PATTON Estructura y Funcion del Cuerpo Humano (2).pdf
Depresión
1. ¿Qué es la depresión?
El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta al organismo, al estado de ánimo y a
la manera de pensar, de concebir la realidad. Afecta al ciclo normal de sueño-vigilia y
alimentación. Se altera la visión de cómo uno se valora a sí mismo (autoestima), y la forma
en que uno piensa.
Es importante aclarar que un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado pasajero
de tristeza, que puede ser considerado como una reacción normal ante un acontecimiento
negativo (pérdida de un ser querido, divorcio, etc). Sin embargo, si dicho estado se
prolonga en el tiempo o sus síntomas se agravan, impidiendo el desarrollo adecuado de la
vida cotidiana, puede llegar a convertirse en un trastorno depresivo, de ahí la importancia
de que la persona reciba un tratamiento adecuado.
Síntomas y diagnóstico
Estos son los síntomas principales del trastorno depresivo:
La persona pierde el interés en casi todas las actividades usuales, y en las que antes le
ocasionaban placer.
Prefiere estar triste, desesperanzada, desanimada. A menudo recurre a expresiones como:
"me siento dentro de un hoyo", "creo que toqué fondo".
Hay trastornos del apetito, generalmente por disminución del mismo, junto con una
pérdida significativa del peso. Otras personas muestran un aumento del apetito o de la
ingestión de alimentos -aunque no haya apetito- y también del peso.
Son comunes los trastornos del sueño: dificultades para quedarse dormido, sueño
interrumpido, demasiado sueño (hipersomnia).
El aspecto psicomotor sufre alteraciones: la persona puede sufrir episodios de agitación,
incapacidad para permanecer tranquila, estallidos de queja o de gritos.
En el otro extremo se da lo que se denomina “lentificación psicomotora”, que se traduce
en un hablar muy pausado y en movimientos corporales lentos.
La persona experimenta una fatiga constante, hasta la tarea más pequeña puede parecer
una tarea difícil o imposible de lograr.
A esto se agrega un sentimiento de minusvalía. El individuo cree que todo lo ha hecho mal;
y recuerda sus errores, magnificándolos. Se reprocha, incluso, detalles mínimos, y busca
en el ambiente cualquier signo que refuerce la idea de que él no vale nada.
Hay sentimientos de culpa, igualmente exagerados, sobre situaciones presentes o pasadas.
Es frecuente que la persona tenga dificultades para concentrarse, y que le cueste tomar
decisiones o recordar las cosas pasadas.
Se presentan pensamientos constantes acerca de la muerte, que incluso llevan a elaborar
2. ideas suicidas. Aunque puede sentir miedo de morir; no obstante estar convencido de que
él y los demás estarían mejor si falleciera.
También se presentan síntomas como: llanto frecuente, sentimientos de angustia,
irritabilidad, mal genio, preocupación excesiva por la propia salud física, ataques de
pánico y fobias
Causas de la depresión
La depresión puede ser de tipo reactivo, ante un suceso externo que ocasiona tristeza o
endógena, en cuyo caso la persona se deprime sin existir una causa externa.
Una tercera postura es la que considera que en una depresión pueden estar implicados
ambos factores, tanto endógenos como exógenos, en distintas proporciones en los distintos
pacientes.
Las causas de depresión son el resultado de la acción de varios factores: Factores,
químicos, hormonales, genéticos y psicosociales, es decir, el entorno en el que crecemos o
vivimos.
A. Factores químicos
Las causas básicas de la depresión están asociadas a anormalidades en la liberación de
ciertos neurotransmisores importantes. Los neurotransmisores son los mensajeros químicos
del cerebro y, en caso de depresión, se ven alterados los siguientes:
Serotonina (Íntimamente relacionada con la emoción y el estado de ánimo)
Acetilcolina (Responsable de muchas de la estimulaciones musculares, y participa en la
programación del sueño).
Catecolaminas: Dopamina, (Interviene en el deseo y en la sensación de placer),
Noradrenalina (puesta en “alerta máxima” de nuestro sistema nervioso), y Adrenalina (La
sustancia de la “acción” por antonomasia).
Estos mensajeros químicos se alteran por diversas causas como: anomalías estructurales
cerebrales leves, trastornos del sueño o herencia genética. Por ejemplo, los investigadores
han identificado un defecto en un gen llamado SERT, que regula la serotonina, la que ha
sido asociada a la depresión.
B. Factores Hormonales
En la depresión se encuentran alteraciones en el funcionamiento de las glándulas
hipotálamo e hipófisis (que se encuentran en el cerebro) y las glándulas suprarrenales, que
se encuentran sobre los riñones.
Estas tres glándulas funcionan sincronizadas entre sí, de modo que la hormona segregada
por el hipotálamo estimula a la hipófisis a que produzca otra hormona que a su vez
estimula a las glándulas suprarrenales a producir cortisol.
