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En las últimas semanas, dos movimientos sociales han creado diversos niveles de polarización social en México
la lucha del pueblo de Tlanepantla, Morelos, por que se reconozca su derecho a elegir a sus gobernantes con su
propias leyes, sus tradiciones y su cultura, y la lucha de los braceros mexicanos de la década de los 40 por que s
lesdevuelvaeldineroqueentrelosbanquerosnorteamericanosyloscorruptosgobernantesmexicanoslesrobaron
Ambos movimientos han sacado a la luz la impresionante incapacidad de la clase política mexicana. Lo
cual ha significado abonar más en la ausencia de legitimidad de los actos de gobierno.
En Tlanepantla hemos visto cómo la actuación de los partidos políticos ha sido el factor esencial par
generar una división en una comunidad que se distinguía por haber logrado una serie de consensos para crea
una relación democrática entre gobernantes y gobernados.
Al no respetarse los usos y costumbres de la comunidad y al registrar todos los partidos diversos candidato
a la presidencia municipal esa lógica se rompió, lo cual ha permitido la escisión en la comunidad y la posterio
represión en contra de ese pueblo por parte del gobierno del estado y los diversos cuerpos policíacos.
E
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t
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Primero de enero de 1994, San Cristóbal de las Casas, Chiapas ANTONIO TURO
Altamirano, Chiapas, 3 de enero de 1994 MARCO ANTONIO CRU
Atrás se deja ver esa innegable vocación de los partidos políticos por pisotear los derechos conquistados
en su angustia por obtener unos puntos más en los resultados electorales. Y, al mismo tiempo, su vocación por
impedir expresiones de autonomía que permitan sacar la conclusión de que la sociedad se puede gobernar por
sí misma, sin intermediarios.
El caso de los braceros es igualmente revelador: desde el poder se han dado muestras permanentes para
dejar claro dónde se ubican sus prioridades. Han decidido utilizar el dinero público para “rescatar” a los banque-
ros por medio del Fobaproa y a los grandes constructores por medio del rescate carretero; para no hablar del botín
que han puesto en manos privadas por medio de los Pidiriegas, con lo que se avanza en la privatización de los sec-
tores energéticos (en especial el petróleo y la electricidad) y al mismo tiempo se están pagando intereses suma-
mente altos por medio de los impuestos de la ciudadanía. Entre estas tres deudas estamos hablando de alrededor
de 125 mil millones de dólares, es decir el 20 por ciento del Producto Interno Bruto de México.
Pero, no están dispuestos a reconocer la deuda que tienen con decenas de miles de braceros mexicanos.
Cuando se trata de rescatar a los dueños del dinero y verdaderos hombres de poder, entonces no hay tardanza.
Destaca también la reacción de Andrés Manuel López Obrador al criticar la acción de uno de los grupos
de braceros de tomar el rancho de la familia Fox, señalando que no hay que minar lo más sagrado de las institu-
ciones del país: la investidura presidencial, y que “no hay que astillar la silla del poder”. Con esta declaración,
este señor que se da por muerto para la contienda electoral del 2006, deja en claro cuáles son sus auténticas preo-
cupaciones: la investidura presidencial y la silla del poder. Nadie puede decir que no habla claro.
Hace unos meses, en las páginas de nuestra revista Durito nos dijo lo siguiente: “Sólo hay una variación,
cuando el rebelde topa con la Silla del Poder (así, con mayúsculas), la mira detenidamente, la analiza, pero en
lugar de sentarse va por una lima de ésas para las uñas y, con heroica paciencia, le va limando las patas hasta que,
a su entender, quedan tan frágiles que se rompan cuando alguien se siente, cosa que ocurre casi inmediatamente”.
Estas son las dos lógicas: cuando la izquierda tradicional comienza a ver la posibilidad de sentarse en la silla
del poder entonces se preocupa por que nadie la astille, que nadie la lime. Su idea es sencilla, si antes fue necesa-
rio el movimiento social para acercarse a la posibilidad de “tomar” el poder (que para ellos es una silla, una casa o
un palacio), cuando ya se piensa que se acerca ese momento, el movimiento social no tan sólo es inútil sino moles-
to; “hay que ganar sin que se molesten los rivales, es más, mejor sin que se den cuenta”.Así piensan.
Por eso, López Obrador se escandaliza porque un grupo de campesinos tome el rancho del presidente, no
por el actual sino por el próximo que sueña que va a ser él.
Tlanepantla y los braceros son otros síntomas de lo que está pasando abajo y muchas veces más abajo que
abajo. Estos síntomas nos hablan de un rencor acumulado en el pecho, de gente que también ha dicho ¡Basta!
Mientras tanto la clase política se regodea en sí misma. Inventa y crea un escenario político en el que todo
se define por una especie de feria de las vanidades. Se regodean en pensar que la agenda nacional se mueve en
función de esas vanidades; se parecen a esos señores obesos que van a la playa, se acuestan y solamente ven su
ombligo. Y cuando regresan hacen una larga narración sobre los colores que tenía el mar y el tipo de oleaje que
había. Creen conocer el mar y lo único que realmente conocen es su ombligo. Pues bien hay que dejarlos que
sigan obsesionados con esa parte de su cuerpo.
Lo fundamental se encuentra abajo. Abajo los colores son cada vez más diversos y por lo tanto, cada vez
más ricos y la marea está subiendo. Los caracoles zapatistas dieron la señal de arranque para dar un salto cuali-
tativo en el proceso de organización social. Lo que veremos en el futuro próximo será el estallido de más sínto-
mas, colectivos que, con sus propias ideas, cultura, política y tradición, harán su experiencia en el proceso de
organizar su vida sin intermediarios.Autonomía es la palabra.
Rebeldía.Año 2, número 16, febrero del 2004.
Director: Sergio Rodríguez Lascano. Subdirectora: Adriana López Monjardin
Consejo editorial: Javier Elorriaga Berdegué, Raúl Jardón, Gloria Muñoz Ramírez, Fernando Yáñez Muñoz.
Fotografías: En este número se muestra la primera parte de la Exposición Fotográfica Colectiva “69 Miradas contra Polifemo”.
En internet: www.revistarebeldia.org y correo electrónico: redaccion@revistarebeldia.org Impresa en:
2
La campaña EZLN: 20 y 10,
el fuego y la palabra cul-
minó el 12 de enero con el
Encuentro “El zapatismo y
la sociedad civil”, convoca-
do por la revista Rebeldía y
realizado en el Museo de la
Ciudad de México. A través
de 22 intervenciones se ex-
presaron distintas voces que
provienen de los mundos del
pensamiento, la poesía, la
música, la historia, la cultu-
ra, las creencias religiosas,
la participación política, los
pueblos indígenas, la inves-
tigación, e incluso de las
opiniones críticas que han
surgido en el seno del propio
EZLNEZLN
20 y10
EEll zzaappaattiissmmoo yy llaa ssoocciieeddaadd cciivviill
Yo no soy pesimista, no quiero ser pesimista, no puedo ser pesimista. Soy poseedora de una gran fe y una
gran esperanza. Quiero luchar, quiero seguir luchando a pesar de todos los años que ya cargan mis
espaldas, que no son pocos; quiero seguir luchando con optimismo, sin amargura, con alegría, como lo
hacen los hermanos zapatistas, que han sufrido por muchísimo tiempo, mucho más que nosotros.
Palabras de Rosario Ibarra, integrante del Comité Eureka y madre de un desaparecido político.
Destrucción del Palacio Municipal de Altamirano, Chiapas, 3 de enero de 1994 FRANCISCO MATA
3
Destrucción del Palacio Municipal de Altamirano, Chiapas, 3 de enero de 1994 MARCO ANTONIO CRUZ
es marcha, es manifestación, es caravana, es plantón y es fies-
ta. La palabra zapatista nos invita a bailar. ¿Bailaremos,
sociedad civil? Bailaremos. La palabra zapatista y el zapatis-
mo nos invitan a hacer música con ellos. ¿Haremos música
con ellos? Haremos música con ellos.
El poder del dinero nos dice: la palabra no importa, no
tiene valor, utilízala solamente para conseguir lo que necesi-
tas, lo que quieres; utilízala para ganar dinero; di libertad
cuando quieras esclavizar, di democracia cuando quieras
imponer tu dictadura, di libertad cuando quieras tener a la
gente como autómatas. El zapatismo ha regresado el valor a
la palabra, que la palabra tenga corazón, que nos haga sentir,
que la palabra nos haga pensar, que tenga cabeza, que la pala-
bra nos haga actuar, que vuelva, que siga caminando como
palabra. La poesía es palabra zapatista también, pues su pala-
bra no solamente nombra, también sugiere, transforma, tiene
cabeza, tiene corazón y también hace actuar.
El poder del dinero nos dice: no pintes, la pintura no exis-
te; vende, vende, anuncia, vende. El zapatismo es creación, son
las pinturas murales que podemos ver en Bonampack, en la
pintura mural que cuenta las historias, son la infinidad de carte-
les, de murales que pueblan todas las paredes de los Aguasca-
lientes y ahora de los Caracoles; son los graffiteros que están
luchando y diciéndole a la gente: si la calle es un espacio públi-
co, si la calle es de todos, ¿por qué solamente nos venden
cosas? ¿por qué no podemos llenarla de dibujos, de preguntas,
de sueños? ¿por qué no podemos contar nuestra historia? La
palabra zapatista es celebración, es celebración de la vida en
resistencia, es un baile de todos los que sobran, los que sobran
para el poder del dinero; es un baile de los que somos más, de
todos los que somos más en el mundo.
ejército mexicano. La conmemora-
ción de los diez años del levantamien-
to zapatista fue también un espacio de
reflexión acerca de la emergencia de
la sociedad civil, que en 1994 se
encontró en las plazas y las calles,
empeñada en detener la guerra y la
barbarie del gobierno contra los pue-
blos indígenas chiapanecos. En las
siguientes páginas recogemos algu-
nas de estas intervenciones y frag-
mentos de otras más, buscando dar a
conocer las que siguen inéditas.
Palabras de Roco, vocalista del grupo
Maldita Vecindad:
La palabra zapatista es flor y canto, In
xóchitl, In cuícatl, flor y canto del que
hablaba Nezahualcóyotl, flor y canto,
palabra sagrada, vivencia cotidiana
de los hombres, como lo dice el poeta
náhuatl Natalio Hernández. Flor y
canto es la concepción indígena de la
vida como acto creativo, la vida como
celebración, como acto colectivo de
celebración; la vida entonces es
danza, la vida es música, la vida es
poesía, la vida es pintura, la vida es
una fiesta, una fiesta cotidiana.
El poder del dinero nos dice: la
música es aquella tonada machacona
que se repite hasta el cansancio, esa
tonada que a fuerza de repetirse acaba
por gustarnos. La palabra zapatista es
música, que como toda buena música
está formada de sonidos y de silen-
cios, como toda buena música nos
invita a participar, haciéndola junto
con ellos. El poder del dinero nos
dice: no bailes, marcha disciplinada-
mente a la guerra; no bailes, fórmate
en la fila del banco; no bailes, vete
con prisa, corre por las calles, trabaja.
La palabra zapatista es danza, es baile
de marimba toda la noche, es caminata,
¿Bailaremos, sociedad civil?
Vivimos en el mundo de la comunicación masiva, la era electrónica de fibras
ópticas, era en que la noticia es divulgada al instante... Ojalá esto realmente
nos acercara unos a los otros, pero estamos en un proceso de deshumaniza-
ción aterrador, no nos conocemos, no sabemos el nombre de nuestro vecino,
no nos saludamos en la calle, y dicen nuestros compañeros en los altos de
Chiapas que así como el que viene de la ciudad no conoce la montaña, el que
está en la montaña tampoco conoce la ciudad y no puede moverse bien en
ella. En este gran país pluricultural, no nos conocemos los mexicanos. El
movimiento zapatista ha sido un movimiento de orientación, de acercamien-
to, de cohesión, de hermanamiento de nuestra sociedad, en el momento pre-
ciso en que el mundo es víctima de ese golpe devastador, aniquilador de
culturas y costumbres que nos ha dado la globalización. El movimiento
zapatista ha logrado el rescate de nuestra fortaleza y unión, que es nuestra
identidad, el orgullo de ser quienes somos y de saber quiénes somos.
AngélicaAragón, actriz.
4
5
El zapatismo nos invita a entrar a este baile, a esta cele-
bración, y junto con la poesía nos hace una pregunta que
sigue estando en nuestros corazones: ¿podemos imaginarnos
un mundo donde quepan muchos mundos? ¿podemos, al ver
la semilla, ver claramente al árbol que vive dentro de ella? El
zapatismo, como flor y canto, como la vida, como un acto
creativo, colectivo, nos invita a vivir y a reflexionar cada uno
de nuestros segundos en arte.
El tiempo es dinero, dice el poder. No. El tiempo es arte,
el tiempo es vida, contestan los zapatistas, y es por eso tal vez
que la palabra zapatista, donde más resonancia ha tenido es en
todo lo que es el medio cultural: los poetas, los músicos, los
pintores. También donde más incide es en los jóvenes, en los
jóvenes urbanos, en todos estos jóvenes que sabemos y senti-
mos que la manera como vivimos, como hablamos, como nos
vestimos, todos nuestros usos y costumbres, son nuestra vida
en sí. No queremos luchar por un mundo donde eso sea acepta-
do, es nuestra vida misma la que va construyendo ese mundo.
Como es desde la música desde donde ha tocado la pala-
bra zapatista el corazón de muchas gentes y en especial el mío
y el de los músicos con los que he trabajado, traigo una can-
ción para celebrar, así como vimos en esa manifestación de
hace diez años que estaba llena de canciones y de pinturas y
de música y de tambores y de alegría. Bien dicen los zapatis-
tas: la rebeldía, la resistencia, es una fiesta, es una celebra-
ción. Y yo traigo una canción para celebrar, en memoria de
esos diez años, con todos ustedes, la presencia y la continui-
dad de esa memoria del porvenir que es el zapatismo. Esto se
llama “Caracol”.
Palabras del filósofo Luis Villoro, quien participó en el
encuentro con un mensaje enviado por escrito:
Hace diez años resonó un grito: “¡Ya basta!” El “¡Ya basta!”
zapatista no era sólo una exclamación de rebeldía contra un sis-
tema que se negaba a escuchar, era también un llamado al des-
pertar de una nación. La voz del zapatismo era el anuncio de un
giro radical en nuestra manera de sentir y pensar la nación.
Su llamado hacía callar la algarabía discordante en las
disputas en las cámaras; con un gesto de desdén, hacía a un
lado el lamentable espectáculo de la rebatinga por un pedazo
de poder. El grito zapatista de hartura daba un portazo a la
farsa. A la vez, era un llamado al despertar del verdadero
México que ocultaba la farsa.
Frente a la lucha de partidos y facciones, frente al apego
a sus intereses, el llamado del zapatismo descubría de nuevo
Desgajar la voluntad de dominación
el México auténtico: el país real, for-
mado por comunidades de hombres y
mujeres concretos, que se relacionan
en redes de servicio recíproco, en la
realización compartida de valores
comunes, cotidianos. Es el pueblo
real, el que desdeña participar en la
farsa, el que aún guarda la dignidad
como un valor, el que rechaza el poder
disfrazado de codicia.
Porque hay un México real, vivo
aún en la solidaridad de los pueblos,
en la moral social de la convivencia y
del respeto recíproco. Es el México
que opone el afán de lucro y el interés
por dominar, al “mandar obedecien-
do” de las comunidades.
El grito zapatista era una afirma-
ción de rebeldía. Pero no por querer
remplazar un poder por otro. La clave
que distingue al zapatismo de cualquier
otro movimiento rebelde es el rechazo
radical de todo afán de poder. Su men-
saje más profundo es la negación del
poder para sí. Al no querer el poder
para sí, desgaja de cuajo la voluntad de
dominación. El poder que postula es el
de los hombres y mujeres en comuni-
dades concretas; es el que reside en la
sociedad real, ajena a toda dominación.
“Para todos todo, nada para nosotros”.
Esa es la significación profunda
del mensaje zapatista. Dice que la
comunidad real sólo se alcanza en la
medida en que pueda rechazarse el
poder.Yla realización de la comunidad
es el fin que da sentido a una nación.
¿Utopía? No. Rebeldía perma-
nente contra una realidad desgarrada.
Afirmación de la voluntad de cons-
truir una auténtica nación.
Tal es el proyecto ético que debe
orientar la marcha paulatina hacia una
sociedad sin dominación, en el reco-
nocimiento a todas sus diferencias.
Ese es el proyecto de una comu-
nidad ajena al poder, el proyecto del
zapatismo.
personas ajenas, pero hoy estamos recuperando poco a poco
nuestro territorio, gracias también a nuestros hermanos zapa-
tistas, que nos han encendido una luz del sur hacia el norte.
Por eso queremos agradecer a nuestros hermanos zapa-
tistas ese entusiasmo, porque sin ellos, la organización de
ellos, todavía no encontraríamos el camino por dónde salir.
Las Juntas de Buen Gobierno hasta allá nos han llegado, lo
hemos analizado, traducido a nuestra lengua, para adaptarlo
en nuestro pueblo. Y nosotros apenas estamos renaciendo,
nos falta mucho por aprender, pero aquí estamos, aún segui-
mos vivos después de 500 años de resistencia.
Palabras de José Carrillo de la Cruz,
wixárika de la Comunidad San Sebas-
tián Teponazhuatlán, Municipio Mez-
quitic, Jalisco:
Yo les traigo la palabra y el
sentimiento de mi pueblo,
mi región, mi comunidad.
Hace diez años, éramos
pueblos muertos, no tenía-
mos voz ni voto en las
comunidades. Si no fuera
por nuestros hermanos
zapatistas, hoy estuviéra-
mos como antes. Hoy me
ven vestido, porque esto es
mi vestuario, pero antes no
nos atrevíamos a salir así de
nuestro pueblo por temor a
ser objeto de curiosidad.
Estaban nuestras comuni-
dades tan pisoteadas por
¿Por qué estamos aquí? ¿Para celebrar los
20 y 10 años de la lucha del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional? ¿Para
conmemorar la marcha del 12 de enero de
1994, esta movilización masiva de la
sociedad civil? Sí, sí, claro que sí, pero
eso no es lo importante. No estamos aquí
solamente para festejar la lucha de los
indígenas de Chiapas, para expresar
nuestra solidaridad con ellos. Estamos
aquí más bien porque reconocemos que
su lucha por la dignidad es nuestra lucha
por la dignidad, su lucha para vivir es
nuestra lucha para vivir.
John Holloway,
pensador y escritor crítico.
A diez años de la
erupción del volcán
indígena
en Chiapas
Nosotros también llevamos más de un año viviendo en resistencia, eso
quiere decir que estamos impulsando el mismo proyecto histórico de los
pueblos indígenas. Estamos impulsando en los hechos los derechos que
tenemos como pueblos originarios. En nuestras comunidades hay dos
tipos de gobierno, el gobierno tradicional y el gobierno constitucional.
Nosotros supuestamente estamos fuera del Estado, pero en nuestras
comunidades gobiernan nuestras autoridades tradicionales elegidas en
asambleas comunitarias.
Estoy viendo que hay mucha gente que le gusta pensar, que le
gusta reflexionar la realidad y qué bueno, está bien; pensamos noso-
tros, pues, que la teoría debe de surgir de la práctica. Entonces es tiem-
po de actuar nuestro papel como actores de nuestro destino, como
actores principales para el desarrollo de nuestras comunidades.
David Valtierra,
amusgo del municipio autónomo de Xochistlahuaca, Guerrero.
FRIDA HARTZ
6
Toma del Palacio Municipal, Las Margaritas, Chiapas, enero de 1994
7
Mensaje escrito, enviado por el politólogo Lorenzo Meyer al
Encuentro “El zapatismo y la sociedad civil”:
El trasfondo.
Desde el arranque mismo de la construcción del Estado
nacional mexicano al inicio del siglo XIX los cimientos fue-
ron mal puestos. Los diseñadores de la nueva nación esta-
blecieron, como principio fundamental, la igualdad jurídica
de todos los miembros de la comunidad nacional recién crea-
da, pero desde el inicio y hasta hoy esa igualdad resultó una
ficción, una construcción ideológica que chocó con una
añeja realidad social donde la desigualdad en todos los
órdenes era la gran regla política, económica, social y cul-
tural.
Por trescientos años, la Nueva España —pieza clave del
imperio español deAmérica— se estructuró partiendo de una
dicotomía tan básica como brutal: por un lado estaba la lla-
mada “república de los españoles” o gente de razón y por el
otro las “repúblicas de indios” con personas que por su natu-
raleza estaban, supuestamente, impedidas de alcanzar un
grado de desarrollo moral e intelectual similar al de los euro-
peos. Los mestizos no estaban contemplados en el orden ini-
cial pero en la práctica fueron situados en algún punto
intermedio de los dos polos originales, el de “los de razón” y
los “rústicos” permanentes.
Formalmente México dejó de ser un país de indios, pero
en la práctica estos permanecieron y dieron una gran lucha
por preservar su identidad y propiedades comunales e incluso
por extender su autonomía. Al doctor Luis Mora, el ideólogo
del liberalismo mexicano original, y como a tantos otros libe-
rales, le pareció apropiado que en la nueva república se elimi-
nara el concepto de “indio”. Al final, esta visión se impuso
pero no logró eliminar del todo eso que consideró un elemen-
to de atraso y premodernidad: lo indígena.
La Revolución Mexicana insistió en la igualdad políti-
ca y jurídica de todos los mexicanos, pero reconoció la pro-
piedad comunal de la tierra y diseñó programas especiales
para esos descendientes de los “mexicanos originales” que
se encontraban hasta el fondo de la pirámide social, progra-
mas elaborados por no indígenas e impuestos casi sin con-
sulta con los destinatarios. En todo caso, la idea era asimilar
a los indios al México mestizo hasta que la “moderniza-
ción” exitosa los hiciera desaparecer y lo indio quedara
simplemente como historia y símbo-
lo pasado de la identidad.
Hace diez años.
El Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) hizo su aparición
justo cuando el proceso de “moderni-
zación” mexicana en su fase neolibe-
ral se encontraba en la cúspide, en su
momento de gloria nacional e interna-
cional. Y por eso y de inmediato hizo
dos contribuciones fundamentales y
muy positivas al proceso de desarro-
llo político del país.
Por un lado, la crisis política desatada
por el EZLN en un año electoral
(1994) obligó al gobierno de Carlos
Salinas a aceptar una reforma electo-
ral que, por primera vez, abrió la posi-
bilidad de que en México hubiera un
órgano electoral autónomo que per-
mitiera que el proceso electoral pasa-
ra de ser una formalidad a algo
realmente sustantivo. Si el PRI fue
obligado a dejar “Los Pinos” en el año
2000, una parte de la explicación se
encuentra en el EZLN y en la movili-
zación política que impulsó en una
amplia zona geográfica y social del
país.
La otra contribución del EZLN
fue hacer visible e insoslayable la per-
sistencia de la injusticia histórica ori-
ginal sobre la que se había fundado la
república: la división entre un país
sobrexplotado, humillado en extremo
y discriminado de manera sistemática
—el México del 10 por ciento más
pobre, el México de los indios— y el
otro país, donde también campea la
explotación, la humillación y la dis-
criminación, pero no en el grado
extremo que los indicadores de la
pobreza y atraso social muestra que
prevalece en las zonas indígenas de
Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz,
Hidalgo, Nayarit o Chihuahua, por
sólo mencionar algunos ejemplos
dramáticos.
Los cimientos de México
fueron mal puestos
8
Fragmentos de lo dicho por el general Francisco Gallardo:
¿Por qué llama la atención de la opinión pública inter-
nacional la insurrección chiapaneca? ¿En qué se distingue de
otros conflictos o movimientos armados del resto del mundo?
Las condiciones de pobreza y marginación no explican
por sí solas el surgimiento de una insurrección armada. Una
situación de opresión y autoritarismo tampoco basta para que
El EZLN ha hecho ya una gran
contribución al desarrollo político,
social y cultural de México, pero ni la
democratización de México ha avan-
zado más allá del ámbito electoral —
necesario e indispensable pero
absolutamente insuficiente— ni lo
que queda de las comunidades indíge-
nas ha recibido de la autoridad el
cambio que justamente ha demanda-
do en sus condiciones económicas,
sociales y jurídicas. Todo ha sido
insuficiente.
