,comoeltráficodearmas,dedrogasodese-
reshumanos.GuineaBissau,acostumbradaalosgol-
pes de Estado, se convirtió en el punto de entrada de
lacocaínadeAméricadelSurydelaheroínaafgana,
quedesdeallísereenvíanaEuropayEstadosUnidos.
Perolaregióntambiénsufrelatratademigrantespara
laagriculturaylapesca(BurkinaFaso,Ghana,Benín,
Guinea-Conakry,etc.).Secalculaquedoscientosmil
niñosseríanvíctimasdelatratadepersonasenÁfrica
OccidentalyenlaRDC,segúnelFondodelasNacio-
nesUnidasparalaInfancia(UNICEF)(11).
“Crisisdeidentidad”
LosmúltiplesgruposqueledisputanalEstadoelmo-
nopolio de la violencia legítima forjan alianzas cir-
cunstanciales y burlan fronteras que se han vuelto
fluidas. Así, en el norte de Malí, Al Qaeda en el Ma-
greb Islámico (AQMI), Ançar Dine, el Movimien-
to para la Unicidad y la Yihad en África Occidental
(MUJAO) y los grupos nómades tuaregs –cuyas rei-
vindicaciones son antiguas– se asociaron para lu-
char contra la autoridad de Bamako. Pero también
están vinculados con traficantes con los que inter-
cambian dinero y servicios. Estas alianzas pueden
disolversetanrápidocomofuerontejidas.
Loslímitesterritorialessediluyenenfavordezonas
fronterizas,de“paísesfronteras”dondelasregulacio-
nesseefectúanporlobajo,esdecir,porelpropiojuego
delosactores.LosEstadosintentaronresponderend
Caos. Más de 450.000 somalíes se han visto obligados a refugiarse en campos del ACNUR en Kenia, huyendo de la
violencia, la inseguridad, la sequía y la hambruna endémicas que azotan al Cuerno de África y a Somalia en particular.
©SadikGulec/Shutterstock
Los proyectos nacionales progresistas de las elites independientes
se quebraron bajo los golpes del autoritarismo y la corrupción.
Áfricasubsahariana
(datos de 2012)
Superficie
(millones de km2
)
RestoSudánR. D. del
Congo
2,3
1,9
20,1
Población total
(millones de personas)
RestoNigeriaEtiopía
651
16992
RestoSudáfrica Nigeria
PIB
(miles de millones de USD corrientes)
659
263
384
28
variasoportunidadesalosriesgosdedescomposi-
ciónmediantereformasinstitucionales,comolades-
centralizaciónenMalíoelestablecimientodeunafe-
deraciónenNigeria.Perolastendenciasdominantes
siguen obrando. El ex presidente de Malí, Alpha Ou-
marKonaré,consideraporlotantoqueestosfenóme-
nossonlaclavedelperíodoactual:esatravésdeellos
como“seleelapaz,esdecir,lademocracia,esdecir,el
desarrollo”,porque“nopuedehaberpazconfronteras
discutidas,noasumidas,dondeloúnicoampliamente
compartidoeselmiedoalvecino”(12).
El historiador marfileño Pierre Kipré conside-
ra que África está atravesando una “crisis de identi-
dad”,quehundesusraícesenlahistorialarga.Sibien
esciertoquelasfronterasfuerontrazadasartificial-
menteporlaspotenciascolonialesdurantelaConfe-
rencia de Berlín de 1884-1885, haciendo caso omiso
de las realidades sociales y humanas, Kipré desta-
ca una carencia de las propias sociedades. Según él,
las tensiones surgieron “por no haber visto cómo las
comunidades políticas africanas fundaban tanto el
espacio como las redes de relaciones sociales como
componentes íntimos de poder” (13). La lucha con-
tra la colonización se efectuó en el marco de los Es-
tados trazados por los europeos, validando las divi-
siones establecidas a fines del siglo XIX. Asimismo,
los Estados independientes, ocupados en asentar su
autoridadnaciente,nodudaronenhacerselaguerra.
Además,losregímenesdepartidoúnico–enocasio-
nessurgidosdeluchasarmadas–,recurriendoame-
diosautoritarios,pretendíansublimarlasaspiracio-
nesdivergentesdelaspoblacionesparagarantizarel
desarrollodela“nación”.
Eltrazadodefronterasrígidasnoesunatradición
africana, que valoriza más el encuentro, el compar-
tir, el intercambio. Konaré habla de “confines móvi-
les”, que actúan como “puntos de sutura” o “de sol-
dadura”. De hecho, la “parentela” y las bromas que
laacompañansonunatradiciónque,apesardetodo,
aúnperdura.Lasindependenciasseobtuvieronenla
década de 1960, cuando las poblaciones aún no ha-
bíanintegradolosespaciospolíticoscreadosporBer-
línapenasochentaañosatrás.
¿Podemos imaginar entonces un “Contra-Con-
greso de Berlín”? En 1994, el escritor nigeriano Wo-
leSoyinkaexclamaba:“Deberíamossentarnosy,ar-
madosconunaescuadrayuncompás,volveradibu-
jar las fronteras de las naciones africanas” (14). Más
recientemente,en2009,NicolasSarkozy,apocasse-
manas de un viaje a la región y hablando de la RDC,
sugería: “En algún momento habrá que sentarse a
dialogar,peronodebeserundiálogomeramenteco-
yuntural, sino un diálogo estructural: ¿cómo se di-
videelespacioenestaregióndelmundo,cómosedi-
videnlasriquezasycómose aceptacomprenderque
la geografía tiene sus leyes, que muy pocas veces los
países cambian de dirección y que habrá que apren-
der a vivir unos al lado de los otros?” (15). Estas de-
claraciones generaron preocupación en la región de
Amenudocalificadade“democrazy”(democracialoca)debidoalaagitación
socialyculturalquelacaracteriza(1),Nigeriasefabricóunmonstruo:Boko
Haram.Ensuscomienzos,hacedoceaños,ésteeraapenasunmovimiento
religiosocontestatarioqueintentaballenarelvacíocreadoporlaincuriade
lospartidosprogresistas.PerolosdoctoresFrankensteindelgobiernoaca-
barontransformandoestasectaenunobjetivogeopolítico,principioactivo
deunciclodeataquesyrepresaliastanespectacularcomomortífero.
En efecto, los aparatos políticos –desde el People’s Democratic Party
(PDP),enelpoder,hastalaoposiciónnordista,elAllNigeriaPeople’sPar-
ty(ANPP)–yloscírculosmilitares-securitariosqueasesoranalpresidente
Goodluck Jonathan contribuyeron a radicalizar la secta nacida en el nor-
deste del país a comienzos de los años 2000. Ferozmente reprimida, la
Jama’atuAhlulSunnaLidda’awatiWalJihad(ComunidaddelosDiscípulos
paralaPropagacióndelaGuerraSantayelIslam)esconocidaactualmente
porsusiniciales:BH,porBokoHaram–“book”enpidginenglish,y“prohibi-
do”enárabe,expresiónquesignificaelrechazoaunaenseñanzaperver-
tidaporlaoccidentalización–.Entrejuliode2009ycomienzosdefebrero
de2011,lasectareivindicó164ataques,atentadossuicidas,ejecuciones
yatracosperpetradoshastaenelcorazóndelacapitalfederal,Abuja;935
personasfueronasesinadas,ensugranmayoríanigerianosdeconfesión
musulmana.LanotoriedaddeBokoHaramnoescapanialosmiembrosde
AlQaedaenelMagrebIslámico(AQMI)nialosshebab(combatientesisla-
mistas) de Somalia. Tomada por sorpresa, la prensa internacional se pre-
gunta, a veces al precio de simplificaciones (2), si el gigante nigeriano de
160millonesdehabitantesnosedirigehaciaunaparticiónentreelNorte
musulmányelSurcristiano.
Pero esto implica olvidar que la verdadera fractura, en este país donde
más del 60% de la población vive con menos de dos dólares diarios, pro-
vienedelaextremapobreza.LosdoceEstadosqueconformanelcinturón
nortedelafederación–enlasfronterasconNíger,ChadyCamerún–siguen
siendo los menos desarrollados del país. Las desigualdades con el Sur se
han incluso acentuado desde el retorno a la presidencia de un civil, el ex
generalOlusegunObasanjo,en1999,trasloscincoañosdedictaduradel
generalSaniAbacha.
En el Estado de Borno, donde los yusufiyas de Boko Haram –por el nom-
bredesudifuntojefeespiritual,UstazMuhammadYusuf–comenzaronsu
sangrientaderiva,trescuartaspartesdelapoblaciónvivenbajolalíneade
pobreza.Unrécordenelpaís.Allí,sóloel2%delosniñosmenoresdequin-
ce meses están vacunados. El acceso a la educación resulta también muy
limitado: el 83% de los jóvenes son analfabetos; el 48,5% de los niños en
edaddeescolarizaciónnoloestán.Yel34,8%delosmusulmanesentre4y
16añosnuncafueronalaescuela,nisiquieraaunaescuelacoránica:“fac-
toresquetornanalapoblaciónparticularmentevulnerablealasinfluen-
ciasnegativas,entreellaslaviolencia”(3).[...]
1.Jean-CristopheServant,“LeyislámicaypolíticaenNigeria”,LeMondediplomatique,edición
ConoSur,BuenosAires,juniode2003.
2.JoeBrock,“Specialreport:BokoHaram,betweenrebellionandjihad”,Reuters,31-1-12.
3.M.NurAlkali,A.KawuMongunoyB.ShettimaMustafa,“OverviewofislamicactorsinNor-
theasternNigeria”,NigeriaResearchNetwork,UniversityofOxford,enerode2012.
*Periodista.Véaselaversióncompletadeesteartículoen:www.eldiplo.org
Traducción:GustavoRecalde
La “democrazy”
nigeriana
sangrienta deriva confesional d
por Alain Vicky*
Africa: conflictos y esperanzas
Africa: conflictos y esperanzas
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Africa: conflictos y esperanzas

  • 1.
