El documento critica la cumbre de la "Tercera Vía" convocada por el presidente colombiano Juan Manuel Santos, señalando que invita a exgobernantes vinculados a crímenes de guerra como Tony Blair. También critica que Santos se presente como progresista cuando defiende políticas neoliberales. El documento luego analiza la reelección de Santos, indicando que Colombia votó por miedo a que ganara la derecha y que no habrá cambios en el modelo económico neoliberal bajo su gobierno.
Carta de Sabrina Shorff enviada al juez Kevin Castel
Con participación de exgobernantes genocidas y mercaderes, Santos convoca Cumbre de Derecha vergonzante denominada "Tercera Vía
1. Con participación de exgobernantes genocidas y mercaderes,
Santos convoca Cumbre de Derecha vergonzante denominada
"Tercera Vía"
Anuncio oficial promoviendo la cumbre de los genocidas y mercaderes
del embuste de la "Tercera Vía" convocada por Juan Manuel Santos.
CRONICÓN.NET
Presentando a la denominada "Tercera Vía" como una corriente
"ideológica" progresista, el presidente colombiano Juan Manuel
Santos ha convocado para este 1 de julio en Cartagena de Indias una
cumbre con la participación de exgobernantes vinculados a crímenes
de guerra y de lesa humanidad, así como exlíderes
hispanoamericanos que luego de dejar sus responsabilidades en el
gobierno están dedicados ahora a hacerle lobby a algunas
transnacionales caracterizadas por la especulación financiera y su
afán de saqueo en los países de América Latina.
En efecto, a la "cumbre" citada por Santos, han confirmado su
asistencia el exprimer ministro británico Tony Blair, reconocido
genocida, implicado por su responsabilidad directa junto a George W.
Bush y José María Aznar en la invasión a Irak y su contumaz mentira
de la existencia de armas de destrucción masiva en poder de Sadam
2. Hussein; así como el expresidente Bill Clinton uno de los principales
actores de la guerra contra Yugoslavia.
Hay que recordar que fue precisamente Clinton el que ordenó a las
fuerzas militares de la OTAN, bajo el mando de los Estados Unidos,
castigar a Yugoslavia con un bombardeo devastador de 79 días,
generando entre otros genocidios el de Kosovo en marzo de 1999.
También concurrirán a la cita de Santos, el destacado lobbysta del
magnate mexicano Carlos Slim y miembro del consejo de
administración de la transnacional Gas Natural, el expresidente del
gobierno español, Felipe González, uno de los principales asesores
además del dirigente golpista venezolano Henrique Capriles; y los
exmandatarios Fernando Henrique Cardoso de Brasil y Ricardo Lagos
de Chile, caracterizados por su defensa a rajatabla del modelo
neoliberal y críticos acérrimos de los gobiernos progresistas de
América Latina.
"Vamos en cierta forma a relanzar esa 'Tercera Vía', porque creemos
que en este momento de la historia del mundo esos son los principios
que nos van a facilitar reencontrar un norte, un rumbo y lo estamos
viendo en muchos frentes, tanto en Europa, como aquí en América
Latina, inclusive en Asia", explicó Santos en rueda de prensa,
tratando de convencer de las supuestas verdades de esa corriente de
derecha neoliberal que trata de disfrazarse de "progresista".
¿QUÉ ES LA "TERCERA VÍA"?
La denominada "Tercera Vía" no es más que un infundio del sociólogo
británico Antonny Giddens para barnizar la utilización de las políticas
neoliberales por parte de la socialdemocracia europea, como por
ejemplo el Partido Laborista de Blair en Inglaterra o el mal llamado
Partido Socialista Obrero Español de Felipe González, uno de los
3. principales impulsores de las políticas de libre mercado y privatización
en el país ibérico.
En palabras de la politóloga belga Chantal Mouffe, "la denominada
tercera vía no es más que la justificación que realizan los
socialdemócratas de su capitulación ante una hegemonía neoliberal
cuyas relaciones de poder no cuestionan, y ante la cual se limitan a
realizar únicamente algunos pequeños ajustes".
Por su parte, el sociólogo norteamericano James Petras explica que
"la ideología de la 'Tercera Vía' ha servido para brindar una
justificación del giro a la derecha de la socialdemocracia".