El EZLN ni puede ni debe ser el
responsable del cambio. Esa socie-
dad urbana que con tanto entusiasmo
se movilizó en el inicio del 2001 por
el llamado de los nuevos zapatistas a
favor de una autonomía indígena
real, es a la que le corresponde hacer
ahora el esfuerzo mayor. El esfuerzo
del 2001 fracasó, pero es una obliga-
ción de todo el México democrático
insistir en apoyar la demanda de una
autonomía indígena real y, sobre
todo, en exigir las grandes reformas
del Estado y del modelo económico,
para superar la injusticia original.
Dentro de seis años se cum-
plirán dos siglos de que se iniciara
en México la lucha por la inde-
pendencia, pero el proyecto del cura
de Carácuaro y Necupétaro, don
José María Morelos, de hacer de la
recuperación de la soberanía mexi-
cana la palanca para disminuir en
nuestro país los extremos entre la
opulencia y la pobreza extrema —la
realidad creada por el sistema colo-
nial— aún es sólo una meta y muy
distante. El EZLN, en medio de
enormes carencias y a un costo social
demasiado alto, ya hizo su tarea por
lograr enmendar el error de origen
con que nació México. Ese esfuerzo
nos obliga al resto a hacer más de
lo que hasta ahora hemos hecho al
respecto.
“Pero no sólo dijeron ¡Ya Basta! con los fierros. También se organi-
zaron para darse sus propias leyes, gobernarse a sí mismos, educarse,
cuidar su salud, garantizar el abasto y practicar la autogestión. Para
hacer realidad sus sueños, pues.”
Luis Hernández Navarro, analista político.
¿Qué trataba de ocultar
el alto mando militar?
1 de enero de 1994, Subcomandante Insurgente Marcos,
San Cristobal de las Casas, Chiapas
CARLOS CISNEROS/LA JORNADA
se levanten en rebeldía grupos sociales. Para que se diera el
levantamiento armado en Chiapas, se conjuntaron dos tradicio-
nes de lucha. De un lado, la herencia de la guerrilla de los seten-
ta, curtida por la experiencia de la opresión. Del otro, la
resistencia indígena chiapaneca que se mantiene desde el siglo
XVI.Ambas tradiciones coincidieron en un momento histórico
caracterizado por una pérdida de expectativas, propiciada por
la farsa salinista de que ingresábamos al primer mundo.
Pero no se trata de una vanguardia revolucionaria que se
monta en una clase social oprimida para abanderar una revo-
lución, sino de un movimiento de sublevación en el que la
sociedad civil organizada y su élite que la dirige vivieron un
proceso de fusión que, a través de un aprendizaje mutuo, con-
siguieron estructurar un ejército simbólico que, con rifles de
madera cargados con proyectiles de razón, hirieron mortal-
mente al sistema político mexicano.
Quiero platicarles una anécdota del impacto que tuvie-
ron las armas que utilizaron los zapatistas en contra del ejér-
cito mexicano, donde varios de mis compañeros perdieron la
vida.
Un día de abril de 1994, aparece
en todas las instalaciones del ejército
y en la prisión militar del Campo
número Uno —lugar donde estaba
realizando un estudio de campo para
elaborar mi tesis de maestría sobre la
reforma del ejército— una pancarta
de difusión mensual llamada Tres de
Diana. En ella aparecían fotografías
de una veintena de militares que
serían condecorados por decreto pre-
sidencial, con bombo y platillo en
ceremonia militar, por haber muerto
en combate en Chiapas.
El evento fue presidido por el
coamandante supremo de las Fuerzas
Armadas, Carlos Salinas de Gortari;
el general Antonio Riviello Bazán,
secretario de la Defensa; el almirante
Ruano Angulo, secretario de Marina;
el Dr. Jorge Carpizo Mc Gregor,
secretario de Gobernación, el gabine-
te en pleno, los familiares que iban a
recibir la orden de honor y más de 20
mil efectivos militares.
Poco después de este gran acon-
tecimiento donde se enarboló el honor
del ejército y la memoria de los caídos
por la patria, llegaron a la prisión
varios militares procesados por diver-
sos delitos. Decepcionados del ejérci-
to, platicaban sus tribulaciones y las
persecuciones de que eran objeto.
¿Qué era lo que trataba de ocul-
tar el alto mando militar con este
encarcelamiento masivo?
Concluí que varios de los caídos
habían sido muertos en un enfrenta-
miento entre dos batallones de infan-
tería, provocado por negligencia o con
toda intención desde el Estado Mayor
de la Defensa Nacional, en esa época a
cargo del general Tomás Enrique Sal-
gado Cordero, secretario de Seguridad
Pública en la gestión del regente Oscar
Espinoza Villarreal y responsable
directo del asesinato de los jóvenes de
la colonia BuenosAires.
9
Carretera a Rancho Nuevo, Chiapas, 3 de enero de 1994 FERNANDO CASTILLO
supuestamente muertos en combate con los zapatistas, para
sorpresa del Consejo de Guerra y de los asistentes militares,
quienes son llevados a ese gran circo para recibir un mensa-
je ejemplificador. El militar en el patíbulo fue absuelto y
dado de baja por indigno de pertenecer al ejército, además
con la advertencia de no hablar porque socavaba la discipli-
na militar y la “honorabilidad” del alto mando.
Tanto el militar liberado, como los muertos y sus deu-
dos condecorados quedaron abandonados a su suerte. Los
políticos y militares responsables, viven en la impunidad bajo
el manto protector del gobierno federal.
Con todo respeto a los muertos y deudos de un lado y
de otro, compañeros, compañeras, esto se los comento para
que vean en manos de quién está la defensa de la soberanía
nacional.
Finalmente, vaya un reconocimiento a la lucha indíge-
na, que ha permitido la apertura de espacios democráticos en
nuestro país, y un absoluto repudio al poder corrupto e insen-
sible que nos gobierna.
Fragmentos de las palabras del poeta chiapaneco Juan
Bañuelos, quien fue integrante de la Comisión Nacional
de Intermediación, Conai.
En el año 2004 no hay más opciones intermedias, no hay
izquierdas ni derechas, sólo pobrísimos y multimillona-
rios. No existe más, en esta nueva confrontación, el tér-
mino mediación: o se está a favor o se está en contra de
los indígenas. Quiere el gobierno reeditar la batalla ideoló-
gica y de medios de comunicación que bien maneja (y
mejor que el PRI de hace una década), sin atender las
causas que lo originaron y sin reconocer como interlo-
cutores a sus principales actores, los indígenas, porque
según el gobierno ya no existe un conflicto armado.
Pero al contrario, hoy el ejército mexicano es un actor
político, a veces visible otras veces invisible en la gue-
rra de Chiapas, y si crecen la tensiones en la región y a
nivel internacional, no nos extrañe la influencia de los
militares norteamericanos en la estrategia y acción de
nuestra armada, como está sucediendo en otros países,
no vaya a ser que los indígenas mayas sean convertidos
en terroristas.
El colmo del cinismo y la sir-
vengüenzada; uno de los militares
encarcelados estaba acusado de insu-
bordinación causando la muerte al
superior, se acercó a que lo asesorara,
… me dio su expediente, al revisarlo,
me percaté que al superior a quien le
había causado la muerte aparecía en
la lista de los condecorados.
Entonces, ¿cómo que caído en
combate?
Al confirmar esta gran bajeza
de la autoridad militar me dio una
gran rabia, por estar bajo el mando
de una caterva de mentirosos y cri-
minales. Durante el procedimiento,
se aportó como prueba la pancarta
del acuerdo presidencial que conde-
coraba con gran pompa a los militares
En el 2004,
ya no existe el
término mediación
Carretera San Cristóbal de las Casas-Rancho Nuevo,
Chiapas, 3 de enero
10
FABRIZIO LEÓN/LA JORNADA
Según sabemos también, el Congreso de la Unión no
supervisa los presupuestos militares para la defensa nacional,
menos sabe o intenta investigar de los grupos paramilitares y
de las guardias blancas de los caciques chiapanecos o de otro
grupo civil militarizado. Si ya hay paz en Chiapas ¿qué espe-
ran para actuar el señor Fox y el señor Salazar Mendiguchía
en el estado, para que regresen esos miles de soldados a sus
cuarteles?
Los mexicanos bien sabemos que es la continuación
del racismo, de la corrupción y del despotismo del poder sin
ningún respeto a la dignidad humana. Este es el momento en
que la sociedad civil debe actuar como ya ha empezado,
creo, en Monterrey, para reforzar la iniciativa de los indíge-
nas mayas que se inició hace diez años, para luchar contra
un gobierno que está vendiendo nuestra soberanía al mejor
postor.
Cuando en las comunidades del sureste oímos frases,
quejas, demandas, que se han vuelto trilladas para el gobier-
no o que no las oye: “él me cortó la oreja izquierda”, “yo le
quité el ojo derecho”, “él me sacó siete dientes”, “esos mili-
tares violaron a mi hija”, “esos soldados le cosieron el culo
a mis dos sobrinas”, “esos tipos quemaron nuestros culti-
vos”, “él me cosió los labios para que no hablara”, “a ese le
saqué el corazón y se lo puse boca abajo”, “con su machete,
aquél me sacó el hígado”, “me bebí su sangre”. Somos,
somos todavía los huérfanos de Acteal, cuando oímos todo
esto al recorrer las comunidades de los Altos de Chiapas,
situación mantenida por militares y paramilitares gobiernis-
tas, y descubrimos que en Chiapas la vida del hombre ha
dejado de ser la medida de la existencia y de que hay una
guerra, una guerra que el gobierno niega, argumentando que
la causa son “los conflictos interco-
munitarios”, que son parte de la gue-
rra de baja intensidad que el
gobierno promueve.
En Chiapas se vive una tragedia,
lo quieren borrar, pero aún así, para
los habitantes de la Selva y de los
Altos de mi estado, el origen de la
libertad todavía está en la respiración,
por eso luchan por la igualdad, el aire
es para todos y la libertad de respirar
es la primera acción notable de la dig-
nidad.
Amigos de la sociedad civil de
México y del mundo, no temamos ser
tocados por lo desconocido, aprenda-
mos a defender una y otra vez los
derechos humanos de todo el país y
del planeta. En este momento sobre
todo, no temamos tocar la carne inde-
fensa del agredido, cuando nos mez-
clamos entre la gente por una causa
justa se pierde el temor al agravio y
nace la comprensión por los demás.
Amigos de la sociedad civil, hoy nos
toca reiniciar lo que empezaron los
indígenas. La aparición de la sociedad
civil ciertamente es enigmática, pero
de pronto nace donde antes no había
nada. Cuando un gobierno traiciona
la voluntad popular y vulnera los
Sin ser el factor único, el levantamiento del EZLN y su posterior evolución política
favoreció la conciencia y la organización de muchos de los pueblos indios de México; faci-
litó el surgimiento de una nueva conciencia en el país respecto a los derechos y significado
de los indígenas; animó el crecimiento y la participación de la sociedad civil; retó a la
sociedad política a buscar caminos nuevos; incidió en algunos de los pocos avances en la
reforma del Estado. Hizo más visible la necesidad de transformación de la situación de las
instituciones y de las relaciones sociales y económicas, evidenció las graves deficiencias
del sistema político mexicano y el largo camino que falta por recorrer para tener una demo-
cracia digna. Exigió una respuesta responsable, todavía pospuesta, a las causas del conflic-
to, por parte de los poderes del Estado. Cuestionó a las iglesias sobre su disponibilidad
histórica en la búsqueda de la justicia; puso en la palestra internacional el tema de los pue-
blos indios y la denuncia del sistema neoliberal y sus consecuencias.
Samuel Ruiz, ex-obispo de San Cristóbal de las Casas,
quien presidió la Comisión Nacional de Intermediación.
11
12
Una democracia desde abajo
El EZLN, a fuerza de dirigirse a la sociedad civil, ha hecho de
ella un sujeto social, un actor político, un protagonista de acon-
tecimientos nuevos. La sociedad civil ha devenido el principal
espacio para la potencial expansión y transformación cualitati-
va de la democracia, en países con regímenes formalmente
democrático-liberales.Porello,aldirigirsealasociedadcivil,el
Ejército Zapatista está indicando el espacio donde se encuen-
tran las mayores posibilidades de democratización del país.
La idea de democracia elitista está emparentada más con
la noción de mercado que con la de ciudadanía. En ella la socie-
dad civil está integrada por votantes, esto es, por consumidores
cautivos, y los partidos políticos desempeñan el papel de
empresarios que ofrecen personal distinto en cada elección,
previamente seleccionado por ellos. En el modelo elitista, la
democracia se agota en el voto y a partir de ese momento la
sociedad civil no vuelve a interesarle a los líderes políticos. A
esta concepción de democracia de las élites, para las élites y
por las élites, el EZ propone una propuesta de conceptos articu-
lados que combina democracia social, democracia directa,
democracia participativa, y democracia representativa, en
otras palabras: los zapatistas proponen una democracia desde
abajo, desde las comunidades indígenas y los poblados rurales,
desde los barrios y las colonias, desde los sindicatos y las orga-
nizaciones urbanas, desde los grupos ciudadanos y las ONG, o
sea, una democracia del pueblo, de la sociedad civil.
Dra. Paulina Fernández, politóloga.
derechos, las calles, todas las calles,
adquieren una sola dirección, la direc-
ción espontánea del pueblo reunido y
su crecimiento es la primera carac-
terística de ese pueblo reunido, por-
que la Nación no soporta más engaño
ni miseria.
Por ultimo, que debió ser el pri-
mer punto en esta conmemoración de
los diez años de la erupción volcánica
indígena, el poder económico sigue
en manos de la oligarquía y de la
potencia del norte, la pobreza aumen-
ta en México y en el mundo, por lo
tanto, la sociedad debe transformar su
acción mas allá de lo partidos políti-
cos, en luchas de liberación nacional
en contra de las oligarquías con apa-
riencias de legitimidad y combatien-
do el totalitarismo imperialista del
señor Bush y sus limpiabotas enAmé-
rica Latina. Empecemos amigos, por
favor, por descubrir dentro de la
sociedad civil una ética política de los
mexicanos y hagamos entre todos un
proyecto auténtico de Nación, todos,
todos juntos. Esas son mis palabras,
gracias.
Pero el EZLN hizo mucho más, y de lo mucho que hizo queremos destacar dos triunfos
para el camino de la humanidad. Organizó el primer movimiento de los pueblos llamados
etnias, o considerados como minorías étnicas, o conocidos como “nacionalidades”, el pri-
mer movimiento mundial de los pueblos indios por un mundo mejor en que prive la demo-
cracia, la justicia y la libertad. E hizo otra aportación más, también de carácter mundial:
con los Caracoles esbozó la práctica de un gobierno que es potencialmente mucho más que
regional, mucho más que nacional o continental. El 6 de julio de 2003 anunció el fin de los
Aguascalientes, esos magníficos foros de discusión de lo universal y lo local, y su sustitu-
ción por los Caracoles, nuevas estructuras de poder regional hechas para fortalecer las
autonomías de pueblos que antes estaban separados y que se unen a fin de decidir sobre su
destino en materia de educación y cultura, de alimentación y vivienda, de salud, seguridad
y “buen gobierno”, proyecto que llevan a la práctica hoy en una región de Chiapas, y que
mañana otros y otros y otros más llevarán también a la práctica en distintas partes de Méxi-
co y el mundo, con las más variadas aportaciones de los pueblos indios y no indios, minori-
tarios y mayoritarios, sean de los países periféricos o centrales.
Dr. Pablo González Casanova,
investigador universitario, quien fue también integrante de la Conai.
Mensaje enviado al Encuentro “El zapatismo y la sociedad
civil” por José Saramago, Pilar del Río, Eduardo Galeano,
Danielle Miterrand, Manu Chao y Ramón Chao:
La tierra se nos rompe por muchos sitios. A las terribles
catástrofes naturales que asuelan regiones enteras hay
que sumar las que causan algunos hombres ante el
silencio pavoroso de tantos otros: éstas, las evitables,
pretenden reducirnos a todos a la condición de siervos
y a la más espectacular de las sumisiones. El poder ha
comprendido que sembrando miedo controla hombres
y pueblos, economías y beneficios. Nos quieren insta-
lar en la era de la resignación silenciosa, del acata-
miento de sus injustas leyes, en la decrepitud de un
sistema que para persuadir tiene que utilizar el pánico
y la amenaza sistemática ante la falta de otros argu-
mentos.
Sin embargo, no todos los hombres han bajado la
cabeza ante las patrañas del poder: los zapatistas, que
hace diez años nos mostraron que México y el continen-
te americano eran mayores de lo que oficialmente se
enseñaba y nos querían hacer creer, están ahí, y hoy,
como hace años, son un ejemplo de que la insurgencia
es posible, de que no todo está perdido.
Los hombres y las mujeres que en Chiapas empe-
zaron a hablar para asombro de quienes tenían planifi-
cado el decenio, hoy tienen existencia y voz ante el
mundo, son ellos y por ellos, y está lección sostenida no
puede acallarse. Porque la tierra se rompe cada día por
muchos sitios, sí, pero en algunos se construye.
Ojalá que el silencio que quieren
imponernos no ahogue la voz de los
indígenas zapatistas, de los pueblos
que luchan. Ojalá que los demás, los
que estamos fuera, no perdamos la
capacidad de oír, entender, colaborar,
agradecer. Como humildemente agra-
decemos diez años después.
Tal parece que las luchas de los explotados y oprimidos no han servi-
do para nada. Es precisamente esto lo que los poderosos nos quieren
hacer creer. Y no es cierto… Veo el enorme papel que desempeña el
EZLN, la repercusión mundial de su actuación, en un momento en
que los poderosos quieren hacernos creer que ya se acabó la historia,
que ya no hay posibilidad de pugnar por un mundo de todos y para
todos. Ahí veo y saludo el gran mérito del EZLN, con sus 20 y 10
años de lucha, con su fuego y su palabra.
Juan Brom, investigador universitario.
La tierra se nos rompe
13
Ocosingo, Chiapas, 4 de enero de 1994 FERNANDO CASTILLO
14
que son grupos terroristas además,
que son unas cuantas personas que no
tienen base social. Ejemplos claros
que los puedo dar: desde el 1 de enero
de 1994, los medios de comunicación,
algunos publicaban la verdad, pero
también hubo otros quienes inventa-
ban mentiras y así mal informaban a
la gente y diciéndonos que nosotros
no somos mexicanos, que somos
extranjeros, que somos un grupo
terrorista.Yya más después aquí en lo
años más adelante del 1 de enero tam-
bién empezaban a informar, a decir en
los radios, en la televisión, en los
periódicos, en las revistas, que ya los
zapatistas ya se murieron, que ya no
existen, que ya no tenemos credibili-
dad, que ya no tenemos base social,
que el subcomandante Marcos ya está
muerto, que ya se murió, que los
comandantes David, Tacho y otros
comandantes que ya se rajaron, que
ya están trabajando pues su tierra,
El sistema de televisión intergaláctica, presenta al compañero
Insurgente Adolfo del servicio de transmisiones del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional, en la mesa “Zapatismo y
medios de comunicación”.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches.
Hermanos y hermanas de México y del mundo:
Soy el Insurgente Adolfo del servicio de radio transmi-
sión, también soy locutor de Radio Insurgente allá de la zona
selva fronteriza. Nosotros los de Radio Insurgente es nuestro
deber recordarles a los trabajadores de los medios de comuni-
cación del planeta tierra que nosotros los zapatistas luchamos
por el derecho a la información. Esto es una de nuestras trece
demandas.
Sabemos muy bien que los malos gobernantes tratan de
comprar a los medios de comunicación para que informen
mentiras y oculten la verdad, beneficiando al poder del dine-
ro. Por eso, les pedimos a los medios de comunicación que no
se dejen de comprar, que ya es tiempo de hablar e informar la
verdad, lo que sucede en México y en el mundo. Por ejemplo,
las luchas por la libertad que se hacen en otros países pobres.
En estas luchas por la libertad que se hacen en otros rincones
del mundo, no lo informan toda la verdad. En la radio, la tele-
visión, el periódico, comienzan a publicar de una manera
muy diferente, diciendo que no son luchas revolucionarias,
EZLNEZLN
20 y10
Habla el Insurgente Adolfo
Carretera San Cristóbal de las Casas-Rancho Nuevo, Chiapas, 3 de enero de 1994 FABRIZIO LEÓN/LA JORNADA
dedicándose a la producción, que ya
dejaron a un lado la lucha zapatista.
Esto ustedes lo saben muy bien, a los
que lo hicieron que esto es una menti-
ra, son cosas falsas pues, que prepara
el mal gobierno junto con los medios
de comunicación como para despres-
tigiar al EZLN.
Por eso hoy les hacemos un lla-
mado a todos los trabajadores de los
medios de comunicación: que trabajen
por el interés del pueblo y que no tra-
bajen por el interés del gobierno —
porque todo esto lo hacen porque son
comprados y son controlados por el
mal gobierno—, y así serán queridos
porque van a publicar, van anunciar
noticias de la situación real sin inven-
tar ni ocultar nada, absolutamente
nada. Así serán bienvenidos en todas
partes. Estoy haciendo este llamado a
los medios de comunicación: la radio,
la televisión, la prensa y los otros
medios que existen, que ya es tiempo
de hablar la verdad y no inventar más
mentiras.
Nosotros los de Radio Insurgente
decimos cosas reales, publicamos
cosas que le interesan a la gente, que le
sirvan para desarrollar su mentalidad y
su pensamiento, que ayuden pues a
desarrollar en todo tipo de pensamien-
to que ellos quieran pensar para hacer
sus trabajos. Allá donde yo trabajo en
la zona selva fronteriza, pues realmen-
te el programa en que yo trabajo a la
gente le ha gustado muchísimo, por-
que hablamos no sólo de los zapatistas,
hablamos de las diferentes organiza-
ciones o partidos políticos y de las
diferentes comunidades zapatistas y
no zapatistas. Sabemos muy bien que a
la gente el programa donde trabajo les
ha gustado muchísimo. Hasta los sol-
dados también comentan de que qui-
sieran pues que trabaje Radio
Insurgente las 24 horas, que no sola-
mente por horas que esté trabajando; y
también a los soldados hemos enviado mensajes para ellos
especialmente, también canciones revolucionarias que les
dedicamos a los soldados para que se den cuenta de la situación
real, que ellos también están sometidos sólo por ganar dinero,
mientras su familia también quiere la liberación; que también
ellos son pobres.
Aunque ahorita allá donde yo trabajo en la zona selva
fronteriza, en las montañas, los pueblos y los animales, las
aves, los tigres, los changos, etcétera, están de luto, porque el
día 4 de octubre del año 2003, como a las 21 horas empezaba a
llover y entre relámpagos y rayos, pues le tocó la desgracia a
los aparatos de Radio Insurgente. Entonces la causa de su des-
gracia y de su muerte de los aparatos de Radio Insurgente, que
en esos momentos fue porque un rayo persiguió un radio
comunicación, impactando sobre la antena y pasando sobre el
radio, también las instalaciones de Radio Insurgente le tocó; o
sea, todos los aparatos quedaron totalmente quemados y esto lo
sentimos mucho, porque los pueblos realmente ya estaban
acostumbrados de escuchar Radio Insurgente; ya saben exacta-
mente qué hora iniciamos y qué horas terminamos. Entonces
todos los días sábado y domingo estaban totalmente pendien-
tes, porque esos días transmitíamos nosotros en la zona selva
fronteriza. Porque realmente Radio Insurgente —comentan los
compañeros y no compañeros—, es diferente que otras esta-
ciones, porque todo lo que hace Radio Insurgente en otras esta-
ciones no se escucha, ahí no pasa ese tipo de programa. Porque
este es un programa que está interesado para el bien de todos
los hermanos y hermanas que viven en el planeta tierra. El
único problema es que no logramos llegar, mandar nuestra
señal en todo el mundo, pero adonde llegaba, sí hicimos todo lo
posible para hacer que se alegre la gente, porque ustedes saben
que nosotros los zapatistas estamos en resistencia, estamos en
guerra. Pero cuando escuchas una música en un radio que te
levanta el ánimo, entonces, también nos ayuda muchísimo y
eso es lo que hacía Radio Insurgente y, es ahí como entonces
desgraciadamente ahorita, pues no está funcionando ahí en esa
zona lo que es Radio Insurgente.