  • 3. 2 E n el África subsahariana están los albores y el futuro del capitalismo (1). Las potencias colo- niales forjaron sus economías con la savia de susbosques,lasentrañasdesustierras,eldolor ysudordesuspueblos.“Elcapitalvienealmundocho- rreando sangre y lodo por todos los poros”, señalaba KarlMarx,paraquienlatratadeesclavos era“elméto- dodeacumulaciónoriginaria”queexigía“laesclavitud encubiertadelosobrerosasalariadosenEuropa”(2). La barbarie civilizatoria occidental alcanzó en el continentenegrosumáximaexpresión.Usurpóalos africanos su futuro, diezmando y dispersando a sus poblaciones,desgarrandocivilizaciones,negándoles porsiglostodoatisbodedesarrollopropio.Nosetrata de un pasado remoto: el Estado Libre del Congo, ese campo de explotación atroz en el que el chicote era ley, dominio privado del rey Leopoldo II de Bélgica, recién dejó de existir en 1908, cuando fue cedido a... Bélgica. Sus fronteras coincidían con la actual Repú- blica Democrática del Congo (RDC), hoy el país más rezagado en el Índice de Desarrollo Humano de las NacionesUnidas.EnSudáfrica,elrégimenracistadel apartheidfueabolidohaceapenasdosdécadas. El ejemplo de la RDC es paradigmático del eter- no saqueo de los recursos africanos y de la comple- ja construcción de entidades nacionales sobre tierra arrasada que siguió a la Segunda Guerra Mundial. El procesodedescolonizaciónfuevíctimaasuvezdein- jerenciasneocoloniales,cuandoÁfrica,comoelresto del Tercer Mundo, se convertía en tablero de la Gue- rra Fría. Pero las clases dirigentes africanas, a menu- do formadas en Occidente, no fueron sólo víctimas; partícipes necesarias, en muchos casos aceptaron el rol periférico del continente en la división interna- cional del trabajo destruyendo producción y trabajo local, engendraron regímenes corruptos y asesinos, yatizaronconflictosmortíferosporriquezasypoder traslamáscaradeluchasinterétnicas.Fuejustamen- teelcasodeldictadorJoseph-DésiréMobutuenRDC –denominada Zaire en su megalomanía–, uno de los paísesmásricosenrecursosmineralesdelcontinen- te,queredujoalamiseriamientrasamasabamultimi- llonarias cuentas bancarias en Suiza. Los sueños de emancipación y de unidad panafricanasufrieronen- tonceslasuertedesuslíderes:asesinatodePatriceLu- mumba en 1961, golpe de Estado a Kwame Nkrumah en1966,asesinatodeThomasSankaraen1987... Apartirdeladécadadel70,lacrisisdeladeuda,la expansiónenelcontinentedelosplanesdeajustees- tructuralpromovidosporlosorganismosfinancieros internacionalesylasayudasquesecobranconcreces acabaronconelentusiasmodelasindependencias.Las promesas de desarrollo se desvanecieron, los índices socialesyeconómicosempeoraronylasdesigualdades crecieron,deslegitimandoalaselitespolíticasdelare- gión.PeroloquefracasóenÁfricanofuelademocrati- zación–afirmaMwayilaTshiyembe,directordelIns- tituto Panafricano de Geopolítica de Nancy– sino “la imposicióndelmodelooccidentaldeEstado-Nación, cuyopostuladodeunificaciónétnica,culturaleiden- titariaconstituyeensímismounafuentedeconflicto” (3)enuncontinentedondelasfronterasrepresentan másunlugardeencuentroquededemarcación. Fuerzas en pugna “Enelfondo–señalalaperiodistaAnne-CécileRobert–, Áfricaeslaentropíadenuestromundo,launidaddeme- didadelcaossocialyhumanoquelocaracteriza”(4).Y enestesentido,elfuturodelcapitalismoydeldesarrollo globalseencuentraenelcontinentenegro.Losantropó- logossudafricanosJeanyJohnL.Comaroffsostienen quelas“exclusiones[delamodernidadcapitalista]re- sultanindispensablesparasufuncionamientointerno”, yplanteanunatesisprovocativa:lospaísescentraleses- tánevolucionandohaciaÁfrica(5). Esto puede entenderse de distintas maneras. Por unaparte,lacrisisdelEstadodeBienestarenOcciden- te,quenoporcasualidadseproducealtiempoquelos paísesdelSurgenerannuevasformasderesistenciay reafirmansusoberanía,llevaalospaísesdesarrollados alcaminoinexorabledelamarginalidad.Denomediar cambios,alargoplazosussociedadesterminaránpare- ciéndosealassociedadesafricanasempobrecidas.Por otra,elprocesoencursoenlasrelacionesinternacio- INTRODUCCIÓN África sufre de guerras, miseria y epidemias. Pero África no se reduce a sus males. Es un continente diverso, dinámico, joven. Hoy, vive un ciclo de crecimiento inédito, y sus recursos, abundantes, lo posicionan en el centro de las relaciones de fuerza globales. Edición Pablo Stancanelli Diseño de colección Javier Vera Ocampo Diagramación Ariana Jenik Edición fotográfica Pablo Stancanelli Investigación estadística Juan Martín Bustos Corrección Alfredo Cortés Le Monde diplomatique Di­rec­tor José Natanson Re­dac­ción Carlos Alfieri (editor) Pablo Stancanelli (editor) Creusa Muñoz Luciana Rabinovich Luciana Garbarino Se­cre­ta­ria Pa­tri­cia Or­fi­la se­cre­ta­ria@el­di­plo.org Producción y circulación Norberto Natale Publicidad Maia Sona publicidad@eldiplo.org ww­w.el­di­plo.org En el centro del Sur STAFF 5 EXPLORADOR Redacción, administración, publicidad y suscripciones: Paraguay 1535 (C1061ABC) Tel.: 4872-1440 / 4872-1330 Le Monde diplomatique / Explorador es una publicación de Capital Intelectual S.A. Queda prohibida la reproducción de todos los artículos, en cual- quier formato o soporte, salvo acuerdo previo con Capital Intelectual S.A. © Le Monde diplomatique Impresión: Forma Color Impresores S.R.L., Camarones 1768, C.P. 1416ECH Ciudad de Buenos Aires Distribución en Cap. Fed. y Gran Buenos Aires: Vaccaro, Sánchez y Cía S.A. Moreno 794, piso 9 Tel.: 4342-4031 Argentina Distribución interior y exterior: D.I.S.A. Distribuidora Interplazas S.A. Pte. Luis Sáenz Peña 1836 Tel.: 4305-3160 Argentina Le Monde diplomatique (París) Fundador: Hubert Beuve-Méry Presidente del directorio y Director de la Redacción: Serge Halimi Director Adjunto: Alain Gresh Jefe de Redacción: Pierre Rimbert 1-3 rue Stephen-Pichon, 70013 París Tel.: (331) 53949621 Fax: (331) 53949626 secretariat@monde-diplomatique.fr www.monde-diplomatique.fr por Pablo Stancanelli
  • 4. SUMARIO porPabloStancanelli INTRODUCCIÓN 2|  En el centro del Sur 2. AFRICA HACIA ADENTRO Un territorio en mutación 3. AFRICA HACIA AFUERA Eje de todas las codicias 4. LO VIVIDO, LO PENSADO, LO IMAGINADO La cultura, refugio de la dignidad UN PRESENTE DE ESPERANZA Recuperar el pasado, soñar el futuro porTirthankarChanda porAlainVicky 73|  Mientras escriba, África vivirá 78|  Visiones del porvenir porAnne-CécileRobert porAlainVicky porSabineCessou porPhilippeLeymarie porTristanColoma porPhilippeRekacewicz 25|  Fronteras difusas 28|  La “democrazy” nigeriana 31|  Violencia social en Sudáfrica 37| ElSahel,unpolvorín 41|  El puerto que puede salvar a Kenia 46|  Una geopolítica en permanente evolución porColetteBraeckman porConstanceDesloire porJoanBaxter porJeanZiegler porGladysLechini porAugustaConchiglia y Philippe Rekacewicz 51|  Los “amigos” chinos del Congo 54|  Washington busca instalar su ejército 57|  Carrera por las tierras cultivables 60|  Refugiados del hambre 63|  Construyendo puentes sobre el Atlántico 68|  Sudáfrica se expande 1. LO PASADO El futuro robado porLouiseMarieDiop-Maes por Claude Wauthier porMwayilaTshiyembe porAchilleMbembe porPhilippeRivière 7|  Memoria de la esclavitud 11|  Unadescolonizaciónbajoinjerencia 14|  LagestacióndelaUniónAfricana 17|  LoscaminosinesperadosdeMandela 18|  Elapartheidenelmuseo porDiegoBuffay MaríaJoséBecerra 82|  África para los africanos AFRICA Conflictos y esperanzas LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 3 nalesestá“reubicandoenelSur–y,desdeluego,tam- bién en Oriente– algunos de los modos más innova- doresydinámicosdeproduccióndevalor”(6).Loque hoyescentro,seráalgúndíaperiferia. DesdecomienzosdelsigloXXI,elÁfricasubsaha- riana vive un ciclo de crecimiento inédito, que coin- cide, a pesar de los múltiples conflictos aún en curso, con un avance en la pacificación y democratización delaregión.Elaumentoenlospreciosdelasmaterias primas,eldescubrimientodeenormesreservaspetro- leras yla demanda de lospaísesemergentes explican en parte esta evolución. El continente vive asimismo un crecimiento demográfico acelerado. En 2009, su poblaciónsuperólos1.000millonesdehabitantes–el 15%deltotalmundialfrenteal7%en1950–yseestima quealcanzarálos2.000millonesparaelaño2050,con unaumentosostenidodelaclasemedia.AlsurdelSa- hara,un60%delapoblacióntienemenosde20años. Sin embargo, los retos siguen siendo gigantescos. Las mejoras económicas se concentran en los países “útiles” y aún no se reflejan en las condiciones de vi- da.Losjóvenes,precarizados,desesperanzados,viven tentados de volcarse a la violencia identitaria, confe- sionalosencillamentecriminal.Elcrecimientourba- noesdesenfrenadoycaótico,ylafaltadeagua,endé- micaenalgunaszonas,podríaagravarseenrazóndel cambioclimático.Perosobretodo,laregióncarecede unmodelodeexplotaciónsustentabledesusvaliosos recursos.Lasmultinacionalescosechanallíganancias extraordinarias.Elinforme2013delPanelparaelPro- gresodeÁfricaquepresideelexsecretariogeneralde la ONU, Kofi Annan, señala que entre 2008 y 2010 la falsificacióndedeclaracionesdegananciasdeempre- sasconnegociosenÁfricalehizoperderalcontinente unos38.000millonesdedólaresanuales(7). Como en la época de la trata de esclavos, el Áfri- ca subsahariana es hoy el eje de la globalización. Allí se dirime la pulseada entre las potencias emergentes y decadentes. Brasil, Corea del Sur, India, Turquía y, principalmente, China desembarcan con fuerza en elcontinente,desplazandoalasantiguasmetrópolis. Proponenrelacionescomercialesydecooperaciónin- novadoras,auncuandobuscanasegurarsemercadosy recursos.Lahistoriadirásiserepitenlasmismasfor- masde explotación y dependenciaconotrosactores, o si éstos pretenden realmente ayudar al continente negroaencontrarlasendadeundesarrolloautónomo. ElnuevoordenmundialsejuegaenÁfrica. g 1. Por razones históricas, culturales y geopolíticas, esta edición de ExploradorseocupadelÁfricasituadaalsurdelSahara. 2.KarlMarx,ElCapital,tomoI,cap.XXIV,FCE,México,1972,pág.646. 3.Véase“¿Conflictosétnicosoluchasporelpoder?”,ElAtlasdeLeMonde diplomatiqueIII,CapitalIntelectual,BuenosAires,2009. 4. Anne-Cécile Robert, “Un enjeu mondial”, Manière de voir, N° 108, “IndispensableAfrique”,París,diciembrede2009-enerode2010. 5.JeanyJohnL.Comaroff,Teoríadesdeelsur,SigloXXI,BuenosAires,2013. 6.Idem. 7.www.africaprogresspanel.org © Le Monde diplomatique, edición Cono Sur LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 3
  • 6. El futuro robado LOPASADO 1 La historia moderna del África subsahariana es una historia de opresión y padecimientos, mezcla de explotación capitalista y racismo, marcada con hierro en el presente de la región. De la trata de esclavos al apartheid, del dominio colonial a las independencias controladas por las antiguas metrópolis, los africanos han sido despojados de su humanidad. Sus luchas de emancipación, personificadas en el ejemplo de Nelson Mandela en Sudáfrica, siempre tuvieron por tanto un significado universal.
  • 8. LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 7 Memoriade laesclavitud Las consecuencias de la trata de negros Durante siglos, millones de africanos (hombres y mujeres) fueron reducidos a la esclavitud y deportados al continente americano por las potencias europeas. La trata de esclavos tuvo consecuen- cias ruinosas sobre el continente negro, tanto en sus aspectos demográficos como en sus estructuras y desarrollo económico. El presente del África subsahariana está marcado por esas huellas. por Louise Marie Diop-Maes* d E nelsigloXVI,enlamayoríadelasregionesdel África subsahariana existían ciudades consi- derables para la época (de 60.000 a 140.000 habitantesomás),pueblosgrandes(de1.000a 10.000habitantes),muchasvecesenelmarcodereinos eimperiosnotablementeorganizados,ytambiénterri- toriosdehábitatdispersodenso.Esloquerevelanlos vestigiosylasexcavacionesarqueológicas,asícomolas fuentesescritas,tantoexternas(árabesyeuropeas,an- tesdemediadosdelsigloXVII)comointernas(cróni- casautóctonasredactadasenárabe,queeralalengua delareligióncomoellatínenEuropa).Laagricultura,la ganadería,lacaza,lapesca,unartesanadomuydiversi- ficado(metalurgia,textil,cerámica,etc.),lanavegación fluvialylacustre,elcomerciocercanoylejano,conmo- nedasespecíficas,estabanmuydesarrolladosyactivos. El nivel espiritual e intelectual era análogo al de África del Norte en la misma época. El gran viajero árabedelsigloXIV,IbnBattuta,alabalaseguridady la justicia que había en el Imperio de Malí. Antes del usodelasarmasdefuego,latrataárabeeramarginal con respecto a la actividad económica y al volumen delapoblación.LeónelAfricano(acomienzosdelsi- glo XVI) menciona que el rey de Bornu (región del Chad)sóloorganizabaunavezalañounaexpedición paracapturaresclavos(1). Regresiónenorme A partir del siglo XVI la situación se agravó singu- larmente. Los portugueses penetraron en el Congo, al sur de la desembocadura, conquistaron Angola, atacaron los principales puertos de la costa oriental y los arruinaron. También penetraron en el actual Mozambique. Los marroquíes atacaron el Imperio Songhai, que resistió durante nueve años. Los agre- soresdisponíandearmasdefuego,mientrasquelos subsaharianosnotenían.Milesdehabitantesfueron muertosocapturadosyreducidosalaesclavitud.Los vencedores se adueñaron de todo: seres humanos, animales,provisiones,objetospreciosos… Reinos e imperios fueron dislocados, desmigaja- dos en principados que se vieron inducidos a hacer- se la guerra cada vez con más frecuencia, con el fin de tener prisioneros que pudieran ser intercambia- dos, especialmente a cambio de fusiles, indispensa- blesparadefenderseyatacar.Detodoelloresultaron desplazamientos de población que provocaron nue- vos choques, reagrupamientos en sitios de refugio, la propagación de un estado de guerra latente has- ta en el corazón del continente. Se multiplicaron las razzias, al punto de alcanzar la cifra de ochenta por año,acomienzosdelsigloXIX,enelnorestedelÁfri- caCentral,segúnelletradotunecinoMohammedel Tounsy, que viajaba en esa época a Darfur y a Uadai (actual Chad) (2). El porcentaje de cautivos con re- lación al conjunto de la población se incrementó así continuamente entre el siglo XVII y el final del siglo XIX y “distritos antes densamente poblados fueron reconquistadosporlamaleza”olaselva(3). Todoeltejidosocioeconómicoypolítico-adminis- trativoconstituidofueprogresivamentepervertidoy luegoarruinado.Laspersonasfueronmuchasveces