UN PUEBLO DESESPERANZADO OBLIGADO A VOTAR LA
RELECCIÓN DE SU VERDUGO
TERROR A URIBE, DA TRIUNFO SIN ESPERANZAS SOCIALES A
SANTOS
4. CRONICÓN.NET
Ciertamente, Colombia es de lejos el país del realismo mágico, lo cual
queda demostrado una vez más con la reelección de Juan Manuel
Santos el pasado 15 de junio. En efecto, hace cuatro años, Santos, el
ministro de Defensa del cuestionado gobierno de Álvaro Uribe Vélez,
el de los eufemísticamente denominados "falsos positivos"; el que
para justificar la violación de soberanía ecuatoriana para acabar con
un jefe guerrillero de las Farc ponderaba y defendía la burda doctrina
Bush, de la "guerra preventiva"; el íntimo amigo del mafioso
esmeraldero y paramilitar Víctor Carranza; el mismo que en octubre
de 1996 expresó públicamente que soñaba con "un fujimorazo a la
colombiana", y que se autocalifica como pro estadounidense y da
muestra suficiente de ello siguiendo al pie de la letra las instrucciones
de Washington para profundizar el modelo neoliberal en Colombia y
consolidarla como un laboratorio militar llenando su territorio de
bases gringas, mercenarios de la CIA norteamericana, el Mossad
israelí y el MI6 británico; fue elegido por la ultraderecha mafiosa y
narcoparamilitar que lidera Uribe, para ese entonces el mejor
mandatario que ha tenido Colombia en toda su historia, según sus
propias al asumir como nuevo Presidente de la República, el 7 de
agosto de 2010.
Ahora, cuatro años después, el mismo Santos, cuya gestión de
gobierno es pésima según todas las encuestas, con un altísimo déficit
de liderazgo, pues su nivel de impopularidad supera el 60% en todos
los sondeos de opinión, es reelecto gracias al decidido apoyo de los
sectores progresistas y de izquierda que, paradójicamente, lo
cuestionaron y le hicieron oposición durante su primer cuatrienio.
Gracias a que los asesores de ultraderecha de Santos liderados por el
controvertido estratega venezolano J.J. Rendón, gurú de la
propaganda negra de los candidatos presidenciales del fascismo
latinoamericano, lograron instalar la matriz de opinión según la cual
en estas elecciones presidenciales se jugaba la guerra o la paz,
destacados dirigentes progresistas y amplios sectores democráticos
terminaron respaldando al actual mandatario caracterizado por ser un
aventajado mercader de la soberanía colombiana.
Pero lo macondiano no para ahí. Una vez lograda la reelección de
Santos, los propios dirigentes de izquierda y de la autodenominada
centroizquierda, (otro eufemismo para disimular su acento de
derecha) que respaldaron su reelección, salieron todos a una a
señalar que solo su apoyo se circunscribe a la continuidad del proceso
de paz con las Farc y que, de ahora en adelante, le harán oposición.
Es decir, dan a entender estos dirigentes que su voto fue parcelado:
respaldan su proceso de paz de La Habana con la insurgencia de las
5. Farc, pero repudian su programa político y su modelo económico para
el cuatrienio 2010-2014. Digno de estudio para los politólogos el
comportamiento de este sector de dirigentes colombianos.
UN PAÍS QUE VOTÓ POR MIEDO
Colombia en estas elecciones presidenciales votó por miedo. Sus
sectores populares y democráticos justificaban el voto para reelegir a
su verdugo bajo el argumento de que era preferible un mandatario
corrupto, sin entrañas, representante de la oligarquía tradicional
bogotana y cipayo de Washington como Santos, a que vuelva la
ultraderecha mafiosa narcoparamilitar de Álvaro Uribe a través de su
marioneta Óscar Iván Zuluaga.
No obstante que el Departamento de Estado decidió que hay que
terminar el conflicto armado interno en Colombia y en ese sentido los
designios de Washington son para la clase gobernante de este país
andino palabra de dios, Zuluaga, en caso de que hubiera ganado la
Presidencia, habría tenido que continuar con los diálogos en La
Habana con las Farc, obviamente con otras exigencias y tratando de
ponerle obstáculos a la negociación, pero siguiendo al pie de la letra
las instrucciones del Tío Sam al respecto.