3. Normalmente, la cantidad de hormona segregada frena a la glándula que la ha producido
de modo que se produce un mecanismo llamado de retroalimentación. Si esta respuesta de
retroalimentación no funciona con normalidad, se origina la depresión. Por ejemplo, en la
depresión mayor se pueden observar niveles elevados de cortisol.
Las anomalías de la función de la glándula tiroides también se han relacionado con los
trastornos del estado de ánimo, ya que el hipotiroidismo a veces da la cara como un
síndrome depresivo. Como en el caso anterior existiría en ciertos casos de depresión una
mala regulación de la secreción hormonal de estas glándulas.
En las hormonas femeninas, los estrógenos y la progesterona, jueguen un papel en la
depresión. Los niveles anormales de determinadas hormonas del estrés y del crecimiento
también pueden desempeñar un papel fundamental en el desencadenamiento de la
depresión.
C. Factores genéticos
La predisposición genética a la depresión no implica que se padezca, sino que existe una
disposición hacia ella.
Algunos tipos de depresión tienden a afectar miembros de la misma familia, lo cual
sugeriría que se puede heredar una predisposición biológica. Esto parece darse en el caso
del trastorno bipolar.
Sin embargo, no todos los que tienen la predisposición genética para el trastorno bipolar lo
padecen. Al parecer, hay otros factores adicionales que contribuyen a que se desencadene
la enfermedad: posiblemente tensiones en la vida, problemas de familia, trabajo o
estudio.
En algunas familias la depresión severa se presenta generación tras generación. Sin
embargo, la depresión severa también puede afectar a personas que no tienen una historia
familiar de depresión.
Sea hereditario o no, lo cierto es que el trastorno depresivo severo está a menudo
asociado con cambios en las estructuras o funciones cerebrales: Disminución del
metabolismo del área prefrontal izquierda del cerebro, situación que se normaliza tras los
diferentes tratamientos.
D. Factores Psicosociales
La depresión puede ser la consecuencia o respuesta a determinadas situaciones
traumáticas como la pérdida de un ser querido, enfermedad, divorcio o ante situaciones
de fuerte estrés.
Obviamente, en la gestación de la depresión también influyen ciertos patrones de
comportamiento como la inseguridad en el carácter, la baja autoestima y la ansiedad.
Los trastornos de inseguridad o de ansiedad, suelen originarse en la infancia, bien por un
conflicto puntual o por un ambiente familiar en el que el sujeto ha sido privado de afecto,
ha sido sobreprotegido o ha tenido que vivir circunstancias traumáticas.
4. E. Otras Causas:
Causas Médicas
Los trastornos médicos generales más depresógenos son el fracaso renal avanzado, el
posinfarto de miocardio, el cáncer y el SIDA.Los enfermos de las cuatro primeras clases
mencionadas son afectados por la depresión en una proporción entre el 20 y el 50 por
ciento. La mayor parte de los trastornos orgánicos cerebrales se acompañan de depresión
con alta frecuencia. Así ocurre con la enfermedad de Parkinson, los traumatismos
craneoencefálicos y un largo etcétera.
Adicciones
Es rara la existencia de una droga que no determine un estado depresivo con cierta
frecuencia. El alcohol y las drogas son las sustancias responsables de la mayor parte de las
depresiones adictivas.
Tipos de depresión
La Depresión Severa (Trastorno Depresivo Mayor) se manifiesta por una combinación de
síntomas que interfieren con la capacidad para trabajar, estudiar, dormir, comer, etc. Es
decir, es un tipo de depresión incapacitante que altera la vida del paciente.
La Distimia; También conocida como depresión crónica, afecta a un porcentaje pequeño
de la población (entre un 3 y un 6%) y se caracteriza por la presentación de la mayoría de
los síntomas que aparecen en la depresión mayor, aunque dichos síntomas suelen ser
menos intensos en este caso y se prolongan más en el tiempo (como mínimo dos años). Los
pacientes aquejados de distimia pueden llevar una vida normal pero se sienten
permanentemente deprimidos, tienen dificultad para disfrutar la vida y no muestran
cambios aparentes en la conducta o comportamiento diario, aunque tienen menos energía,
una negatividad general, y un sentido de insatisfacción y desesperanza.
Depresión Doble. Esta es una complicación de la distimia. Los síntomas empeoran con el
paso del tiempo y los pacientes sufren un episodio de trastorno depresivo mayor escondido
tras la depresión crónica. En este caso, la depresión es denominada depresión doble.
El Trastorno Bipolar o enfermedad maniaco-depresiva es una alteración de los mecanismos
que regulan el estado de ánimo. Quienes la sufren pasan alternativamente de la euforia o
"manía" a la depresión, llegando a necesitar, en ocasiones, la hospitalización. Los cambios
de estado de ánimo pueden ser dramáticos y rápidos, pero más a menudo son graduales.