Pero no se pongan tristes, ya conseguimos otro aparato y
vamos seguir transmitiendo lo que quedó pendiente. En ese
radio donde transmitíamos allá por la zona selva fronteriza era
la frecuencia del 99.7 mega hertz en FM, entonces de todo esto
no nos hace rendirnos, no le tenemos miedo de lo que sea de la
muerte, de por sí todos somos unos pasajeros en este mundo.
Pero lo más importante es morir luchando y no rendirse jamás.
Dondequiera que nos sorprenda la muerte bienvenida sea.
Esto fue la voz de Radio Insurgente que transmite desde
algún lugar de las montañas del sureste mexicano, gracias
hermanos y hermanas.
15
EZLNEZLN
20 y10
16
Habla la Insurgenta Angelina
Rancho Nuevo, Chiapas, 14 de febrero de 1994 EMILIANO THIBAUT
Los Altos, Chiapas, febrero de 1994 ANTONIO TUROK
17
El Sistema Zapatista de Televisión Intergaláctica presenta a
la compañera Insurgenta Angelina, del Servicio de Transmi-
siones del EZLN en la mesa zapatismo y medios de comuni-
cación.
Muy buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Hermanas y hermanos de México, soy una compañera
Insurgenta Angelina, soy locutora de la Radio Insurgente,
que transmite desde algún lugar de las montañas del sureste
mexicano. Es un trabajo en la Radio Insurgente, pues cuan-
do iniciamos la transmisión así con el enchufe muy pobre,
no tenemos buenos equipos pero sí sirve para el pueblo. Ya
después fue mejorando poco a poco y como yo, como mujer,
soy locutora, ni conozco ningún equipo, ni una grabadorita.
Ya después iba aprendiendo poco a poco, pues espero que sí
voy a valer mi trabajo y sirve para el pueblo. Entonces como
ahorita trabajamos más y ahorita escuchan varias personas:
escuchan los zapatistas o no zapatistas, hasta los soldados y
tienen volumen en sus radios, les gustan las canciones revo-
lucionarias, músicas tradicionales y otras canciones tam-
bién como cumbias, tropicales, todas las transmitimos,
también de amores y esas sí les gustan a los muchachos, los
jóvenes. Y es la que solicitan cuando mandan sus saludos,
hasta mandan sus saludos a sus novias a Radio Insurgente y
se alegran bastante escuchando todos los días. Hasta llegan
20, 25 saludos; saludan a sus familiares, a sus mamás, a sus
papás los que no están cerca ahí, y nosotros como locutor,
locutora, transmitimos todos. Y así es la Radio Insurgente,
como en otras radios estaciones no lo transmiten así, ni lo
pasan las canciones, ni lo pasan todos sus saludos, o sea,
nada pues. En la Radio Insurgente sí lo pasamos todos, por
eso a los compañeros zapatistas o no zapatistas les gusta
bastante. También lo producimos nuestro propio programa,
lo editamos, lo armamos, hasta cuentos también los arma-
mos, le ponemos ruidos o todo pues, lo que le conviene a un
cuento.
Así trabajamos en la Radio Insurgente, y también traba-
jamos un locutor cada día, y un locutor-locutora tiene queha-
cer, tiene que buscar su canción, las complacencias, las que
piden los compañeros y compañeras. Y estamos así mezclan-
do pues, como poner músicas, seleccionar las canciones,
pasando saludos, pues así alegre.
Y esperamos también que ustedes así lo hagan; formen
su radio que sirva para el pueblo, que no sea para el gobierno;
es lo que queremos pues como indígenas. Y transmitimos
noticias, son las mejores noticias pues, en la Radio Insurgente
no transmitimos como quiera, transmitimos donde son ciertos,
comunicados, demandas; todo lo que
sucede en el pueblo sí lo transmiti-
mos. Es así pues lo que hacemos en la
Radio Insurgente, y también como
mandan sus saludos y le pasamos
todo en un día, hasta 20, 25 como
digo, los pasamos todos. Hasta piden
sus canciones revolucionarias, can-
ciones revolucionarias que les gustan
bastante, hasta los priístas. Sí pues,
así escuchan en la Radio Insurgente y
pues por eso, me da mucho gusto
decirles, contarles cómo trabajamos,
y para que sepan también ustedes
cómo trabajamos, cómo nos organiza-
mos. Y así trabajamos cada día, y
transmitimos quince horas cada día.
La gente no quiere que lo apagamos la
transmisión, quiere que esté así trans-
mitiendo diario hasta en la noche,
pues como tiene el horario y lo apaga-
mos. Hasta el siguiente día otra vez se
transmite, pues como ya saben qué
hora inicia, qué hora se cierra, pues la
gente también está… ya saben pues a
que hora termina la transmisión. Pues
así, hasta mandan saludos al Subco-
mandante Insurgente Marcos, y man-
dan saludos a los niños chiquitos, y
las niñas también hasta mandan flores
para él. Pues así les gusta muchísimo,
hasta los comandantes, comandantas
y mandan saludos y para que escu-
chen pues sus saludos donde quiera
que estén —dicen los niños—, esos sí
mandan los saludos, pues los com-
pañeros donde trabajamos en la
Radio Insurgente.
Es así compañeros y compañe-
ras. Me da mucho gusto de platicarles
este día, pues espero que sí estén muy
contentos y alegres.
Muy buenas noches y buenas tar-
des o buenos días. Pues me da mucho
gusto saludarles a todas y todos,
muchísimas gracias por escuchar mi
voz. Soy la compañera que soy Insur-
genteAngelina. Muchísimas gracias.
Algunas tendencias del
neoliberalismo
Sergio Rodríguez Lascano
Selva Lacandona, Chiapas, insurgentes zapatistas, 1994 ARTURO TALAVERA
Comandante Tacho, Guadalupe Tepeyac, Chiapas, agosto de 1994 ARACELI HERRERA
18
Desde hace ya varios años se ha veni-
do desarrollando una polémica —
algunas veces implícita y otras
explícitamente— para tratar de
desentrañar la lógica con la que fun-
ciona esta nueva fase del capitalismo
(neoliberalismo). No tanto a partir de
sus “grandes” paradigmas (limitación
del papel del Estado, en especial en el
terreno de la regulación; proceso de
privatizaciones; eliminación del Esta-
do social o benefactor; desregulación
de la fuerza de trabajo; etcétera), sino
en función de su ubicación en rela-
ción con otras fases del capitalismo.
Esto ha generado una inflación
de interpretaciones: la que plantea
que el proceso de globalización de la
producción y del mercado generó una
reestructuración productiva, política
y social que ya concluyó y, por lo
tanto, que lo que hoy estamos vivien-
do es el surgimiento de un nuevo
Imperio, nada más que éste no tiene a
ningún Estado o grupo de Estados
como fuerza dominante sino a la
nueva organización del capital
(Negri-Hardt).
O la de aquellos que, reivindi-
cando la vieja idea braudeliana del
sistema-mundo, no consideran que se
viva una nueva fase de la organiza-
ción del capital y analizan lo que está
pasando como una continuidad de ese
sistema-mundo (Walerstein,Arrighi).
O la de aquellos que consideran
que el neoliberalismo no es otra cosa
que el perfeccionamiento del sistema
imperialista y que las características
esenciales de éste se mantienen como
tales (Amin, Petras).
Esto no nos debería sorprender
mucho; normalmente la teoría marcha
siempre con retraso de las grandes
transformaciones sociales.
El problema es trabajar con sis-
temas cerrados que busquen la conse-
cución de un nuevo concepto teórico,
acabado, cuando lo que se está viviendo es el fin de una era
pero no está claro todavía el inicio de qué. O bien, fortificar
nuestras ciudadelas para impedir que nada nuevo se cuele al
interior del castillo y simplemente repetimos las mismas con-
cepciones, en una historia circular carente de novedad.
Quizá sería preferible ir despacio y, en lugar de caracte-
rizar, tratar de desentrañar las tendencias fundamentales que
hoy se están expresando en el marco de la dominación del
capital, siguiendo el método propuesto por los zapatistas: “En
nuestras reflexiones teóricas hablamos de lo que nosotros
vemos como tendencias, no hechos consumados e inevita-
bles. Tendencias que no sólo no se han convertido en
homogéneas y hegemónicas (aún) sino que pueden (y deben)
ser revertidas”1.
La declinación estadounidense
y los ciclos del capital
En el marco del debate del que hemos hablado se ubica otro:
en cada fase que ha vivido el capital ha existido una locomo-
tora que ha jalado al resto del ferrocarril. El problema es que
varios de los teóricos que están escribiendo sobre la situación
actual del capitalismo hacen énfasis en el proceso prolongado
de declinación del imperio norteamericano, incluso algunos
de ellos llevan treinta años repitiendo esta visión.
Efectivamente, si uno analiza los datos fríos del com-
portamiento de la economía de ese país no habría duda en lle-
gar a esa conclusión:
“En 1950, EEUU proveía la mitad del producto bruto
mundial, contra sólo el 21% actual. El 60% de la producción
manufacturera en 1950 venía de EEUU, y en 1999 sólo el
25%. La proporción de EEUU en el comercio —la parte de
más rápido crecimiento en la economía mundial— era del
24% en 2001, mientras la Unión Europea tenía el 23% —un
40%, si se contaban las exportaciones intra-Unión Europea
(…)
“De las cien mayores corporaciones del mundo en el
año 2000, evaluadas según sus inversiones extranjeras, 23
eran americanas. Juntos, Alemania, Francia, Reino Unido y
Holanda, con un producto bruto combinado, de siete déci-
mos del de los EEUU, tenían 40, Japón tenía 16. Durante
los 1990s, la participación de las multinacionales de EEUU
en las ventas al extranjero de las cien más grandes multina-
cionales decrecieron del 30 al 25 %, y la participación de
las compañías con base en la Unión Europea creció del 40
al 46%.
“En el 2001, el 21% de los stocks mundiales de inver-
sión directa eran norteamericanos, comparados con el 47%
19
20
propias del capitalismo. Estamos
hablando de todo lo que fue conocido
bajo el nombre de “socialismo real”
en el centro y el este de Europa, pero
no únicamente, sino también de
China. Un poco menos de una tercera
parte de la humanidad ha sido reinte-
grada a las leyes del mercado
generándose un mercado mundial
capitalista como nunca antes se había
visto. El resultado está a la vista: tan
sóloAlemania, hasta 1999, ha inverti-
do 10,025 millones de euros en la
industria manufacturera de la Repú-
blica Checa, Hungría, Polonia, Eslo-
vaquia, Rumania, Bulgaria y la
ex-Yugoslavia; de los cuales 3,071
están destinados a la industria auto-
motriz. Con una mano de obra de 341
mil obreros, de los cuales 68 mil están
ubicados en la industria automotriz, el
75 por ciento de los cuales —con
excepción de Polonia— son exporta-
dos hacia Europa occidental. El otro
ejemplo lo podemos ubicar en China
donde la inversión japonesa pasó de 5
mil millones de yenes en 1985, a 159
mil millones de yenes en el 20013. Si
bien en un inicio una buena parte de
las inversiones fueron destinadas a la
producción de bicicletas, desde hace
cinco años estamos viendo cómo esa
inversión se diversifica, incluso hacia
sectores claves como la industria
automotriz. China es ahora el merca-
do más grande, afuera de Alemania,
de los automóviles Volkswagen. Si
una de las características fundamenta-
les que permiten los reascensos de la
economía capitalista es la transforma-
ción de las relaciones no capitalistas
(precapitalistas o poscapitalistas) en
función de la relación trabajo asala-
riado-capital, como nunca antes en la
historia del capitalismo eso ha sucedi-
do en los últimos diez años y, sin
embargo, eso no ha repercutido en un
nuevo ciclo del capital.
de 1960. Durante 1996-2001, el 17% de toda la nueva
inversión directa en el exterior vino de EEUU y el 16% de
Gran Bretaña; juntos, Francia, Bélgica y Luxemburgo
tenían el 21%.
De las 25 grandes fusiones y adquisiciones (M&As) en
los EEUU en 1998-2000, cinco fueron capturadas por multi-
nacionales extranjeras (tres británicas, dos alemanas). De las
veinte mayores corporaciones comprometidas en M&As
internacionales entre 1987 y 2001, sólo dos fueron norteame-
ricanas (General Electric y Citigroup)”2.
Sin embargo, esta declinación se da en medio del mayor
dominio hegemónico que se haya expresado en la historia del
capitalismo. Efectivamente, en el terreno de la competencia
económica, la caída del Muro de Berlín liberó a los grandes
capitales de las viejas ataduras y se inicio una lucha sin cuar-
tel por los mercados. La inexistencia de una locomotora que
jale al conjunto de los vagones está íntimamente relacionada
con la inexistencia de un “nuevo orden mundial”.
Esa inexistencia explica la otra inflación de interpreta-
ciones sobre el ámbito de los conflictos: se inició con la
visión eufórica del “fin de la historia” (entendida como el fin
del conflicto), para pasar posteriormente a la “guerra de civi-
lizaciones”, y llegar finalmente a la “guerra de globalizacio-
nes”, entre otras. Desde luego, todas estas visiones tienen
como común denominador un interés particular de alguna
agencia del gobierno norteamericano.
La realidad es, sin embargo, más compleja. La declina-
ción del imperio norteamericano es quizá el elemento factual
más evidente, pero no es el único ni el más importante. El
hecho más significativo es que estamos viviendo una larga
fase de declinación mundial del capitalismo como tal, en lo
que tiene que ver con sus tasas de crecimiento, sus tasas de
acumulación y sus tasas de ganancias. Si comparamos las
tasas de crecimiento del capitalismo mundial veríamos cómo
estamos lejos de los años de gloria. De 1914 a 1945 el creci-
miento económico promedio de los países industrializados
fue de 2 por ciento, de 1945 a 1970 se viven los años dorados
del capitalismo y la tasa de crecimiento fue de 5 por ciento,
mientras que de 1973 a la actualidad el crecimiento ha sido de
1.8 por ciento.
La teoría de los ciclos largos de la economía también
está en cuestión. Más aún si tomamos en consideración que
una serie de elementos fundamentales que siempre fueron
vistos como la clave para el relanzamiento del ciclo económi-
co se han cumplido:
a. La existencia de un proceso de reorganización del
capital a partir de la integración al mercado mundial capita-
lista de una gigantesca región que no funcionaba con las leyes
b. Una nueva reorganización del
trabajo. El proceso de flexibilización
laboral para crear nuevos estándares
productivos —por medio de la intro-
ducción de la polivalencia y de la eli-
minación de una serie de conquistas
obreras y desde luego de un ataque
formidable al salario real de los traba-
jadores—, junto con la puesta en pie
de una nueva división internacional
del trabajo —que ha significado un
proceso de dislocación de la fuerza de
trabajo—, han sido los mecanismos
esenciales para lograr un incremento
sustancial de la tasa de explotación y
la tasa de beneficio. En primer lugar,
ese proceso de dislocación permitió
que las trasnacionales crearan una
serie de fábricas de punta en varios
países subdesarrollados. Los ejem-
plos son variados: las fábricas de la
Ford en Hermosillo o de la General
Motors en Ramos Arizpe, Coahui-
la; o las fábricas de bicicletas en
Ghana o en China; o las acereras en
Corea, que generaron la crisis y
quiebra de varias acereras en el
Estado Español o en Francia; o las
fábricas textiles en China, nos
hablan de ese proceso.
Por otro lado, el mismo Claude
Pottier nos da una serie de datos
reveladores: mientras que en 1983
las empresas trasnacionales con
base en los Estados Unidos conta-
ban con 2,871,900 trabajadores, sus
filiales en los países subdesarrolla-
dos contaban con 1,357,700 traba-
jadores. En el año 2000, estas
mismas empresas contaban con
2,904,500 trabajadores en Estados
Unidos —lo que significó un incre-
mento de únicamente el 1.1 por cien-
to—, mientras que la mano de obra de
esas empresas en los países subdesa-
rrollados fue de 2,162,900, lo que sig-
nificó un incremento de 59.3 por
ciento4. La ansiedad por buscar mano
de obra barata para garantizar niveles de explotación más
altos ha significado el traslado de una buena parte de las
industrias hacia países con niveles salariales muy bajos
(México con salarios de 1.3 dólares la hora; el Caribe y Cen-
troamérica con salarios de 1 a 1.5 dólares y más espectacular-
mente China y la India con salarios de 60 centavos de dólar la
hora). A pesar de ese proceso de sobreexplotación esto no se
ha traducido en un nuevo relanzamiento del capitalismo.
c. La introducción de nueva tecnología que acorte los
procesos productivos y sustituya el trabajo vivo por el trabajo
muerto. La biotecnología, la informática, la ingeniería gené-
tica, etcétera, junto con la nueva organización del trabajo han
acortado como nunca los tiempos de producción de las mer-
cancías. Muchas veces nos encontramos con inventos que ni
siquiera tienen el tiempo suficiente para su introducción al
proceso productivo, porque en el ínterin entre su creación y
aplicación se descubren otros más avanzados. Como nunca la
ciencia y la educación están subordinadas a los procesos pro-
ductivos, haciendo realidad las palabras de Federico Engels,
cuando dijo: “Hasta ahora se ha alardeado de lo que la pro-
ducción le debe a la ciencia pero es infinitamente más lo que
la ciencia le debe a la producción”.
d. Y el punto esencial en los análisis de los ciclos que
planteaba que la fase creciente del capitalismo solamente se
podía explicar en función de grandes derrotas de los trabaja-
dores, en especial de los que estaban en el centro del proce-
so productivo. Estas derrotas se produjeron, no sólo en lo
que tiene que ver con la caída del muro de Berlín (no porque
añoremos a esos viejos regímenes dictatoriales sino porque
21
Bases de apoyo zapatistas, Chiapas, agosto de 1994 ARACELI HERRERA
22
Pues bien, a pesar de todo esto
no se ha podido desencadenar una
nueva fase de crecimiento generaliza-
do de la economía capitalista y mucho
menos la edificación de un nuevo
orden mundial. Creo que las causas
son muy variadas:
a. Por un lado, todo ese impre-
sionante proceso de reestructuración
productiva está limitado por la
misma esencia de esta fase del capi-
talismo. Atrás se encuentra un típico
proceso de sobreacumulación y de
sobreproducción de mercancías. Un
ejemplo claro lo podemos observar
en el sector automotriz. Como ya
señalamos, la dinámica de creación
de fábricas de automóviles se ha
extendido por todo el mundo, en
especial hacia Europa del este y
China. Sin embargo, este sector
clave para el crecimiento económico
por su carácter multiplicador vive,
desde 1990, un incremento que no
tiene comparación con la creciente
inversión. De 1961 a 1970 el creci-
miento de este sector fue de 6.2 por
el muro se cayó aplastando a millones de seres humanos, en
especial a los trabajadores del campo y la ciudad), sino tam-
bién en lo que tiene que ver con las condiciones de vida de
los trabajadores de todo el mundo. La reorganización del
trabajo ha implicado la pérdida de una serie de conquistas
de los trabajadores en el terreno salarial, contractual y en la
vida cotidiana (seguridad social, servicios, habitación, edu-
cación, etcétera). La ofensiva global del capital no fue para-
da en su momento y esto ha significado una afectación
global a los trabajadores y a los pobres del mundo. Simple-
mente pensemos en ejemplos como la situación social en los
Estados Unidos: “A nivel social, sin embargo, el sueño nor-
teamericano, lejos de recuperarse, ha dado paso a una socie-
dad más dividida social y racialmente. El 1 por ciento de la
población recibe el 12.2 por ciento de los ingresos y contro-
la el 34 por ciento de la riqueza; el 9 por ciento siguiente, el
21 por ciento de los ingresos y posee el 34.7 por ciento de la
riqueza; mientras que el 90
por ciento restante (y hay
que tomar en cuenta que el
peso del tercio superior es
determinante) sólo recibe
el 66.6 por ciento de los
ingresos y posee el 31.3 por
ciento de la riqueza. Si se
aplica el índice Gini —el
índice Gini mide la desi-
gualdad, de 0 (igualdad
absoluta) a 1 (todo en
manos de una única perso-
na)— el resultado es de
0.496 para la renta y 0.366
para el patrimonio (…). El
12.7 por ciento de la pobla-
ción de los Estados Unidos
vive por debajo del índice
de pobreza absoluta, cifra
que llega al 36.7 de todos
los niños negros y el 34.4 de todos los niños hispanos”5.
La búsqueda por los salarios bajo no sólo ha significa-
do un proceso de sobreexplotación de la mano de obra de
los países pobres, sino un empobrecimiento absoluto de los
trabajadores de las grandes metrópolis. A esto hay que agre-
gar el persistente y constante proceso de integración a la
lógica del capital y la construcción de la gramática de la
resignación de la inmensa mayoría de la izquierda mundial:
de Blair a Lula, de Jospin a Fernández Huidobro, de
Schröeder a López Obrador.
Selva Lacandona, Chiapas, 1994 ÁNGELES TORREJÓN
ciento anual en promedio, mientras
que de 1990 a 2000 el crecimiento
fue de únicamente 1.3 por ciento y de
esa fecha a la actualidad se ubica por
debajo del 1 por ciento. Esto a pesar
de que se producen más automóviles
que nunca. Así, por ejemplo, se cal-
cula que entre 2003 y 2006 llegarán a
los Estados Unidos 708 mil nuevos
automóviles de las fábricas trasna-
cionales de Asia, lo cual incremen-
tará el ya de por sí alto número de
automóviles que no se venden en ese
país. Se calcula que de los 16 millo-
nes de automóviles que año con año
llegan al mercado norteamericano, 4
millones no son vendidos; lo que
implica una sobrecapacidad del 25
por ciento6. En la revista The Econo-
mist, imposible de ser acusada de
anticapitalista, se señaló lo siguien-
te: “Debido a la enorme sobre inver-
sión, especialmente en Asia, el
mundo está saturado de sobrecapaci-
dad productiva de chips para compu-
tadoras, acero, coches, textiles y
productos químicos (…) la industria
automovilística, por ejemplo, tiene ya una capacidad no uti-
lizada del 30 por ciento, pero se siguen construyendo nue-
vas fábricas en Asia (…) No parece que este exceso de
capacidad vaya a desaparecer rápidamente, porque las
empresas con problemas financieros siguen teniendo incen-
tivos para mantenerse en funcionamiento, incluso con pér-
didas. El exceso de oferta mundial está empujando a la baja
de los precios. La devaluación no puede desaparecer la
sobreproducción, simplemente traslada el problema a
otros”7. Los incentivos de los que nos habla esa revista tie-
nen que ver con los procesos de corrupción que los gobier-
nos de todos los países llevan a cabo para favorecer a tal o
cual empresa, partiendo de la idea de que el incremento en
la competencia lo que ha creado es la idea de que no se
puede abandonar el mercado, a lo más que se puede llegar es
a la dislocación de la fábrica de un país a otro para buscar
mejores condiciones y mejores “incentivos”.
b. La burbuja finan-
ciera, desde hace ya algu-
nos años, comienza a ser un
grave problema del capital.
La autonomía del capital
rentista creó la imagen de
que lo que se estaba vivien-
do era un nuevo ascenso
del capitalismo mundial.
Aún más tomando en con-
sideración que el proceso
de privatizaciones que se
vivió en el ámbito interna-
cional favoreció el desarro-
llo de la burbuja financiera.
Sin embargo, se trataba de
un gigante con pies de
barro. Ya con la crisis de
México en diciembre de
1994, o del sudeste asiático
y Rusia en 1997, pero más
claramente en el crash del Nasdaq (índice que mide las
acciones de lo que se ha llamado pomposamente como la
“nueva economía”, o sea los sectores productores de alta
tecnología) en el año 2000, la crisis comenzó a desplazarse
hacia los Estados Unidos y las metrópolis europeas.
“Entiéndase que la reproducción ampliada del capital y la
acumulación se hacen más lentamente, pero no el movi-
miento de centralización y concentración del capital. Favo-
recidos por las políticas de liberalización, de desregulación
y de privatizaciones, los grandes grupos industriales han
23
Subcomandante Insurgente Marcos, 17 de noviembre de 1994,
Guadalupe Tepeyac, Chiapas
JESÚS RAMÍREZ
24
En cuanto a una teoría sobre el
capitalismo actual, la cuestión es que
el proceso es todavía muy inicial.
