Louis Jean François Lagrenée. Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...
Mapas proyecciones
1. Trabajar con mapas
(observar, comparar, analizar, inferir y argumentar)
Compara los siguientes mapas e intenta analizarlos:
•¿Qué percibes, qué interpretas?
•Fíjate en sus diferencias, sobre todo en la forma y proporción.
•Traza una línea a la mitad de cada mapa y observa si corresponde al
lugar donde se encuentra el Ecuador. Haz lo mismo con los Trópicos
(Cáncer y Capricornio).
•¿Cuál proyección consideras más adecuada? Argumenta, ¿por qué?
2.
3.
4. 1. Después de generar tus primeras hipótesis, trabaja con el interactivo:
Proyecciones cartográficas:
http://www.telesecundaria.dgme.sep.gob.mx/recurso/rcr_02.php?id=683
2. Observa con atención los siguientes videos:
Los mapas y su interpretación:
http://www.telesecundaria.dgme.sep.gob.mx/recurso/rcr_02.php?id=97
Mapas y coordenadas: http://youtu.be/OrBlNMwSX14
3. Lee la información que presenta la página:
Cartógrafos mentirosos o la dificultad de convertir una pelota en una sábana:
http://redescolar.ilce.edu.mx/educontinua/geografia/mengeo.htm
4. Analiza el artículo de Gustavo Vargas Martínez: “Contra historia marginal,
historia propia”.
5. Por último, revisa la Secuencia 2/Sesión 5 (pp.45-51) en el Libro para el
alumno “Geografía de México y del mundo” y analiza el esquema Secuencia
didáctica de aprendizaje y evaluación, al final de esta presentación.
5. Contra historia marginal, historia propia*
Gustavo Vargas Martínez
La proximidad del Quinto Centenario del viaje de Colón a Cipango y Catayo, tan festinado en estos días, nos
proporciona una excelente ocasión para el análisis de la pedagogía de la historia y la geografía.
Al contrario de lo ya establecido en los textos escolares, a los niños se les puede enseñar una versión crítica de la
historia y por lo mismo, una manera original de asumir la información que nos legaron los estudiosos del pasado.
¿Por qué decirles, por ejemplo, que Cristóbal Colón nació “exactamente en 1451”, que “de no haber sido por los viajes
de Colón, América hubiese sido ignorada no se sabe por cuánto tiempo por los habitantes de otros continentes”? Lo
primero implica una imprecisión histórica muy contraria al deseo de informar “exactamente”. Lo segundo enseña la
dependencia, la subordinación y el sometimiento colonial; aparte que implica una posición del autor-lector del lado
“descubridor”: esto es del colonialismo.
La identidad nacional debe afirmarse desde la misma primaria. Todo lo que es nativo y propio puede servir de punto
de comparación en vez de usar lo extraño con ese fin. Si se dice, por ejemplo, que “para los italianos, españoles,
portugueses; en fin, para todas las personas de Europa, el mar era muy importante pues era la principal ruta
comercial”, esa apreciación “el mar importante”, es igualmente válida para asiáticos, africanos y americanos. Pero si
anteponemos “para los americanos, al igual que para los italianos…”, afirmamos un hecho común que ayuda a
universalizar por lo propio y no por lo extraño.
Insistir en afirmar que el viaje de Colón sirvió para “demostrar” que la tierra era redonda, que iba “en busca de
especias” o que la historia de América tiene como parteaguas “antes y después de la llegada de los europeos”, es sólo
parcialmente cierto y sólo sirve para centrar la importancia de la historia en un hecho extra-americano, un hecho
colonial, un hecho marginal; porque lo contrario, la esfericidad de la tierra ya era conocida (más que su redondez), las
especias ni se encontraron ni se insistió en ello, y hechos importantes de antes y después se han minimizado como la
constitución del imperio Azteca y del Inca en el Siglo XIV.
*Gustavo Vargas Martínez, “Contra historia marginal, historia propia” en: Memorias del Primer encuentro Latinoamericano sobre Educación, Marginación urbana y modernización. UPN,
Noviembre 1991, pp. 450-456. Editado con fines didácticos para la Especialización en competencias docentes para Telesecundaria por Ana María Prieto Hernández.
6. No es posible que los americanos repitamos versiones geográficas e históricas, antiamericanas que nos enseñan la
dependencia y la marginalidad. Visto en perspectiva, nuestra inserción en el mundo del conocimiento no puede ser la de
otros pueblos, ni siquiera bajo el piadoso manto de que siendo producto de dos culturas, a las dos debemos iguales
miramientos. No. Nuestra identidad, nuestra conciencia es otra distinta a la suma de sus partes. Creía Bolívar que
“nosotros somos un pequeño género humano, poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares, nuevo en casi
todas las artes y ciencias aunque en cierto modo viejo en los usos de la sociedad civil”. Hijos de la contradicción más
que del extravío, nos encontramos ante la desafiante circunstancia de darnos una explicación de nuestra memoria
para así enderezar lo torcido de nuestro pasado y tomar el rumbo de la historia propia.
Se nos ha inculcado, desde la niñez biológica y cultural, que esta América nuestra es consecuencia de un error, de una
equivocación: el pecado original de América es haber nacido a la historia como un extravío, el de Colón. Esta primera
instancia caracteriza el nacimiento espurio a la historia, el surgimiento dependiente per se, el paso de un
deslumbramiento ante lo europeo a un alumbramiento abortivo: nuestros éxitos son mueca de lo extraño, nuestros
creadores en arte o pensamiento son meros copiones, nuestro progreso no puede ser sino remedo simiesco de lo
auténticamente trascendental, lo de ese mundo civilizado.