Cuando una persona está en la fase depresiva del ciclo, puede padecer de uno, de varios o
de todos los síntomas del trastorno depresivo. Cuando está en la fase maníaca, la persona
puede estar hiperactiva, hablar excesivamente y tener una gran cantidad de energía. Este
trastono, no es tan frecuente como los anteriores y si la manía se deja sin tratar puede
empeorar y convertirse en un estado psicótico (el paciente pierde temporalmente la
razón).
5. El trastorno bipolar suele iniciarse en la vida adulta y, aunque es menos común, también
puede comenzar en la adolescencia y raras veces en la niñez. El trastorno bipolar puede
afectar a cualquier persona sin embargo, el factor hereditario desempeña un papel
importante, de modo que si uno o ambos progenitores padecen un desorden bipolar, existe
mayor probabilidad de que los hijos desarrollen el mismo desorden.
Depresión Atípica.- Las personas con depresión atípica generalmente comen y duermen
con exceso, tienen un sentido general de pesadez, y un sentimiento muy fuerte de
rechazo.
Trastorno Afectivo Estacional: el trastorno afectivo estacional (SAD) se caracteriza por
episodios anuales de depresión en otoño o invierno, que remiten en primavera y verano.
En estas épocas pueden ser sustituidos por fases maníacas. Otros síntomas incluyen fatiga,
tendencia a comer exceso (particularmente hidratos de carbono), a dormir invierno. Es
importante destacar que los cambios estacionales suelen a todas las personas y que no por
ello se debe confundir con una depresión estacional.
Trastorno Disfórico Premenstrual. El síndrome de depresión severa, irritabilidad, y tensión
que precede a la menstruación se conoce como trastorno disfórico premenstrual (PDD o
PMDD) (también llamado trastorno disfórico luteínico tardío). Este trastorno suele afectar
a un porcentaje mínimo de las mujeres (entre un 3 y un 8%) y su diagnóstico depende de la
presencia de cinco síntomas típicos de la depresión severa, que aparecen durante la
mayoría de ciclos menstruales, y que empeoran aproximadamente una semana antes del
período menstrual y desaparecen después.
Diagnóstico
Una buena evaluación diagnóstica debe incluir una historia médica completa. ¿Cuándo
comenzaron los síntomas, cuánto han durado, cuál es su intensidad? Si el paciente los ha
tenido antes, el médico debe averiguar si los síntomas fueron tratados y qué tratamiento
se dio.
El médico también debe preguntar acerca del uso de alcohol y drogas, y si el paciente
tiene pensamientos de muerte o suicidio. Además, la entrevista debe incluir preguntas
sobre otros miembros de la familia. ¿Algún pariente ha tenido depresión y si fue tratado,
qué tratamientos recibió y qué tratamientos fueron efectivos?
Por último, una evaluación diagnóstica debe incluir un examen del estado mental para
determinar si los patrones de habla, pensamiento o memoria se han afectado, como pasa
algunas veces en el caso de enfermedad depresiva o maníaco-depresiva
A continuación se describen los patrones que el médico determina para diagnosticar los
trastornos depresivos:
Depresión mayor. Aparecen al menos cuatro de los siguientes síntomas y durante más de
dos semanas: alteración del apetito, del sueño, de la actividad psicomotora, del
funcionamiento cognitivo, de la energía física, pérdida de la sensación de placer,
sentimientos de culpa e ideación suicida.
Son frecuentes los antecedentes personales de episodios depresivos similares (50%) o de
otras características, así como de ansiedad o angustia. Igualmente es frecuente encontrar
6. antecedentes familiares de depresiones mayores, trastornos bipolares o alcoholismo; y
antecedentes biográficos de ambientes familiares caóticos o pérdida de algún familiar en
edades tempranas.
Trastorno bipolar, fase depresiva. En la evolución previa de la enfermedad han existido
uno o varios episodios de características maníacas. En sus antecedentes familiares
aparecen con muy alta frecuencia trastornos bipolares o unipolares.
Trastorno distímico. Coincide aproximadamente con los diagnósticos clásicos de neurosis o
personalidad depresiva. Los síntomas son menos intensos pero más crónicos y responden
peor a los medicamentos. En sus antecedentes destacan síntomas neuróticos desde la
infancia, así como conflictos permanentes en las de relaciones interpersonales. También
pueden existir ambientes familiares conflictivos.
Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo. Surge desencadenado por un estrés
claramente identificable que ha tenido lugar en las últimas semanas. La reacción
desaparece bien por desaparecer el suceso desencadenante o por alcanzar el paciente un
nuevo nivel adaptativo en su funcionamiento.