Sacar conclusiones terminantes y
definitivas no sólo es apresurado, sino
profundamente equivocado. El
mundo se mueve en medio de una
gran inestabilidad; las certezas de
ayer se muestran como limitadas y al
mismo tiempo no es posible sacar
conclusiones finales. Más aún si
tomamos en consideración que, como
nunca, la teoría del derrumbe del
capitalismo por sus propias contradic-
ciones internas es totalmente ilusoria.
Efectivamente, lo abrumador de la
dinámica y de estas tendencias nos
puede llevar a buscar refugio en
teorías pasadas o a la búsqueda de
nuevas, que cuentan con una carga
ideológica profunda pero que no
resisten la prueba de los hechos. Es
preferible tener una paciencia impa-
ciente. En tanto entendamos que el
movimiento antagónico al capital
está, todavía, en una fase inicial. Lo
más probable es que de los nuevos
conflictos y las nuevas movilizacio-
nes salgan las herramientas teóricas
no sólo para elaborar una teoría, sino
para algo más trascendental: cambiar
al mundo.
Notas:
1.Subcomandante Insurgente Marcos: “El
mundo: Siete pensamientos en mayo del
2003”. Revista Rebeldía No 7.
2. Richard B. Du Boff: “La hegemonía de
EEUU: declinación constante y peligro perma-
nente”. Monthly Review. Traducción de F.
García M. para Globalización, Sociedad y
Cultura.
3. Claude Pottier: “Les multinationales et la
mise en concurrente des salaries”. Editorial
L’Harmattan 2003.
4. Claude Pottier: (ídem.).
5. G. Búster: “My name is Dubya and I’m my
father’s son”. Viento Sur No 55.
6. The Economist: “The world in 2004”.
7. The Economist: 22 de febrero de 1999.
8. Francoise Chesnais: Herramienta No 23.
9. Subcomandante Insurgente Marcos: “Otra
geografía” Revista Rebeldía No 5.
podido retrasar el momento en que los efectos de la baja tasa
de acumulación se hagan sentir. Las quiebras espectaculares
que se suceden en los Estados Unidos deben ser considera-
das a la luz de este hecho (…) Para estimular la cotización
bursátil de sus empresas, los dirigentes de los grandes gru-
pos norteamericanos no han vacilado en endeudarse y ocul-
tar la magnitud del endeudamiento para inflar sus ganancias
trimestrales. Lo hicieron con la activa complicidad de los
banqueros, analistas financieros y auditores de cuentas y
con la complicidad activa de los organismos reguladores.
Una especie de gangrena relacionada con el carácter rentista
de las finanzas recorre a los Estados Unidos”8. Con el caso
de Parmalat y Danone es obvio que el asunto no se restringe
a los Estados Unidos. La captación bursátil que fue vista
como un motor de la economía capitalista se está convir-
tiendo, poco a poco, en uno de sus mayores problemas. La
posible conjunción de una fuerte recesión productiva con un
crash financiero se plantea como una de las posibilidades
viables de esta nueva fase del capitalismo. En ese escenario,
quien menos pinta es el viejo Estado-Nación.
c. Todo esto en medio de una competencia a rajatabla de
las diversas empresas trasnacionales. Esa competencia no
apunta a un nuevo orden mundial, sino a un gran desorden.
Los mecanismos regulatorios, tanto nacionales como interna-
cionales, evidencian su total incapacidad. La Organización
Mundial del Comercio ha fracasado constantemente en llegar
a una serie de acuerdos mínimos que permitan la creación de
una lógica interna. El mundo se asemeja más al paisaje previo
a la primera guerra mundial que al bucólico que intentó
diseñar George Bush a principios de los años 90.
Frente a esta dinámica, en esta fase del capitalismo se
está utilizando la guerra como el mecanismo de definición
de los procesos. La guerra busca solventar las contradiccio-
nes en el seno de los grandes capitales (de eso se trata la
guerra en Afganistán y en Irak; responder a la pregunta:
¿Qué empresas o grupos de empresas controlan las reservas
estratégicas del petróleo y del gas?). Y también, de una
manera fundamental, es una guerra contra la rebeldía, la
insumisión, contra el “otro”. “En las épocas modernas el
Estado Nacional es un castillo de naipes frente al viento
neoliberal. Las clases políticas locales juegan a que son
soberanas en la decisión de la forma y altura de la construc-
ción, pero el Poder económico hace tiempo que dejó de inte-
resarse en ese juego y deja que los políticos locales y sus
seguidores se diviertan… con una baraja que no les pertene-
ce (…) En la nueva Torre, la arquitectura es la guerra al dife-
rente, las piedras son nuestros huesos y la argamasa nuestra
sangre”9.
Luis de la Peña Martínez
la rebelión discursiva del zapatismo
La voz alzada:
25
Bases de apoyo zapatistas, primero de enero 2003, San Cristóbal de las Casas, Chiapas YAZMÍN ORTEGA CORTÉS
Aguascalientes de Guadalupe Tepeyac, Chiapas, agosto de 1994 RICARDO DENEKE
26
priísta de Zedillo y, luego, el panista de Fox) habrían de
seguir.
Así, el Hoy decimos: ¡Basta!, se convirtió lo mismo
en un llamado fraternal y combativo a los muchos mexica-
nos que se encontraban en desacuerdo con el gobierno de
Salinas de Gortari y el sistema político que representaba,
pero además se hizo a nombre de esos muchos. Se levantó
la voz de unos para hablar (más que gritar) en voz alta por,
para, y a esos muchos. La insurrección iniciada el 1 de
enero de 1994 en Chiapas, aparte de ser un levantamiento
armado, fue, y ha sido desde esa fecha, una insurrección de
las palabras. Una rebelión contra el orden discursivo impe-
rante en el ámbito sociopolítico de México. La toma del
poder de la palabra por aquellos a quienes durante muchos
años les había sido negada la posibilidad de usarla para
mostrarse ellos mismos como sujetos “de palabra” (así
como durante la época de
la Conquista se discutía si
los indígenas eran sujetos
de “razón” y, por tanto,
susceptibles de ser evan-
gelizados). Los indígenas
chiapanecos del EZLN,
más que decir que se
“empoderaron“, se “empa-
labraron” (si se me permi-
te acuñar este otro
cacofónico neologismo).
Y desde entonces, el
zapatismo ha ido definien-
do su voz junto a otras
voces. Ha creado un len-
guaje propio y diferente a
la vez, porque ha sabido
conjugar la multiplicidad
de las voces (en ocasiones
discordantes) de distintos sectores y agrupaciones en su
propio discurso.
Tal es el caso del vocero (o portavoz) de la Comandan-
cia del EZLN, el Subcomandante Marcos, quien en sus dis-
tintos textos ha llevado a través de su voz la voz de los otros.
¿Quién habla (y escribe) en realidad bajo el seudónimo de
Marcos? ¿Un único sujeto que algunos identifican con un
profesor de filosofía? ¿Aquién pertenece esa voz enmascara-
da? Las “máscaras discursivas” de Marcos, como por ejem-
plo esos personajes como El Viejo Antonio y Durito, ¿a
quiénes representan? Ya que de eso se trata, precisamente: de
la representación de los otros por medio de un tipo de discurso
La insurreción de las
palabras y las muchas voces
del zapatismo
Desde su irrupción en enero de 1994,
el movimiento zapatista ha generado
un proceso de producción discursiva
va-riado y prolífico. De este modo,
una de las características del discurso
zapatista es su heterogeneidad, esto
es, la diversidad de sus orígenes, por
lo que tendríamos que referirnos a sus
“mu-chas voces”. Ya en la Primera
Declaración de la Selva Lacandona
(en realidad, una declaración de gue-
rra en contra del gobierno de Carlos
Salinas de Gortari) firmada por la
Comandancia General del EZLN, se
hablaba en nombre de los millones de
explotados y desposeídos del país.
Todo esto en el marco socioeco-
nómico que representaba el ingreso
de México al Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos y
Canadá, con lo que se daba inicio al
proceso de “globalización” de nuestra
economía y a las políticas “neolibera-
les” que los gobiernos (primero, el
Guadalupe Tepeyac, Chiapas, octubre de 1994 MARCO UGARTE
“polifónico”, donde la voz del “autor” se entrecruza con la de
sus personajes, o donde su voz es la de uno más de esos per-
sonajes. Es la de Marcos, en su anonimato (o seudoanonima-
to) una palabra multiplicada, amplificada, que aunque
parezca hablar a nombre propio (como lo indica su firma al
final de los textos), en verdad funciona como otra voz más en
ese coro de las muchas voces.
Red, malla o tejido de voces que conforman la textu-
ra, o sea, el entramado o trama de los textos. Como esa red
que el zapatismo ha ido tejiendo de a poquito (paciente o
testarudamente, como se quiera ver) con las otras voces
que han sido convocadas por ellos para participar en las
distintas acciones dialógicas como las Consultas Públicas
(que hasta antes de las de ellos, nadie se atrevía a imple-
mentar), las Convenciones Democráticas o los Encuentros
Intergalácticos, las Mesas de Diálogo, la creación de los
Aguascalientes o los Caracoles, o la asistencia a las mar-
chas multitudinarias como la “Del color de la Tierra”,
etcétera. Pluralidad discursiva que surge desde abajo y
transversalmente, y que busca, a través del intercambio de
la palabra, llegar al acuerdo, a los acuerdos.
Con todo, la variedad discursiva del zapatismo es el
resultado de una mezcla de distintos lenguajes (y de len-
guas, por supuesto) que han dado origen a la aparición de
este singular fenómeno comunicativo y cuya combinatoria
parece obedecer más a una lógica de lo fragmentario y
polimorfo (como la lógica propia del deseo) que a la
homogeneidad autoritaria de la institución, para emplear
un oposición señalada por Michel Foucault en relación
con el funcionamiento de los discursos y sus mecanismos
de control. En estos discursos el lenguaje de la política se
acerca al de la literatura subversivamente, y viceversa: las
fronteras entre distintos “géneros discursivos” tienden a
desaparecer. El lenguaje de los mitos y las leyendas se
actualiza por medio de textos en los que lo oral y lo escrito
se empalman, así como éstos lo hacen con el lenguaje de
los modernos medios audiovisuales. Y sin embargo, esta
significación dispersa y derramada que rebasa los límites
impuestos a las formas y el sentido de los discursos, no es
un mero capricho estilístico o de ornamentación, sino que
representa una actitud madura hacia las implicaciones y
las consecuencias éticas y políticas del uso de los discur-
sos no sólo como una forma de referencia a los hechos de
la realidad social sino ante todo como una forma de trans-
formación radical de esta misma realidad. Por lo que, más
que descubrir la “eficacia de los discursos”, podemos
decir que el zapatismo ha entendido que hay que ponerla
en práctica.
Apalabrarse o dar (una
oportunidad a) la palabra:
la concepción dialógica del
discurso zapatista
La palabra es causa, medio y fin: a
partir de ella, a través de ella y orien-
tados hacia ella es que nos comunica-
mos, es decir, formamos una
comunidad. La palabra es el puente
que nos conecta, que nos hace transi-
tar de una a otra persona, de una
colectividad a otra. Somos un diálogo
constante, aun cuando monologamos,
como M. Bajtín nos lo ha revelado, al
definir a la palabra desde una pers-
pectiva trans-linguística más que
lingüística.
En nuestro léxico contamos con
una palabra que es utilizada tradicio-
nal y popularmente para designar una
forma de compromiso o acuerdo ver-
bal: apalabrar. Así, al dar nuestra
palabra, quizá el más preciado de
todos los bienes (y el más peligroso,
según la fórmula enunciada por Höl-
derlin y retomada por Heidegger), nos
comprometemos, que significa que
hacemos una promesa a alguien o con
alguien. Donar la palabra, darla en
prenda, empeñarla, entregarla, endeu-
darla, supone una relación de inter-
cambio y reciprocidad. Doy mi
palabra, recibo la palabra y devuelvo
la palabra de y a los otros (como lo
plantea el esquema propuesto por
Marcel Mauss en su Ensayo sobre el
don). Me apalabro siempre con otro.
Estoy de acuerdo, pacto, trato y con-
trato con mi palabra y con la de otros
(verbos compromisorios denominará
a éstos Austin, o comisorios, Searle).
Por eso, los llamados Acuerdos de
San Andrés (nombre de la población
chiapaneca donde se signaron dichos
acuerdos el 16 de Febrero de 1996)
fueron deshonrados por el gobierno
federal al faltar a su palabra. Y por
27
28
largo de diez años de comenzada la insurrección que los
diera a conocer en todo el mundo. Han sabido que el diálo-
go es un proceso complejo, que la simetría del diálogo
implica también, para decirlo con I. Lotman, su asimetría.
O por lo menos, esa forma de simetría especular, como la
llama el mismo Lotman, como la del verso palíndromo, o la
de esa figura retórica preferida por el zapatismo como lo es
el oxímoron, donde los contrarios se funden y el silencio
habla, la oscuridad brilla, las máscaras muestran y la resis-
tencia es una forma de vida que hace de los zapatistas “sím-
bolos vivientes”, que parecen encarnar a su modo la
propuesta de Pierce de que “todo símbolo es un ente
viviente”.
La palabra como espejo o cristal, como materia refle-
jante (y reflexiva) o refractora, o como Marcos escribe en su
Introducción a un texto titulado “El mundo: siete pensamien-
tos en Mayo del 2003”, originalmente aparecido en la revista
Rebeldía y publicado después por La Jornada:
“Conforme se van deteriorando los calendarios del
poder y las grandes corporaciones de los medios de comuni-
cación titubean entre los ridículos y las tragedias que prota-
goniza y promueve la clase política mundial, abajo, en el
gran y extendido basamento de la Torre de Babel moderna,
los movimientos no cesan, y aunque aún balbuceantes,
empiezan a recuperar la palabra y su capacidad de espejo y
cristal. Mientras arriba se decreta la política del desencuen-
tro, en el sótano del mundo los otros se encuentran a sí mis-
mos y al otro que, siendo, diferente, es otro abajo”.
Es el “excedente del otro”, para volver a Bajtín, quien
en un “borrador”, conocido como “El hombre ante el espejo”
afirmaba:
“Yo no miro al mundo con mis propios ojos y desde mi
interior, sino que yo me miro a mí mismo con los ojos del
mundo, estoy poseído por el otro”.
Y así más adelante del texto ya citado, Marcos señalará
las consecuencias de comprometer la palabra:
“Nosotros creemos que la palabra deja huella, las hue-
llas marcan rumbos, los rumbos implican definiciones y com-
promisos. Quienes comprometen su palabra a favor o en
contra de un movimiento, no sólo tienen el deber de hablarla,
también el de “agudizarla” pensando en sus objetivos. “¿Para
qué” y “¿contra qué” son preguntas que deben acompañar a la
palabra”.
Esto supone a su vez una crítica a eso que Marcos ha
denominado, en un texto titulado “Otra geografía”, precisa-
mente, como la “otra geografía de las palabras”, y en el que se
indica el papel que los medios de comunicación juegan como
aliados del poder:
eso, los zapatistas han preferido en
varias ocasiones el silencio que dialo-
gar con quien no cumple con su pala-
bra. O mejor dicho, con su silencio es
que le responden.
Y así es como el zapatismo ha
hecho de su palabra (pero también de
su silencio) no sólo un arma de lucha
sino además un motivo para la lucha.
Los zapatistas nos han hecho ver y oír
(sobre todo a quienes nos dedicamos
a los estudios del discurso) el funcio-
namiento de la palabra, las conse-
cuencias y efectos de hablar, de
simplemente hablar unos con otros.
Cuestión en apariencia banal pero que
supone no pocos riesgos, tal como se
lo pregunta Foucault en su Orden del
discurso: “…¿qué hay de peligroso en
el hecho de que las gentes hablen y de
que sus discursos proliferen indefini-
damente?”
Y es el mismo Foucault quien
nos recuerda que se puede hablar de
cualquier cosa y que no cualquiera lo
puede hacer (“tabú del objeto, ritual
de la circunstancia y derecho exclu-
sivo o privilegiado de quien habla”
llamará a esta tripleta de prohibicio-
nes que controlan los discursos en
toda sociedad). Como sucedió con la
polémica generada cuando los zapa-
tistas y otros grupos de indígenas
intentaban (y finalmente lo lograron
el 28 de Marzo del 20001) hablar en
la tribuna principal del Congreso de
la Unión para defender la “Iniciativa
de Ley de los Derechos y la Cultura
Indígenas” propuesta por la Cocopa
(siglas de la Comisión para la Con-
cordia y Pacificación), luego de una
marcha que recorrió parte del país,
conocida como la Marcha del Color
de la Tierra.
¿En qué condiciones es pues
posible dialogar? O mejor, cómo,
con quién y para qué dialogar? Esto
lo han aprendido los zapatistas a lo
“Las palabras cambian y también las imágenes (…)
Hoy es en las portadas de las revistas, periódicos y noticieros
televisivos y radiales, que el dogma guarda la memoria de sí
mismo en las hemerotecas, y se asegura de servir de coartada
para los continuadores de la pesadilla fundamentalista…”
“…las palabras cambian su geografía, no dicen ya lo
que dicen, sino lo que quieren ellos, los que son poder, que
digan”.
Es pues este el panorama discursivo al que se enfrenta el
zapatismo: por un lado buscar el acercamiento con aquellos
que buscan también desde sus propias realidades e intereses
el cambio social que beneficie a los muchos, y por otra, la
confrontación con el discurso de esa minoría de poderosos y
sus aliados ideológicos, todo ello, en diferentes espacios, que
llevan de lo local y regional a lo nacional e internacional (y
viceversa).
Sin embargo, lo anterior no implica un proceso sencillo
y cómodo, donde la noción de “diálogo” estuviera definida
desde siempre, sino que se ha ido construyendo en la práctica
cotidiana de los zapatistas, lo que no excluye tampoco errores
o conflictos con aquellos con quienes se intente o se ha inten-
tado dialogar. Como ocurrió cuando bajo el lema de “Darle
una oportunidad a la palabra”, a propósito de la posibilidad
de un debate entre Marcos y el juez español Baltazar Garzón,
se propuso un encuentro entre los diferentes actores sociales
y políticos del país vasco. Ni el debate ni el encuentro fueron
realizados, pero quizá esto sirvió para mostrar la forma como
el zapatismo ha buscado interlocutores incluso a nivel inter-
nacional al solidarizarse con otros movimientos sociales,
como es el caso de los piqueteros argentinos o los distintos
movimientos “globalifóbicos” (o si se quiere mejor llamarlos
“altermundistas”) que luchan porque saben que “otro mundo
es posible”, o por “un mundo donde quepan muchos mun-
dos” para decirlo en lenguaje zapatista (o para decirlo tam-
bién con el título del libro de John Holloway, por Cambiar el
mundo sin tomar el poder). De este modo, el lema “Darle una
oportunidad a la palabra” (no exento de ecos lennonianos por
aquello del Give peace a chance) podría significar: crear las
condiciones (subjetivas y objetivas) para poder apalabrarse y
llegar así a acuerdos.
Y esto sucede hasta entre los mismos zapatistas y en
relación con quienes se han propuesto dialogar con ellos. El
diálogo no ha sido fácil, aunque lo parezca. Porque para
hablar unos con otros hay también que aprender a escuchar y
a ser escuchado. Quizá ésta sea la lección que el zapatismo ha
aprendido y ha hecho aprender a otros. Lo que Marcos ha
definido como “el principal acto fundamental del EZLN”. O
sea, el aprender a escuchar y hablar. Proceso que describe
29
tanto con respecto a su vinculación
con la “sociedad civil” como con los
pueblos indígenas, en uno de los tex-
tos de la serie de comunicados titu-
lada “Chiapas: la treceava estela”
donde se replantea la estrategia de
diálogo de los zapatistas con las agru-
paciones, en especial con las orga-
nizaciones no gubernamentales
asistencialistas, que se han solidariza-
do con ellos:
“Nosotros aprendimos a escu-
char y hablar, al igual, imagino, que la
sociedad civil. También imagino que
el aprendizaje fue menos arduo para
nosotros. Después de todo ése había
sido el origen fundamental del EZLN
(…) ¿Cuánto tiempo tardamos en dar-
nos cuenta de que teníamos que
aprender a escuchar y después a
Subcomandante Insurgente Marcos, Guadalupe Tepeyac,
Chiapas, octubre de 1994
MARCO UGARTE
30
como las posibilidades que presupone todo diálogo (sea este
interpersonal, intergrupal, intercultural o internacional) y que
permite cruzar o por lo menos rozar las fronteras semióticas,
como las llama Lotman.
Y así es como Marcos nos detalla la forma como se
toman los acuerdos entre los zapatistas, a propósito de la
creación de los “Caracoles”, que sustituyen a los “Aguas-
calientes”: “…desde la curva más externa del caracol se
piensa en palabras como ‘globalización’, ‘guerra de domi-
nación’, ‘resistencia’, ‘economía’, ‘ciudad’, ‘campo’,
‘situación política’ y otras que el borrador va eliminando
después de la pregunta de rigor: ‘¿está claro o hay pre-
gunta?’. Al final del camino de fuera hacia adentro, en el
centro del caracol sólo quedan unas siglas: ‘EZLN’. Des-
pués hay propuestas y se dibujan, en el pensamiento y en el
corazón, ventanas y puertas que sólo ellos ven (…) La palabra
dispar y dispersa empieza a hacer camino común y colecti-
vo. Alguien pregunta: ‘¿Hay acuerdo?’ ‘Hay’, responde
hablar? No estoy seguro, han pasado
ya no pocas lunas, pero yo calculo
unos dos años al menos. Es decir, lo
que en 1984 era una guerrilla revolu-
cionaria de corte clásico (…) para
1986 ya era un grupo armado, abru-
madoramente indígena, escuchando
con atención y balbuceando apenas
sus primeras palabras con un nuevo
maestro: los pueblos indios”.
Esta dificultad y com-
plejidad del diálogo quedará
representada mediante la
figura del caracol, una ima-
gen metafórica que sintetiza
un proyecto ético-político a
la vez que una concepción
simbólica de la comunidad y
de la comunicación entre
quienes la conforman, la que
es expuesta por Marcos utili-
zando una mezcla de recur-
sos retóricos y estilísticos
que van de la reiteración
léxica y rítmica (que produ-
ce una suerte de eco, simu-
lando el sonido del caracol)
hasta la sinestesia donde los
sentidos se confunden:
“…dicen que dicen
que decían que con el cara-
col se llamaba al colectivo
para que la palabra fuera de
uno a otro y naciera el acuer-
do. Y también dicen que
dicen que decían que el cara-
col era ayuda para que el
oído escuchara incluso la
palabra más lejana. Eso
dicen que dicen que decían.
Yo no lo sé. Yo camino contigo de la
mano y te muestro lo que ve mi oído y
escucha mi mirada. Y veo y escucho
un caracol, el pu´y, como dicen en
lengua de acá”.
La espiral del caracol marca un
recorrido que lleva de afuera hacia
adentro y de adentro hacia fuera,
Selva Lacandona, Chiapas, 1994 EMILIANO THIBAUT Mayor Moisés, Guadalupe Tepeyac, Chiapas
afirmando la voz colectiva. De nuevo se traza el caracol,
pero ahora en camino inverso hasta que sólo queda, llenan-
do el viejo pizarrón, una frase que para muchos es delirio,
pero para estos hombres y mujeres es una razón de lucha
‘un mundo donde quepan muchos mundos’. Más despueci-
to una decisión se toma”.
De este modo, en la práctica discursiva del zapatismo
se concibe al diálogo no sólo en su aspecto “polifónico” y
“heteroglósico” (para abusar un poco del buen Bajtín),
como entrecruzamiento de las múltiples y hasta encontradas
voces que participan en la toma de decisiones políticas,
sino también el diálogo es considerado en función de los
distintos destinatarios a quienes el discurso va dirigido, o
para decirlo con Ch. Perelman, la “heterogeneidad de los
auditorios”, o como la ha denominado el español Tomás
Albaladejo, la poliacroacis. Según este último: “La oratoria
política se caracteriza por la poliacroacis, es decir por la
audición múltiple, por la multiplicidad de posiciones de la
interpretación que es llevada a cabo
por el auditorio retórico”.
Y muestra de ello fue la serie
de discursos pronunciados por los
comandantes zapatistas en la inau-
guración de los Caracoles en agosto
de este 2003, en la que se dedicó un
determinado discurso a un tipo de
destinatario específico como lo fue-
ron los pueblos indios de México,
los campesinos, las muje-
res, los jóvenes, y los pue-
blos del mundo en general,
una buena costumbre que
el zapatismo tiene de iden-
tificar y de identificarse
con sus posibles recepto-
res.