  • 9. 8 reducidasalaautosubsistenciaensitiosdedefen- sa,difícilesdecultivarydeirrigar.Seprodujounare- gresiónenormeentodoslosámbitos.Lasuertedelos cautivosempeoró.Yaparecióunanuevaclaseocate- goríasocialdemalhechores:ladelosintermediarios, brutalesvigilantesdelascaravanas,intérpretes…los “colaboracionistas” de la época. Algunos príncipes intentaronenvanooponerseaesecomerciocrecien- tedesereshumanos.PeroelreydePortugalrespon- diónegativamentealascartasdeprotestadelreyAl- fonsodelCongo,quesehabíaconvertido,sinembar- go, al cristianismo. Uno de sus sucesores fue redu- cido a silencio por las armas. Lo mismo ocurrió en Angola.LadelegaciónfrancesaenSenegalsuminis- tróarmasalosmorosparaqueatacaranalDamel(4), que negaba el paso a las caravanas de esclavos. Así, fueefectivamentelademandaexternalaqueprovo- có la gran extensión y proliferación de la esclavitud enelÁfricanegra. Alprincipio,losreyesentregabansóloalosconde- nados a muerte. Pero los portugueses querían can- tidadesimportantes,quetomaronellosmismosata- candosinotromotivo.Desde1575-1580,DiasNovais, primergobernadordeAngola,despachabacautivosa razóndeunpromediode12.000poraño(5),esdecir, dosvecesmás,sólodesdeAngola,quetodalatratade lazonadelSaharaenlamismaépoca,deacuerdo,por ejemplo,conlascifrascitadasporelhistoriadoresta- dounidenseRalphAusten. En el siglo XVII y sobre todo en el XVIII, la ma- yoría de los armadores europeos se dedicaba a este tráficomarítimoquedabagrandesganancias,prin- cipalmentelosholandeses,losinglesesylosfrance- ses. En la segunda mitad del siglo XVIII se alcan- zaron cifras enormes: salvo en los años de guerras franco-británicas, cientos y cientos de navíos em- barcabanentre150.000y190.000cautivosanuales, según los años (6). La inseguridad creciente y gene- ralizada en la mayoría de las regiones multiplicó la escasez, las hambrunas, las enfermedades locales y más aun las enfermedades importadas, particular- mente la viruela. Las endemias se instalaron y las epidemiasflorecieron. Disminucióndemográfica Resulta por lo tanto pertinente sumar a todos aque- llos que murieron durante los ataques, durante los traslados del interior hacia los puntos de partida y en los galpones; los que se suicidaban y los rebeldes muertosenelmomentodelembarque;asícomotam- biénlasmuertesimputablesalamultiplicacióndelas razzias y a las guerras intestinas engendradas por la dislocacióndelasentidadespolíticasacausadelahui- dadelaspoblaciones;lasmuertesporhambre(yaque las cosechas y las reservas habían sido saqueadas) y porenfermedadesdetodaclase;lasmuertesdebidas alaintroduccióndelasarmasdefuegoydealcoholes adulterados, a la regresión de la higiene y de los co- nocimientos adquiridos… y hay que agregar a todas esasmuerteslasdeloscautivosycautivasarrancados delsubcontinente.Puedeversequeestedéficitdemo- gráficosuperaampliamentelacantidaddenacimien- tosviables,asuvezforzosamenteendisminución.Y tambiénhabríaquetenerencuentalos“nonacidos”. TalcomoocurriódurantelaGuerradelosCienAños, quelehizoperderaFrancialamitaddesupoblación, la disminución se produjo de manera irregular y di- ferentesegúnlasregiones.HaciafinesdelsigloXVII se acentuó fuertemente, y desde mediados del siglo XVIIIladisminuciónglobalfuemasivayrápida. ¿Es posible evaluar esa disminución? Para me- dirlosefectosdemográficosdelaGuerradelosCien Años en Francia, se comparó la cantidad de “luces encendidas” (es decir, de casas habitadas) existen- tes antes de esa guerra, con la cantidad contabili- zada después. Ciertamente, al igual que en India, en África no se dispone de registros de bautismos, pero por los viajeros y exploradores del siglo XIX sesabequeenÁfricaOccidentallasaglomeraciones más grandes no tenían más de 30.000 o 40.000 ha- bitantes. Eran, entonces, alrededor de cuatro veces menos importantes que las ciudades africanas más grandes del siglo XVI. Según los mismos testimonios, la diferencia era todavíamásgrandeenlapoblaciónrural,oenlacan- tidaddecombatientesqueunpríncipeounjefegue- rrero podía alistar. La relación aproximada de 4 a 1, observada en África Occidental, ¿será representati- vadeladisminucióndelconjuntodelapoblacióndel África negra entre el siglo XVI y el XIX? Del Cabo Palmas(7)alsurdeAngola,laspérdidasfueronmás elevadas aun. Gwato, el puerto del Reino de Benín d Patrimonio de la humanidad. Los mercados y casas de esclavos, desde donde eran enviados al continente americano, han sido convertidos en monumentos y destinos turísticos. “Resarcimiento” En septiembre de 2013, la Comunidad del Caribe (CARICOM) presentó ante la ONU un reclamo de reparaciones económicas a Europa por el comercio de esclavos en la época colonial. Este tema había sido uno de los motivos del fracaso de la Conferencia de la ONU contra el Racismo que se llevó a cabo en Durban en 2001. ©BrunoMorandi/Corbis/Latinstock Billetes. El recuerdo de la trata está presente en la vida cotidiana. ©GeorgiosKollidas/Shutterstock
  • 10. LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 9 1 | LO PASADO | Memoria de la esclavitud (actualNigeria),contabacon2.000“luces”alallega- da de los portugueses y sólo quedaban 20 o 30 cuan- dollegaronlosexploradoresdelsigloXIX(8).Elhis- toriador estadounidense William G. Randles mues- traquelapoblacióndeAngolatambiénhabíasidore- ducida en grandes proporciones (9). En cambio, las regionesdeChadpermanecieronbastantepobladas hasta1890(conpueblosde3.000habitantesen1878). En el actual Sudán, el despoblamiento comen- zó con la dominación esclavista del pachá de Egipto Mehemet Ali, en 1820. En África Oriental, las altas mesetas, como las de Ruanda y Burundi, siguieron densamentepobladas,conalrededorde100habitan- tesporkilómetrocuadrado,contrariamentealoque ocurríaenlaregióndelLagoMalawi(exLagoNyas- sa). En África Austral, a partir de la primera mitad delsigloXIX,lasaccionesdelosinglesessesumaron a las de los boers (10) para diezmar a los pueblos au- tóctonos. En conjunto, parece razonable pensar que en el siglo XIX la población del África negra era de 3 a4vecesmenordeloquehabíasidoenelsigloXVI. Pero, ¿es posible conocer la importancia de la po- blacióndelÁfricanegrahacialamitaddelsigloXIX? La conquista colonial (con artillería contra fusiles antiguos); el trabajo forzado multiforme y generali- zado;larepresióndelasnumerosasrevueltas;lasub- alimentación; las diversas enfermedades locales y, una vez más, las enfermedades importadas y la con- tinuación de la trata oriental siguieron reduciendo hasta1930lapoblaciónquequedabaenalrededorde untercio.Apartirdeesafecha,medidasadministra- tivasysanitariasiniciaronlarecuperacióndemográ- fica,queprogresódemaneramuygradual. Estaevaluaciónfueposibleporque,conlapresen- cia europea en el interior de los territorios, algunos indicadores estadísticos se agregaron a las fuentes narrativas (11). En 1948-1949 se efectuó en toda el Áfricasubsaharianauncensogeneralycoordinado. Despuésdehacercorreccionesporlasdeclaraciones faltantes, la población fue evaluada en aproximada- mente 140 a 145 millones de personas. Teniendo en cuenta el crecimiento registrado entre 1930 y 1948- 1949, se puede estimar que en 1930 la población era deentre130y135millonesdeindividuos,querepre- sentabanpuesdosterciosdelapoblaciónaproxima- dadelosaños1870-1890,queeradealrededorde200 millones. De lo que puede concluirse que la pobla- ciónenelsigloXVIeraalmenosdelordendelos600 millones(oseaunpromediode30habitantesporki- lómetro cuadrado), según el resultado de mis inves- tigaciones. Las cifras antiguas de 30 a 100 millones erantotalmenteimaginarias,comolomostróDaniel Noin,expresidentedelaComisióndePoblacióndela UniónGeográficaInternacional(12). Efectosdestructores Entre mediados del siglo XVI y mediados del siglo XIX, la población subsahariana se redujo entonces en unos 400 millones. Sobre ese total, es imposible precisar el porcentaje de los que fueron deportados, a partir de las costas y del Sahel, debido a la impor- tanciadelosfraudesydelamuyelevadacantidadde clandestinos,antesydespuésdequeseprohibierala trata. Diversas fuentes e investigaciones conducen a duplicar las cifras oficiales en lo que se refiere a la trataeuropea(13).Lasevaluacionesdelatrataárabe tambiénsonaleatorias.Paradarunordendemagni- tud, digamos que sumadas las dos tratas la cifra de- be situarse entre 25 y 40 millones. Una cifra todavía muy discutida, pero es cierto que las evaluaciones menores no tienen en cuenta la enormidad de los di- simulos. Al menos nueve décimas partes de las pér- didastotalesseprodujeronenlapropiaÁfrica,loque seexplicaporlaextraordinariaduracióndelagrave inseguridad permanente y creciente en el conjunto del territorio, a causa de la acumulación de efectos destructores, directos e indirectos, de las dos tratas simultáneas,cadavezmásintensivas. Una Guerra de Cien Años que duró trescientos, con las armas de la Guerra de los Treinta Años y de lossiglossiguientes.Laconquistaylaocupaciónco- lonial, así facilitadas, incrustaron la extraversión, tanto cultural como económica, e hicieron particu- larmente problemática la reestructuración del con- junto subsahariano y de cada una de sus regiones. Sólo hace una decena de años que el África negra recuperó el nivel de población que tenía en el siglo XVI,perodemaneramuydesequilibradadebidoala congestióndelascapitales. Las consecuencias de la trata son pesadas y per- niciosas,peronosesueletomarconcienciadesuim- portanciacuandoseanalizanlosproblemasactuales delÁfricanegra. g 1.Léonl’Africain,Descriptiondel’Afrique,J.Maisonneuve,París,1956. 2.PierreKalck,HistoiredelaRépubliquecentrafricaine,Berger-Levrault, París,1995. 3.CharlesBecker,“Leseffetsdémographiquesdelatraitedesesclavesen Sénégambie”,Delatraiteàl’esclavage,actesduColloquedeNantes,tomo II,CentredeRecherchesurl’HistoireduMondeAtlantique(CRHMA)y SociétéFrançaised’Histoired’Outre-Mer(SFHOM),Nantes-París,1988. 4. Título que se daba a los soberanos tradicionales del Reino de Cayor (Senegal). 5. William G. Randles, “De la traite à la colonisation. Les Portugais en Angola”,AnnalesEconomieSociétéCivilisation(ESC),1969. 6.Idem. 7.SobrelaactualfronteraentreCostadeMarfilyLiberia. 8.DuartePachecoPereira,Esmeraldodesituorbis,CentrodeEstudiosde GuineaPortuguesa,MemoriaNº19,Bissau,1956. 9.WilliamG.Randles,op.cit. 10.Colonizadoresholandeses. 11. Daniel Noin, La population de l’Afrique subsaharienne, Ediciones Unesco,1999. 12.Idem. 13.CharlesBecker,op.cit. *Doctora en Geografía Humana, autora de Afrique noire, démographie, sol et histoire, Présence africaine-Khepera, Dakar-París, 1996. Traducción: Lucía Vera La barbarie civilizatoria 1482 “Descubrimiento” El navegante portugués Diogo Cão llega a la desembocadura del Río Congo. 1750 Tráfico masivo En la segunda mitad del siglo XVIII, el comercio negrero europeo alcanzó cifras enormes, generando ingentes ganancias. 1884-85 Reparto colonial Conferencia de Berlín: las potencias europeas acuerdan la repartición de África, el respeto del libre comercio y de la navegación. 1908 Terror El Estado Libre del Congo, coto privado del rey Leopoldo II, es anexado a Bélgica tras las denuncias sobre el régimen que regía en sus explotaciones. 1926 Abolición 25 de septiembre: la Sociedad de las Naciones firma la Convención sobre la Esclavitud. Los Estados se obligan a prevenir y reprimir la trata.
