1. PARADOJAS<br />Andrés Gómez Vela<br />Las paradojas sirven para desnudar lo que la esclavizante palabra quiere esconder mostrando lo que no es como si fuera que lo es. No son simples operaciones lingüísticas, sino contrastes que tocan las teclas de la imaginación dialéctica. Son abrevaderos inagotables de lecciones necesarias para reencauzar vidas y por supuesto procesos.<br />Son sorprendentes y desmitificantes como el caso de los indígenas del Tipnis, quienes marcharon hace 21 años contra un gobierno derechista por preservar su hogar, ahora marchan contra su hermano presidente indígena, socialista y medioambiantalista de discurso que les quiere quitar lo que un neoliberal como Jaime Paz les dio.<br />Son desilusionantes porque mientras los indígenas marchan para que la Constitución se cumpla y deje de ser un mero texto y se materialice en la vida real de cada uno de los bolivianos, la policía y los colonizadores del Movimiento al Socialismo los bloquean para que esa misma Constitución siga siendo un simple papel.<br />Nada sería eso, su hermano presidente indígena, que juró, con el puño izquierdo en alto y una mano en el corazón, defender y hacer cumplir la Ley de Leyes, se propuso obligarles a violar esa misma Constitución que les costó miles de kilómetros de caminata y siglos de tiempo de espera.<br />Debe ser doloroso marchar contra un hermano presidente indígena y decepcionante, a la vez, porque no había sido hermano de sangre, ni de lucha, ni de sueños, ni de cultura, sino un enemigo de clase envuelto en un frío ropaje de parentesco utilitario.<br />Las paradojas llegan a ser desconcertantes cuando la Pachamama es neoliberalizada por un discursador de plaza chica que se declara defensor de la Madre Tierra en lujosos hoteles, pero cuando vuelve a la Pachamama se enfunda su verdadero mameluco de capitalista y reproduce la idea de desarrollo de su conquistador Francisco Pizarro. ¡Vaya hijo que le tocó a la Madre Tierra!<br />Otras paradojas son indignantes como la afrenta pública al diputado que obedece a sus mandantes, precisamente, por obedecer a sus bases, quiénes le ordenaron marchar en defensa de ellos y ellas que votaron por él; pero el poder lo quiere obligar a no cumplir ese aforismo copiado de los indígenas chiapanecos de México: mandar obedeciendo.<br />¡Por Dios, es increíble! Se castiga la representación democrática y premia la representación oligárquica. Se sanciona la moral social y santifica la moral de clan, aquella practicada por los neoliberales para defenderse, fondearse y protegerse entre ellos y ellas. Se enseña a callar la verdad para satisfacer el ego de una persona y, a mentir para destruir los sueños de millones de electores.<br />La democracia está al borde del suicidio porque acaban de demostrarle que hay que defender por sobre todas las cosas los caprichos de una persona en desmedro de las necesidades vitales de una sociedad.<br />Entonces, crece la espiral del silencio entre los diputados, senadores y funcionarios del Movimiento al Socialismo, quienes prefieren llevarse el dedo índice a los labios por miedo a la furia del jefazo antes que a la furia popular. Disienten frente al espejo u off the récord, pero no públicamente. Te hablan de su impotencia y su desacuerdo al oído y en voz baja, pero huyen del micrófono. Satisfacen los deseos de quien no voto por ellos y desprecian de quiénes sí los eligieron. Escuchan las órdenes del poderoso de turno y no los clamores de su gente.<br />Algunas paradojas son impresionantes como cuando los perseguidos y humillados de ayer por los fascistas de la unión juvenil cruceñista y el comité interinstitucional de Sucre, hoy son los perseguidores, bloqueadores y humilladores de sus propios hermanos. Y lo peor, aplican las mismas estrategias de sus verdugos, sólo les falta la esvástica.<br />¿Dónde está el proceso de cambio por el que peleamos tanto desde nuestros espacios?<br />Principio del formulario<br />Final del formulario<br />