Tratamiento
Tratamiento
El tratamiento de la depresión ha de ser abordado por profesionales de la salud,
psiquiatras o psicólogos, y los métodos son diversos, según los casos.
Si estamos ante un episodio agudo de depresión o ante un período de progresivo deterioro,
estará indicada la hospitalización.
Aunque el tratamiento con medicación es siempre recomendado para aliviar el
sufrimiento, es necesaria la psicoterapia para ayudar al paciente a solucionar sus
conflictos y expresar sus problemas.
El primer paso para recibir un tratamiento adecuado consiste en un examen médico, ya
que, como hemos visto, algunas enfermedades o ciertos medicamentos pueden producir
los mismos síntomas que la depresión. El médico debe descartar esas posibilidades por
medio de un examen físico, entrevista del paciente y análisis de laboratorio. Si las causas
físicas son descartadas, el médico debe realizar una evaluación psicológica o dirigir al
paciente a un psiquiatra o psicólogo.
La selección del tratamiento dependerá del resultado de la evaluación. Existe una gran
variedad de medicamentos antidepresivos y psicoterapias que se pueden utilizar para
tratar los trastornos depresivos.
La psicoterapia sin medicación es efectiva en algunas personas con formas más leves de
depresión y los antidepresivos suelen recetarse en casos de depresión moderada o severa.
La mayoría de los pacientes obtienen un resultado óptimo con un tratamiento combinado
de medicamentos para obtener un alivio relativamente rápido de los síntomas y
psicoterapia para aprender a enfrentar mejor los problemas de la vida, incluyendo la
depresión. El psiquiatra puede recetar medicamentos y recomendar la terapia psicológica
7. idónea para cada sujeto, dependiendo del diagnóstico del paciente y de la seriedad de los
síntomas.
Tratamiento Farmacológico
Hay varios tipos de medicamentos antidepresivos utilizados para tratar estos trastornos
.Estos incluyen los "inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina"(ISRS) que son
medicamentos nuevos, los tricíclicos y los "inhibidores de la monoaminoxidasa" (IMAO). Los
ISRS y otros medicamentos aún más nuevos que afectan los neurotransmisores como la
dopamina o la noradrenalina, generalmente tienen menos efectos secundarios que los
tricíclicos.
Algunas veces el médico prueba una variedad de antidepresivos antes de encontrarse el
medicamento o combinación de medicamentos más efectiva. Generalmente la dosis se
debe ir aumentando hasta que la medicación es efectiva. Por lo general, el efecto
terapéutico completo de los medicamentos antidepresivos no se observa inmediatamente.
Es posible que el paciente se sienta tentado a dejar de tomar el medicamento
prematuramente. Él puede sentirse mejor y pensar que ya no lo necesita. O puede pensar
que el medicamento no le está ayudando en absoluto. Es importante seguir tomando el
medicamento hasta que éste tenga oportunidad de actuar en el organismo.
Una vez que el paciente se sienta mejor, es importante continuar el medicamento por 4 a
9 meses para prevenir una recaída de la depresión. Algunos medicamentos deben dejar de
tomarse gradualmente (es decir reduciendo la dosis poco a poco) para dar tiempo a que el
organismo se adapte y para prevenir síntomas de abstinencia, los que se producen cuando
algunos medicamentos se descontinúan abruptamente. En los casos de trastorno bipolar y
depresión severa crónica o recurrente, es posible que el paciente tenga que tomar el
medicamento por un tiempo indefinido.
Al contrario de lo que algunas personas creen, los medicamentos antidepresivos no crean
hábito. Sin embargo, como sucede con cualquier tipo de medicamento recetado por
periodos prolongados, los antidepresivos deben ser supervisados cuidadosamente por el
médico para determinar si se están dando en una dosis correcta. El médico debe verificar
la dosificación y la efectividad del tratamiento en forma periódica.
Hay un pequeño grupo de personas que no responden a los antidepresivos usados más
comúnmente (tricíclicos, ISRS y otros antidepresivos nuevos) y para las cuales los IMAO son
el mejor tratamiento. Las personas que están tomando esta clase de antidepresivos deben
evitar ciertos alimentos que contienen niveles elevados de la sustancia llamada tiramina
(la que normalmente se encuentra en quesos fermentados, vinos y encurtidos o alimentos
en conserva de vinagre). Cuando el paciente toma un IMAO, estos alimentos deben ser
estrictamente evitados, al igual que algunos medicamentos como los descongestionantes
que se toman para los resfríos y algunas alergias. La interacción de la tiramina con los
IMAO puede ocasionar una crisis hipertensiva (subida brusca y extrema de la presión
arterial) que puede llevar a la ruptura de una arteria en el cerebro, es decir un accidente
cerebro-vascular.