  • 12. Fue Gran Bretaña la que dio, en 1957, el puntapiéinicialdelaindependenciadelÁfri- ca negra, concediéndola a Ghana y a su pri- mer ministro, Kwame Nkrumah. También había sido la primera potencia en tomar la iniciativa de la descolonización en Asia, en 1947,renunciandoasuimperioenIndia. Francia, segunda potencia colonial del planeta, había seguido el mismo camino: se había retirado de Indochina en 1954, tras la derrota de Dien Bien Phu, y luego, en 1956, de Marruecos y Túnez. La insurrección ar- gelina había estallado en 1954, y, en 1955, la Conferencia de Bandung, en la cual partici- pabanlosrepresentantesdeveintinuevepaí- ses africanos y asiáticos, entre ellos el chino Zhou Enlai, el egipcio Nasser y el indio Ne- hru, había reivindicado el derecho a la inde- pendenciadetodoslospuebloscolonizadosy consagradolaemergenciadelTercerMundo enlaescenainternacional. La agitación que había sacudido la tute- la colonial en el Magreb no se había exten- dido globalmente a los territorios franceses del África negra, a los cuales la ley marco de Gaston Defferre había acordado en 1956 una amplia autonomía de gestión con Asambleas electas y un Ejecutivo africano, todavía pre- sidido, sin embargo, por el gobernador colo- E l año 1960 fue el “año de las indepen- dencias africanas”: diecisiete anti- guas colonias del África negra –ca- torce de ellas francesas– se convirtie- ron entonces en Estados soberanos (1). Sin embargo, la descolonización completa del continente finalizó recién treinta años más tarde, en 1990, con el fin de la tutela suda- fricanasobreNamibia,altiempoqueelgran sueño panafricanista de la unidad del conti- nente, acariciado entre otros por el ghanés KwameNkrumah,sedisipabarápidamente. Másaun,duranteesastresdécadas,elconti- nenteafricanosiguiósiendounobjetivoque sedisputaronlasgrandesymedianaspoten- cias –entre ellas, Francia– a golpe de inter- vencionesmilitares,presionesdiplomáticas y económicas. La frecuencia y el peso de esas injerencias –aveces,apedidodelospropiospaísesafrica- nos– redujeron considerablemente el ejerci- ciodesusoberanía.Desdeluego,puededecir- sealgosimilardeAméricaCentralyelSudes- teAsiático,perola“dependencia”persistente delcontinenteafricano,ysobretododelÁfri- ca negra, sigue siendo sorprendente. Entre otrascosas,porquesevioafectadaduramente porlacaídadelospreciosdelasmateriaspri- mas,yagobiadaporelpesodesudeuda. nial. La última revuelta importante había si- do el levantamiento de los independentistas deMadagascar,en1947,cuyarepresiónhabía causado varias decenas de miles de muertos (80.000,segúnalgunasestimaciones). “Balcanización” y neocolonialismo No obstante, al reasumir el poder en mayo de 1958, el general De Gaulle consideró in- dispensable tener un gesto espectacular con el África negra: sometió a referéndum una Constitución que preveía la instauración de una Comunidad franco-africana en la cual ciertas competencias llamadas “comunes” (defensa, diplomacia, moneda, etc.) eran compartidasporlametrópoliylosterritorios africanos, que accedían a una semi-sobera- níalimitadaalagestióndesusasuntosinter- nos.Enlamayoríadeloscasos,losterritorios consultadosrespondieronmasivamente“sí”. A excepción de la Guinea de Sékou Touré, donde el “no” se impuso casi por unanimi- dad.Eldirigenteguineano,quienpertenecía alacorrientemarxista,invocóparajustificar su rechazo el hecho de que la nueva Comu- nidad conllevaba la desaparición de las dos grandes entidades federales –el África Occi- dental Francesa (AOF) y el África Ecuatorial Francesa(AEF)–quelaLeyDefferrehabía Unadescolonización bajoinjerencia por Claude Wauthier* 1960-1990: treinta años de “independencia controlada” Los Estados y las sociedades del África subsahariana no terminan aún de pagar el precio de una descolonización operada en beneficio de las antiguas metrópolis, que minaron el desarrollo de las nuevas naciones. En 1990, el amargo balance de treinta años de independencia daba nuevo impulso a las aspiraciones democráticas, que hoy se expresan con fuerza. d LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 11
  • 13. 12 1966;Keitasufriríalamismasuerteen1968. Es verdad que varias de las –numerosas– intervenciones francesas en el África negra, bajo la presidencia del general De Gaulle, no podíansinoconfirmarlaopinióndeaquellos queacusabanaFranciadeneocolonialismo. En primer lugar, en el Congo-Léopoldvi- lle, la antigua colonia belga (desde 1971 Zai- re [actualmente República Democrática del Congo]) que también había accedido a la in- dependencia en 1960. En efecto, París tomó partido por la secesión de Katanga y Moise Tshombe (conocido como “Caja registrado- ra”), marioneta en manos del gran capital belga, contra el primer ministro Patrice Lu- mumba, considerado un peligroso agitador cercano a Moscú. La idea era sin duda de- bilitar a un gran Estado africano que podía atraer a su órbita a vecinos menos podero- sos,comolasantiguascoloniasfrancesasdel Congo-Brazzaville y la República Centroa- fricana, pero también adquirir algunos inte- resesenlasricasminasdecobredeKatanga. Luego en Gabón, en 1964, donde desem- barcaron paracaidistas franceses para ayu- daralpresidenteLéonM’ba,derrocadotem- poralmente por un golpe de Estado. Entre 1967 y 1970, finalmente, la diplomacia fran- cesa,apoyadaporlasdeCostadeMarfilyGa- bón, apoyó la causa de la secesión de Biafra contra el gobierno federal de Nigeria (tam- bién independiente desde 1960). También en este caso, el objetivo de París era, por un lado, debilitar a un gran Estado africano ro- deado de países francófonos mucho más dé- biles, como Dahomey o Níger, y ocupar un papelpreponderanteenlaexplotacióndelos recursospetrolerosdelestedeNigeria.Y,so- bre todo, Francia era quizás el único país en el mundo que proveía armas (aviones, tan- ques, helicópteros) a Sudáfrica, en contra de las recomendaciones de la ONU (esa “cosa” queexasperóalgeneralDeGaulledurantela guerradeArgelia).Y,precisamente,Sudáfri- ca y su aliado Portugal, que ya en ese enton- ces luchaba contra los movimientos de libe- ración de Mozambique y Angola, fomenta- banlassecesionesdeKatangayBiafra. Así, la “balcanización” del África otrora francesa generó indirectamente un apoyo a causas dudosas, especialmente en nombre del anticomunismo. Pero quizás esta “bal- canización” era inevitable, debido a egoís- mos nacionales tan nuevos como vigorosos, tal como parecía demostrarlo la disolución de los conjuntos federales creados por Gran Bretaña: los de la Comunidad Económica de ÁfricaOriental(Kenia,UgandayTanganica) y la Federación de las Rhodesias y de Nyasa- Mobutu. El dictador fue un amigo de Occidente.Liberación. Angola sufrió una larga guerra civil. La guerra de Argelia estaba entonces en plenoaugeydividíaalosafricanos:Guineay Malíapoyabanal GobiernoProvisionalde la República Argelina (GPRA), junto al Egipto de Gamal Abdel Nasser y Ghana, países co- munistas y no alineados, mientras que los antiguos miembros de la Comunidad apoya- ban, especialmente en la ONU, la política ar- gelina de Francia. Sin embargo, todos feste- jaronlosAcuerdosdeEvianylaindependen- cia de Argelia en 1962: para buena parte del Tercer Mundo, el general De Gaulle se había convertidoenunodelosgrandesartíficesde ladescolonización. Sin embargo, a los ojos de al menos al- gunos de sus viejos adversarios, entre ellos Nkrumah y Sékou Touré, la independencia otorgada sin combate a los países del África negraolíaa“neocolonialismo”,mientrasque la de Argelia había sido arrancada con gran esfuerzo y contra su voluntad. Para ellos, el patio trasero de los países francófonos de la antigua Comunidad seguía siendo un coto privado de caza donde París ejercía una in- fluenciapreponderantesobreEstadoshábil- mente “balcanizados”. Francia había dividi- do para reinar. Más aun cuando la mayoría delosdirigentesdeesosEstadosfrancófonos llamados “moderados” y prooccidentales se oponían a los proyectos de unidad africana yalpanafricanismomilitantedeNkrumahy delosdirigentesdelospaísesllamados“pro- gresistas” o “revolucionarios”, amigos de la URSS, como Sékou Touré y Modibo Keita, quienes habían creado una unión –efímera también– Ghana-Guinea-Malí. Nkrumah sería desplazado con un golpe de Estado en dejadosubsistir.AcusóalgeneralDeGau- lle de querer “balcanizar” su antiguo impe- riocolonialparacontrolarlomejor. Esto fue, más o menos, lo que sucedería, cualesquiera hayan sido las intenciones del general De Gaulle. Sin embargo, la Comuni- dadfranco-africananotendríasinounaexis- tencia efímera. En 1960, todos los antiguos territorios africanos de ultramar, ganados por los ejemplos ghanés y guineano, recla- mabanyobteníansuindependencia.Perosin unarupturaviolentaconFrancia,celebrando simultáneamente acuerdos de cooperación con París que los unían más o menos estre- chamentealaantiguametrópoli,aunquesólo fueraporquepermanecíanenlazonafranco. Porotraparte,unacláusuladelaConstitu- ción de la V República preveía la posibilidad para los Estados independientes de seguir formando parte del conjunto franco-africa- no, y hasta 1961 subsistió una “Comunidad renovada”,alaquehabíanadheridoSenegal, Madagascar, Chad, la República Centroafri- cana, Gabón y el Congo. Los países del Con- sejodelaEntente–CostadeMarfil,Dahomey (actual Benín), Alto Volta (devenido Burkina Faso) y Níger– así como Malí (dirigido por ModiboKeita,hombrecercanoaSékouTou- ré)yMauritaniasehabíanporsupartenega- do a integrarla, al igual que los dos antiguos territorios bajo tutela de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) administrados por Francia, Camerún y Togo, independien- tes también desde 1960, pero que no habían participado del referéndum de 1958. Frente almoderadoéxitodelaempresa,la“Comuni- dadrenovada”fuedisueltaenmarzode1961. ©GeorgiosKollidas/Shutterstock ©Boris15/Shutterstock d 12
  • 14. 2 | NOMRE CAPíTULO | TíTULO NOTA Armas. La Guerra Fría inundó de armas al continente, convertido en escenario del conflicto bipolar. landia (hoy Zimbabwe, Zambia y Malawi) tras el acceso a la independencia de esos Es- tados (entre 1961 y 1964, salvo para Zimba- bwe–laantiguaRhodesiadelSur–,muypos- terior, en 1980). El único ejemplo en contra- rioloconstituyólafusióndelasdosSomalias –la británica y la italiana– al proclamarse su independenciaen1960. Defensa del patio trasero Sea como fuere, la política africana de Fran- cia bajo los presidentes Pompidou y Giscard d’Estaing quedó presa de los mismos esque- mas, atada a preservar su influencia sobre el patio trasero francófono, o incluso a exten- derla al África anglófona o ex belga, a defen- derla también contra las intenciones libias. En líneas generales, la diplomacia fran- cesa en África siguió hasta 1981 apoyando a los llamados regímenes “moderados”, aun cuando se trataba de dictaduras corruptas: como durante la intervención de los para- caidistas franceses en Kolwezi, en Shaba (antigua Katanga), en 1978, que, destinada a proteger a los residentes europeos, salvó al presidente Mobutu. Francia siguió ade- más vendiendo armas a Sudáfrica –país con el cual el presidente Houphouët-Boig- ny quería establecer un “diálogo” para ha- cerle renunciar al apartheid–, hasta que la presión de la Organización para la Unidad Africana la obligó a dejar de hacerlo progre- sivamente. Junto con otros miembros de la OTAN (en particular, la República Federal de Alemania –RFA– y Estados Unidos), pro- veyó armas al ejército portugués para sus campañas contra el MPLA en Angola y el FRELIMO en Mozambique, que eran apo- yados por los países comunistas. Este apoyo a los regímenes “moderados”, alracismosudafricanoyalcolonialismopor- tugués no podía dejar de tener sus conse- cuencias negativas: cuando una revolución progresista, en Madagascar, en 1972, separó del poder al presidente Philibert Tsiranana, FranciaperdiósubasenavaldeDiegoSuárez. Ladefensadelpatiotraseroafricanogene- ró, por otra parte, un largo conflicto con Li- bia, país al que la diplomacia del presidente Pompidou, preocupada por ganar el merca- do de un país rico en petróleo, había vendido avionesMirage.Así,Franciasevioenredada durante largos años en Chad, donde sin em- bargo el presidente Tombalbaye no escati- maba sus sarcasmos hacia Jacques Foccart, la eminencia gris del Elíseo para los asun- tos africanos bajo los gobiernos de De Gau- lle y Pompidou, acusado de ser el instigador detodaslasjugarretasmásomenosexitosas que debilitaban al África francófona. Su re- putación era tan mala que Giscard d’Estaing se apresuró a destituirlo tras su elección en 1974.Peroelnuevopresidente,quesefamilia- rizóconelÁfricanegraatravésdesussafaris, fuetanintervencionistacomosuspredeceso- res, con el riesgo de hacer quedar a Francia comoel“gendarmedeEstadosUnidos”enel continente. Fue un viaje a Libia, en 1979, de JeanBedelBokassaloquelodecidióadesha- cersedeaquélcuyaextravagantecoronación Francia había pagado con una operación mi- litar aerotransportada, bautizada “Barracu- da”,ungolpedeEstadocontodaslasletras. La llegada de la izquierda al poder, en 1981, con François Mitterrand, trajo apare- jados algunos cambios notables: a pesar de algunos errores, París aplicó sanciones con- tra Sudáfrica y estableció relaciones amis- tosas con los regímenes –marxistas– de las antiguascoloniasportuguesas.Lainterven- ción militar francesa en Chad resultó final- mente provechosa, lo que no fue un logro menor.Menosgloriosasindudafuelarecon- ciliación definitiva con Sékou Touré, a pesar de las revelaciones sobre el siniestro campo de exterminio donde el dictador guineano dejabamorirdehambreasusopositores. Los países francófonos continuaron sien- do objeto de un atento interés que generó a vecesinterrogantes,comoelenvíodeunida- des francesas a Togo en 1986 para apoyar al presidenteEyadematrasunintentodegolpe de Estado al parecer proveniente de Ghana. O en Gabón, en 1990, para proteger allí a los residentes franceses y asegurar su evacua- cióncomoconsecuenciadelasmanifestacio- nescontraelrégimendelpresidenteBongo. Para las poblaciones golpeadas por la mi- seria,indignadasporlacorrupcióndelosgo- biernos y reprimidas en sus aspiraciones a la libertad, el balance de treinta años de “in- dependencia controlada” resultó más bien amargo. Pero es preciso señalar que en otras partesdeÁfricalarivalidadestadounidense- soviética,complicadaporlasinjerenciasára- bes y la política de desestabilización de Sud- áfrica en los países de la “Línea de Frente”, tuvo resultados aun más desastrosos que el paternalismofrancés... g 1. En 1959, había en África nueve Estados independientes: Etiopía, Liberia, Libia, Egipto, Sudán, Marruecos, Túnez, Ghana y Guinea. La independencia de otros diecisiete, en 1960, llevó así a veintiséis el número de naciones soberanas delcontinente,esdecir,aproximadamentelamitaddelasque existenhoy. *Periodista, autor entre otros libros de Quatre présidents et l’Afrique, Le Seuil, París, 1995. Traducción: Gustavo Recalde 1 | LO PASADO | Una descolonizaciOn bajo injerencia La “dependencia” persistente del continente sigue siendo sorprendente. ©NathanHolland/Shutterstock LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 13