La historia desde la sumisión no puede ser sino una historia de derrotas. Contamos muchos de los capítulos de nuestra
historia americana desde la perspectiva de los colonizadores:
El Nuevo Mundo está pasivo frente a la gesta heroica de los descubridores. América se ve postrada, en tanto mujer, al
varonil aunque desalmado atropello del conquistador. El obligado traspaso de la cultura se hace desde la vieja y culta
Europa para salvar el alma idolátrica y perversa del americano, o al menos, para hacerle entrar de cuerpo entero en la
civilización.
Pero desde nuestra perspectiva, no se nos dió tiempo para afirmar quiénes eran los bárbaros y quiénes los civilizados.
Ni siquiera para mostrarle a los europeos los beneficios que les prodigábamos, algo más que la lista infinita de
productos de la tierra y de la fauna interminable: Europa y el mundo le quedaron a deber a esta América equívoca nada
menos que el sueño de una sociedad mejor, como la que amanecía en las reducciones del siglo XVIII, o la nación de
repúblicas como la que se hizo efectiva a comienzos del XIX, o refugio para perseguidos e infelices de todas las
naciones como hemos sido a lo largo de 500 años.
La historia desde la sumisión es una cadena de fechas e ideas importantes, algunas tan decisivas como que habla del
“descubrimiento de América” que lo es, forzosamente, desde la orilla europea, de la “noche triste” que lo puede ser
desde la casa del vencedor e incluso la narración de una “conquista” de donde se omite la calidad de “guerra de
invasión”, porque así, como operativo militar tiene un causal de aminorar que se puede incluso elogiar como gesta de
héroes o cruzada evangelizadora.
7. Para descolonizar la historia, para no hacerla marginal, para enseñar la otra verdad, la que nos es propia y que
legítimamente podemos construir a nuestra conveniencia, necesitamos hacer una historia desde la libertad y no
desde la sumisión.
Y para ello es preciso borrar de la historia de América muchos capítulos que hemos calcado de la historia de
España, de Francia, de Italia, hasta de Austria, y para empezar de nuevo desde las bases geográficas. Porque
allí también hay mucho que revisar.
Existe colonialismo en la enseñanza de la geografía cuando usamos topónimos y nomenclaturas impuestas por los
conquistadores, y si es verdad que la fuerza de la costumbre ha logrado hacer de muchos nombres una virtual
identificación, es cierto también que la fuerza de la tradición ha logrado volver atrás nombres geográficos que
suponíamos superados: en este año 1991, la ciudad de Bogotá vio restablecido su antiguo nombre colonial de Santa
Fe, contrariando una disposición libertaria que establecía como prohibitivo el viejo nombre español.
Existe colonialismo geográfico cuando el determinismo impuesto por el desarrollo inicial de las ciencias naturales en
el siglo XVIII sigue sustentando hoy la incapacidad de los pueblos indios o negros para autogobernarse,
atribuyendo al clima, la temperatura, la humedad y hasta a la conformación geológica, el comportamiento de
sociedades del Tercer Mundo, según la visión eurocéntrica, necesitadas de su asesoría política y cultural para salir
del subdesarrollo.
Existe colonialismo en la geografía cuando continuamos reproduciendo hasta la saciedad la cartografía
eurocéntrica de Mercator, que distorsiona la extensión de los países periféricos del mundo antiguo y relega a
espacios disminuidos el hábitat de inmensos territorios de Asia, África y América Latina. Así, en la escala de
Mercator (1569), Groenlandia (2.166.086 km²) aparece mayor que China (9.596.960 km²) que es casi cinco veces
más grande; la exUnión Soviética (22.402.200 km²) parece mayor que África (30.272.922 km²), que la supera en
una tercera parte. Europa (11.100.000 km²) parece mayor que Sudamérica (17.800.000 km²), cuyo tamaño es casi
el doble. Alaska (1.717.854 km²) aparece similar en tamaño a Brasil (8.514.877 km²), cuando el área es casi 5
veces más.
En fin, y perdóneseme esta larga serie de ejemplos, existe dependencia neocolonial cuando, en una u otra forma,
nosotros mismos utilizamos los niveles del desarrollo europeo o norteamericano como pauta o rasero de nuestro
grado de evolución, y menospreciamos o descalificamos muchas de las características viejas y nuevas de la cultura
propia, la que nos identifica ante el mundo como creativos, imaginativos, extrovertidos, utópicos, mestizos,
descomplicados, recurrentes, alegres, condescendientes.
8.
9. La proyección Gall-Peters, elaborada en 1855 por James Gall, se popularizó a partir de 1976, cuando
Arno Peters trató de denunciar las implicaciones políticas de la proyección de Mercator.
La UNESCO y muchas ONG la adoptaron y popularizaron desde entonces, convirtiéndose en la visión
políticamente correcta del mapamundi. Aunque es controvertida, muchos que creen que las dimensiones
que aparecen en la proyección de Peters son más cercanas a la realidad.
10.
11. Participemos nuevamente dentro del foro temático “Geografía”
para intercambiar experiencias con nuestros compañeros.
Ana María Prieto Hernández
anamariapriet4@hotmail.com
Canal YouTube: amprieto5
(ahí les esperan muchas sorpresas)
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