El médico debe proporcionar al paciente una lista completa de los alimentos prohibidos. El
paciente debe llevar la lista consigo en todo momento. Las otras clases de antidepresivos
(tricíclicos, ISRS y otros antidepresivos nuevos) no requieren restricciones alimenticias.
8. Nunca se deben combinar medicamentos de ningún tipo--recetados, sin receta o
prestados--sin consultar al médico. Cualquier otro profesional de la salud que pueda
recetarle un medicamento (por ejemplo el dentista u otro especialista) tiene que saber
qué medicamentos está tomando el paciente. Aunque algunos medicamentos son inocuos
cuando se toman solos, si se toman en combinación con otros pueden ocasionar efectos
secundarios peligrosos. Algunas substancias, como el alcohol y las drogas de adicción,
pueden reducir la efectividad de los antidepresivos y por lo tanto se deben evitar.
Los sedantes o medicamentos ansiolíticos, que se dan para la ansiedad, no son
antidepresivos. A veces son recetados junto con los antidepresivos, sin embargo, por si
solos no son efectivos para tratar la depresión. Los estimulantes, como las anfetaminas, no
son efectivos para tratar la depresión. Ocasionalmente se utilizan bajo estricta supervisión
médica en personas que padecen al mismo tiempo de una enfermedad física y de
depresión.
Las preguntas sobre los antidepresivos recetados y problemas que puedan estar
relacionados con el medicamento, deben tratarse con el médico.
Terapias Psicológicas
Existen tres grandes tratamientos psicológicos de eficacia comprobada, estos tratamientos
son la terapia conductual, la terapia cognitiva o terapia cognitiva-conductual y la
psicoterapia interpersonal.
La Terapia Conductual tiene como objetivo promover cambios ambientales que posibiliten
un aumento en la recepción de estímulos positivos e incide en mejorar las habilidades
personales del paciente para poder encontrar más estímulos positivos.
La Terapia Cognitiva pretende enseñar al paciente a reconocer las distorsiones con las que
percibe su vida. Se entrena al paciente para que identifique y modifique sus pensamientos
erróneos, así como la conducta que le ha llevado al estado depresivo.
La Psicoterapia Interpersonal trata la depresión como una enfermedad asociada a una
problemas en las relaciones personales por lo que se incide en la mejoría de dichas
relaciones.
Autoayuda
¿Cómo uno puede ayudarse a si mismo cuando está deprimido?
Los trastornos depresivos hacen que uno se sienta exhausto, inútil, desesperanzado y
desamparado. Esas maneras negativas de pensar y sentirse hacen que las personas quieran
darse por vencidas. Es importante ser consciente de que las maneras negativas de ver las
cosas son parte de la depresión. Estas son distorsiones que, por lo general, no se basan en
circunstancias reales. Los pensamientos negativos desaparecen cuando el tratamiento
empieza a hacer efecto. Mientras tanto:
• Fíjese metas realistas, tomando en cuenta la depresión, y no trate de asumir
una cantidad excesiva de responsabilidades.
9. • Divida las metas en partes pequeñas, establezca prioridades y haga lo que pueda
cuando pueda.
• Trate de estar acompañado y de confiar en alguna persona; siempre es mejor que
estar solo y no hablar con nadie.
• Tome parte en actividades que le ayuden a sentirse mejor.
• Haga ejercicio liviano, vaya al cine, vaya a un juego deportivo, o participe en
actividades recreativas, religiosas, sociales o de otro tipo. Todo eso puede ayudar.
• No espere que su estado de ánimo mejore de inmediato, sino gradualmente.
Sentirse mejor toma tiempo.
• Es aconsejable que posponga las decisiones importantes hasta que la depresión
mejore. Antes de hacer cambios importantes, como cambiar de trabajo, casarse o
divorciarse, consulte con personas que lo conozcan bien y tengan una visión más
objetiva de su situación.
• La gente rara vez sale de una depresión de un día para el otro. Pero se puede
sentir un poco mejor cada día.
• Recuerde, patrones positivos de pensamiento eventualmente van a reemplazar los
pensamientos negativos que son parte de la depresión. Los patrones negativos van
a desaparecer tan pronto su depresión responda al tratamiento. Recuerde, tan
pronto su depresión responda al tratamiento, los pensamientos negativos van a ser
reemplazadas por pensamientos positivos.
• Deje que sus familiares y amigos le ayuden.
Familiares
¿Cómo pueden los familiares y amigos ayudar a la persona deprimida?
Lo más importante que alguien puede hacer por la persona deprimida es ayudarle a que
reciba el diagnóstico y tratamiento adecuados. Esto tal vez implique que tenga que
aconsejar al paciente para que no deje el tratamiento antes de que los síntomas puedan
empezar a aliviarse (varias semanas). Tal vez implique ayudarle a obtener un tratamiento
diferente, si no se observa ninguna mejoría con el primer tratamiento. En ocasiones puede
requerir que el familiar o amigo haga una cita y acompañe a la persona deprimida al
médico.