De tal manera que el
movimiento zapatista ha
generado con sus discursos
(que también son acciones)
una situación inédita, por
lo menos en nuestro país, al
hacer de su palabra y con
su palabra, como ya se dijo,
una forma de interacción
social y política eficaz, que
convoca y provoca a otros a
participar con sus propios
discursos (lo que no es
poca cosa) en la toma de
decisiones colectivas: una
de las características de una
auténtica vida democrática.
Nos ha enseñado a escu-
char y a reconocer el poder
de la palabra más que la
palabra del poder, el poder
de poder apalabrarnos, y
también nos ha enseñado a darle una
oportunidad a la palabra de cada uno
de nosotros, que a la vez somos
otros.
Nota:
Luis de la Peña Martínez es Profesor de Teoría
del Discurso en la Escuela Nacional de Antro-
pología e Historia (apalabrar@yahoo.com).
as, 2 de febrero de 1995 JESÚS RAMÍREZ Subcomandante Insurgente Marcos,
Selva Lacandona, Chiapas, junio de 1994
RAÚL ORTEGA/LA JORNADA
31
culturayzapatismo
32
Hace 10 años nos levantamos contra
el gobierno que decía que no existíamos,
y cuando hablamos nos quiso callar
con sus cañones. Pero aquí estamos.
Ni nos callamos ni nos fuimos.
Representante comunitario,
en territorio rebelde.
En estos festejos de los 20 y 10 años del EZLN, a
final de cuentas, lo que estamos celebrando son los
10 y 20 años de la renovación de la vieja lucha con-
tra la cultura dominante, contra esa cultura de ado-
ración al dinero y desprecio por la dignidad
humana. Después de haber pasado por un largo
periodo histórico de desaliento en el que los dueños
del capital proclamaban a los cuatro vientos el fin
de la historia y nos aseguraban que vivíamos en el
Antonio Ramírez Chávez
Zapatismo y Creatividad
Convención Nacional Democrática, Guadalupe Tepeyac,
Chiapas, agosto de 1994
JORGE CLARO
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Movimientos sociales polarizan México

  • 1. 1 En las últimas semanas, dos movimientos sociales han creado diversos niveles de polarización social en México la lucha del pueblo de Tlanepantla, Morelos, por que se reconozca su derecho a elegir a sus gobernantes con su propias leyes, sus tradiciones y su cultura, y la lucha de los braceros mexicanos de la década de los 40 por que s lesdevuelvaeldineroqueentrelosbanquerosnorteamericanosyloscorruptosgobernantesmexicanoslesrobaron Ambos movimientos han sacado a la luz la impresionante incapacidad de la clase política mexicana. Lo cual ha significado abonar más en la ausencia de legitimidad de los actos de gobierno. En Tlanepantla hemos visto cómo la actuación de los partidos políticos ha sido el factor esencial par generar una división en una comunidad que se distinguía por haber logrado una serie de consensos para crea una relación democrática entre gobernantes y gobernados. Al no respetarse los usos y costumbres de la comunidad y al registrar todos los partidos diversos candidato a la presidencia municipal esa lógica se rompió, lo cual ha permitido la escisión en la comunidad y la posterio represión en contra de ese pueblo por parte del gobierno del estado y los diversos cuerpos policíacos. E d i t o r i a l Primero de enero de 1994, San Cristóbal de las Casas, Chiapas ANTONIO TURO Altamirano, Chiapas, 3 de enero de 1994 MARCO ANTONIO CRU
  • 2. Atrás se deja ver esa innegable vocación de los partidos políticos por pisotear los derechos conquistados en su angustia por obtener unos puntos más en los resultados electorales. Y, al mismo tiempo, su vocación por impedir expresiones de autonomía que permitan sacar la conclusión de que la sociedad se puede gobernar por sí misma, sin intermediarios. El caso de los braceros es igualmente revelador: desde el poder se han dado muestras permanentes para dejar claro dónde se ubican sus prioridades. Han decidido utilizar el dinero público para “rescatar” a los banque- ros por medio del Fobaproa y a los grandes constructores por medio del rescate carretero; para no hablar del botín que han puesto en manos privadas por medio de los Pidiriegas, con lo que se avanza en la privatización de los sec- tores energéticos (en especial el petróleo y la electricidad) y al mismo tiempo se están pagando intereses suma- mente altos por medio de los impuestos de la ciudadanía. Entre estas tres deudas estamos hablando de alrededor de 125 mil millones de dólares, es decir el 20 por ciento del Producto Interno Bruto de México. Pero, no están dispuestos a reconocer la deuda que tienen con decenas de miles de braceros mexicanos. Cuando se trata de rescatar a los dueños del dinero y verdaderos hombres de poder, entonces no hay tardanza. Destaca también la reacción de Andrés Manuel López Obrador al criticar la acción de uno de los grupos de braceros de tomar el rancho de la familia Fox, señalando que no hay que minar lo más sagrado de las institu- ciones del país: la investidura presidencial, y que “no hay que astillar la silla del poder”. Con esta declaración, este señor que se da por muerto para la contienda electoral del 2006, deja en claro cuáles son sus auténticas preo- cupaciones: la investidura presidencial y la silla del poder. Nadie puede decir que no habla claro. Hace unos meses, en las páginas de nuestra revista Durito nos dijo lo siguiente: “Sólo hay una variación, cuando el rebelde topa con la Silla del Poder (así, con mayúsculas), la mira detenidamente, la analiza, pero en lugar de sentarse va por una lima de ésas para las uñas y, con heroica paciencia, le va limando las patas hasta que, a su entender, quedan tan frágiles que se rompan cuando alguien se siente, cosa que ocurre casi inmediatamente”. Estas son las dos lógicas: cuando la izquierda tradicional comienza a ver la posibilidad de sentarse en la silla del poder entonces se preocupa por que nadie la astille, que nadie la lime. Su idea es sencilla, si antes fue necesa- rio el movimiento social para acercarse a la posibilidad de “tomar” el poder (que para ellos es una silla, una casa o un palacio), cuando ya se piensa que se acerca ese momento, el movimiento social no tan sólo es inútil sino moles- to; “hay que ganar sin que se molesten los rivales, es más, mejor sin que se den cuenta”.Así piensan. Por eso, López Obrador se escandaliza porque un grupo de campesinos tome el rancho del presidente, no por el actual sino por el próximo que sueña que va a ser él. Tlanepantla y los braceros son otros síntomas de lo que está pasando abajo y muchas veces más abajo que abajo. Estos síntomas nos hablan de un rencor acumulado en el pecho, de gente que también ha dicho ¡Basta! Mientras tanto la clase política se regodea en sí misma. Inventa y crea un escenario político en el que todo se define por una especie de feria de las vanidades. Se regodean en pensar que la agenda nacional se mueve en función de esas vanidades; se parecen a esos señores obesos que van a la playa, se acuestan y solamente ven su ombligo. Y cuando regresan hacen una larga narración sobre los colores que tenía el mar y el tipo de oleaje que había. Creen conocer el mar y lo único que realmente conocen es su ombligo. Pues bien hay que dejarlos que sigan obsesionados con esa parte de su cuerpo. Lo fundamental se encuentra abajo. Abajo los colores son cada vez más diversos y por lo tanto, cada vez más ricos y la marea está subiendo. Los caracoles zapatistas dieron la señal de arranque para dar un salto cuali- tativo en el proceso de organización social. Lo que veremos en el futuro próximo será el estallido de más sínto- mas, colectivos que, con sus propias ideas, cultura, política y tradición, harán su experiencia en el proceso de organizar su vida sin intermediarios.Autonomía es la palabra. Rebeldía.Año 2, número 16, febrero del 2004. Director: Sergio Rodríguez Lascano. Subdirectora: Adriana López Monjardin Consejo editorial: Javier Elorriaga Berdegué, Raúl Jardón, Gloria Muñoz Ramírez, Fernando Yáñez Muñoz. Fotografías: En este número se muestra la primera parte de la Exposición Fotográfica Colectiva “69 Miradas contra Polifemo”. En internet: www.revistarebeldia.org y correo electrónico: redaccion@revistarebeldia.org Impresa en: 2
  • 3. La campaña EZLN: 20 y 10, el fuego y la palabra cul- minó el 12 de enero con el Encuentro “El zapatismo y la sociedad civil”, convoca- do por la revista Rebeldía y realizado en el Museo de la Ciudad de México. A través de 22 intervenciones se ex- presaron distintas voces que provienen de los mundos del pensamiento, la poesía, la música, la historia, la cultu- ra, las creencias religiosas, la participación política, los pueblos indígenas, la inves- tigación, e incluso de las opiniones críticas que han surgido en el seno del propio EZLNEZLN 20 y10 EEll zzaappaattiissmmoo yy llaa ssoocciieeddaadd cciivviill Yo no soy pesimista, no quiero ser pesimista, no puedo ser pesimista. Soy poseedora de una gran fe y una gran esperanza. Quiero luchar, quiero seguir luchando a pesar de todos los años que ya cargan mis espaldas, que no son pocos; quiero seguir luchando con optimismo, sin amargura, con alegría, como lo hacen los hermanos zapatistas, que han sufrido por muchísimo tiempo, mucho más que nosotros. Palabras de Rosario Ibarra, integrante del Comité Eureka y madre de un desaparecido político. Destrucción del Palacio Municipal de Altamirano, Chiapas, 3 de enero de 1994 FRANCISCO MATA 3 Destrucción del Palacio Municipal de Altamirano, Chiapas, 3 de enero de 1994 MARCO ANTONIO CRUZ
  • 4. es marcha, es manifestación, es caravana, es plantón y es fies- ta. La palabra zapatista nos invita a bailar. ¿Bailaremos, sociedad civil? Bailaremos. La palabra zapatista y el zapatis- mo nos invitan a hacer música con ellos. ¿Haremos música con ellos? Haremos música con ellos. El poder del dinero nos dice: la palabra no importa, no tiene valor, utilízala solamente para conseguir lo que necesi- tas, lo que quieres; utilízala para ganar dinero; di libertad cuando quieras esclavizar, di democracia cuando quieras imponer tu dictadura, di libertad cuando quieras tener a la gente como autómatas. El zapatismo ha regresado el valor a la palabra, que la palabra tenga corazón, que nos haga sentir, que la palabra nos haga pensar, que tenga cabeza, que la pala- bra nos haga actuar, que vuelva, que siga caminando como palabra. La poesía es palabra zapatista también, pues su pala- bra no solamente nombra, también sugiere, transforma, tiene cabeza, tiene corazón y también hace actuar. El poder del dinero nos dice: no pintes, la pintura no exis- te; vende, vende, anuncia, vende. El zapatismo es creación, son las pinturas murales que podemos ver en Bonampack, en la pintura mural que cuenta las historias, son la infinidad de carte- les, de murales que pueblan todas las paredes de los Aguasca- lientes y ahora de los Caracoles; son los graffiteros que están luchando y diciéndole a la gente: si la calle es un espacio públi- co, si la calle es de todos, ¿por qué solamente nos venden cosas? ¿por qué no podemos llenarla de dibujos, de preguntas, de sueños? ¿por qué no podemos contar nuestra historia? La palabra zapatista es celebración, es celebración de la vida en resistencia, es un baile de todos los que sobran, los que sobran para el poder del dinero; es un baile de los que somos más, de todos los que somos más en el mundo. ejército mexicano. La conmemora- ción de los diez años del levantamien- to zapatista fue también un espacio de reflexión acerca de la emergencia de la sociedad civil, que en 1994 se encontró en las plazas y las calles, empeñada en detener la guerra y la barbarie del gobierno contra los pue- blos indígenas chiapanecos. En las siguientes páginas recogemos algu- nas de estas intervenciones y frag- mentos de otras más, buscando dar a conocer las que siguen inéditas. Palabras de Roco, vocalista del grupo Maldita Vecindad: La palabra zapatista es flor y canto, In xóchitl, In cuícatl, flor y canto del que hablaba Nezahualcóyotl, flor y canto, palabra sagrada, vivencia cotidiana de los hombres, como lo dice el poeta náhuatl Natalio Hernández. Flor y canto es la concepción indígena de la vida como acto creativo, la vida como celebración, como acto colectivo de celebración; la vida entonces es danza, la vida es música, la vida es poesía, la vida es pintura, la vida es una fiesta, una fiesta cotidiana. El poder del dinero nos dice: la música es aquella tonada machacona que se repite hasta el cansancio, esa tonada que a fuerza de repetirse acaba por gustarnos. La palabra zapatista es música, que como toda buena música está formada de sonidos y de silen- cios, como toda buena música nos invita a participar, haciéndola junto con ellos. El poder del dinero nos dice: no bailes, marcha disciplinada- mente a la guerra; no bailes, fórmate en la fila del banco; no bailes, vete con prisa, corre por las calles, trabaja. La palabra zapatista es danza, es baile de marimba toda la noche, es caminata, ¿Bailaremos, sociedad civil? Vivimos en el mundo de la comunicación masiva, la era electrónica de fibras ópticas, era en que la noticia es divulgada al instante... Ojalá esto realmente nos acercara unos a los otros, pero estamos en un proceso de deshumaniza- ción aterrador, no nos conocemos, no sabemos el nombre de nuestro vecino, no nos saludamos en la calle, y dicen nuestros compañeros en los altos de Chiapas que así como el que viene de la ciudad no conoce la montaña, el que está en la montaña tampoco conoce la ciudad y no puede moverse bien en ella. En este gran país pluricultural, no nos conocemos los mexicanos. El movimiento zapatista ha sido un movimiento de orientación, de acercamien- to, de cohesión, de hermanamiento de nuestra sociedad, en el momento pre- ciso en que el mundo es víctima de ese golpe devastador, aniquilador de culturas y costumbres que nos ha dado la globalización. El movimiento zapatista ha logrado el rescate de nuestra fortaleza y unión, que es nuestra identidad, el orgullo de ser quienes somos y de saber quiénes somos. AngélicaAragón, actriz. 4
  • 5. 5 El zapatismo nos invita a entrar a este baile, a esta cele- bración, y junto con la poesía nos hace una pregunta que sigue estando en nuestros corazones: ¿podemos imaginarnos un mundo donde quepan muchos mundos? ¿podemos, al ver la semilla, ver claramente al árbol que vive dentro de ella? El zapatismo, como flor y canto, como la vida, como un acto creativo, colectivo, nos invita a vivir y a reflexionar cada uno de nuestros segundos en arte. El tiempo es dinero, dice el poder. No. El tiempo es arte, el tiempo es vida, contestan los zapatistas, y es por eso tal vez que la palabra zapatista, donde más resonancia ha tenido es en todo lo que es el medio cultural: los poetas, los músicos, los pintores. También donde más incide es en los jóvenes, en los jóvenes urbanos, en todos estos jóvenes que sabemos y senti- mos que la manera como vivimos, como hablamos, como nos vestimos, todos nuestros usos y costumbres, son nuestra vida en sí. No queremos luchar por un mundo donde eso sea acepta- do, es nuestra vida misma la que va construyendo ese mundo. Como es desde la música desde donde ha tocado la pala- bra zapatista el corazón de muchas gentes y en especial el mío y el de los músicos con los que he trabajado, traigo una can- ción para celebrar, así como vimos en esa manifestación de hace diez años que estaba llena de canciones y de pinturas y de música y de tambores y de alegría. Bien dicen los zapatis- tas: la rebeldía, la resistencia, es una fiesta, es una celebra- ción. Y yo traigo una canción para celebrar, en memoria de esos diez años, con todos ustedes, la presencia y la continui- dad de esa memoria del porvenir que es el zapatismo. Esto se llama “Caracol”. Palabras del filósofo Luis Villoro, quien participó en el encuentro con un mensaje enviado por escrito: Hace diez años resonó un grito: “¡Ya basta!” El “¡Ya basta!” zapatista no era sólo una exclamación de rebeldía contra un sis- tema que se negaba a escuchar, era también un llamado al des- pertar de una nación. La voz del zapatismo era el anuncio de un giro radical en nuestra manera de sentir y pensar la nación. Su llamado hacía callar la algarabía discordante en las disputas en las cámaras; con un gesto de desdén, hacía a un lado el lamentable espectáculo de la rebatinga por un pedazo de poder. El grito zapatista de hartura daba un portazo a la farsa. A la vez, era un llamado al despertar del verdadero México que ocultaba la farsa. Frente a la lucha de partidos y facciones, frente al apego a sus intereses, el llamado del zapatismo descubría de nuevo Desgajar la voluntad de dominación el México auténtico: el país real, for- mado por comunidades de hombres y mujeres concretos, que se relacionan en redes de servicio recíproco, en la realización compartida de valores comunes, cotidianos. Es el pueblo real, el que desdeña participar en la farsa, el que aún guarda la dignidad como un valor, el que rechaza el poder disfrazado de codicia. Porque hay un México real, vivo aún en la solidaridad de los pueblos, en la moral social de la convivencia y del respeto recíproco. Es el México que opone el afán de lucro y el interés por dominar, al “mandar obedecien- do” de las comunidades. El grito zapatista era una afirma- ción de rebeldía. Pero no por querer remplazar un poder por otro. La clave que distingue al zapatismo de cualquier otro movimiento rebelde es el rechazo radical de todo afán de poder. Su men- saje más profundo es la negación del poder para sí. Al no querer el poder para sí, desgaja de cuajo la voluntad de dominación. El poder que postula es el de los hombres y mujeres en comuni- dades concretas; es el que reside en la sociedad real, ajena a toda dominación. “Para todos todo, nada para nosotros”. Esa es la significación profunda del mensaje zapatista. Dice que la comunidad real sólo se alcanza en la medida en que pueda rechazarse el poder.Yla realización de la comunidad es el fin que da sentido a una nación. ¿Utopía? No. Rebeldía perma- nente contra una realidad desgarrada. Afirmación de la voluntad de cons- truir una auténtica nación. Tal es el proyecto ético que debe orientar la marcha paulatina hacia una sociedad sin dominación, en el reco- nocimiento a todas sus diferencias. Ese es el proyecto de una comu- nidad ajena al poder, el proyecto del zapatismo.