  • 15. 14 La gestación de la Unión Africana por Mwayila Tshiyembe* E lsueñopanafricano,nacidoenAméri- ca a caballo de los siglos XIX y XX, se fijó como misión rehabilitar las civili- zacionesafricanas,restaurarladigni- daddelhombrenegroypreconizarelretorno ala“madrepatria”,ladelasraícesdeladiáspo- ra.SylvesterWilliam,originariodeTrinidady unadelasprimerasfigurasemblemáticasdel movimiento,seapoyóenciudadanosdeNige- ria,SierraLeona,GambiaolasAntillasBritá- nicasparaimpregnarsedelasrealidadesafri- canasyorganizó,en1900,enLondres,lapri- mera Conferencia Panafricana. Su principal resoluciónserefirióalaconfiscacióndetierras enSudáfricaporlosinglesesylosafrikaners,y aldestinodelaGoldCoast(Ghana). Burghart Du Bois, fundador de la Asocia- ción Estadounidense para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, en inglés), organi- zó luego el primer Congreso Panafricano, en 1919, en París, que reivindicó la adopción de un “código de protección internacional de losindígenasdeÁfrica”:derechoalatierra,a la educación y al trabajo libre. Durante el IV Congreso, en Nueva York en 1927, se opuso a MarcusGarvey,heraldodel“retornoaÁfrica” ypartidariodeun“sionismonegro”,quehabía creadounacompañíamarítima–laBlackStar Line–ymovilizado amásde tresmillonesde afro-americanos. Pero su sueño acabaría su- mergidoporescándalosfinancieros. En 1945, durante un V Congreso en Man- chester, George Padmore, trinitense, hizo adoptar un manifiesto que proclamaba or- gullosamente: “Estamos decididos a ser li- bres... Pueblos colonizados y sometidos del mundo, uníos”. Bajo su protección, la antor- cha del panafricanismo militante pasó a la generación de los futuros líderes del África independiente:JomoKenyatta(Kenia),Peter Abrahams (Sudáfrica), Haile Selassie (Etio- pía), Nnamdi Azikiwe (Nigeria), Julius Nye- rere(Tanzania),KennethKaunda(Zambia)y KwameNkrumah(Ghana). Maximalistasvs.minimalistas ApartirdelVIyVIICongresoPanafricano,en Kumasi (1953) y Accra (1958), el desafío de la descolonizaciónylaconfrontaciónEste-Oeste alteraronlasreglasdejuegopolíticasydiplo- máticas,dandolugaradosformasdepanafri- canismo.Enprimerlugar,unpanafricanismo “maximalista”, estrategia de recomposición delageopolíticainstauradaporlaConferencia de Berlín (1884-1885): ésta había oficializado la balcanización del continente en un mosai- codezonasdeinfluenciaeuropeas.Elobjetivo finaleralafundacióndelosEstadosUnidosde África,susceptiblesdeconvertiralcontinen- Del mesianismo a la globalización En julio de 2002, la Unión Africana reemplazó a la Organización para la Unidad Africana, cuyo balance fue globalmente negativo. Se inauguró así una nueva etapa en la historia del panafricanismo. Pero será necesaria una integración política y económica sólida para que la región pueda hacer frente a las amenazas y los desafíos que se le presentan. ©SmileStudio/Shutterstock
  • 16. LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 15 Venis. comnimi nctatio modis moloris autem lorem te negroenunactordelaescenamundial.La unidad económica, política y militar sería la principalcondiciónpararesponderaestere- to,considerabaellíderghanésKwameNkru- mah, quien lanzó la consigna “África debe unirse” (1), a la que adhirió en enero de 1961 el“grupodeCasablanca”(Ghana,Egipto,Ma- rruecos,Túnez,Etiopía,Libia,Sudán,Guinea Conakry,MalíyelGobiernoProvisionaldela RepúblicaArgelina–GRPA–). Esta apuesta tropezó con dos vulnerabili- dades que los presidentes Nkrumah (Ghana) y Gamal Abdel Nasser (Egipto) habían mini- mizado o ignorado. En primer lugar, el peso de las antiguas potencias coloniales: aunque debilitadas por la Segunda Guerra Mundial, sometidas al nuevo liderazgo estadouniden- se-soviético y forzadas a la descolonización por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), todavía poseían una gran capacidad depenetración,yportantodeperjuicio.Cual- quier proyecto de unificación del continente africano chocaba frontalmente con sus inte- resesvitales(recursosminerosyenergéticos, clientelismosyredescomerciales). En segundo lugar, Nkrumah y el grupo de Casablanca esperaban ingenuamente el pre- visibleapoyodelcampo“progresista”(conla Unión Soviética y la República Popular Chi- naalacabeza),asícomoeldeEstadosUnidos, paladíndelalibertadindividualydelderecho a la autodeterminación. Ahora bien, el apoyo del campo progresista fue sobre todo verbal, mientrasqueWashingtonsostuvoalaspoten- ciascolonialesaliadas,ennombredeunprin- cipio de “contención”, destinado ante todo a frenarlaexpansióncomunistaenelmundo. Laotracorrienteeraladeunpanafricanis- mominimalista,quedioorigenalaOrganiza- ción para la Unidad Africana (OUA). Esta es- trategia se fundaba en el derecho inalienable decadaEstadoaunaexistenciaindependiente. Sulemaera“laintangibilidaddelasfronteras heredadasdelacolonización”,ysusprincipios, elrespetoalasoberaníaylanoinjerenciaenlos asuntosinternosdelosEstados.Laencarnóel “grupodeMonrovia”,fundadoenmayode1961 y dominado por las figuras paternales de los presidentesmarfileño,FélixHouphouët-Boi- gny,ysenegalés,LéopoldSédarSenghor. LaOUA,queviolaluzen1963enAddisAbe- ba, plasmó claramente esta división. Lo que explicaqueelbalancedelaOUAfueraglobal- mentenegativoconrespectoalosobjetivosfi- jados,particularmenteenloqueconcierneal artículo2desuCartaFundacional:elfortale- cimiento de la solidaridad entre Estados y la coordinacióndesuspolíticastropezaronconel fracasodelPlandeLagos(1980)ydelaComu- nidadEconómicaAfricana(1991)(2);ladefen- sadelasoberanía,delaintegridadterritorialy de la independencia de los Estados miembros seviocontrarrestadaporlaincapacidaddere- solverlosconflictosdeLiberia,Somalia,Sierra Leona, Ruanda, Burundi y República Demo- cráticadelCongo. Además,lafaltadepagodelascotizaciones por parte de la mayoría de los Estados miem- bros (50 millones de dólares adeudados en 2001)privóalaOUAdesuprincipalfuentede financiaciónylaredujoalamendicidadyalas expresionesdedeseosestériles.Solamenteel carácterdetribunapúblicadelaorganización permitió movilizar a la comunidad interna- cionalparaerradicarelcolonialismoyapoyar alosmovimientosdeliberación,atravésdela ONUydelMovimientodeNoAlineados. Renovacióninstitucional Con la esperanza de subsanar estas deficien- cias, en julio de 2001 se creó la Unión Africa- na(UA),parareemplazaralaOUAconnuevas instituciones. No obstante, la nueva Unión debe cumplir con ciertas condiciones si pre- tende responder a la globalización con sus propias características y nivel de desarrollo, comoestipulasuActaConstitutiva. EsciertoquelaetapaderatificacióndelAc- taConstitutivasesalvósinincidentes.Sinem- bargo,lacarreradeobstáculosreciéncomien- za.Especialmente,cuandoapesardelosobje- tivosyorganismosestablecidos,lanaturaleza de la Unión Africana sigue siendo una ecua- ciónplagadadeincógnitas.Enefecto,treinta yochoañosdespuésdelacreacióndelaOUA, la diferencia entre maximalistas y minima- listasnodesapareciójuntoconlapugnaEste- Oeste(crisisdeideologías),niconlos“padres delanación”(crisisgeneracionalydelideraz- go).Porlotanto,resultaimperativoaclararla naturaleza de la Unión política y económica, paraevitarcaerenlatrampadeunaOUAbis. El Acta Constitutiva de la Unión Africana creóvariasinstituciones,amenudoinspiradas enlaUniónEuropea:elConsejodelaUnión;la Comisión;elParlamentoPanafricano;elTri- bunal de Justicia Africano; el mecanismo de resolución de conflictos; el Consejo Econó- mico, Social y Cultural. Ante la magnitud de losobstáculos,laCumbredeLusakatuvoque aplazar su puesta en marcha (3). Las compe- tenciasatribuidasalosnuevosórganosporel ActaConstitutivadeberánserprecisadas,pues la adopción de una estrategia de innovación institucionaleslacondiciónsinequanonpara queÁfricaobtengalosmediosparaactuar. Por otra parte, parece indispensable una estrategia creíble de prevención y de resolu- ción de conflictos, que supere el marco del “mecanismo”instauradoporlaOUAen1993, paraejercereficazmenteelderecho,recono- cidoporelActaConstitutivadelaUniónAfri- cana,“aintervenirenunEstadomiembropor decisión del Consejo, en ciertas circunstan- cias graves, como crímenes de guerra, geno- cidio y crímenes contra la humanidad”, así como a responder al “derecho de los Estados miembros de solicitar la intervención de la Uniónpararestaurarlapazylaseguridad”. Enfuncióndelaspotencialesamenazas,la Unióndebeelaborarunaestrategiadelocali- zación de fuerzas de paz. El ejército de cada nación, o en su defecto el ejército de un “Es- tado líder” en cada subregión, pone a dispo- sicióndelmecanismosubregionaldepreven- ciónydegestióndeconflictosuncontingente desoldadosentrenadoyequipadoparaopera- cionesdemantenimientoorestablecimiento delapaz,asícomolosmediosnecesariospara unEstadoMayorsubregionalrestringido(4). Estedispositivodebeestarvinculadoconun EstadoMayorafricanosituadobajoelcontrol directodelConsejodelaUnión.Elobjetivoes minimizarloscostosinherentesaldespliegue defuerzas.Lacuestióndelacoordinacióncon los mecanismos subregionales ya existentes deberáserresuelta:elRefuerzodelasCapaci- dadesAfricanasdeMantenimientodelaPaz (RECAMP)deFrancia,elAfricanCenterfor Security Studies (ACSS) de Estados Unidos o el British Military Advisory and Training Team(BMATT)deGranBretañadeberánser integradosaestaestrategiaglobal. Porúltimo,launiónpolíticanosemateriali- zarásinoestáfundadasobreunaunióneconó- mica.InstitucionesfinancierascomoelBanco CentralAfricano,elFondoMonetarioAfrica- noyelBancoAfricanodeFomento,cuyacrea- ción está prevista en el Acta de la Unión, sólo seráneficacessilograncoordinarunespacio económicocomún.Sielconjuntodeestareno- vacióninstitucionalserealizaconéxito,laUA seráelmarcodedesarrolloregionalintegrado que los precursores del panafricanismo ape- nassisehabíanatrevidoasoñar... g 1.Áfricadebeunirse,EdicionsBellaterra,Barcelona,2010. 2. Véase Willy Jackson, “La marche contrariée vers l’Union économique”,LeMondediplomatique,París,marzode1996. 3. Discurso de Muamar Gadafi en la Cumbre de Lusaka, julio de2001. 4. Mwayila Tshiyembe, “Les principaux déterminants de la conflictualitéafricaine”,LapréventiondesconflitsenAfrique, Karthala,París,2001. *Director del Institut Panafricain de Géopolitique, Universidad Nancy-II. Traducción: Fundación Mondiplo LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 15 1 | LO PASADO | La gestaciOn de la uniOn africana
  • 18. LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 17LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 17 Los caminos inesperados de Mandela La lucha contra la opresión racial Aclamado en los cinco continentes, el nombre de Nelson Mandela es sinónimo de resistencia, liberación y universa- lidad. Luchador empedernido y sagaz, cumplió 95 años en 2013. La idea misma de que la gente se prosterne al pie de su estatua lo exaspera: hay que seguir adelante, afirma, y continuar con la inmensa tarea de la emancipación. por Achille Mbembe* C uandoNelsonMandelaseapague,podremos declarar el fin del siglo XX. El hombre que hoy se encuentra en el crepúsculo de su vida fue una de sus figuras emblemáticas. Excep- tuandoaFidelCastro,talvezseaelúltimodeunaes- tirpe de grandes hombres condenada a la extinción, a tal punto nuestra época tiene prisa por acabar de unavezportodasconlosmitos. Másqueelsantoqueélafirmabacongustonunca haber sido, Mandela habrá sido, en efecto, un mito viviente,antes,duranteydespuésdesulargoencar- celamiento. Sudáfrica –ese accidente geográfico al que le cuesta volverse concepto– halló en él su Idea. Y si este país no tiene ningún apuro en separarse de él,esporqueelmitodelasociedadsinmitosnocare- ce de peligros para su nueva existencia como comu- nidaddespuésdelapartheid. Pero, si bien no podemos dejar de concederle a Mandela la negación de su santidad –que él no ce- sabadeproclamar,aveces nosinmalicia–,debemos reconocer que estuvo lejos de ser un hombre banal. El apartheid, que de ninguna manera fue una forma ordinaria de la dominación colonial o de la opresión racial,suscitóencambioelsurgimientodeunaclase demujeresyhombrespococomunes,sinmiedo,que acostadesacrificiosinauditosprecipitaronsuaboli- ción. Si Mandela se convirtió en el nombre de todos ellosfueporque,encadaencrucijadadesuvida,supo tomar, a veces presionado por las circunstancias y a menudodemaneravoluntaria,caminosinesperados. El hombre en su más simple expresión En el fondo, su vida podría resumirse en unas pocas palabras: un hombre constantemente al acecho, un centinela siempre listo, cuyas vueltas, tan inespe- radas como milagrosas, no hicieron sino contribuir aunmásasumitificación. Enlosfundamentosdelmitonoseencuentranso- lamente el deseo de lo sagrado y la sed de lo secre- to. Florece primero con la cercanía de la muerte, esa forma primera de la partida y del desgarramiento. Mandela la experimentó muy temprano, cuando su padreMphakanyiswaGadlaMandela,fallecióprác- ticamente frente a sus ojos, con la pipa en la boca, en mediodeunatosinconteniblequenisiquieraeltaba- co que tanto le gustaba logró suavizar. Así fue cómo esaprimerapartidaprecipitóotra.Acompañadopor sumadre,eljovenMandeladejóQunu,ellugardesu infancia y de su temprana adolescencia, que él des- cribe con un cariño infinito en su autobiografía.d