10. A veces es necesario asegurarse que la persona deprimida esté tomando el medicamento.
A la persona deprimida se le debe recordar que obedezca las órdenes médicas con
respecto a beber bebidas alcohólicas mientras está medicado.
Otra cosa muy importante es dar apoyo emocional. Esto implica comprensión, paciencia,
afecto y estímulo. Busque la forma de conversar con la persona deprimida y escucharla con
atención. No minimice los sentimientos que el paciente expresa pero señale la realidad y
ofrezca esperanza. No ignore comentarios o alusiones al suicidio. Informe al terapeuta si la
persona deprimida hace comentarios sobre la muerte o el suicidio.
Invite a la persona deprimida a caminar, pasear, ir al cine y a otras actividades. Persista
con delicadeza si su invitación es rechazada. Fomente la participación del paciente en
actividades que antes le daban placer, como pasatiempos, deportes, actividades religiosas
o culturales, pero no fuerce a la persona deprimida a hacer demasiadas cosas demasiado
pronto. La persona deprimida necesita diversión y compañía, pero demasiadas exigencias
pueden aumentar su sentimientos de fracaso.
No acuse a la persona deprimida de simular enfermedad o ser perezoso, ni espere que
salga de esa situación de un día para el otro. Con tratamiento, la mayoría de las personas
mejora. Tenga eso presente y continúe repitiéndole a la persona deprimida que con
tiempo y ayuda va a sentirse mejor.
http://www.depresion.org/articulos/articulo.php?id=9
DEPRESIÓN EN ADOLESCENTES
Adolescencia: Síndrome normal
Para definir la depresión en adolescentes es importante definir la
depresión pero también definir y entender en qué consiste esta
etapa por la que están pasando nuestros jóvenes. Sin que esto
tome el curso de un estudio minucioso de la adolescencia
mencionaremos sólo los rasgos o características de ésta. En
general, el adolescente atraviesa por tres duelos importantes
que son:
1. El duelo por el cuerpo infantil, aquel cuerpo que ya no tiene y
que está siendo sustituido por uno que todavía no conoce y que
le genera sentimientos encontrados de vergüenza y aceptación,
lo que es claramente un signo de crecimiento.
2. El duelo por la personalidad infantil, que enfrenta al
adolescente a pensar y ver la vida de forma distinta.
3. El duelo por los padres infantiles, que ya no son aquellos
héroes o ídolos perfectos que uno miraba hacia arriba, sino que
11. ahora se convierten en seres humanos con defectos, virtudes,
aciertos y equivocaciones.
El adolescente en general atraviesa una búsqueda de sí mismo y
de su identidad; va de tendencias individuales a tendencias
grupales, un comportamiento en el que busca uniformidad y una
contención a tantos cambios; tiene necesidad de intelectualizar y
fantasear, sufre crisis de actitudes sociales reivindicatorias y
religiosas; presenta una clara denunciación temporal en la que lo
importante aparece siempre más cercano en el tiempo que lo
que no tiene interés; atraviesa por una evolución sexual que va
desde el autoerotismo hasta la sexualidad adulta, pasando por
todas las formas de sexualidad polimorfa que describiera Freud
en Tres Ensayos (Casullo, Bonaldi y Fernández, 2000); vive una
separación progresiva de los padres; tiene muchas
contradicciones en todas las manifestaciones de la conducta y
del pensamiento y sufre de constantes fluctuaciones del estado
de animo y del humor. Está en un proceso de adaptación a
cambios físicos, intelectuales, sociales y emocionales, intentando
desarrollar un concepto positivo de sí mismo, así como
experimentar y crecer hasta conseguir su independencia.
También está concentrado en desarrollar un concepto de
identidad y de valores personales y sociales, así como en
experimentar la aceptación social, la identificación y el afecto
entre sus pares. El desarrollar enfoques positivos respecto de la
sexualidad, que incluyan valores, consideración, placer, emoción
y deseo dentro del contexto de unas relaciones cariñosas y
responsables es otra de sus tareas en esta etapa de la vida, para
finalmente llegar a ser plenamente conscientes del mundo social
y político que les rodea, así como de su habilidad para afrontarlo
y de su capacidad para responder de forma constructiva al
mismo y poder establecer relaciones con adultos, en las que
puedan tener lugar dichos procesos de crecimiento. A todo esto
se le conoce como el síndrome normal de la adolescencia
(Hargraves, Andy, Lorna y Ryan, 2004:18-19).
Depresión
Para entrar en materia, es importante señalar que toda
definición de la depresión debería asentarse sobre un doble pilar:
el del afecto y el de las ideas.
La depresión puede ser un síndrome, es decir, un conjunto de
síntomas, o bien, puede aparecer como síntoma asociado en otra
entidad o trastorno, por ejemplo, como consecuencia de una
enfermedad.
