Los indígenas Ngäbe-Buglé se han opuesto durante años a un megaproyecto hidroeléctrico en Panamá porque inundaría tierras y lugares sagrados. Recientemente, la agencia ambiental panameña suspendió temporalmente el proyecto Barro Blanco debido a que no cumplió con varios aspectos de la evaluación de impacto ambiental. Los indígenas exigen la cancelación definitiva del proyecto sin indemnizaciones ni realojos.
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Indígenas Ngäbe detienen represa
1. Panamá: indígenas Ngäbe paran megaproyecto hidroeléctrico
La defensa de la naturaleza, comunidad y la cultura preocupa a
indígenas Ngäbe Buglé (Foto: Campaña Tabasará Libre)
12/02/2015. Salva la Selva
Desde hace varios años indígenas Ngäbe-Buglé se oponen al
megaproyecto en el distrito de Tolé, provincia de Chiriquí.
Ahora, la Autoridad Ambiental de Panamá ANAM suspende el
proyecto hidroeléctrico Barro Blanco de forma temporal. La
comunidad cultural Kiad conserva petroglifos que portan la
historia ancestral y escritura de pueblos originarios de
Panamá y es una de las afectadas.
Según viene denunciando el panameño Movimiento 10 de Abril hay
varios aspectos del Estudio de Impacto Ambiental EIA del proyecto
hidroeléctrico Barro Blanco, que no se cumplen. Así lo constató
recientemente la vicepresidenta del país Isabel Saint Malo como parte
de una Comisión de Alto Nivel del Gobierno que visitó la zona
afectada. (http://www.prensa.com/sociedad/Ejecutivo-designa-
dialogo-proyecto-hidroelectrico_0_4122337910.html)
Previamente en 2013, Naciones Unidas realizó un peritaje
independiente para concluir que las comunidades afectadas no tenían
información suficiente y no fueron consultadas. Diversos intentos de
mediación y mesas de negociación con variados participantes no
dieron hasta ahora resultado.
Se incumplen aquí leyes panameñas e internacionales
Las empresas Generadora del Istmo, S.A. (Genisa) e Hidráulica San
José, S.A. no tenían un plan de manejo de petroglifos y otros
hallazgos arqueológicos. Tampoco realizaron las auditorías solicitadas
para verificar el manejo de la erosión y la sedimentación en el
2. levantamiento de la presa que además inundaría lugares de
importancia para indígenas Ngäbe-Buglé como una escuela, un lugar
sagrado y campos de cultivo de los que depende la subsistencia de
las familias. La inspección llevada a cabo por el gobierno constató que
la empresa hizo durante la construcción, más o menos lo que le dio la
gana talando vegetación, y removiendo materiales.
Llegar aquí no ha sido precisamente fácil, pues representantes
indígenas entre quienes se encuentra la Cacica de la Comarca Ngäbe
Buglé, Silvia Carrera y el líder del Movimiento 10 de Abril, Ricardo
Miranda han sido continuamente desoídos en sus preocupaciones,
hasta el punto de que la empresa negaba la existencia de
comunidades en las zonas a inundar con la represa. Una de las
lideresas locales declaró al medio independiente Otramérica acerca
del proyecto hidroeléctrico: “Ellos la han levantado y nosotros
estamos dispuestos a desmontarla piedra a piedra”.
Lo que está claro es que las comunidades indígenas afectadas no
buscan ni indemnizaciones ni realojos, sino la paralización definitiva
de la obra y del proyecto. Confirman ahora estar abiertos a negociar.
“Creo que ahora hay que hacer estudios ambientales nuevos, porque
en el gobierno anterior no hubo voluntad”.
El caso no es aislado. Indígenas de Panamá contemplan cómo los
megaproyectos invaden uno tras otro sus territorios ancestrales.
Financiación europea para el “desarrollo”
La hidroeléctrica Barro Blanco recibía financiación no sólo del Banco
Interamericano de Desarrollo, sino también de bancos europeos en la
misma línea, como el alemán DEG y el holandés FMO. La experta
alemana sobre el tema de la organización Urgewald, Kathrin Petz
declaró que „Los problemas que constató ANAM no son nuevos para
el banco DEG. Desde hace años, las ONGs han informado a DEG
sobre las consecuencias sociales y ecológicas del proyecto. Sin
embargo, DEG no ha retirado los fondos. DEG debe comprometerse
para que los trabajos no vuelvan a comenzar”. Por su parte
Guadalupe Rodríguez de la organización Salva la Selva, quien
coordinó dos campañas de denuncia internacionales para poner de
manifiesto la participación de bancos europeos en el proyecto
hidroeléctrico de Panamá recuerda que “ha sido sistemática la falta
de respuestas completas y documentadas, así como nulo el interés de
los bancos en el impacto real de sus proyectos, en este caso Barro
Blanco en Panamá, a pesar de que violan las propias políticas de
responsabilidad del banco”.
Actualmente, DEG y FMO han establecido un mecanismo conjunto de
reclamaciones, al que ya se han dirigido los afectados estando a la
3. espera de respuesta que deberá producirse en la primera mitad de
este 2015.
Un poco de historia:
La obra comenzó en 2011. Su costo total asciende a 78 millones de
dólares de los que los bancos de desarrollo habrían aportado 25
millones. Los indígenas han pedido la retirada de esta financiación
una y otra vez sin respuesta positiva.
La represa se encuentra fuera de la comarca indígena. Pero
modificaría el curso del río Tabasará en cuyas orillas viven, trabajan y
dependen muchos indígenas Ngäbe Buglé. Siete hectáreas de las
comunidades Ngäbe quedarían inundadas. La obra en sí está en un
estado muy avanzado (95%).
En los años que dura el proyecto ha habido numerosas protestas, en
algunas de las cuales hubo heridos de diversa consideración, llegando
a producirse incluso muertes, y detenciones, represión y se
denunciaron también abusos sexuales hacia las mujeres durante las
manifestaciones.
Fuente: https://www.salvalaselva.org/exitos/6344/panama-
indigenas-ngaebe-paran-megaproyecto-hidroelectrico