  • 19. 18 Volvería a vivir allí al término de sus largos años deprisión,despuésdehaberconstruidounacasa,ré- plica exacta de la última cárcel donde estuvo preso antesdeserliberado. Negándoseaadaptarsealosusosycostumbres,se iráunasegundavezalfinaldesuadolescencia.Prín- cipefugitivo,ledarálaespaldaaunacarrerajuntoal jefedelosthembus,suclandeorigen.SeiráaJohan- nesburgo, ciudad minera entonces en plena expan- sión y meca de las contradicciones sociales, cultura- lesypolíticasengendradasporesamezclabarrocade capitalismoyracismoqueen1948adoptaralaforma y el nombre de “apartheid”. Destinado a convertirse enjefesegúnelmandatodelacostumbre,Mandelase convertiráalnacionalismocomootrosaunareligión, ylaciudaddelasminasdeorosevolveráelescenario principaldesuencuentroconsupropiodestino. Entoncescomienzaunlargoydolorosovíacrucis, llenodeprivaciones,arrestosrepetidos,acososintem- pestivos,múltiplescomparecenciasantelostribuna- les,estadíasregularesenloscalabozosconsurosario detorturasysusritualesdehumillaciones,períodos más o menos prolongados de clandestinidad, inver- sióndelosmundosdiurnoynocturno,disfracesmás omenosespontáneos,unavidafamiliardislocada,vi- viendasabandonadas...Elhombreenlucha,acorrala- do,elfugitivosiemprelistoparapartir,alquesologuía laconviccióndeundíafuturo,eldelregreso. Enefecto,Mandelacorrióinmensosriesgos.Con su propia vida, que vivió intensamente, como si ca- da vez hubiera que volver a empezar de cero y como si cada vez fuese la última. Pero también con la de muchos otros, empezando por su familia, que inevi- tablementepagóunprecioinestimableporsuscom- promisos y sus convicciones. Por eso mismo, tenía para con ella una deuda insondable que él siempre supo que no podría pagar, lo cual no hizo más que agravarsussentimientosdeculpa. En 1964, se salvó por muy poco de la pena capi- tal.Consuscoacusados,sehabíapreparadoparaser condenado. “Habíamos considerado esa eventuali- dad–afirmaenunaentrevistaconAhmedKathrada, mucho después de haber salido de la cárcel–. Si te- níamos que desaparecer, mejor hacerlo en una nube degloria.Nosagradósaberquenuestraejecuciónre- presentaríanuestraúltimaofrendaanuestropueblo yanuestraorganización”(1).Estavisióneucarística, sin embargo, estaba exenta de todo deseo de marti- rio. Y, contrariamente a todos los demás, de Ruben UmNyobèaPatriceLumumba,pasandoporAmilcar Cabral, Martin Luther King y hasta Mohandas Ka- ramchandGandhi,Mandelaescaparáalaguadaña. En la prisión de Robben Island, experimentará verdaderamenteesedeseodevida,enloslímitesdel trabajo forzado, la muerte y el exilio. La prisión se volverá el lugar de una prueba extrema, la del con- finamiento y el regreso del hombre a su más sim- ple expresión. En ese lugar de máxima indigencia, Mandela aprenderá a habitar la celda en la que pa- A mitad de camino entre Johannesburgo y Soweto, sobre la vía rápida que conecta la gigantesca ciudad con su township emblemático, se en- cuentra el Museo del Apartheid, una gran construcción de hormigón de donde emergen las palabras “Libertad”, “Respeto”, en medio de un par- que natural que reconstituye el veld (pradera) sudafricano. El ticket de entrada que se entrega sin guantes al visitante indica: “White” o “Non- White”. Al recibir un pase “Non-White”, este periodista no tiene más op- ciónquetomarelpasillodeladerechaqueindicanlasflechas.Nosrodean rejasmetálicas,hayqueavanzar.Unosdiezmetrosmásadelante,losre- corridos“White”y“Non-White”sejuntan. Un momento de respiro, tras esta brutal introducción en materia, invita areflexionarsobrelaaberraciónjurídicaymentaldeladoctrinadel“de- sarrolloseparado”.Unletreromencionala“danzadelasrazas”:en1985 setecientosdos“mestizos”seconvirtieronlegalmenteen“blancos”,die- cinueve“blancos”sevolvieron“mestizos”,un“indio”setornó“blanco”y once “mestizos” fueron transformados en “chinos”. Ningún “blanco” se volvió“negro”.Ningún“negro”sevolvió“blanco”.Luego,nossumimosde nuevoenlaviolencia.Sussímbolossonomnipresentes.Videosimpresio- nantes difunden en permanencia la segregación, los discursos racistas, el levantamiento popular, la represión de las masas, la tortura, los testi- moniosdelosprisioneros.Yparaterminar,lasimágenesdelavictoria. EnelcentrodelmuseoreinaunCasspir,eseterriblecamiónblindadoque patrullaba los townships. El recorrido provoca una sensación creciente deopresión–enunasalaenlaqueseevocanlascárceles,cientoveintiún cuerdascuelgandeltechopararepresentaralosmilitantes“suicidados” porlapolicía–,yluegolibera,enunaespeciedecatarsis.Sesale,después dehabervistolasimágenesdelaluchayhaberescuchadolosdiscursos desusdirigentes,porunasaladondeseexhibencomosímbolodelavic- toriadelademocracialosdiariosdeldía.Losgrandestítulosmencionan losescándalosquesalpicanelpoder. EldispositivodelMuseodelApartheidesaplastante;causaemocionesvio- lentas, miedo, aversión, identificación con los héroes de la lucha, y final- menteelaliviodeundesenlacefelizymoral.Allíelapartheidesunafigura abstracta,unamonedacuyoanversorecuerdalaimagineríanazidelopre- soryelreversoestábañadoconlasangredelosmártiresyelheroísmode loslibertadores.Peroenelfondo,¿nosetratadelargumento–épico,con- movedoryradicalmentefijoenunpasadohistórico...–deunespectáculo hollywoodense casi esperado? En ese sentido, no causa asombro que la canciónquesuenarepetidamenteenlaexposicióntemporariaconsagra- daaSteveBikoseaelestándarinternacionaldePeterGabriel,Biko.EnJo- hannesburgo,laciudaddeloro,elMuseodelApartheidfuecomisionadoen elmarcodeuncontratoglobalsobrelainstalacióndeun...casino.Pensado “desdearriba”,instaladolejosdelaciudadydesushabitantes,nopudoes- caparaladurezadelapropiaciudad,alalógicadelmonumentonacionaly delrelatoedificantedestinadoalosturistasinternacionales.[...] *De la redacción de Le Monde diplomatique, París. Este texto es un extracto del artículo “L’apartheidaumusée”,LeMondediplomatique,París,abrilde2008. Traducción:TeresaGarufi El apartheid en el museo Dispositivos del recuerdo por Philippe Rivière* d
  • 20. LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 19 1 | LO PASADO | los caminos inesperados de mandela sará más de veinte años a la manera de una persona vivaforzadaaadaptarseaunataúd(2). Durantelargasyatroceshorasdesoledad,empu- jadoalasinmediacionesdelalocura,redescubrirálo esencial, aquello que yace en el silencio y el detalle. Todovolveráahablarle:unahormigaquecorrequién sabe adónde; la semilla enterrada que muere y luego vuelveabrotar,dandolailusióndeunjardín;elfrag- mentodealgúnobjeto,noimportacuál;elsilenciode losdíasmonótonosqueseasemejanyqueparecenno pasar;eltiempoqueseprolongainterminablemente; la lentitud de los días y el frío de las noches; el habla, tan escasa; el mundo detrás de los muros del que ya no se oyen los murmullos; el abismo que fue Robben Island y las huellas de la penitenciaría en su rostro ahora esculpido por el dolor, en sus ojos lastimados por la luz del sol que se refleja en el cuarzo, en esas lágrimas que no lo son, el polvo en ese rostro trans- formado en un espectro fantasmal y en sus pulmo- nes,enlosdedosdesuspies,yporencimadetodo,esa sonrisaalegreyvivaz,esaposturaaltanera,erguido, de pie, con el puño cerrado y listo para abrazar nue- vamentealmundoyhacersoplarlatormenta. El proyecto de igualdad universal Despojado de casi todo, luchará paso a paso para no cederelrestodehumanidadquesuscarcelerosquie- renarrancarleatodacostayblandircomotrofeoúl- timo. Reducido a vivir con casi nada, aprende a eco- nomizar todo, pero también a cultivar un profundo desprendimientorespectodelascosasdelavidapro- fana,incluidoslosplaceresdelasexualidad.Alpunto que, prisionero de hecho y confinado entre dos pa- redesymedia,noessinembargoelesclavodenadie. Hombre de carne y hueso, Mandela vivió, pues, muy cerca del desastre. Se adentró en la noche de la vida, lo más cerca de las tinieblas, en busca de una idea: cómo vivir libre de la raza y de la dominación que lleva ese mismo nombre. Sus elecciones lo con- dujeron al borde del precipicio. Fascinó al mun- do porque volvió del país de las sombras, como una fuerzarepentinaenelcrepúsculodeunsigloquees- táenvejeciendoyqueyanosabesoñar. Al igual que los movimientos obreros del siglo XIX,oquelasluchasdelasmujeres,nuestramoder- nidad se vio moldeada por el sueño de abolición por elquelucharonenelpasadolosesclavos.Esesesue- ño el que prolongarán, a principios del siglo XX, los combates por la descolonización. La praxis política de Mandela se inscribe en esa historia específica de las grandes luchas africanas por la emancipación humana. Esas luchas revistieron, desde sus comienzos, una dimensión planetaria. Su significado nunca fue únicamentelocal.Siemprefueuniversal.Auncuan- do movilizaban a actores locales, en un país o un te- rritorio nacional bien circunscripto, eran el punto de partida de solidaridades forjadas a una escala mundialytransnacional. Fueron luchas que, cada vez, permitieron la ex- tensión o la universalización de derechos que, hasta ese momento, habían sido exclusividad de una raza. El triunfo del movimiento abolicionista durante el siglo XIX puso fin a la contradicción que represen- tabanlasdemocraciasesclavistasmodernas.EnEs- tadosUnidos,porejemplo,laliberacióndelasperso- nas de origen africano y las luchas por los derechos civiles abrieron el camino hacia la profundización delaideaylaprácticadelaigualdadylaciudadanía. Encontramoslamismauniversalidadenelmovi- mientoanticolonialista.¿Aquéapuntaéste,enefec- to, si no es a volver posible la manifestación de und Del apartheid a la nación arco iris 1948 Andamiaje legal Desde su acceso al poder, el National Party consagró por ley la segregación hasta despojar a los negros de la ciudadanía. 1976 Resistencia y represión El 16 de junio, cientos de manifestantes negros son masacrados por la policía en las calles de Soweto. 1986 Condena internacional 16-20 de junio: Conferencia mundial sobre sanciones contra la Sudáfrica racista, organizada por la ONU. 1990 El deshielo El 11 de febrero, tras 27 años en prisión, Nelson Mandela, símbolo de la lucha contra el régimen, es liberado. El 30 de junio de 1991 el apartheid es abolido. 1994 Una nueva era Bajo la nueva Constitución de 1993, el Congreso Nacional Africano gana en abril las primeras elecciones multirraciales. Mandela es elegido presidente. Ícono. La figura de Nelson Mandela se ha convertido en un símbolo universal, como demuestra este mural en Barcelona. ©meunierd/Shutterstock
  • 21. 20 poder propio de génesis, el poder de tenerse en pie por sí mismo, de hacer comunidad, de autode- terminarse? Al convertirse en el símbolo de la lucha global contra el apartheid, Mandela prolonga esos signi- ficados. Aquí, el objetivo es fundar una comunidad más allá de la raza. En momentos en que el racismo ha vuelto bajo formas más o menos inesperadas, el proyecto de igualdad universal se encuentra más quenuncaantenosotros. Sociedad armada de consumo RestadeciralgosobrelaSudáfricaqueMandelade- jará tras de sí. El paso de una sociedad de control a una sociedad de consumo representa sin duda una de las transformaciones más decisivas desde su li- beración y el final del apartheid. Bajo el apartheid, el control consistía en acorralar y restringir la mo- vilidaddelosnegros.Pasabaporlaregulacióndelos espacios en los que éstos estaban confinados, con el objetivo de extraer de ellos la mayor cantidad posi- ble de trabajo. Fue por eso que se instauraron mi- croentornos, que funcionaron a veces bajo el modo de cercados, otras, de reservas. Entonces, los con- tactos entre los individuos estaban ya sea prohibi- dos, ya sea regidos por leyes estrictas, sobre todo cuandoesosindividuospertenecíanacategoríasra- cialesdiferentes.Elcontrolpasaba,pues,porlamo- dulacióndelabrutalidadalolargodelíneasraciales queelpoderqueríarígidas. Bajoelapartheid,labrutalidadteníatresfunciones. Por un lado, apuntaba a debilitar las capacidades de los negros para asegurar su reproducción social. Éstos nunca podían reunir los medios indispensa- bles para una vida digna de ese nombre, se tratase del acceso a la comida, a la vivienda, a la educación y a la salud o, más aun, a los derechos ciudadanos elementales. Esa brutalidad tenía, por otra parte, una dimen- sión somática. Apuntaba a inmovilizar los cuerpos, a paralizarlos, a quebrarlos de ser necesario. Por úl- timo, atacaba el sistema nervioso y tendía a ahogar lascapacidadesdesusvíctimasparacrearsupropio mundo de símbolos. La mayor parte del tiempo, sus energías estaban dedicadas a tareas de superviven- cia. Estaban forzados a vivir su vida únicamente ba- joelmododelarepetición.Talera,enefecto,latarea quesupuestamentedebíallevaracaboelracismo. Esas formas de violencia y de brutalidad han si- doobjetodeunainternalizaciónmásprofundadelo quesequiereadmitir.Desde1994,sehanreproduci- doenunmodomolecularenelplanodelaexistencia común y pública. Se manifiestan en todos los nive- les de las interacciones sociales cotidianas, se trate de las esferas íntimas de la vida, de las estructuras deldeseoylasexualidado,másaun,delincontenible deseodeconsumirtodotipodemercancías. Esedeseodesenfrenadodeconsumirseconside- ra la esencia y la sustancia de la democracia y la ciu- dadanía. El paso de una sociedad de control a una sociedad de consumo se produce en un contexto marcado por diversas formas de privaciones para la mayoría de los negros. Coexisten la extrema opu- lenciaylaextremaprivación,ylabrechaquesepara estos dos estados tiende a ser cada vez más negocia- da por medio de la violencia y de diversas formas de acaparamiento. La democracia pos-Mandela está mayormente compuesta por negros desempleados y otros inem- pleables que no ejercen derecho de propiedad sobre casinada.Lalargahistoriadelpaísestáensímisma marcada por el antagonismo entre dos principios: el gobierno del pueblo por el pueblo y la ley de los ricos. Hasta hace muy poco, estos últimos eran casi ex- clusivamente blancos, y es lo que daba a las luchas unaconnotaciónracial.Hoyyanoesdeltodoasí.Sin embargo, la clase media negra emergente no está en posición de gozar con total seguridad de los dere- chos de propiedad que adquirió recientemente. No estáseguradequelacasaquecompróconuncrédito mañananoleseráarrebatada,yaseaporlafuerza,ya seaacausadecircunstanciaseconómicasdesfavora- bles.Esesentidodelaprecariedadconstituyeunade lasmarcasdesupsicologíadeclase. El viejo movimiento de liberación, el Congre- so Nacional Africano (African Nacional Congress, ANC)está,porsuparte,atrapadoenlasredesdeuna mutaciónaunmáscontradictoria.Elcálculoquehi- cieron las clases que están en el poder y los dueños delcapitalesquelapobrezademasasylasaltastasas de desigualdad podrían, bajo ciertas condiciones, provocardisturbios,huelgasepisódicaseincidentes violentosvarios.Perodeellonoresultaráenabsolu- to una contra-coalición capaz de cuestionar funda- mentalmente el compromiso de 1994 que transfiere el poder político al ANC y consagra la supremacía económicayculturaldelaminoríablanca. Sudáfrica ingresa en un nuevo período de su his- toria,duranteelcuallosprocedimientosdeacumula- ciónyanoseoperanatravésdelaexpropiacióndirec- ta,comodurantelasguerrasdedesposesióndelsiglo XIX.Enlaactualidad,pasanporlacapturaylaapro- piaciónprivadadelosrecursospúblicos,porlamodu- lacióndelabrutalidadyporunarelativainstrumen- talizacióndeldesorden.Laconstitucióndeunanueva clasedirigentemultirracialsellevaacabo,pues,atra- vésdeunasíntesishíbridadelosmodelosruso,chinoy africanoposcolonial. Mientras tanto, el espacio público se rebalcaniza progresivamente.Lageografíademográficadelpaís se fragmenta. Abandonando el hinterland, muchos blancos se aglutinan en las costas, especialmente en laProvinciaOccidentaldelCabo.Letemenalproceso cadavezmásfuertede“africanización”delpaísysue- ñan con reconstruir allí los pilares de una república blanca libre de los oropeles del apartheid, pero con- sagradaalaproteccióndelosprivilegiosdeantaño. El“revoltoso” El nombre que Mandela recibió de su padre al nacer fue Rolihlahla, cuyo significado coloquial es “revoltoso”. Al ingresar a la escuela, la maestra le impuso su nombre inglés, Nelson; una costumbre británica que regía –y aún rige– para los niños africanos. Museo. Un espacio de reflexión y educación sobre la segregación. ©Ecoimages/Shutterstock d Humanidad “Es tan necesario liberar al opresor como al oprimido. [...] Nadie es realmente libre si arrebata a otro su libertad, del mismo modo en que nadie es libre si su libertad le es arrebatada. Tanto el opresor como el oprimido quedan privados de su humanidad.” (Nelson Mandela, El largo camino hacia la libertad, Aguilar, Buenos Aires, 2013)