12. Etiología: como en todas las diferentes formas de la conducta, al
tratar de entender la etiología de la depresión tenemos dos
grandes vertientes: por un lado la cuestión endógena (orgánica)
y por otro lado la explicación psicológica (inconsciente). Es
importante recordar la idea de las series complementarias de
Freud, donde nos indica que ambas irán de la mano siempre, es
decir, por un lado tenemos aquello con lo que el sujeto nace, ya
sea de orden fisiológico o emocional (por ejemplo, si nace con
cierta tendencia depresiva o no) y por otro lado tenemos el
impacto que provocará lo ambiental y las circunstancias
particulares que rodean a esa persona.
Desde una perspectiva clínica, la depresión consiste en un estado
de ánimo bajo, con pérdida del interés en casi todas las áreas y
actividades, lo que representa un cambio drástico en la manera
de ser de la persona, previo a la aparición de estos síntomas, y
con características agregadas como la alteración del apetito,
alteraciones del sueño, agitación o enlentecimiento psicomotríz,
disminución de energía, sentimientos excesivos o inadecuados de
inutilidad, sentimientos de culpa, dificultades de pensamiento o
de concentración e ideas de muerte o suicidio recurrentes (9).
También se presentan, sentimientos de tristeza, de desamparo,
amor propio disminuido, sentimientos de que la seguridad está
amenazada debido a la pérdida de algo o alguien que la
garantizaba e incapacidad de enfrentarse solo a las diferentes
exigencias de la vida (Mackinnon, 1973).
Desde una perspectiva psicoanalítica, la depresión es
básicamente la elaboración de un duelo. Un duelo por algo que
se perdió, algo que se tenía y que ya no se tiene. En todas las
situaciones algo se está viviendo como inalcanzable, algo se
desea tener y no se ha conseguido (Bleichmar, 1994).
Sin embargo, a diferencia de otros trastornos, la depresión no se
puede definir fácilmente por su génesis, por lo que pone en
marcha, ya que puede estar relacionada con la historia del
paciente y no ser una causa directamente relacionada en tiempo
y espacio con la presentación de los síntomas.
De lo anterior se concluye que el núcleo de la depresión, en
tanto estado, no lo podemos buscar ni en el llanto, ni en la
tristeza, ni en la inhibición psicomotríz, pues todos estos estados
pueden o no estar presentes en una persona deprimida. Sin
embargo, algo que sí está presente es el tipo de ideas que
poseen en común todos aquellos cuadros en los cuales por lo
menos una de estas manifestaciones está presente. La no
13. realizabilidad de un deseo mediante el cual alcanzaría un ideal, o
la consecución de un logro menor que provoca que se sienta
arruinado, fracasado, inferior, culpable. Es decir, el núcleo de la
depresión lo van a constituir estas ideas de inferioridad,
autorreproche, fracaso, e incluso, en algunos casos, ideas de
muerte.
Otra característica de la depresión es que los afectos están
entrecruzados con las ideas aunque se trata de entidades
separables (Bleichmar, Op. cit.). Tal entrecruzamiento es muy
visible en los casos de pacientes tratados con antidepresivos, en
los cuales queda expuesto que el químico trabaja sólo en los
niveles que modifican la conducta y, por lo tanto, en las
sensaciones afectivas; pero donde también, como consecuencia,
se modifican los sistemas de ideas (autorreproches,
desvalorización, pesimismo, temas hipocondríacos, ideas de
suicidio, etc.), que asimismo se ven afectados por este tipo de
tratamiento psicofarmacológico (Ibídem). Es decir, las drogas
actúan sobre los afectos, sobre las emociones, y estas a su vez
actúan sobre las ideas, modificándolas.
Es importante señalar que, por todo lo anterior, la depresión
forma parte de los trastornos del humor o de la afectividad. Lo
complicado es que no todos lo síntomas deben o pueden estar
presente para que se realice el diagnóstico; es decir, puede
haber una depresión sin que haya autorreproches. Al igual que,
por ejemplo, la tristeza, puede estar detonada por los
autorreproches, pero tampoco se puede explicar sólo por esta
causa (Idem.)
Como con la mayoría de las patologías, existen grados dentro de
la depresión. Así, tenemos la depresión de duelo normal, la
psicosis melancólica, la depresión neurótica, la depresión
anaclítica1, etc. (Id.; ver también DSM III R, 1988)
Es importante mencionar el DSM III, tanto por su peso dentro de
las concepciones médicas, como porque consiste en otra forma
diferente de clasificación. En este manual, la depresión se divide
en depresión mayor, distimia y trastorno depresivo no
especificado, clasificación que se basa sobre todo en la
presentación y duración de síntomas como: estado de ánimo
deprimido, notable disminución de placer o de interés en todas o
casi todas las actividades habituales, disminución o aumento
significativo del apetito y del peso corporal, insomnio o
hipersomnia, fatiga o pérdida de energía, sentimientos excesivos
o inadecuados de inutilidad, ideas de muerte recurrentes.