  • 6. personas ajenas, pero hoy estamos recuperando poco a poco nuestro territorio, gracias también a nuestros hermanos zapa- tistas, que nos han encendido una luz del sur hacia el norte. Por eso queremos agradecer a nuestros hermanos zapa- tistas ese entusiasmo, porque sin ellos, la organización de ellos, todavía no encontraríamos el camino por dónde salir. Las Juntas de Buen Gobierno hasta allá nos han llegado, lo hemos analizado, traducido a nuestra lengua, para adaptarlo en nuestro pueblo. Y nosotros apenas estamos renaciendo, nos falta mucho por aprender, pero aquí estamos, aún segui- mos vivos después de 500 años de resistencia. Palabras de José Carrillo de la Cruz, wixárika de la Comunidad San Sebas- tián Teponazhuatlán, Municipio Mez- quitic, Jalisco: Yo les traigo la palabra y el sentimiento de mi pueblo, mi región, mi comunidad. Hace diez años, éramos pueblos muertos, no tenía- mos voz ni voto en las comunidades. Si no fuera por nuestros hermanos zapatistas, hoy estuviéra- mos como antes. Hoy me ven vestido, porque esto es mi vestuario, pero antes no nos atrevíamos a salir así de nuestro pueblo por temor a ser objeto de curiosidad. Estaban nuestras comuni- dades tan pisoteadas por ¿Por qué estamos aquí? ¿Para celebrar los 20 y 10 años de la lucha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional? ¿Para conmemorar la marcha del 12 de enero de 1994, esta movilización masiva de la sociedad civil? Sí, sí, claro que sí, pero eso no es lo importante. No estamos aquí solamente para festejar la lucha de los indígenas de Chiapas, para expresar nuestra solidaridad con ellos. Estamos aquí más bien porque reconocemos que su lucha por la dignidad es nuestra lucha por la dignidad, su lucha para vivir es nuestra lucha para vivir. John Holloway, pensador y escritor crítico. A diez años de la erupción del volcán indígena en Chiapas Nosotros también llevamos más de un año viviendo en resistencia, eso quiere decir que estamos impulsando el mismo proyecto histórico de los pueblos indígenas. Estamos impulsando en los hechos los derechos que tenemos como pueblos originarios. En nuestras comunidades hay dos tipos de gobierno, el gobierno tradicional y el gobierno constitucional. Nosotros supuestamente estamos fuera del Estado, pero en nuestras comunidades gobiernan nuestras autoridades tradicionales elegidas en asambleas comunitarias. Estoy viendo que hay mucha gente que le gusta pensar, que le gusta reflexionar la realidad y qué bueno, está bien; pensamos noso- tros, pues, que la teoría debe de surgir de la práctica. Entonces es tiem- po de actuar nuestro papel como actores de nuestro destino, como actores principales para el desarrollo de nuestras comunidades. David Valtierra, amusgo del municipio autónomo de Xochistlahuaca, Guerrero. FRIDA HARTZ 6 Toma del Palacio Municipal, Las Margaritas, Chiapas, enero de 1994
  • 7. 7 Mensaje escrito, enviado por el politólogo Lorenzo Meyer al Encuentro “El zapatismo y la sociedad civil”: El trasfondo. Desde el arranque mismo de la construcción del Estado nacional mexicano al inicio del siglo XIX los cimientos fue- ron mal puestos. Los diseñadores de la nueva nación esta- blecieron, como principio fundamental, la igualdad jurídica de todos los miembros de la comunidad nacional recién crea- da, pero desde el inicio y hasta hoy esa igualdad resultó una ficción, una construcción ideológica que chocó con una añeja realidad social donde la desigualdad en todos los órdenes era la gran regla política, económica, social y cul- tural. Por trescientos años, la Nueva España —pieza clave del imperio español deAmérica— se estructuró partiendo de una dicotomía tan básica como brutal: por un lado estaba la lla- mada “república de los españoles” o gente de razón y por el otro las “repúblicas de indios” con personas que por su natu- raleza estaban, supuestamente, impedidas de alcanzar un grado de desarrollo moral e intelectual similar al de los euro- peos. Los mestizos no estaban contemplados en el orden ini- cial pero en la práctica fueron situados en algún punto intermedio de los dos polos originales, el de “los de razón” y los “rústicos” permanentes. Formalmente México dejó de ser un país de indios, pero en la práctica estos permanecieron y dieron una gran lucha por preservar su identidad y propiedades comunales e incluso por extender su autonomía. Al doctor Luis Mora, el ideólogo del liberalismo mexicano original, y como a tantos otros libe- rales, le pareció apropiado que en la nueva república se elimi- nara el concepto de “indio”. Al final, esta visión se impuso pero no logró eliminar del todo eso que consideró un elemen- to de atraso y premodernidad: lo indígena. La Revolución Mexicana insistió en la igualdad políti- ca y jurídica de todos los mexicanos, pero reconoció la pro- piedad comunal de la tierra y diseñó programas especiales para esos descendientes de los “mexicanos originales” que se encontraban hasta el fondo de la pirámide social, progra- mas elaborados por no indígenas e impuestos casi sin con- sulta con los destinatarios. En todo caso, la idea era asimilar a los indios al México mestizo hasta que la “moderniza- ción” exitosa los hiciera desaparecer y lo indio quedara simplemente como historia y símbo- lo pasado de la identidad. Hace diez años. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hizo su aparición justo cuando el proceso de “moderni- zación” mexicana en su fase neolibe- ral se encontraba en la cúspide, en su momento de gloria nacional e interna- cional. Y por eso y de inmediato hizo dos contribuciones fundamentales y muy positivas al proceso de desarro- llo político del país. Por un lado, la crisis política desatada por el EZLN en un año electoral (1994) obligó al gobierno de Carlos Salinas a aceptar una reforma electo- ral que, por primera vez, abrió la posi- bilidad de que en México hubiera un órgano electoral autónomo que per- mitiera que el proceso electoral pasa- ra de ser una formalidad a algo realmente sustantivo. Si el PRI fue obligado a dejar “Los Pinos” en el año 2000, una parte de la explicación se encuentra en el EZLN y en la movili- zación política que impulsó en una amplia zona geográfica y social del país. La otra contribución del EZLN fue hacer visible e insoslayable la per- sistencia de la injusticia histórica ori- ginal sobre la que se había fundado la república: la división entre un país sobrexplotado, humillado en extremo y discriminado de manera sistemática —el México del 10 por ciento más pobre, el México de los indios— y el otro país, donde también campea la explotación, la humillación y la dis- criminación, pero no en el grado extremo que los indicadores de la pobreza y atraso social muestra que prevalece en las zonas indígenas de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Hidalgo, Nayarit o Chihuahua, por sólo mencionar algunos ejemplos dramáticos. Los cimientos de México fueron mal puestos
  • 8. 8 Fragmentos de lo dicho por el general Francisco Gallardo: ¿Por qué llama la atención de la opinión pública inter- nacional la insurrección chiapaneca? ¿En qué se distingue de otros conflictos o movimientos armados del resto del mundo? Las condiciones de pobreza y marginación no explican por sí solas el surgimiento de una insurrección armada. Una situación de opresión y autoritarismo tampoco basta para que El EZLN ha hecho ya una gran contribución al desarrollo político, social y cultural de México, pero ni la democratización de México ha avan- zado más allá del ámbito electoral — necesario e indispensable pero absolutamente insuficiente— ni lo que queda de las comunidades indíge- nas ha recibido de la autoridad el cambio que justamente ha demanda- do en sus condiciones económicas, sociales y jurídicas. Todo ha sido insuficiente. El EZLN ni puede ni debe ser el responsable del cambio. Esa socie- dad urbana que con tanto entusiasmo se movilizó en el inicio del 2001 por el llamado de los nuevos zapatistas a favor de una autonomía indígena real, es a la que le corresponde hacer ahora el esfuerzo mayor. El esfuerzo del 2001 fracasó, pero es una obliga- ción de todo el México democrático insistir en apoyar la demanda de una autonomía indígena real y, sobre todo, en exigir las grandes reformas del Estado y del modelo económico, para superar la injusticia original. Dentro de seis años se cum- plirán dos siglos de que se iniciara en México la lucha por la inde- pendencia, pero el proyecto del cura de Carácuaro y Necupétaro, don José María Morelos, de hacer de la recuperación de la soberanía mexi- cana la palanca para disminuir en nuestro país los extremos entre la opulencia y la pobreza extrema —la realidad creada por el sistema colo- nial— aún es sólo una meta y muy distante. El EZLN, en medio de enormes carencias y a un costo social demasiado alto, ya hizo su tarea por lograr enmendar el error de origen con que nació México. Ese esfuerzo nos obliga al resto a hacer más de lo que hasta ahora hemos hecho al respecto. “Pero no sólo dijeron ¡Ya Basta! con los fierros. También se organi- zaron para darse sus propias leyes, gobernarse a sí mismos, educarse, cuidar su salud, garantizar el abasto y practicar la autogestión. Para hacer realidad sus sueños, pues.” Luis Hernández Navarro, analista político. ¿Qué trataba de ocultar el alto mando militar? 1 de enero de 1994, Subcomandante Insurgente Marcos, San Cristobal de las Casas, Chiapas CARLOS CISNEROS/LA JORNADA
  • 9. se levanten en rebeldía grupos sociales. Para que se diera el levantamiento armado en Chiapas, se conjuntaron dos tradicio- nes de lucha. De un lado, la herencia de la guerrilla de los seten- ta, curtida por la experiencia de la opresión. Del otro, la resistencia indígena chiapaneca que se mantiene desde el siglo XVI.Ambas tradiciones coincidieron en un momento histórico caracterizado por una pérdida de expectativas, propiciada por la farsa salinista de que ingresábamos al primer mundo. Pero no se trata de una vanguardia revolucionaria que se monta en una clase social oprimida para abanderar una revo- lución, sino de un movimiento de sublevación en el que la sociedad civil organizada y su élite que la dirige vivieron un proceso de fusión que, a través de un aprendizaje mutuo, con- siguieron estructurar un ejército simbólico que, con rifles de madera cargados con proyectiles de razón, hirieron mortal- mente al sistema político mexicano. Quiero platicarles una anécdota del impacto que tuvie- ron las armas que utilizaron los zapatistas en contra del ejér- cito mexicano, donde varios de mis compañeros perdieron la vida. Un día de abril de 1994, aparece en todas las instalaciones del ejército y en la prisión militar del Campo número Uno —lugar donde estaba realizando un estudio de campo para elaborar mi tesis de maestría sobre la reforma del ejército— una pancarta de difusión mensual llamada Tres de Diana. En ella aparecían fotografías de una veintena de militares que serían condecorados por decreto pre- sidencial, con bombo y platillo en ceremonia militar, por haber muerto en combate en Chiapas. El evento fue presidido por el coamandante supremo de las Fuerzas Armadas, Carlos Salinas de Gortari; el general Antonio Riviello Bazán, secretario de la Defensa; el almirante Ruano Angulo, secretario de Marina; el Dr. Jorge Carpizo Mc Gregor, secretario de Gobernación, el gabine- te en pleno, los familiares que iban a recibir la orden de honor y más de 20 mil efectivos militares. Poco después de este gran acon- tecimiento donde se enarboló el honor del ejército y la memoria de los caídos por la patria, llegaron a la prisión varios militares procesados por diver- sos delitos. Decepcionados del ejérci- to, platicaban sus tribulaciones y las persecuciones de que eran objeto. ¿Qué era lo que trataba de ocul- tar el alto mando militar con este encarcelamiento masivo? Concluí que varios de los caídos habían sido muertos en un enfrenta- miento entre dos batallones de infan- tería, provocado por negligencia o con toda intención desde el Estado Mayor de la Defensa Nacional, en esa época a cargo del general Tomás Enrique Sal- gado Cordero, secretario de Seguridad Pública en la gestión del regente Oscar Espinoza Villarreal y responsable directo del asesinato de los jóvenes de la colonia BuenosAires. 9 Carretera a Rancho Nuevo, Chiapas, 3 de enero de 1994 FERNANDO CASTILLO
  • 10. supuestamente muertos en combate con los zapatistas, para sorpresa del Consejo de Guerra y de los asistentes militares, quienes son llevados a ese gran circo para recibir un mensa- je ejemplificador. El militar en el patíbulo fue absuelto y dado de baja por indigno de pertenecer al ejército, además con la advertencia de no hablar porque socavaba la discipli- na militar y la “honorabilidad” del alto mando. Tanto el militar liberado, como los muertos y sus deu- dos condecorados quedaron abandonados a su suerte. Los políticos y militares responsables, viven en la impunidad bajo el manto protector del gobierno federal. Con todo respeto a los muertos y deudos de un lado y de otro, compañeros, compañeras, esto se los comento para que vean en manos de quién está la defensa de la soberanía nacional. Finalmente, vaya un reconocimiento a la lucha indíge- na, que ha permitido la apertura de espacios democráticos en nuestro país, y un absoluto repudio al poder corrupto e insen- sible que nos gobierna. Fragmentos de las palabras del poeta chiapaneco Juan Bañuelos, quien fue integrante de la Comisión Nacional de Intermediación, Conai. En el año 2004 no hay más opciones intermedias, no hay izquierdas ni derechas, sólo pobrísimos y multimillona- rios. No existe más, en esta nueva confrontación, el tér- mino mediación: o se está a favor o se está en contra de los indígenas. Quiere el gobierno reeditar la batalla ideoló- gica y de medios de comunicación que bien maneja (y mejor que el PRI de hace una década), sin atender las causas que lo originaron y sin reconocer como interlo- cutores a sus principales actores, los indígenas, porque según el gobierno ya no existe un conflicto armado. Pero al contrario, hoy el ejército mexicano es un actor político, a veces visible otras veces invisible en la gue- rra de Chiapas, y si crecen la tensiones en la región y a nivel internacional, no nos extrañe la influencia de los militares norteamericanos en la estrategia y acción de nuestra armada, como está sucediendo en otros países, no vaya a ser que los indígenas mayas sean convertidos en terroristas. El colmo del cinismo y la sir- vengüenzada; uno de los militares encarcelados estaba acusado de insu- bordinación causando la muerte al superior, se acercó a que lo asesorara, … me dio su expediente, al revisarlo, me percaté que al superior a quien le había causado la muerte aparecía en la lista de los condecorados. Entonces, ¿cómo que caído en combate? Al confirmar esta gran bajeza de la autoridad militar me dio una gran rabia, por estar bajo el mando de una caterva de mentirosos y cri- minales. Durante el procedimiento, se aportó como prueba la pancarta del acuerdo presidencial que conde- coraba con gran pompa a los militares En el 2004, ya no existe el término mediación Carretera San Cristóbal de las Casas-Rancho Nuevo, Chiapas, 3 de enero 10 FABRIZIO LEÓN/LA JORNADA
  • 11. Según sabemos también, el Congreso de la Unión no supervisa los presupuestos militares para la defensa nacional, menos sabe o intenta investigar de los grupos paramilitares y de las guardias blancas de los caciques chiapanecos o de otro grupo civil militarizado. Si ya hay paz en Chiapas ¿qué espe- ran para actuar el señor Fox y el señor Salazar Mendiguchía en el estado, para que regresen esos miles de soldados a sus cuarteles? Los mexicanos bien sabemos que es la continuación del racismo, de la corrupción y del despotismo del poder sin ningún respeto a la dignidad humana. Este es el momento en que la sociedad civil debe actuar como ya ha empezado, creo, en Monterrey, para reforzar la iniciativa de los indíge- nas mayas que se inició hace diez años, para luchar contra un gobierno que está vendiendo nuestra soberanía al mejor postor. Cuando en las comunidades del sureste oímos frases, quejas, demandas, que se han vuelto trilladas para el gobier- no o que no las oye: “él me cortó la oreja izquierda”, “yo le quité el ojo derecho”, “él me sacó siete dientes”, “esos mili- tares violaron a mi hija”, “esos soldados le cosieron el culo a mis dos sobrinas”, “esos tipos quemaron nuestros culti- vos”, “él me cosió los labios para que no hablara”, “a ese le saqué el corazón y se lo puse boca abajo”, “con su machete, aquél me sacó el hígado”, “me bebí su sangre”. Somos, somos todavía los huérfanos de Acteal, cuando oímos todo esto al recorrer las comunidades de los Altos de Chiapas, situación mantenida por militares y paramilitares gobiernis- tas, y descubrimos que en Chiapas la vida del hombre ha dejado de ser la medida de la existencia y de que hay una guerra, una guerra que el gobierno niega, argumentando que la causa son “los conflictos interco- munitarios”, que son parte de la gue- rra de baja intensidad que el gobierno promueve. En Chiapas se vive una tragedia, lo quieren borrar, pero aún así, para los habitantes de la Selva y de los Altos de mi estado, el origen de la libertad todavía está en la respiración, por eso luchan por la igualdad, el aire es para todos y la libertad de respirar es la primera acción notable de la dig- nidad. Amigos de la sociedad civil de México y del mundo, no temamos ser tocados por lo desconocido, aprenda- mos a defender una y otra vez los derechos humanos de todo el país y del planeta. En este momento sobre todo, no temamos tocar la carne inde- fensa del agredido, cuando nos mez- clamos entre la gente por una causa justa se pierde el temor al agravio y nace la comprensión por los demás. Amigos de la sociedad civil, hoy nos toca reiniciar lo que empezaron los indígenas. La aparición de la sociedad civil ciertamente es enigmática, pero de pronto nace donde antes no había nada. Cuando un gobierno traiciona la voluntad popular y vulnera los Sin ser el factor único, el levantamiento del EZLN y su posterior evolución política favoreció la conciencia y la organización de muchos de los pueblos indios de México; faci- litó el surgimiento de una nueva conciencia en el país respecto a los derechos y significado de los indígenas; animó el crecimiento y la participación de la sociedad civil; retó a la sociedad política a buscar caminos nuevos; incidió en algunos de los pocos avances en la reforma del Estado. Hizo más visible la necesidad de transformación de la situación de las instituciones y de las relaciones sociales y económicas, evidenció las graves deficiencias del sistema político mexicano y el largo camino que falta por recorrer para tener una demo- cracia digna. Exigió una respuesta responsable, todavía pospuesta, a las causas del conflic- to, por parte de los poderes del Estado. Cuestionó a las iglesias sobre su disponibilidad histórica en la búsqueda de la justicia; puso en la palestra internacional el tema de los pue- blos indios y la denuncia del sistema neoliberal y sus consecuencias. Samuel Ruiz, ex-obispo de San Cristóbal de las Casas, quien presidió la Comisión Nacional de Intermediación. 11
  • 12. 12 Una democracia desde abajo El EZLN, a fuerza de dirigirse a la sociedad civil, ha hecho de ella un sujeto social, un actor político, un protagonista de acon- tecimientos nuevos. La sociedad civil ha devenido el principal espacio para la potencial expansión y transformación cualitati- va de la democracia, en países con regímenes formalmente democrático-liberales.Porello,aldirigirsealasociedadcivil,el Ejército Zapatista está indicando el espacio donde se encuen- tran las mayores posibilidades de democratización del país. La idea de democracia elitista está emparentada más con la noción de mercado que con la de ciudadanía. En ella la socie- dad civil está integrada por votantes, esto es, por consumidores cautivos, y los partidos políticos desempeñan el papel de empresarios que ofrecen personal distinto en cada elección, previamente seleccionado por ellos. En el modelo elitista, la democracia se agota en el voto y a partir de ese momento la sociedad civil no vuelve a interesarle a los líderes políticos. A esta concepción de democracia de las élites, para las élites y por las élites, el EZ propone una propuesta de conceptos articu- lados que combina democracia social, democracia directa, democracia participativa, y democracia representativa, en otras palabras: los zapatistas proponen una democracia desde abajo, desde las comunidades indígenas y los poblados rurales, desde los barrios y las colonias, desde los sindicatos y las orga- nizaciones urbanas, desde los grupos ciudadanos y las ONG, o sea, una democracia del pueblo, de la sociedad civil. Dra. Paulina Fernández, politóloga. derechos, las calles, todas las calles, adquieren una sola dirección, la direc- ción espontánea del pueblo reunido y su crecimiento es la primera carac- terística de ese pueblo reunido, por- que la Nación no soporta más engaño ni miseria. Por ultimo, que debió ser el pri- mer punto en esta conmemoración de los diez años de la erupción volcánica indígena, el poder económico sigue en manos de la oligarquía y de la potencia del norte, la pobreza aumen- ta en México y en el mundo, por lo tanto, la sociedad debe transformar su acción mas allá de lo partidos políti- cos, en luchas de liberación nacional en contra de las oligarquías con apa- riencias de legitimidad y combatien- do el totalitarismo imperialista del señor Bush y sus limpiabotas enAmé- rica Latina. Empecemos amigos, por favor, por descubrir dentro de la sociedad civil una ética política de los mexicanos y hagamos entre todos un proyecto auténtico de Nación, todos, todos juntos. Esas son mis palabras, gracias. Pero el EZLN hizo mucho más, y de lo mucho que hizo queremos destacar dos triunfos para el camino de la humanidad. Organizó el primer movimiento de los pueblos llamados etnias, o considerados como minorías étnicas, o conocidos como “nacionalidades”, el pri- mer movimiento mundial de los pueblos indios por un mundo mejor en que prive la demo- cracia, la justicia y la libertad. E hizo otra aportación más, también de carácter mundial: con los Caracoles esbozó la práctica de un gobierno que es potencialmente mucho más que regional, mucho más que nacional o continental. El 6 de julio de 2003 anunció el fin de los Aguascalientes, esos magníficos foros de discusión de lo universal y lo local, y su sustitu- ción por los Caracoles, nuevas estructuras de poder regional hechas para fortalecer las autonomías de pueblos que antes estaban separados y que se unen a fin de decidir sobre su destino en materia de educación y cultura, de alimentación y vivienda, de salud, seguridad y “buen gobierno”, proyecto que llevan a la práctica hoy en una región de Chiapas, y que mañana otros y otros y otros más llevarán también a la práctica en distintas partes de Méxi- co y el mundo, con las más variadas aportaciones de los pueblos indios y no indios, minori- tarios y mayoritarios, sean de los países periféricos o centrales. Dr. Pablo González Casanova, investigador universitario, quien fue también integrante de la Conai.
  • 13. Mensaje enviado al Encuentro “El zapatismo y la sociedad civil” por José Saramago, Pilar del Río, Eduardo Galeano, Danielle Miterrand, Manu Chao y Ramón Chao: La tierra se nos rompe por muchos sitios. A las terribles catástrofes naturales que asuelan regiones enteras hay que sumar las que causan algunos hombres ante el silencio pavoroso de tantos otros: éstas, las evitables, pretenden reducirnos a todos a la condición de siervos y a la más espectacular de las sumisiones. El poder ha comprendido que sembrando miedo controla hombres y pueblos, economías y beneficios. Nos quieren insta- lar en la era de la resignación silenciosa, del acata- miento de sus injustas leyes, en la decrepitud de un sistema que para persuadir tiene que utilizar el pánico y la amenaza sistemática ante la falta de otros argu- mentos. Sin embargo, no todos los hombres han bajado la cabeza ante las patrañas del poder: los zapatistas, que hace diez años nos mostraron que México y el continen- te americano eran mayores de lo que oficialmente se enseñaba y nos querían hacer creer, están ahí, y hoy, como hace años, son un ejemplo de que la insurgencia es posible, de que no todo está perdido. Los hombres y las mujeres que en Chiapas empe- zaron a hablar para asombro de quienes tenían planifi- cado el decenio, hoy tienen existencia y voz ante el mundo, son ellos y por ellos, y está lección sostenida no puede acallarse. Porque la tierra se rompe cada día por muchos sitios, sí, pero en algunos se construye. Ojalá que el silencio que quieren imponernos no ahogue la voz de los indígenas zapatistas, de los pueblos que luchan. Ojalá que los demás, los que estamos fuera, no perdamos la capacidad de oír, entender, colaborar, agradecer. Como humildemente agra- decemos diez años después. Tal parece que las luchas de los explotados y oprimidos no han servi- do para nada. Es precisamente esto lo que los poderosos nos quieren hacer creer. Y no es cierto… Veo el enorme papel que desempeña el EZLN, la repercusión mundial de su actuación, en un momento en que los poderosos quieren hacernos creer que ya se acabó la historia, que ya no hay posibilidad de pugnar por un mundo de todos y para todos. Ahí veo y saludo el gran mérito del EZLN, con sus 20 y 10 años de lucha, con su fuego y su palabra. Juan Brom, investigador universitario. La tierra se nos rompe 13 Ocosingo, Chiapas, 4 de enero de 1994 FERNANDO CASTILLO
  • 14. 14 que son grupos terroristas además, que son unas cuantas personas que no tienen base social. Ejemplos claros que los puedo dar: desde el 1 de enero de 1994, los medios de comunicación, algunos publicaban la verdad, pero también hubo otros quienes inventa- ban mentiras y así mal informaban a la gente y diciéndonos que nosotros no somos mexicanos, que somos extranjeros, que somos un grupo terrorista.Yya más después aquí en lo años más adelante del 1 de enero tam- bién empezaban a informar, a decir en los radios, en la televisión, en los periódicos, en las revistas, que ya los zapatistas ya se murieron, que ya no existen, que ya no tenemos credibili- dad, que ya no tenemos base social, que el subcomandante Marcos ya está muerto, que ya se murió, que los comandantes David, Tacho y otros comandantes que ya se rajaron, que ya están trabajando pues su tierra, El sistema de televisión intergaláctica, presenta al compañero Insurgente Adolfo del servicio de transmisiones del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en la mesa “Zapatismo y medios de comunicación”. Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Hermanos y hermanas de México y del mundo: Soy el Insurgente Adolfo del servicio de radio transmi- sión, también soy locutor de Radio Insurgente allá de la zona selva fronteriza. Nosotros los de Radio Insurgente es nuestro deber recordarles a los trabajadores de los medios de comuni- cación del planeta tierra que nosotros los zapatistas luchamos por el derecho a la información. Esto es una de nuestras trece demandas. Sabemos muy bien que los malos gobernantes tratan de comprar a los medios de comunicación para que informen mentiras y oculten la verdad, beneficiando al poder del dine- ro. Por eso, les pedimos a los medios de comunicación que no se dejen de comprar, que ya es tiempo de hablar e informar la verdad, lo que sucede en México y en el mundo. Por ejemplo, las luchas por la libertad que se hacen en otros países pobres. En estas luchas por la libertad que se hacen en otros rincones del mundo, no lo informan toda la verdad. En la radio, la tele- visión, el periódico, comienzan a publicar de una manera muy diferente, diciendo que no son luchas revolucionarias, EZLNEZLN 20 y10 Habla el Insurgente Adolfo Carretera San Cristóbal de las Casas-Rancho Nuevo, Chiapas, 3 de enero de 1994 FABRIZIO LEÓN/LA JORNADA
  • 15. dedicándose a la producción, que ya dejaron a un lado la lucha zapatista. Esto ustedes lo saben muy bien, a los que lo hicieron que esto es una menti- ra, son cosas falsas pues, que prepara el mal gobierno junto con los medios de comunicación como para despres- tigiar al EZLN. Por eso hoy les hacemos un lla- mado a todos los trabajadores de los medios de comunicación: que trabajen por el interés del pueblo y que no tra- bajen por el interés del gobierno — porque todo esto lo hacen porque son comprados y son controlados por el mal gobierno—, y así serán queridos porque van a publicar, van anunciar noticias de la situación real sin inven- tar ni ocultar nada, absolutamente nada. Así serán bienvenidos en todas partes. Estoy haciendo este llamado a los medios de comunicación: la radio, la televisión, la prensa y los otros medios que existen, que ya es tiempo de hablar la verdad y no inventar más mentiras. Nosotros los de Radio Insurgente decimos cosas reales, publicamos cosas que le interesan a la gente, que le sirvan para desarrollar su mentalidad y su pensamiento, que ayuden pues a desarrollar en todo tipo de pensamien- to que ellos quieran pensar para hacer sus trabajos. Allá donde yo trabajo en la zona selva fronteriza, pues realmen- te el programa en que yo trabajo a la gente le ha gustado muchísimo, por- que hablamos no sólo de los zapatistas, hablamos de las diferentes organiza- ciones o partidos políticos y de las diferentes comunidades zapatistas y no zapatistas. Sabemos muy bien que a la gente el programa donde trabajo les ha gustado muchísimo. Hasta los sol- dados también comentan de que qui- sieran pues que trabaje Radio Insurgente las 24 horas, que no sola- mente por horas que esté trabajando; y también a los soldados hemos enviado mensajes para ellos especialmente, también canciones revolucionarias que les dedicamos a los soldados para que se den cuenta de la situación real, que ellos también están sometidos sólo por ganar dinero, mientras su familia también quiere la liberación; que también ellos son pobres. Aunque ahorita allá donde yo trabajo en la zona selva fronteriza, en las montañas, los pueblos y los animales, las aves, los tigres, los changos, etcétera, están de luto, porque el día 4 de octubre del año 2003, como a las 21 horas empezaba a llover y entre relámpagos y rayos, pues le tocó la desgracia a los aparatos de Radio Insurgente. Entonces la causa de su des- gracia y de su muerte de los aparatos de Radio Insurgente, que en esos momentos fue porque un rayo persiguió un radio comunicación, impactando sobre la antena y pasando sobre el radio, también las instalaciones de Radio Insurgente le tocó; o sea, todos los aparatos quedaron totalmente quemados y esto lo sentimos mucho, porque los pueblos realmente ya estaban acostumbrados de escuchar Radio Insurgente; ya saben exacta- mente qué hora iniciamos y qué horas terminamos. Entonces todos los días sábado y domingo estaban totalmente pendien- tes, porque esos días transmitíamos nosotros en la zona selva fronteriza. Porque realmente Radio Insurgente —comentan los compañeros y no compañeros—, es diferente que otras esta- ciones, porque todo lo que hace Radio Insurgente en otras esta- ciones no se escucha, ahí no pasa ese tipo de programa. Porque este es un programa que está interesado para el bien de todos los hermanos y hermanas que viven en el planeta tierra. El único problema es que no logramos llegar, mandar nuestra señal en todo el mundo, pero adonde llegaba, sí hicimos todo lo posible para hacer que se alegre la gente, porque ustedes saben que nosotros los zapatistas estamos en resistencia, estamos en guerra. Pero cuando escuchas una música en un radio que te levanta el ánimo, entonces, también nos ayuda muchísimo y eso es lo que hacía Radio Insurgente y, es ahí como entonces desgraciadamente ahorita, pues no está funcionando ahí en esa zona lo que es Radio Insurgente. Pero no se pongan tristes, ya conseguimos otro aparato y vamos seguir transmitiendo lo que quedó pendiente. En ese radio donde transmitíamos allá por la zona selva fronteriza era la frecuencia del 99.7 mega hertz en FM, entonces de todo esto no nos hace rendirnos, no le tenemos miedo de lo que sea de la muerte, de por sí todos somos unos pasajeros en este mundo. Pero lo más importante es morir luchando y no rendirse jamás. Dondequiera que nos sorprenda la muerte bienvenida sea. Esto fue la voz de Radio Insurgente que transmite desde algún lugar de las montañas del sureste mexicano, gracias hermanos y hermanas. 15
  • 16. EZLNEZLN 20 y10 16 Habla la Insurgenta Angelina Rancho Nuevo, Chiapas, 14 de febrero de 1994 EMILIANO THIBAUT Los Altos, Chiapas, febrero de 1994 ANTONIO TUROK
  • 17. 17 El Sistema Zapatista de Televisión Intergaláctica presenta a la compañera Insurgenta Angelina, del Servicio de Transmi- siones del EZLN en la mesa zapatismo y medios de comuni- cación. Muy buenos días, buenas tardes y buenas noches. Hermanas y hermanos de México, soy una compañera Insurgenta Angelina, soy locutora de la Radio Insurgente, que transmite desde algún lugar de las montañas del sureste mexicano. Es un trabajo en la Radio Insurgente, pues cuan- do iniciamos la transmisión así con el enchufe muy pobre, no tenemos buenos equipos pero sí sirve para el pueblo. Ya después fue mejorando poco a poco y como yo, como mujer, soy locutora, ni conozco ningún equipo, ni una grabadorita. Ya después iba aprendiendo poco a poco, pues espero que sí voy a valer mi trabajo y sirve para el pueblo. Entonces como ahorita trabajamos más y ahorita escuchan varias personas: escuchan los zapatistas o no zapatistas, hasta los soldados y tienen volumen en sus radios, les gustan las canciones revo- lucionarias, músicas tradicionales y otras canciones tam- bién como cumbias, tropicales, todas las transmitimos, también de amores y esas sí les gustan a los muchachos, los jóvenes. Y es la que solicitan cuando mandan sus saludos, hasta mandan sus saludos a sus novias a Radio Insurgente y se alegran bastante escuchando todos los días. Hasta llegan 20, 25 saludos; saludan a sus familiares, a sus mamás, a sus papás los que no están cerca ahí, y nosotros como locutor, locutora, transmitimos todos. Y así es la Radio Insurgente, como en otras radios estaciones no lo transmiten así, ni lo pasan las canciones, ni lo pasan todos sus saludos, o sea, nada pues. En la Radio Insurgente sí lo pasamos todos, por eso a los compañeros zapatistas o no zapatistas les gusta bastante. También lo producimos nuestro propio programa, lo editamos, lo armamos, hasta cuentos también los arma- mos, le ponemos ruidos o todo pues, lo que le conviene a un cuento. Así trabajamos en la Radio Insurgente, y también traba- jamos un locutor cada día, y un locutor-locutora tiene queha- cer, tiene que buscar su canción, las complacencias, las que piden los compañeros y compañeras. Y estamos así mezclan- do pues, como poner músicas, seleccionar las canciones, pasando saludos, pues así alegre. Y esperamos también que ustedes así lo hagan; formen su radio que sirva para el pueblo, que no sea para el gobierno; es lo que queremos pues como indígenas. Y transmitimos noticias, son las mejores noticias pues, en la Radio Insurgente no transmitimos como quiera, transmitimos donde son ciertos, comunicados, demandas; todo lo que sucede en el pueblo sí lo transmiti- mos. Es así pues lo que hacemos en la Radio Insurgente, y también como mandan sus saludos y le pasamos todo en un día, hasta 20, 25 como digo, los pasamos todos. Hasta piden sus canciones revolucionarias, can- ciones revolucionarias que les gustan bastante, hasta los priístas. Sí pues, así escuchan en la Radio Insurgente y pues por eso, me da mucho gusto decirles, contarles cómo trabajamos, y para que sepan también ustedes cómo trabajamos, cómo nos organiza- mos. Y así trabajamos cada día, y transmitimos quince horas cada día. La gente no quiere que lo apagamos la transmisión, quiere que esté así trans- mitiendo diario hasta en la noche, pues como tiene el horario y lo apaga- mos. Hasta el siguiente día otra vez se transmite, pues como ya saben qué hora inicia, qué hora se cierra, pues la gente también está… ya saben pues a que hora termina la transmisión. Pues así, hasta mandan saludos al Subco- mandante Insurgente Marcos, y man- dan saludos a los niños chiquitos, y las niñas también hasta mandan flores para él. Pues así les gusta muchísimo, hasta los comandantes, comandantas y mandan saludos y para que escu- chen pues sus saludos donde quiera que estén —dicen los niños—, esos sí mandan los saludos, pues los com- pañeros donde trabajamos en la Radio Insurgente. Es así compañeros y compañe- ras. Me da mucho gusto de platicarles este día, pues espero que sí estén muy contentos y alegres. Muy buenas noches y buenas tar- des o buenos días. Pues me da mucho gusto saludarles a todas y todos, muchísimas gracias por escuchar mi voz. Soy la compañera que soy Insur- genteAngelina. Muchísimas gracias.