  • 22. LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 21 1 | LO PASADO | los caminos inesperados de mandela La paradójica adhesión a los esquemas psíqui- cos de la época de la segregación racial constituye una respuesta parcial al proceso de transformación del país en una nación de ciudadanos armados, una suerte de nación-guarnición dotada de una policía profundamente corrupta y militarizada. Los pu- dientes gozan en ella de una aparente protección, compradaamilesdeempresasdeseguridadprivada y empresas de vigilancia que pertenecen, en parte, a los barones que están en el poder y sus secuaces (véaseCessou,págs.31a35). Este nuevo régimen de control por la mercan- cía se consolida en el marco de una redistribución drástica de los recursos de la violencia. Ahora bien, una sociedad armada es todo menos una sociedad civil. Y mucho menos, una verdadera comunidad. Es un conglomerado de individuos atomizados, aislados frente al poder, separados por el miedo y la suspicacia, incapaces de formar una masa, pero dispuestos a supeditarse a la autoridad de una mili- ciaodeundemagogoantesqueaconstruirlasinsti- tuciones indispensables para el funcionamiento de una sociedad democrática. El deseo de diferencia En cuanto al resto, de la vida como de la práctica de Mandela, cabe retener dos lecciones. La primera es que hay un solo mundo, al menos en la actualidad, y el mundo es todo lo que es. Lo que tenemos en co- mún,porende,eslasensación,obieneldeseo,deser seres humanos de pleno derecho. Ese deseo de una humanidadplenaesalgoquetodoscompartimos. Para construir ese mundo, que es común a todos nosotros, habrá que restituir a aquellas y aquellos que sufrieron un proceso de abstracción y de cosifi- cación en la historia la parte de humanidad que les fuerobada.Nohabráningunaconcienciadeunmun- do común hasta que aquellas y aquellos que fueron sumidosenunasituacióndeextremamiserianoha- yan escapado a las condiciones que los confinan a la nochedelainfravida.EnelpensamientodeMande- la,reconciliaciónyreparaciónestánenelcorazónde la posibilidad misma de la construcción de una con- ciencia común del mundo, es decir, de la realización de una justicia universal. A partir de su experiencia carcelaria, llega a la conclusión de que cada ser hu- manoesdepositariodeunaporciónintrínsecadehu- manidad. Esa porción irreductible pertenece a cada uno de nosotros, y hace que, objetivamente, seamos a la vez distintos unos de otros y parecidos. En con- secuencia,laéticadelareconciliaciónylareparación implica reconocer lo que podríamos llamar la parte delotro,quenoeslamía,ydelacual,sinembargo,yo soygarante,loquieraono.Ynopodréacapararmede lapartedelotrosinconsecuenciassobrelaideademí mismo,delajusticia,delderecho,einclusodetodala humanidad, o bien sobre el proyecto de lo universal, siesees,efectivamente,eldestinofinal. En esas condiciones, es en vano establecer fron- teras, construir murallas y cercos, dividir, clasifi- car, jerarquizar, tratar de extirpar de la humanidad aaquellasyaquellosalosqueseharebajado,queson despreciados, que no se nos parecen o con los que pensamos que nunca podremos entendernos. Hay un solo mundo, y todos somos sus coherederos, aun cuandolasmanerasdehabitarlonoseanlasmismas; cosa que explica, justamente, la verdadera plurali- dad de las culturas y los modos de vida. Decirlo no significa en absoluto ocultar la brutalidad y el cinis- moqueaúncaracterizanelencuentrodelospueblos y las naciones. Simplemente, es recordar un hecho inmediato, inexorable, cuyo origen se sitúa proba- blemente a principios de los tiempos modernos: el irreversible proceso de enmarañamiento y entrela- zamientodelasculturas,lospueblosylasnaciones. Amenudo,eldeseodediferenciaemergeprecisa- mente ahí donde se vive con mayor intensidad una experiencia de exclusión. La proclamación de la di- ferencia es, pues, el lenguaje invertido del deseo de reconocimiento e inclusión. Para quienes han sufri- do la dominación colonial o para aquellos a quienes se les ha robado su humanidad en algún momento determinado de la historia, la recuperación de esa humanidadsuelepasarporlaproclamacióndeladi- ferencia.Pero,comovemosenunapartedelacrítica africana moderna, ésta es sólo un momento dentro de un proyecto más vasto: el proyecto de un mundo porvenir,deunmundoquetenemospordelante,cu- yo destino es universal; un mundo liberado del peso delarazaydelresentimientoyeldeseodevenganza quegeneratodasituaciónderacismo. g 1. Nelson Mandela, Conversaciones conmigo mismo, Planeta, Barcelona,2010. 2. Nelson Mandela, El largo camino hacia la libertad, Aguilar, Buenos Aires,2013. *Profesor de Historia y de Ciencia Política en la Universidad del Wit- watersrand, Johannesburgo. Autor de Critique de la raison nègre, La Découverte, París, 2013. Traducción: Julia Bucci “Desarrolloseparado” En 1959, el gobierno sudafricano aprobó la ley de autogobierno Bantú, que creó diez “países” separados en territorio sudafricano –los Bantustanes–, divididos en base a los distintos idiomas y etnias. Buscaba crear la ilusión de que los negros gozaban de plenos derechos en sus territorios “independientes” y de que no eran mayoría en el país. Se adentró en la noche de la vida en busca de una idea: cómo vivir libre de la raza y de la dominación que lleva ese mismo nombre. Soweto, 1976. Una de las mayores revueltas contra el apartheid. ©Corbis/Latinstock
  • 24. EL EXPLORADOR 23 Unterritorio enmutación AFRICA HACIA ADENTRO 2 Aspiraciones autonomistas, insurrecciones, tráficos transnacionales, violencia confesional, injerencias extranjeras, conflictos por los recursos naturales, fronteras sin entidad... Frente a la impotencia de los Estados, los focos de crisis y desestabilización se extienden por toda el África subsahariana. La excepción es la región austral, dominada por una Sudáfrica en expansión, que sin embargo vive un clima de violencia social ante las expectativas frustradas de mayor justicia y equidad.
  • 26. LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 25 situadas a cierta distancia de las capitales y autoad- ministradas de manera muchas veces criminal. Así, entreNígeryNigeriaseextiendeunafranjadetrein- ta a cuarenta kilómetros que escapa a la supervisión de Niamey y Abuja. Algunas fronteras, trazadas du- rantelacolonización,dejandetenerentidad,debido alimportantísimoflujodeinmigrantes,turistasyco- merciantesquelasignoran. Con sus procesiones de muertos, refugiados y atrocidades sin fin, la República Democrática del Congo(RDC)resultaemblemáticadeestosfenóme- nos destructivos. Del mismo modo, Somalia se des- compone: una parte de su territorio, Somaliland, ha encontrado una forma de estabilidad bajo la auto- ridad de una elite local formada en el Reino Unido, mientrasquealnortedeMogadiscioPuntlandesun Estadodefacto,administradoporclanesqueenparte viven de la piratería. En África Occidental, si bien la mayoríadelospaísesvivenenpaz,losfocosdecrisis latente son muchos y rebosantes de potenciales des- estabilizaciones:laregiónsenegalesadeCasamance, limítrofeconGambiayGuineaBissau,sufreregular- mente explosiones de violencia separatista (secues- tros, atentados); en el delta del Níger, bandas arma- das extorsionan a empresas y sabotean las instala- ciones petroleras de Nigeria, con repercusiones en Camerún,TogoyBenín;enlospaísesdelaUnióndel Río Mano (Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona), losconflictosrecienteshandejadosushuellas(4).La región saharo-saheliana, por su parte, es el campo de acción de movimientos criminales, de grupos is- lamistasradicalesydereivindicacionestuaregsque crean una división de hecho de Malí (5). Sólo la par- teaustraldelcontinente,dominadaporSudáfrica L a misteriosa explosión del 23 de octubre de 2012 en la fábrica de armas de Yarmuk, cerca de Jartum, sigue sembrando discordia entre Sudán, sus vecinos y las organizaciones inter- nacionales. Según el centro de investigación suizo Small Arms Survey Center (1), los edificios destrui- dos,dondeseproducíanarmasligeras,servíantam- biéncomodepósitosparaarmasimportadasdeChi- na.JartumacusaaIsraelantelaOrganizacióndelas NacionesUnidas(ONU)–sinpresentarpruebas–de sabotear, e incluso de bombardear el sitio, conside- rado por Tel Aviv como el eslabón de un tráfico con destinoalaFranjadeGazaeIrán. Vasto país de casi 2 millones de kilómetros cua- drados, Sudán enfrenta la rebelión de Darfur en su flanco occidental (2). Además, desde julio de 2011, perdióunapartedesusterritoriosenelsur,quesein- dependizaron con el nombre de Sudán del Sur luego de décadas de guerra civil. A pesar de varios acuer- dossobreeltrazadodelasfronterasyladistribución de los recursos, ambos Estados están lejos de haber encontradolapaz(3). Atravesado por conflictos y amenazado por mo- vimientos centrífugos, el de Sudán no es un caso aislado en el continente negro. En efecto, si bien las tensiones en el Sahel acaparan la atención diplomá- tica y mediática, los acontecimientos que allí se de- sarrollan encuentran equivalencias con los de otras regionesdeÁfrica:aspiracionesautonomistas,insu- rrecciones armadas, incapacidad de las autoridades para mantener el orden, tráficos transnacionales de armasymuniciones,injerenciasextranjeras,carrera porlosrecursosnaturales,etc.LosEstados,endeca- dencia, han perdido el control sobre “zonas grises”, Fronterasdifusas Separatismos, disgregaciones, inestabilidad transnacional... La partición de hecho del territorio de Malí puso de manifiesto la extrema fragilidad de las fronteras africanas, acentuada tras la finalización de la Guerra Fría. En África Occidental tanto como en África Central y Oriental se multiplican las “zonas grises” que escapan a la autoridad de los Estados y donde reina la criminalidad. por Anne-Cécile Robert* d
  • 27. 26 Sehaninstaladoverdaderos“sistemasdeconflic- tos”, caracterizados por la difusión transnacional de la inestabilidad en África Occidental, Oriental y Central. Estos focos de tensión suelen estar “situa- dosalolargodelosespaciosfronterizos,cuyasdiná- micasintrínsecasamenudosonfactoresdedifusión o amplificación de las crisis”, explica el politólogo MichelLuntumbue(8). Si bien fenómenos similares afectaron a Europa Central y Oriental (partición de Checoslovaquia, desintegracióndeYugoslavia),enelcasodeÁfricase desarrollan en el contexto específico de Estados de- bilitados,einclusoenvíasdecolapsar,sobretodoen virtuddesuincapacidadparagarantizareldesarro- llo. Los proyectos nacionales progresistas de las eli- tes independientes se quebraron bajo los golpes del autoritarismo y la corrupción. La tutela de los orga- nismosfinancierosinternacionalesfomentaasuvez lainfantilizacióndelasautoridades. Enelcontinentenegro,laviolenciadelasdesigual- dades sociales exacerba los discursos identitarios, percibidos como las únicas herramientas de ascen- so social: los adultos jóvenes que se reconocen como miembrosdeuna“comunidad”religiosa,culturaloét- nicaconreivindicacionesespecíficasencuentranun sentimiento de pertenencia y recurren a veces a me- dios armados para hacer valer sus derechos a través delosdesugrupo,endetrimentodelosdelpaísensu conjunto.Porotraparte,cadavezsonmáslosjóvenes que denuncian la incuria de sus mayores, que se afe- rranalpoderolvidandomuchasveceselinterésgene- ral.SegúnLuntumbue,larupturadelcontratosocial entre las generaciones, al volverse patente, alimenta una“culturadelaintolerancia”ensociedadesdonde los mecanismos de la democracia aún están mal im- plantados. Las bandas armadas en el delta del Níger, por ejemplo, son típicas de una juventud desemplea- dayávidadeconseguirsupartedelabundantemaná petrolero.Elautonomismodelavecinapenínsulade Bakassi,enCamerún,seinscribeenelcuestionamien- to a la legitimidad de un Estado incapaz de hacer un amagoderedistribucióndelosrecursos. Estosconflictos,quetienencausaslocales,amenu- dosonalimentadosodesencadenadosporunaconte- cimiento externo. Así, la intervención occidental en Libia,enlaprimaveraborealde2011,contribuyóala propagacióndearmasdeguerraprovenientesdelar- senal del coronel Muamar Gadafi, pero también de los aprovisionamientos franco-británicos de arma- mento con paracaídas. Estas armas se vertieron en unazonadondeyaseextendíaelyihadismoislámico, mientrasquelasbrasasdelastensionesentrecapita- les (Bamako y Niamey) y la rebelión tuareg se atiza- bananteelsoplidodelacorrupciónylaarbitrariedad. Porlodemás,essabidoquelasgrandesmultinaciona- lesinstrumentan,einclusoorquestan,losconflictos localesparaapoderarsedelasriquezasmineras(9). El continente se encierra entonces en un círculo vicioso, dado que los Estados suelen verse obligados (véase“Sudáfricaseexpande”,pág.68),parecees- caparaestatendenciadelicuescente. “Sistemasdeconflictos” El principio de la intangibilidad de las fronteras, consagrado en la Carta de la Organización para la Unidad Africana (OUA) en 1963, se encuentra bas- tante maltrecho. Ya en mayo de 1993, se había visto erosionadoporlaindependenciadeEritrea,separa- da de Etiopía. Al menos el nuevo Estado todavía se inscribíaenloslímitestrazadosenlaépocacolonial, y por ende en un marco internacionalmente reco- nocido en el pasado. Pero, ¿qué decir de la secesión de Sudán del Sur, reconocida inmediatamente por la “comunidad internacional”, que había preparado suadvenimiento?Esciertoquelaautonomíadeesta zona había sido prometida durante la independen- cia, en 1956, en el marco de un Estado federal. Pe- ro Jartum nunca respetó su compromiso, desatan- do una rebelión armada que alimentaría dos largas guerrasciviles(6). Mientrasaumentalapresiónenlasfronteras,¿qué responder a los separatistas de Sahel o Casamance? Enuncomunicadodel17defebrerode2012,losjefes de Estado de la Comunidad Económica de los Esta- dosdeÁfricaOccidental(CEDEAO)manifestaronsu seriocompromisoconlasoberaníadeMalí,queper- dióelcontroldelnortedesuterritorio.Perolamayo- ríadeestospaíses–Nigeria,CostadeMarfil(7),etc.– se enfrentan con crisis latentes o abiertas que supe- ransuterritorioydesafíansuautoridad. d de refugiados Según ACNUR, a fines de 2011. La región contaba a su vez con 6,8 millones de desplazados internos. 2,6 millones Desplazados. Emblema de las atrocidades que asolan a África, la República Democrática del Congo expulsa a diario a poblaciones que huyen de las milicias que buscan controlar sus recursos. ©GoranBogicevic/Shutterstock Genocidio El 6 de abril de 1994, tras un atentado nunca esclarecido contra el avión del presidente Juvénal Habyarimana, el régimen hutu en el poder en Ruanda lanzó una cacería organizada contra la minoría tutsi que produjo entre 800.000 y 1.000.000 de muertos en apenas 100 días.