14. Además, en todas las clasificaciones se dividen los trastornos en
leve, moderado y grave (DSM III R, Op. cit.)
Dentro de las conceptualizaciones psicoanalíticas existen varios
factores importantes en la detonación de la depresión. Es
importante resaltar algunos de estos. En primer lugar está el
papel que juega el narcisismo, en el cual se entiende que el
individuo se ha tomado a sí mismo como objeto de amor, por lo
que se ve a sí mismo como un ideal, sin embargo, este ideal no
es como se quería y por lo tanto no se pude amar a sí mismo,
por lo que se vuelve inalcanzable ese deseo. Esto puede ocurrir
cuando el sujeto en cuestión triunfa ante otros, pero ese triunfo
no es reconocido por sí mismo debido a ataduras inconscientes
internas. Esto se llama colapso narcisista.
Por otro lado, la depresión se puede dar ante los triunfos o éxitos
logrados por otra persona que funciona como un espejo ante lo
que el sujeto no puede lograr.
Otro tipo es el de la depresión relacionada a la culpa y a la
agresión. Esta última, aunque es un tema muy complejo y ligado
a varios factores, podría simplificarse de la siguiente forma: la
agresión, considerada como la intencionalidad de provocar daño
o sufrimiento (físico o moral), sólo por el placer que ello implica
(Bleichmar, Op. cit.) y que trae como consecuencia una culpa
depresiva de haber dañado al otro.
De todo lo anterior se puede desprender que otra manera de
clasificar la depresión depende del tipo de ideal en juego que se
encuentre perdido o lejos de lo alcanzable (Ibídem).
Así, si el ideal es la perfección narcisista, cuando esta no se
cumple y se da lo que llamamos anteriormente un colapso,
estaríamos hablando de una depresión narcisista. Si el ideal hace
referencia a no hacer daño, y algo se daña, entonces hablamos
de una depresión culposa. Esta culpa es consecuencia del
sentimiento de que se ha atacado al objeto y se lo ha dañado. Se
da también el hecho de que se sienta perdido al objeto de amor -
por estar dañado- y que además de la culpa, se de una
depresión por la pérdida de este objeto. Aunado a esto viene un
sentimiento de mayor reproche (por haber dañado y perdido al
objeto) y un sentimiento de ser un sujeto agresivo, todo esto tan
adecuadamente descrito por Melanie Klein en referencia a la
posición depresiva en los bebés (Segal, 1964; Klein, 1935).
También está la depresión por pérdida de objeto donde no se
cumplen las dos condiciones anteriores y estamos ante una
15. situación de duelo por muerte de un ser querido (Bleichmar,
1994). Es importante señalar que además se pueden dar los
casos mixtos donde en ocasiones se presentan diferentes
patrones al mismo tiempo, así como subclases en cada tipo
particular (Ibídem).
De todo lo anterior podemos decir lo siguiente acerca de la
depresión: sabemos que en primer lugar se tiene un deseo que
se mantiene; en segundo lugar, ese deseo tiene la característica
de inalcanzable o irrealizable, y en tercer lugar, se da una
fijación de ese deseo, es decir, la imposibilidad de pasar a otro
(Idem.) También sabemos que aunque la tristeza puede ser un
síntoma de la depresión, no es lo mismo, y además no siempre
está presente. Entonces, para afinar un poco, la sintomatología
de la depresión puede incluir una inhibición motriz, lentificada o
agitada, pero en ambos casos se ve inhibido el poder de acción
(es decir, no se puede concluir ninguna actividad); asimismo se
presentan autorreproches y visión pesimista de la vida (Id.) (Es
importante señalar que la tristeza, a diferencia de los demás
rasgos, es una identidad por sí misma y que se define como tal,
por caracteres propios.)
Ahora, si pensamos en lo que hemos revisado de la adolescencia
y lo que hemos descrito de la depresión, aún falta preguntarnos,
¿qué es eso que han perdido los adolescentes que se deprimen?,
¿de qué carecen?, ¿qué deseo sienten como inalcanzable?
Para responderlo, me veo nuevamente ante una situación en la
que no encuentro todas las respuestas. Sin embargo, me parece
importante que tengamos la mayor cantidad de información
posible para, de esta forma, poder acercarnos cada vez más a
las respuestas. ¿Será posible poner todo el peso de esta
respuesta en la situación económica social actual? Como dice el
Dr. Brocca, antes los padres les decían a los hijos «estudia si
quieres llegar a ser alguien en la vida», ahora sólo se les puede
decir «estudia y buena suerte»...