Reflexiones del compañero fidel la verguenza supervisada de obama
Persecusión: Enrique Ayala Mora
1. Enrique Ayala Mora
Persecución
Las cosas están bien claras en este país y en cualquier lugar del mundo. Un gobierno de
izquierda no intenta destruir las organizaciones sociales. Un gobierno democrático no
persigue al pueblo organizado. Son los regímenes autoritarios, los caudillos, las
dictaduras, los promotores del capitalismo salvaje quienes lo hacen.
En la historia y la realidad reciente de América Latina nadie ha visto a Lula, Tabaré
Vázquez, José Mujica o Evo Morales agrediendo o dividiendo a los sindicatos, a las
organizaciones gremiales, indígenas o movimientos sociales. Al contrario, han tratado
de gobernar contando con ellos; dialogando cuando han surgido discrepancias,
superando diferencias e impulsando el proceso organizativo popular.
El correísmo, en cambio, se ha embarcado ya desde hace algunos años en una política
de acoso, injerencias, presiones y promoción del divisionismo de las organizaciones
sociales. No se trata de actos aislados, quizá consecuencia de un malentendido puntual o
del mal genio del presidente, sino de una postura sistemática y sostenida, manejada por
funcionarios públicos que actúan en forma coordinada.
Ahora le ha tocado el turno a la Conaie, que en sus casi tres décadas de vida es
reconocida en el país y fuera de él como una gran institución nacional. Tuve el
privilegio de formar parte de la mesa de honor el día en que se fundó la Conaie y desde
entonces la he acompañado con militante solidaridad. Por ello, me uno ahora a la
generalizada protesta por el acto de persecución de que ha sido objeto.
Cientos de entidades funcionan en espacios públicos cedidos por el gobierno central o
las municipalidades. El que una organización representativa de la sociedad ocupe para
su funcionamiento un inmueble del Estado es un derecho, no una concesión graciosa. Al
organismo nacional indígena anterior a la Conaie se le asignó un local del Ministerio de
Bienestar Social, que ha conservado hasta ahora. Ninguna administración anterior, ni las
de derecha a las que la organización combatió, se atrevieron a desalojarla. Respetaron
ese compromiso público.
Pero el gobierno correísta ha resuelto sacar a la Conaie de su local con un pretexto que
nadie cree. Es evidente que se trata de un acto de presión y persecución, dirigido por
personas que en el pasado se decían cercanas a la Conaie y hasta responsabilizan al
movimiento indígena el haber servido en puestos claves a la administración Gutiérrez.
A estas alturas resulta inoficioso pedir rectificaciones al Gobierno. El proceso ya está
dado. Tenemos un régimen caudillista y autoritario al que solo parará la movilización, la
acción coordinada de los movimientos sociales. Si a la Conaie le mandan a la calle,
desde allí va a enfrentar al correísmo en medio de una reacción popular general que
cada vez cobra más fuerza.
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