  • 28. 2 | AFRICA HACIA ADENTRO | Fronteras difusas LE MONDE DIPLOMATIQUE | EXPLORADOR 27 a solicitar ayuda externa para resolver las crisis que los amenazan, validando así la acusación inicial de incompetenciaeilegitimidad.Algunosobservadores tambiénestánpreocupadosporlosperversosefectos de la intervención de las organizaciones humanita- rias:elpolitólogocamerunésAchilleMbembeconsi- deraquecontribuyenadifuminarloslímitesdelaso- beranía estatal, convirtiendo a las zonas protegidas en“extraterritorialesdehecho”(10). Más allá de las disputas territoriales entre Esta- dos,desdeladécadade1990semultiplicanlosconflic- tosinternosdecarácterpolítico-étnico,cuyasimpli- canciaspuedensuperarelmarcodeunpaís(Liberia, Sierra Leona, Costa de Marfil, Malí, etc.). El fin de la confrontaciónentrelosdosbloquesdelaGuerraFría liberódeantiguaspreocupaciones,mientraslagloba- lizacióneconómicayfinancieraredistribuíaunapar- te de los mapas geopolíticos. La desestabilización de losEstadosesalimentadaporunacriminalidadtrans- fronteriza,comoeltráficodearmas,dedrogasodese- reshumanos.GuineaBissau,acostumbradaalosgol- pes de Estado, se convirtió en el punto de entrada de lacocaínadeAméricadelSurydelaheroínaafgana, quedesdeallísereenvíanaEuropayEstadosUnidos. Perolaregióntambiénsufrelatratademigrantespara laagriculturaylapesca(BurkinaFaso,Ghana,Benín, Guinea-Conakry,etc.).Secalculaquedoscientosmil niñosseríanvíctimasdelatratadepersonasenÁfrica OccidentalyenlaRDC,segúnelFondodelasNacio- nesUnidasparalaInfancia(UNICEF)(11). “Crisisdeidentidad” LosmúltiplesgruposqueledisputanalEstadoelmo- nopolio de la violencia legítima forjan alianzas cir- cunstanciales y burlan fronteras que se han vuelto fluidas. Así, en el norte de Malí, Al Qaeda en el Ma- greb Islámico (AQMI), Ançar Dine, el Movimien- to para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO) y los grupos nómades tuaregs –cuyas rei- vindicaciones son antiguas– se asociaron para lu- char contra la autoridad de Bamako. Pero también están vinculados con traficantes con los que inter- cambian dinero y servicios. Estas alianzas pueden disolversetanrápidocomofuerontejidas. Loslímitesterritorialessediluyenenfavordezonas fronterizas,de“paísesfronteras”dondelasregulacio- nesseefectúanporlobajo,esdecir,porelpropiojuego delosactores.LosEstadosintentaronresponderend Caos. Más de 450.000 somalíes se han visto obligados a refugiarse en campos del ACNUR en Kenia, huyendo de la violencia, la inseguridad, la sequía y la hambruna endémicas que azotan al Cuerno de África y a Somalia en particular. ©SadikGulec/Shutterstock Los proyectos nacionales progresistas de las elites independientes se quebraron bajo los golpes del autoritarismo y la corrupción. Áfricasubsahariana (datos de 2012) Superficie (millones de km2 ) RestoSudánR. D. del Congo 2,3 1,9 20,1 Población total (millones de personas) RestoNigeriaEtiopía 651 16992 RestoSudáfrica Nigeria PIB (miles de millones de USD corrientes) 659 263 384
  • 29. 28 variasoportunidadesalosriesgosdedescomposi- ciónmediantereformasinstitucionales,comolades- centralizaciónenMalíoelestablecimientodeunafe- deraciónenNigeria.Perolastendenciasdominantes siguen obrando. El ex presidente de Malí, Alpha Ou- marKonaré,consideraporlotantoqueestosfenóme- nossonlaclavedelperíodoactual:esatravésdeellos como“seleelapaz,esdecir,lademocracia,esdecir,el desarrollo”,porque“nopuedehaberpazconfronteras discutidas,noasumidas,dondeloúnicoampliamente compartidoeselmiedoalvecino”(12). El historiador marfileño Pierre Kipré conside- ra que África está atravesando una “crisis de identi- dad”,quehundesusraícesenlahistorialarga.Sibien esciertoquelasfronterasfuerontrazadasartificial- menteporlaspotenciascolonialesdurantelaConfe- rencia de Berlín de 1884-1885, haciendo caso omiso de las realidades sociales y humanas, Kipré desta- ca una carencia de las propias sociedades. Según él, las tensiones surgieron “por no haber visto cómo las comunidades políticas africanas fundaban tanto el espacio como las redes de relaciones sociales como componentes íntimos de poder” (13). La lucha con- tra la colonización se efectuó en el marco de los Es- tados trazados por los europeos, validando las divi- siones establecidas a fines del siglo XIX. Asimismo, los Estados independientes, ocupados en asentar su autoridadnaciente,nodudaronenhacerselaguerra. Además,losregímenesdepartidoúnico–enocasio- nessurgidosdeluchasarmadas–,recurriendoame- diosautoritarios,pretendíansublimarlasaspiracio- nesdivergentesdelaspoblacionesparagarantizarel desarrollodela“nación”. Eltrazadodefronterasrígidasnoesunatradición africana, que valoriza más el encuentro, el compar- tir, el intercambio. Konaré habla de “confines móvi- les”, que actúan como “puntos de sutura” o “de sol- dadura”. De hecho, la “parentela” y las bromas que laacompañansonunatradiciónque,apesardetodo, aúnperdura.Lasindependenciasseobtuvieronenla década de 1960, cuando las poblaciones aún no ha- bíanintegradolosespaciospolíticoscreadosporBer- línapenasochentaañosatrás. ¿Podemos imaginar entonces un “Contra-Con- greso de Berlín”? En 1994, el escritor nigeriano Wo- leSoyinkaexclamaba:“Deberíamossentarnosy,ar- madosconunaescuadrayuncompás,volveradibu- jar las fronteras de las naciones africanas” (14). Más recientemente,en2009,NicolasSarkozy,apocasse- manas de un viaje a la región y hablando de la RDC, sugería: “En algún momento habrá que sentarse a dialogar,peronodebeserundiálogomeramenteco- yuntural, sino un diálogo estructural: ¿cómo se di- videelespacioenestaregióndelmundo,cómosedi- videnlasriquezasycómose aceptacomprenderque la geografía tiene sus leyes, que muy pocas veces los países cambian de dirección y que habrá que apren- der a vivir unos al lado de los otros?” (15). Estas de- claraciones generaron preocupación en la región de Amenudocalificadade“democrazy”(democracialoca)debidoalaagitación socialyculturalquelacaracteriza(1),Nigeriasefabricóunmonstruo:Boko Haram.Ensuscomienzos,hacedoceaños,ésteeraapenasunmovimiento religiosocontestatarioqueintentaballenarelvacíocreadoporlaincuriade lospartidosprogresistas.PerolosdoctoresFrankensteindelgobiernoaca- barontransformandoestasectaenunobjetivogeopolítico,principioactivo deunciclodeataquesyrepresaliastanespectacularcomomortífero. En efecto, los aparatos políticos –desde el People’s Democratic Party (PDP),enelpoder,hastalaoposiciónnordista,elAllNigeriaPeople’sPar- ty(ANPP)–yloscírculosmilitares-securitariosqueasesoranalpresidente Goodluck Jonathan contribuyeron a radicalizar la secta nacida en el nor- deste del país a comienzos de los años 2000. Ferozmente reprimida, la Jama’atuAhlulSunnaLidda’awatiWalJihad(ComunidaddelosDiscípulos paralaPropagacióndelaGuerraSantayelIslam)esconocidaactualmente porsusiniciales:BH,porBokoHaram–“book”enpidginenglish,y“prohibi- do”enárabe,expresiónquesignificaelrechazoaunaenseñanzaperver- tidaporlaoccidentalización–.Entrejuliode2009ycomienzosdefebrero de2011,lasectareivindicó164ataques,atentadossuicidas,ejecuciones yatracosperpetradoshastaenelcorazóndelacapitalfederal,Abuja;935 personasfueronasesinadas,ensugranmayoríanigerianosdeconfesión musulmana.LanotoriedaddeBokoHaramnoescapanialosmiembrosde AlQaedaenelMagrebIslámico(AQMI)nialosshebab(combatientesisla- mistas) de Somalia. Tomada por sorpresa, la prensa internacional se pre- gunta, a veces al precio de simplificaciones (2), si el gigante nigeriano de 160millonesdehabitantesnosedirigehaciaunaparticiónentreelNorte musulmányelSurcristiano. Pero esto implica olvidar que la verdadera fractura, en este país donde más del 60% de la población vive con menos de dos dólares diarios, pro- vienedelaextremapobreza.LosdoceEstadosqueconformanelcinturón nortedelafederación–enlasfronterasconNíger,ChadyCamerún–siguen siendo los menos desarrollados del país. Las desigualdades con el Sur se han incluso acentuado desde el retorno a la presidencia de un civil, el ex generalOlusegunObasanjo,en1999,trasloscincoañosdedictaduradel generalSaniAbacha. En el Estado de Borno, donde los yusufiyas de Boko Haram –por el nom- bredesudifuntojefeespiritual,UstazMuhammadYusuf–comenzaronsu sangrientaderiva,trescuartaspartesdelapoblaciónvivenbajolalíneade pobreza.Unrécordenelpaís.Allí,sóloel2%delosniñosmenoresdequin- ce meses están vacunados. El acceso a la educación resulta también muy limitado: el 83% de los jóvenes son analfabetos; el 48,5% de los niños en edaddeescolarizaciónnoloestán.Yel34,8%delosmusulmanesentre4y 16añosnuncafueronalaescuela,nisiquieraaunaescuelacoránica:“fac- toresquetornanalapoblaciónparticularmentevulnerablealasinfluen- ciasnegativas,entreellaslaviolencia”(3).[...] 1.Jean-CristopheServant,“LeyislámicaypolíticaenNigeria”,LeMondediplomatique,edición ConoSur,BuenosAires,juniode2003. 2.JoeBrock,“Specialreport:BokoHaram,betweenrebellionandjihad”,Reuters,31-1-12. 3.M.NurAlkali,A.KawuMongunoyB.ShettimaMustafa,“OverviewofislamicactorsinNor- theasternNigeria”,NigeriaResearchNetwork,UniversityofOxford,enerode2012. *Periodista.Véaselaversióncompletadeesteartículoen:www.eldiplo.org Traducción:GustavoRecalde La “democrazy” nigeriana sangrienta deriva confesional d por Alain Vicky*