Por lo demás, era evidente que un triunfo del uribismo en cabeza de
Zuluaga habría profundizado la ignominia en la que se debate el
pueblo colombiano. No solo era la restauración ultraconservadora de
la lupenburguesía en el plano nacional sino la consolidación de una
plataforma de la ultraderecha para hostigar y sabotear en el ámbito
internacional a los gobiernos progresistas de América Latina y sus
procesos emancipatorios.
SIN ESPERANZAS SOCIALES
Con una abstención del 60% en la primera vuelta electoral y de más
del 54% para la segunda ronda, los colombianos que salieron a votar
lo hicieron sin ningún entusiasmo, conociendo de antemano el futuro
trágico e incierto que les espera con Santos o que habrían tenido con
el títere candidato de Uribe Vélez.
Si bien con la reelección de Santos se aspira a que logren cristalizarse
los acuerdos de desarme de las guerrillas de las Farc y del ELN para
comenzar en firme un proceso de posconflicto para construir una
cimentada paz, en materia de ampliación de la democracia y de
cambio del modelo económico neoliberal por uno incluyente y de
óptima distribución de la riqueza, las esperanzas son nulas.
Apenas 48 horas de su reelección, la bancada de gobierno enterró en
el Congreso el proyecto de ley liderado por parlamentarios del Polo
6. Democrático, el único partido de oposición, que restablecía las horas
extras a los trabajadores y que había sido promesa de campaña de
Santos.
Para no defraudar inmediatamente a los sectores democráticos y de
izquierda que le dio el triunfo en las unas, Santos en una actitud de
prudencia política prefirió aplazar para la nueva legislatura que
comienza este 20 de julio la aprobación del tratado de libre comercio
con Corea del Sur que terminará por marchitar la industria nacional, y
la alianza militar entre Colombia y la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN), instrumento militar de Estados Unidos y
Europa para el sometimiento y neocolonización de los pueblos. Ambas
iniciativas del gobierno de Santos se aprobarán en el segundo
semestre de este año habida cuenta su total obsecuencia con el
capital especulativo transnacional y con la Casa Blanca.
SIGUE LA TERRIBLE NOCHE NEOLIBERAL
Para los colombianos, el segundo gobierno de Santos constituye la
continuidad de la terrible noche neoliberal y el asalto del Estado
colombiano por la misma camarilla mafiosa y oligárquica que lo ha
gobernado durante toda su historia. Desde la Casa de Nariño se
anuncia para el nuevo cuatrienio que se inicia este 7 de agosto
reformas en las áreas tributaria, de salud, educación y de pensiones.
Pero es sabido de antemano que las mismas serán orientadas y
dictadas por los organismos multilaterales de crédito.
En efecto, la reforma tributaria será orientada por el puñado de
empresarios neoliberales organizados en la oligárquica Asociación
Nacional de Importadores (antes de industriales), ANIF, cuyo
propósito estará enfocado en reducirle los impuestos al gran capital y
recargárselo a los trabajadores y a la clase media. La reforma
educativa seguirá los parámetros del Banco Mundial y de la OCDE
(organismo de propaganda neoliberal para favorecer los mercados)
que buscan imponer el famoso Plan Bolonia para privatizar la
educación pública. En tanto que la reforma al sistema de salud y
pensiones tendrá el enfoque que imponga el Fondo Monetario
Internacional. En conclusión, el libreto de las reformas de Santos II
ya está preconcebido.
UN ESQUEMA POLÍTICO PARALIZANTE
Por todo lo anterior, Colombia es un país desesperanzado debido a
que su corrupta y decadente clase dirigente ha postrado a la mayoría
de sus habitantes. Esta es la razón por la que buena parte de la
población vive desencantada con la política, habida cuenta que los
colombianos deben convivir con un esquema político paralizante
caracterizado porque hay alternancia de personajes en el poder pero
7. sin alternativas reales de cambio. En definitiva y parodiando al
dirigente argentino peronista John William Cooke, podríamos decir
que las zozobras del establecimiento colombiano "son las de un
mundo agotado tratando de estirar los plazos de su aniquilamiento".
Bogotá, junio de 2014.