  • 18. Algunas tendencias del neoliberalismo Sergio Rodríguez Lascano Selva Lacandona, Chiapas, insurgentes zapatistas, 1994 ARTURO TALAVERA Comandante Tacho, Guadalupe Tepeyac, Chiapas, agosto de 1994 ARACELI HERRERA 18
  • 19. Desde hace ya varios años se ha veni- do desarrollando una polémica — algunas veces implícita y otras explícitamente— para tratar de desentrañar la lógica con la que fun- ciona esta nueva fase del capitalismo (neoliberalismo). No tanto a partir de sus “grandes” paradigmas (limitación del papel del Estado, en especial en el terreno de la regulación; proceso de privatizaciones; eliminación del Esta- do social o benefactor; desregulación de la fuerza de trabajo; etcétera), sino en función de su ubicación en rela- ción con otras fases del capitalismo. Esto ha generado una inflación de interpretaciones: la que plantea que el proceso de globalización de la producción y del mercado generó una reestructuración productiva, política y social que ya concluyó y, por lo tanto, que lo que hoy estamos vivien- do es el surgimiento de un nuevo Imperio, nada más que éste no tiene a ningún Estado o grupo de Estados como fuerza dominante sino a la nueva organización del capital (Negri-Hardt). O la de aquellos que, reivindi- cando la vieja idea braudeliana del sistema-mundo, no consideran que se viva una nueva fase de la organiza- ción del capital y analizan lo que está pasando como una continuidad de ese sistema-mundo (Walerstein,Arrighi). O la de aquellos que consideran que el neoliberalismo no es otra cosa que el perfeccionamiento del sistema imperialista y que las características esenciales de éste se mantienen como tales (Amin, Petras). Esto no nos debería sorprender mucho; normalmente la teoría marcha siempre con retraso de las grandes transformaciones sociales. El problema es trabajar con sis- temas cerrados que busquen la conse- cución de un nuevo concepto teórico, acabado, cuando lo que se está viviendo es el fin de una era pero no está claro todavía el inicio de qué. O bien, fortificar nuestras ciudadelas para impedir que nada nuevo se cuele al interior del castillo y simplemente repetimos las mismas con- cepciones, en una historia circular carente de novedad. Quizá sería preferible ir despacio y, en lugar de caracte- rizar, tratar de desentrañar las tendencias fundamentales que hoy se están expresando en el marco de la dominación del capital, siguiendo el método propuesto por los zapatistas: “En nuestras reflexiones teóricas hablamos de lo que nosotros vemos como tendencias, no hechos consumados e inevita- bles. Tendencias que no sólo no se han convertido en homogéneas y hegemónicas (aún) sino que pueden (y deben) ser revertidas”1. La declinación estadounidense y los ciclos del capital En el marco del debate del que hemos hablado se ubica otro: en cada fase que ha vivido el capital ha existido una locomo- tora que ha jalado al resto del ferrocarril. El problema es que varios de los teóricos que están escribiendo sobre la situación actual del capitalismo hacen énfasis en el proceso prolongado de declinación del imperio norteamericano, incluso algunos de ellos llevan treinta años repitiendo esta visión. Efectivamente, si uno analiza los datos fríos del com- portamiento de la economía de ese país no habría duda en lle- gar a esa conclusión: “En 1950, EEUU proveía la mitad del producto bruto mundial, contra sólo el 21% actual. El 60% de la producción manufacturera en 1950 venía de EEUU, y en 1999 sólo el 25%. La proporción de EEUU en el comercio —la parte de más rápido crecimiento en la economía mundial— era del 24% en 2001, mientras la Unión Europea tenía el 23% —un 40%, si se contaban las exportaciones intra-Unión Europea (…) “De las cien mayores corporaciones del mundo en el año 2000, evaluadas según sus inversiones extranjeras, 23 eran americanas. Juntos, Alemania, Francia, Reino Unido y Holanda, con un producto bruto combinado, de siete déci- mos del de los EEUU, tenían 40, Japón tenía 16. Durante los 1990s, la participación de las multinacionales de EEUU en las ventas al extranjero de las cien más grandes multina- cionales decrecieron del 30 al 25 %, y la participación de las compañías con base en la Unión Europea creció del 40 al 46%. “En el 2001, el 21% de los stocks mundiales de inver- sión directa eran norteamericanos, comparados con el 47% 19
  • 20. 20 propias del capitalismo. Estamos hablando de todo lo que fue conocido bajo el nombre de “socialismo real” en el centro y el este de Europa, pero no únicamente, sino también de China. Un poco menos de una tercera parte de la humanidad ha sido reinte- grada a las leyes del mercado generándose un mercado mundial capitalista como nunca antes se había visto. El resultado está a la vista: tan sóloAlemania, hasta 1999, ha inverti- do 10,025 millones de euros en la industria manufacturera de la Repú- blica Checa, Hungría, Polonia, Eslo- vaquia, Rumania, Bulgaria y la ex-Yugoslavia; de los cuales 3,071 están destinados a la industria auto- motriz. Con una mano de obra de 341 mil obreros, de los cuales 68 mil están ubicados en la industria automotriz, el 75 por ciento de los cuales —con excepción de Polonia— son exporta- dos hacia Europa occidental. El otro ejemplo lo podemos ubicar en China donde la inversión japonesa pasó de 5 mil millones de yenes en 1985, a 159 mil millones de yenes en el 20013. Si bien en un inicio una buena parte de las inversiones fueron destinadas a la producción de bicicletas, desde hace cinco años estamos viendo cómo esa inversión se diversifica, incluso hacia sectores claves como la industria automotriz. China es ahora el merca- do más grande, afuera de Alemania, de los automóviles Volkswagen. Si una de las características fundamenta- les que permiten los reascensos de la economía capitalista es la transforma- ción de las relaciones no capitalistas (precapitalistas o poscapitalistas) en función de la relación trabajo asala- riado-capital, como nunca antes en la historia del capitalismo eso ha sucedi- do en los últimos diez años y, sin embargo, eso no ha repercutido en un nuevo ciclo del capital. de 1960. Durante 1996-2001, el 17% de toda la nueva inversión directa en el exterior vino de EEUU y el 16% de Gran Bretaña; juntos, Francia, Bélgica y Luxemburgo tenían el 21%. De las 25 grandes fusiones y adquisiciones (M&As) en los EEUU en 1998-2000, cinco fueron capturadas por multi- nacionales extranjeras (tres británicas, dos alemanas). De las veinte mayores corporaciones comprometidas en M&As internacionales entre 1987 y 2001, sólo dos fueron norteame- ricanas (General Electric y Citigroup)”2. Sin embargo, esta declinación se da en medio del mayor dominio hegemónico que se haya expresado en la historia del capitalismo. Efectivamente, en el terreno de la competencia económica, la caída del Muro de Berlín liberó a los grandes capitales de las viejas ataduras y se inicio una lucha sin cuar- tel por los mercados. La inexistencia de una locomotora que jale al conjunto de los vagones está íntimamente relacionada con la inexistencia de un “nuevo orden mundial”. Esa inexistencia explica la otra inflación de interpreta- ciones sobre el ámbito de los conflictos: se inició con la visión eufórica del “fin de la historia” (entendida como el fin del conflicto), para pasar posteriormente a la “guerra de civi- lizaciones”, y llegar finalmente a la “guerra de globalizacio- nes”, entre otras. Desde luego, todas estas visiones tienen como común denominador un interés particular de alguna agencia del gobierno norteamericano. La realidad es, sin embargo, más compleja. La declina- ción del imperio norteamericano es quizá el elemento factual más evidente, pero no es el único ni el más importante. El hecho más significativo es que estamos viviendo una larga fase de declinación mundial del capitalismo como tal, en lo que tiene que ver con sus tasas de crecimiento, sus tasas de acumulación y sus tasas de ganancias. Si comparamos las tasas de crecimiento del capitalismo mundial veríamos cómo estamos lejos de los años de gloria. De 1914 a 1945 el creci- miento económico promedio de los países industrializados fue de 2 por ciento, de 1945 a 1970 se viven los años dorados del capitalismo y la tasa de crecimiento fue de 5 por ciento, mientras que de 1973 a la actualidad el crecimiento ha sido de 1.8 por ciento. La teoría de los ciclos largos de la economía también está en cuestión. Más aún si tomamos en consideración que una serie de elementos fundamentales que siempre fueron vistos como la clave para el relanzamiento del ciclo económi- co se han cumplido: a. La existencia de un proceso de reorganización del capital a partir de la integración al mercado mundial capita- lista de una gigantesca región que no funcionaba con las leyes
  • 21. b. Una nueva reorganización del trabajo. El proceso de flexibilización laboral para crear nuevos estándares productivos —por medio de la intro- ducción de la polivalencia y de la eli- minación de una serie de conquistas obreras y desde luego de un ataque formidable al salario real de los traba- jadores—, junto con la puesta en pie de una nueva división internacional del trabajo —que ha significado un proceso de dislocación de la fuerza de trabajo—, han sido los mecanismos esenciales para lograr un incremento sustancial de la tasa de explotación y la tasa de beneficio. En primer lugar, ese proceso de dislocación permitió que las trasnacionales crearan una serie de fábricas de punta en varios países subdesarrollados. Los ejem- plos son variados: las fábricas de la Ford en Hermosillo o de la General Motors en Ramos Arizpe, Coahui- la; o las fábricas de bicicletas en Ghana o en China; o las acereras en Corea, que generaron la crisis y quiebra de varias acereras en el Estado Español o en Francia; o las fábricas textiles en China, nos hablan de ese proceso. Por otro lado, el mismo Claude Pottier nos da una serie de datos reveladores: mientras que en 1983 las empresas trasnacionales con base en los Estados Unidos conta- ban con 2,871,900 trabajadores, sus filiales en los países subdesarrolla- dos contaban con 1,357,700 traba- jadores. En el año 2000, estas mismas empresas contaban con 2,904,500 trabajadores en Estados Unidos —lo que significó un incre- mento de únicamente el 1.1 por cien- to—, mientras que la mano de obra de esas empresas en los países subdesa- rrollados fue de 2,162,900, lo que sig- nificó un incremento de 59.3 por ciento4. La ansiedad por buscar mano de obra barata para garantizar niveles de explotación más altos ha significado el traslado de una buena parte de las industrias hacia países con niveles salariales muy bajos (México con salarios de 1.3 dólares la hora; el Caribe y Cen- troamérica con salarios de 1 a 1.5 dólares y más espectacular- mente China y la India con salarios de 60 centavos de dólar la hora). A pesar de ese proceso de sobreexplotación esto no se ha traducido en un nuevo relanzamiento del capitalismo. c. La introducción de nueva tecnología que acorte los procesos productivos y sustituya el trabajo vivo por el trabajo muerto. La biotecnología, la informática, la ingeniería gené- tica, etcétera, junto con la nueva organización del trabajo han acortado como nunca los tiempos de producción de las mer- cancías. Muchas veces nos encontramos con inventos que ni siquiera tienen el tiempo suficiente para su introducción al proceso productivo, porque en el ínterin entre su creación y aplicación se descubren otros más avanzados. Como nunca la ciencia y la educación están subordinadas a los procesos pro- ductivos, haciendo realidad las palabras de Federico Engels, cuando dijo: “Hasta ahora se ha alardeado de lo que la pro- ducción le debe a la ciencia pero es infinitamente más lo que la ciencia le debe a la producción”. d. Y el punto esencial en los análisis de los ciclos que planteaba que la fase creciente del capitalismo solamente se podía explicar en función de grandes derrotas de los trabaja- dores, en especial de los que estaban en el centro del proce- so productivo. Estas derrotas se produjeron, no sólo en lo que tiene que ver con la caída del muro de Berlín (no porque añoremos a esos viejos regímenes dictatoriales sino porque 21 Bases de apoyo zapatistas, Chiapas, agosto de 1994 ARACELI HERRERA
  • 22. 22 Pues bien, a pesar de todo esto no se ha podido desencadenar una nueva fase de crecimiento generaliza- do de la economía capitalista y mucho menos la edificación de un nuevo orden mundial. Creo que las causas son muy variadas: a. Por un lado, todo ese impre- sionante proceso de reestructuración productiva está limitado por la misma esencia de esta fase del capi- talismo. Atrás se encuentra un típico proceso de sobreacumulación y de sobreproducción de mercancías. Un ejemplo claro lo podemos observar en el sector automotriz. Como ya señalamos, la dinámica de creación de fábricas de automóviles se ha extendido por todo el mundo, en especial hacia Europa del este y China. Sin embargo, este sector clave para el crecimiento económico por su carácter multiplicador vive, desde 1990, un incremento que no tiene comparación con la creciente inversión. De 1961 a 1970 el creci- miento de este sector fue de 6.2 por el muro se cayó aplastando a millones de seres humanos, en especial a los trabajadores del campo y la ciudad), sino tam- bién en lo que tiene que ver con las condiciones de vida de los trabajadores de todo el mundo. La reorganización del trabajo ha implicado la pérdida de una serie de conquistas de los trabajadores en el terreno salarial, contractual y en la vida cotidiana (seguridad social, servicios, habitación, edu- cación, etcétera). La ofensiva global del capital no fue para- da en su momento y esto ha significado una afectación global a los trabajadores y a los pobres del mundo. Simple- mente pensemos en ejemplos como la situación social en los Estados Unidos: “A nivel social, sin embargo, el sueño nor- teamericano, lejos de recuperarse, ha dado paso a una socie- dad más dividida social y racialmente. El 1 por ciento de la población recibe el 12.2 por ciento de los ingresos y contro- la el 34 por ciento de la riqueza; el 9 por ciento siguiente, el 21 por ciento de los ingresos y posee el 34.7 por ciento de la riqueza; mientras que el 90 por ciento restante (y hay que tomar en cuenta que el peso del tercio superior es determinante) sólo recibe el 66.6 por ciento de los ingresos y posee el 31.3 por ciento de la riqueza. Si se aplica el índice Gini —el índice Gini mide la desi- gualdad, de 0 (igualdad absoluta) a 1 (todo en manos de una única perso- na)— el resultado es de 0.496 para la renta y 0.366 para el patrimonio (…). El 12.7 por ciento de la pobla- ción de los Estados Unidos vive por debajo del índice de pobreza absoluta, cifra que llega al 36.7 de todos los niños negros y el 34.4 de todos los niños hispanos”5. La búsqueda por los salarios bajo no sólo ha significa- do un proceso de sobreexplotación de la mano de obra de los países pobres, sino un empobrecimiento absoluto de los trabajadores de las grandes metrópolis. A esto hay que agre- gar el persistente y constante proceso de integración a la lógica del capital y la construcción de la gramática de la resignación de la inmensa mayoría de la izquierda mundial: de Blair a Lula, de Jospin a Fernández Huidobro, de Schröeder a López Obrador. Selva Lacandona, Chiapas, 1994 ÁNGELES TORREJÓN
  • 23. ciento anual en promedio, mientras que de 1990 a 2000 el crecimiento fue de únicamente 1.3 por ciento y de esa fecha a la actualidad se ubica por debajo del 1 por ciento. Esto a pesar de que se producen más automóviles que nunca. Así, por ejemplo, se cal- cula que entre 2003 y 2006 llegarán a los Estados Unidos 708 mil nuevos automóviles de las fábricas trasna- cionales de Asia, lo cual incremen- tará el ya de por sí alto número de automóviles que no se venden en ese país. Se calcula que de los 16 millo- nes de automóviles que año con año llegan al mercado norteamericano, 4 millones no son vendidos; lo que implica una sobrecapacidad del 25 por ciento6. En la revista The Econo- mist, imposible de ser acusada de anticapitalista, se señaló lo siguien- te: “Debido a la enorme sobre inver- sión, especialmente en Asia, el mundo está saturado de sobrecapaci- dad productiva de chips para compu- tadoras, acero, coches, textiles y productos químicos (…) la industria automovilística, por ejemplo, tiene ya una capacidad no uti- lizada del 30 por ciento, pero se siguen construyendo nue- vas fábricas en Asia (…) No parece que este exceso de capacidad vaya a desaparecer rápidamente, porque las empresas con problemas financieros siguen teniendo incen- tivos para mantenerse en funcionamiento, incluso con pér- didas. El exceso de oferta mundial está empujando a la baja de los precios. La devaluación no puede desaparecer la sobreproducción, simplemente traslada el problema a otros”7. Los incentivos de los que nos habla esa revista tie- nen que ver con los procesos de corrupción que los gobier- nos de todos los países llevan a cabo para favorecer a tal o cual empresa, partiendo de la idea de que el incremento en la competencia lo que ha creado es la idea de que no se puede abandonar el mercado, a lo más que se puede llegar es a la dislocación de la fábrica de un país a otro para buscar mejores condiciones y mejores “incentivos”. b. La burbuja finan- ciera, desde hace ya algu- nos años, comienza a ser un grave problema del capital. La autonomía del capital rentista creó la imagen de que lo que se estaba vivien- do era un nuevo ascenso del capitalismo mundial. Aún más tomando en con- sideración que el proceso de privatizaciones que se vivió en el ámbito interna- cional favoreció el desarro- llo de la burbuja financiera. Sin embargo, se trataba de un gigante con pies de barro. Ya con la crisis de México en diciembre de 1994, o del sudeste asiático y Rusia en 1997, pero más claramente en el crash del Nasdaq (índice que mide las acciones de lo que se ha llamado pomposamente como la “nueva economía”, o sea los sectores productores de alta tecnología) en el año 2000, la crisis comenzó a desplazarse hacia los Estados Unidos y las metrópolis europeas. “Entiéndase que la reproducción ampliada del capital y la acumulación se hacen más lentamente, pero no el movi- miento de centralización y concentración del capital. Favo- recidos por las políticas de liberalización, de desregulación y de privatizaciones, los grandes grupos industriales han 23 Subcomandante Insurgente Marcos, 17 de noviembre de 1994, Guadalupe Tepeyac, Chiapas JESÚS RAMÍREZ
  • 24. 24 En cuanto a una teoría sobre el capitalismo actual, la cuestión es que el proceso es todavía muy inicial. Sacar conclusiones terminantes y definitivas no sólo es apresurado, sino profundamente equivocado. El mundo se mueve en medio de una gran inestabilidad; las certezas de ayer se muestran como limitadas y al mismo tiempo no es posible sacar conclusiones finales. Más aún si tomamos en consideración que, como nunca, la teoría del derrumbe del capitalismo por sus propias contradic- ciones internas es totalmente ilusoria. Efectivamente, lo abrumador de la dinámica y de estas tendencias nos puede llevar a buscar refugio en teorías pasadas o a la búsqueda de nuevas, que cuentan con una carga ideológica profunda pero que no resisten la prueba de los hechos. Es preferible tener una paciencia impa- ciente. En tanto entendamos que el movimiento antagónico al capital está, todavía, en una fase inicial. Lo más probable es que de los nuevos conflictos y las nuevas movilizacio- nes salgan las herramientas teóricas no sólo para elaborar una teoría, sino para algo más trascendental: cambiar al mundo. Notas: 1.Subcomandante Insurgente Marcos: “El mundo: Siete pensamientos en mayo del 2003”. Revista Rebeldía No 7. 2. Richard B. Du Boff: “La hegemonía de EEUU: declinación constante y peligro perma- nente”. Monthly Review. Traducción de F. García M. para Globalización, Sociedad y Cultura. 3. Claude Pottier: “Les multinationales et la mise en concurrente des salaries”. Editorial L’Harmattan 2003. 4. Claude Pottier: (ídem.). 5. G. Búster: “My name is Dubya and I’m my father’s son”. Viento Sur No 55. 6. The Economist: “The world in 2004”. 7. The Economist: 22 de febrero de 1999. 8. Francoise Chesnais: Herramienta No 23. 9. Subcomandante Insurgente Marcos: “Otra geografía” Revista Rebeldía No 5. podido retrasar el momento en que los efectos de la baja tasa de acumulación se hagan sentir. Las quiebras espectaculares que se suceden en los Estados Unidos deben ser considera- das a la luz de este hecho (…) Para estimular la cotización bursátil de sus empresas, los dirigentes de los grandes gru- pos norteamericanos no han vacilado en endeudarse y ocul- tar la magnitud del endeudamiento para inflar sus ganancias trimestrales. Lo hicieron con la activa complicidad de los banqueros, analistas financieros y auditores de cuentas y con la complicidad activa de los organismos reguladores. Una especie de gangrena relacionada con el carácter rentista de las finanzas recorre a los Estados Unidos”8. Con el caso de Parmalat y Danone es obvio que el asunto no se restringe a los Estados Unidos. La captación bursátil que fue vista como un motor de la economía capitalista se está convir- tiendo, poco a poco, en uno de sus mayores problemas. La posible conjunción de una fuerte recesión productiva con un crash financiero se plantea como una de las posibilidades viables de esta nueva fase del capitalismo. En ese escenario, quien menos pinta es el viejo Estado-Nación. c. Todo esto en medio de una competencia a rajatabla de las diversas empresas trasnacionales. Esa competencia no apunta a un nuevo orden mundial, sino a un gran desorden. Los mecanismos regulatorios, tanto nacionales como interna- cionales, evidencian su total incapacidad. La Organización Mundial del Comercio ha fracasado constantemente en llegar a una serie de acuerdos mínimos que permitan la creación de una lógica interna. El mundo se asemeja más al paisaje previo a la primera guerra mundial que al bucólico que intentó diseñar George Bush a principios de los años 90. Frente a esta dinámica, en esta fase del capitalismo se está utilizando la guerra como el mecanismo de definición de los procesos. La guerra busca solventar las contradiccio- nes en el seno de los grandes capitales (de eso se trata la guerra en Afganistán y en Irak; responder a la pregunta: ¿Qué empresas o grupos de empresas controlan las reservas estratégicas del petróleo y del gas?). Y también, de una manera fundamental, es una guerra contra la rebeldía, la insumisión, contra el “otro”. “En las épocas modernas el Estado Nacional es un castillo de naipes frente al viento neoliberal. Las clases políticas locales juegan a que son soberanas en la decisión de la forma y altura de la construc- ción, pero el Poder económico hace tiempo que dejó de inte- resarse en ese juego y deja que los políticos locales y sus seguidores se diviertan… con una baraja que no les pertene- ce (…) En la nueva Torre, la arquitectura es la guerra al dife- rente, las piedras son nuestros huesos y la argamasa nuestra sangre”9.
  • 25. Luis de la Peña Martínez la rebelión discursiva del zapatismo La voz alzada: 25 Bases de apoyo zapatistas, primero de enero 2003, San Cristóbal de las Casas, Chiapas YAZMÍN ORTEGA CORTÉS Aguascalientes de Guadalupe Tepeyac, Chiapas, agosto de 1994 RICARDO DENEKE
  • 26. 26 priísta de Zedillo y, luego, el panista de Fox) habrían de seguir. Así, el Hoy decimos: ¡Basta!, se convirtió lo mismo en un llamado fraternal y combativo a los muchos mexica- nos que se encontraban en desacuerdo con el gobierno de Salinas de Gortari y el sistema político que representaba, pero además se hizo a nombre de esos muchos. Se levantó la voz de unos para hablar (más que gritar) en voz alta por, para, y a esos muchos. La insurrección iniciada el 1 de enero de 1994 en Chiapas, aparte de ser un levantamiento armado, fue, y ha sido desde esa fecha, una insurrección de las palabras. Una rebelión contra el orden discursivo impe- rante en el ámbito sociopolítico de México. La toma del poder de la palabra por aquellos a quienes durante muchos años les había sido negada la posibilidad de usarla para mostrarse ellos mismos como sujetos “de palabra” (así como durante la época de la Conquista se discutía si los indígenas eran sujetos de “razón” y, por tanto, susceptibles de ser evan- gelizados). Los indígenas chiapanecos del EZLN, más que decir que se “empoderaron“, se “empa- labraron” (si se me permi- te acuñar este otro cacofónico neologismo). Y desde entonces, el zapatismo ha ido definien- do su voz junto a otras voces. Ha creado un len- guaje propio y diferente a la vez, porque ha sabido conjugar la multiplicidad de las voces (en ocasiones discordantes) de distintos sectores y agrupaciones en su propio discurso. Tal es el caso del vocero (o portavoz) de la Comandan- cia del EZLN, el Subcomandante Marcos, quien en sus dis- tintos textos ha llevado a través de su voz la voz de los otros. ¿Quién habla (y escribe) en realidad bajo el seudónimo de Marcos? ¿Un único sujeto que algunos identifican con un profesor de filosofía? ¿Aquién pertenece esa voz enmascara- da? Las “máscaras discursivas” de Marcos, como por ejem- plo esos personajes como El Viejo Antonio y Durito, ¿a quiénes representan? Ya que de eso se trata, precisamente: de la representación de los otros por medio de un tipo de discurso La insurreción de las palabras y las muchas voces del zapatismo Desde su irrupción en enero de 1994, el movimiento zapatista ha generado un proceso de producción discursiva va-riado y prolífico. De este modo, una de las características del discurso zapatista es su heterogeneidad, esto es, la diversidad de sus orígenes, por lo que tendríamos que referirnos a sus “mu-chas voces”. Ya en la Primera Declaración de la Selva Lacandona (en realidad, una declaración de gue- rra en contra del gobierno de Carlos Salinas de Gortari) firmada por la Comandancia General del EZLN, se hablaba en nombre de los millones de explotados y desposeídos del país. Todo esto en el marco socioeco- nómico que representaba el ingreso de México al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, con lo que se daba inicio al proceso de “globalización” de nuestra economía y a las políticas “neolibera- les” que los gobiernos (primero, el Guadalupe Tepeyac, Chiapas, octubre de 1994 MARCO UGARTE
  • 27. “polifónico”, donde la voz del “autor” se entrecruza con la de sus personajes, o donde su voz es la de uno más de esos per- sonajes. Es la de Marcos, en su anonimato (o seudoanonima- to) una palabra multiplicada, amplificada, que aunque parezca hablar a nombre propio (como lo indica su firma al final de los textos), en verdad funciona como otra voz más en ese coro de las muchas voces. Red, malla o tejido de voces que conforman la textu- ra, o sea, el entramado o trama de los textos. Como esa red que el zapatismo ha ido tejiendo de a poquito (paciente o testarudamente, como se quiera ver) con las otras voces que han sido convocadas por ellos para participar en las distintas acciones dialógicas como las Consultas Públicas (que hasta antes de las de ellos, nadie se atrevía a imple- mentar), las Convenciones Democráticas o los Encuentros Intergalácticos, las Mesas de Diálogo, la creación de los Aguascalientes o los Caracoles, o la asistencia a las mar- chas multitudinarias como la “Del color de la Tierra”, etcétera. Pluralidad discursiva que surge desde abajo y transversalmente, y que busca, a través del intercambio de la palabra, llegar al acuerdo, a los acuerdos. Con todo, la variedad discursiva del zapatismo es el resultado de una mezcla de distintos lenguajes (y de len- guas, por supuesto) que han dado origen a la aparición de este singular fenómeno comunicativo y cuya combinatoria parece obedecer más a una lógica de lo fragmentario y polimorfo (como la lógica propia del deseo) que a la homogeneidad autoritaria de la institución, para emplear un oposición señalada por Michel Foucault en relación con el funcionamiento de los discursos y sus mecanismos de control. En estos discursos el lenguaje de la política se acerca al de la literatura subversivamente, y viceversa: las fronteras entre distintos “géneros discursivos” tienden a desaparecer. El lenguaje de los mitos y las leyendas se actualiza por medio de textos en los que lo oral y lo escrito se empalman, así como éstos lo hacen con el lenguaje de los modernos medios audiovisuales. Y sin embargo, esta significación dispersa y derramada que rebasa los límites impuestos a las formas y el sentido de los discursos, no es un mero capricho estilístico o de ornamentación, sino que representa una actitud madura hacia las implicaciones y las consecuencias éticas y políticas del uso de los discur- sos no sólo como una forma de referencia a los hechos de la realidad social sino ante todo como una forma de trans- formación radical de esta misma realidad. Por lo que, más que descubrir la “eficacia de los discursos”, podemos decir que el zapatismo ha entendido que hay que ponerla en práctica. Apalabrarse o dar (una oportunidad a) la palabra: la concepción dialógica del discurso zapatista La palabra es causa, medio y fin: a partir de ella, a través de ella y orien- tados hacia ella es que nos comunica- mos, es decir, formamos una comunidad. La palabra es el puente que nos conecta, que nos hace transi- tar de una a otra persona, de una colectividad a otra. Somos un diálogo constante, aun cuando monologamos, como M. Bajtín nos lo ha revelado, al definir a la palabra desde una pers- pectiva trans-linguística más que lingüística. En nuestro léxico contamos con una palabra que es utilizada tradicio- nal y popularmente para designar una forma de compromiso o acuerdo ver- bal: apalabrar. Así, al dar nuestra palabra, quizá el más preciado de todos los bienes (y el más peligroso, según la fórmula enunciada por Höl- derlin y retomada por Heidegger), nos comprometemos, que significa que hacemos una promesa a alguien o con alguien. Donar la palabra, darla en prenda, empeñarla, entregarla, endeu- darla, supone una relación de inter- cambio y reciprocidad. Doy mi palabra, recibo la palabra y devuelvo la palabra de y a los otros (como lo plantea el esquema propuesto por Marcel Mauss en su Ensayo sobre el don). Me apalabro siempre con otro. Estoy de acuerdo, pacto, trato y con- trato con mi palabra y con la de otros (verbos compromisorios denominará a éstos Austin, o comisorios, Searle). Por eso, los llamados Acuerdos de San Andrés (nombre de la población chiapaneca donde se signaron dichos acuerdos el 16 de Febrero de 1996) fueron deshonrados por el gobierno federal al faltar a su palabra. Y por 27
  • 28. 28 largo de diez años de comenzada la insurrección que los diera a conocer en todo el mundo. Han sabido que el diálo- go es un proceso complejo, que la simetría del diálogo implica también, para decirlo con I. Lotman, su asimetría. O por lo menos, esa forma de simetría especular, como la llama el mismo Lotman, como la del verso palíndromo, o la de esa figura retórica preferida por el zapatismo como lo es el oxímoron, donde los contrarios se funden y el silencio habla, la oscuridad brilla, las máscaras muestran y la resis- tencia es una forma de vida que hace de los zapatistas “sím- bolos vivientes”, que parecen encarnar a su modo la propuesta de Pierce de que “todo símbolo es un ente viviente”. La palabra como espejo o cristal, como materia refle- jante (y reflexiva) o refractora, o como Marcos escribe en su Introducción a un texto titulado “El mundo: siete pensamien- tos en Mayo del 2003”, originalmente aparecido en la revista Rebeldía y publicado después por La Jornada: “Conforme se van deteriorando los calendarios del poder y las grandes corporaciones de los medios de comuni- cación titubean entre los ridículos y las tragedias que prota- goniza y promueve la clase política mundial, abajo, en el gran y extendido basamento de la Torre de Babel moderna, los movimientos no cesan, y aunque aún balbuceantes, empiezan a recuperar la palabra y su capacidad de espejo y cristal. Mientras arriba se decreta la política del desencuen- tro, en el sótano del mundo los otros se encuentran a sí mis- mos y al otro que, siendo, diferente, es otro abajo”. Es el “excedente del otro”, para volver a Bajtín, quien en un “borrador”, conocido como “El hombre ante el espejo” afirmaba: “Yo no miro al mundo con mis propios ojos y desde mi interior, sino que yo me miro a mí mismo con los ojos del mundo, estoy poseído por el otro”. Y así más adelante del texto ya citado, Marcos señalará las consecuencias de comprometer la palabra: “Nosotros creemos que la palabra deja huella, las hue- llas marcan rumbos, los rumbos implican definiciones y com- promisos. Quienes comprometen su palabra a favor o en contra de un movimiento, no sólo tienen el deber de hablarla, también el de “agudizarla” pensando en sus objetivos. “¿Para qué” y “¿contra qué” son preguntas que deben acompañar a la palabra”. Esto supone a su vez una crítica a eso que Marcos ha denominado, en un texto titulado “Otra geografía”, precisa- mente, como la “otra geografía de las palabras”, y en el que se indica el papel que los medios de comunicación juegan como aliados del poder: eso, los zapatistas han preferido en varias ocasiones el silencio que dialo- gar con quien no cumple con su pala- bra. O mejor dicho, con su silencio es que le responden. Y así es como el zapatismo ha hecho de su palabra (pero también de su silencio) no sólo un arma de lucha sino además un motivo para la lucha. Los zapatistas nos han hecho ver y oír (sobre todo a quienes nos dedicamos a los estudios del discurso) el funcio- namiento de la palabra, las conse- cuencias y efectos de hablar, de simplemente hablar unos con otros. Cuestión en apariencia banal pero que supone no pocos riesgos, tal como se lo pregunta Foucault en su Orden del discurso: “…¿qué hay de peligroso en el hecho de que las gentes hablen y de que sus discursos proliferen indefini- damente?” Y es el mismo Foucault quien nos recuerda que se puede hablar de cualquier cosa y que no cualquiera lo puede hacer (“tabú del objeto, ritual de la circunstancia y derecho exclu- sivo o privilegiado de quien habla” llamará a esta tripleta de prohibicio- nes que controlan los discursos en toda sociedad). Como sucedió con la polémica generada cuando los zapa- tistas y otros grupos de indígenas intentaban (y finalmente lo lograron el 28 de Marzo del 20001) hablar en la tribuna principal del Congreso de la Unión para defender la “Iniciativa de Ley de los Derechos y la Cultura Indígenas” propuesta por la Cocopa (siglas de la Comisión para la Con- cordia y Pacificación), luego de una marcha que recorrió parte del país, conocida como la Marcha del Color de la Tierra. ¿En qué condiciones es pues posible dialogar? O mejor, cómo, con quién y para qué dialogar? Esto lo han aprendido los zapatistas a lo
  • 29. “Las palabras cambian y también las imágenes (…) Hoy es en las portadas de las revistas, periódicos y noticieros televisivos y radiales, que el dogma guarda la memoria de sí mismo en las hemerotecas, y se asegura de servir de coartada para los continuadores de la pesadilla fundamentalista…” “…las palabras cambian su geografía, no dicen ya lo que dicen, sino lo que quieren ellos, los que son poder, que digan”. Es pues este el panorama discursivo al que se enfrenta el zapatismo: por un lado buscar el acercamiento con aquellos que buscan también desde sus propias realidades e intereses el cambio social que beneficie a los muchos, y por otra, la confrontación con el discurso de esa minoría de poderosos y sus aliados ideológicos, todo ello, en diferentes espacios, que llevan de lo local y regional a lo nacional e internacional (y viceversa). Sin embargo, lo anterior no implica un proceso sencillo y cómodo, donde la noción de “diálogo” estuviera definida desde siempre, sino que se ha ido construyendo en la práctica cotidiana de los zapatistas, lo que no excluye tampoco errores o conflictos con aquellos con quienes se intente o se ha inten- tado dialogar. Como ocurrió cuando bajo el lema de “Darle una oportunidad a la palabra”, a propósito de la posibilidad de un debate entre Marcos y el juez español Baltazar Garzón, se propuso un encuentro entre los diferentes actores sociales y políticos del país vasco. Ni el debate ni el encuentro fueron realizados, pero quizá esto sirvió para mostrar la forma como el zapatismo ha buscado interlocutores incluso a nivel inter- nacional al solidarizarse con otros movimientos sociales, como es el caso de los piqueteros argentinos o los distintos movimientos “globalifóbicos” (o si se quiere mejor llamarlos “altermundistas”) que luchan porque saben que “otro mundo es posible”, o por “un mundo donde quepan muchos mun- dos” para decirlo en lenguaje zapatista (o para decirlo tam- bién con el título del libro de John Holloway, por Cambiar el mundo sin tomar el poder). De este modo, el lema “Darle una oportunidad a la palabra” (no exento de ecos lennonianos por aquello del Give peace a chance) podría significar: crear las condiciones (subjetivas y objetivas) para poder apalabrarse y llegar así a acuerdos. Y esto sucede hasta entre los mismos zapatistas y en relación con quienes se han propuesto dialogar con ellos. El diálogo no ha sido fácil, aunque lo parezca. Porque para hablar unos con otros hay también que aprender a escuchar y a ser escuchado. Quizá ésta sea la lección que el zapatismo ha aprendido y ha hecho aprender a otros. Lo que Marcos ha definido como “el principal acto fundamental del EZLN”. O sea, el aprender a escuchar y hablar. Proceso que describe 29 tanto con respecto a su vinculación con la “sociedad civil” como con los pueblos indígenas, en uno de los tex- tos de la serie de comunicados titu- lada “Chiapas: la treceava estela” donde se replantea la estrategia de diálogo de los zapatistas con las agru- paciones, en especial con las orga- nizaciones no gubernamentales asistencialistas, que se han solidariza- do con ellos: “Nosotros aprendimos a escu- char y hablar, al igual, imagino, que la sociedad civil. También imagino que el aprendizaje fue menos arduo para nosotros. Después de todo ése había sido el origen fundamental del EZLN (…) ¿Cuánto tiempo tardamos en dar- nos cuenta de que teníamos que aprender a escuchar y después a Subcomandante Insurgente Marcos, Guadalupe Tepeyac, Chiapas, octubre de 1994 MARCO UGARTE
  • 30. 30 como las posibilidades que presupone todo diálogo (sea este interpersonal, intergrupal, intercultural o internacional) y que permite cruzar o por lo menos rozar las fronteras semióticas, como las llama Lotman. Y así es como Marcos nos detalla la forma como se toman los acuerdos entre los zapatistas, a propósito de la creación de los “Caracoles”, que sustituyen a los “Aguas- calientes”: “…desde la curva más externa del caracol se piensa en palabras como ‘globalización’, ‘guerra de domi- nación’, ‘resistencia’, ‘economía’, ‘ciudad’, ‘campo’, ‘situación política’ y otras que el borrador va eliminando después de la pregunta de rigor: ‘¿está claro o hay pre- gunta?’. Al final del camino de fuera hacia adentro, en el centro del caracol sólo quedan unas siglas: ‘EZLN’. Des- pués hay propuestas y se dibujan, en el pensamiento y en el corazón, ventanas y puertas que sólo ellos ven (…) La palabra dispar y dispersa empieza a hacer camino común y colecti- vo. Alguien pregunta: ‘¿Hay acuerdo?’ ‘Hay’, responde hablar? No estoy seguro, han pasado ya no pocas lunas, pero yo calculo unos dos años al menos. Es decir, lo que en 1984 era una guerrilla revolu- cionaria de corte clásico (…) para 1986 ya era un grupo armado, abru- madoramente indígena, escuchando con atención y balbuceando apenas sus primeras palabras con un nuevo maestro: los pueblos indios”. Esta dificultad y com- plejidad del diálogo quedará representada mediante la figura del caracol, una ima- gen metafórica que sintetiza un proyecto ético-político a la vez que una concepción simbólica de la comunidad y de la comunicación entre quienes la conforman, la que es expuesta por Marcos utili- zando una mezcla de recur- sos retóricos y estilísticos que van de la reiteración léxica y rítmica (que produ- ce una suerte de eco, simu- lando el sonido del caracol) hasta la sinestesia donde los sentidos se confunden: “…dicen que dicen que decían que con el cara- col se llamaba al colectivo para que la palabra fuera de uno a otro y naciera el acuer- do. Y también dicen que dicen que decían que el cara- col era ayuda para que el oído escuchara incluso la palabra más lejana. Eso dicen que dicen que decían. Yo no lo sé. Yo camino contigo de la mano y te muestro lo que ve mi oído y escucha mi mirada. Y veo y escucho un caracol, el pu´y, como dicen en lengua de acá”. La espiral del caracol marca un recorrido que lleva de afuera hacia adentro y de adentro hacia fuera, Selva Lacandona, Chiapas, 1994 EMILIANO THIBAUT Mayor Moisés, Guadalupe Tepeyac, Chiapas
  • 31. afirmando la voz colectiva. De nuevo se traza el caracol, pero ahora en camino inverso hasta que sólo queda, llenan- do el viejo pizarrón, una frase que para muchos es delirio, pero para estos hombres y mujeres es una razón de lucha ‘un mundo donde quepan muchos mundos’. Más despueci- to una decisión se toma”. De este modo, en la práctica discursiva del zapatismo se concibe al diálogo no sólo en su aspecto “polifónico” y “heteroglósico” (para abusar un poco del buen Bajtín), como entrecruzamiento de las múltiples y hasta encontradas voces que participan en la toma de decisiones políticas, sino también el diálogo es considerado en función de los distintos destinatarios a quienes el discurso va dirigido, o para decirlo con Ch. Perelman, la “heterogeneidad de los auditorios”, o como la ha denominado el español Tomás Albaladejo, la poliacroacis. Según este último: “La oratoria política se caracteriza por la poliacroacis, es decir por la audición múltiple, por la multiplicidad de posiciones de la interpretación que es llevada a cabo por el auditorio retórico”. Y muestra de ello fue la serie de discursos pronunciados por los comandantes zapatistas en la inau- guración de los Caracoles en agosto de este 2003, en la que se dedicó un determinado discurso a un tipo de destinatario específico como lo fue- ron los pueblos indios de México, los campesinos, las muje- res, los jóvenes, y los pue- blos del mundo en general, una buena costumbre que el zapatismo tiene de iden- tificar y de identificarse con sus posibles recepto- res. De tal manera que el movimiento zapatista ha generado con sus discursos (que también son acciones) una situación inédita, por lo menos en nuestro país, al hacer de su palabra y con su palabra, como ya se dijo, una forma de interacción social y política eficaz, que convoca y provoca a otros a participar con sus propios discursos (lo que no es poca cosa) en la toma de decisiones colectivas: una de las características de una auténtica vida democrática. Nos ha enseñado a escu- char y a reconocer el poder de la palabra más que la palabra del poder, el poder de poder apalabrarnos, y también nos ha enseñado a darle una oportunidad a la palabra de cada uno de nosotros, que a la vez somos otros. Nota: Luis de la Peña Martínez es Profesor de Teoría del Discurso en la Escuela Nacional de Antro- pología e Historia (apalabrar@yahoo.com). as, 2 de febrero de 1995 JESÚS RAMÍREZ Subcomandante Insurgente Marcos, Selva Lacandona, Chiapas, junio de 1994 RAÚL ORTEGA/LA JORNADA 31
  • 32. culturayzapatismo 32 Hace 10 años nos levantamos contra el gobierno que decía que no existíamos, y cuando hablamos nos quiso callar con sus cañones. Pero aquí estamos. Ni nos callamos ni nos fuimos. Representante comunitario, en territorio rebelde. En estos festejos de los 20 y 10 años del EZLN, a final de cuentas, lo que estamos celebrando son los 10 y 20 años de la renovación de la vieja lucha con- tra la cultura dominante, contra esa cultura de ado- ración al dinero y desprecio por la dignidad humana. Después de haber pasado por un largo periodo histórico de desaliento en el que los dueños del capital proclamaban a los cuatro vientos el fin de la historia y nos aseguraban que vivíamos en el Antonio Ramírez Chávez Zapatismo y Creatividad Convención Nacional Democrática, Guadalupe Tepeyac, Chiapas, agosto de 1994 JORGE CLARO