2. En Rojales hay un monte que se llama
Cabecico Soler. Hoy día es un pequeño monte
pero, hace muchos muchos años, era un monte
grande y, en lo más alto, había un hermoso
castillo.
3. En él vivía un
poderoso rey árabe
con su hija, la
princesa Zulaida,
que era muy buena
y hermosa.
4. También vivía en
aquel castillo un brujo
feo y malo que quería
casarse con la
princesa para ser rey
y, así, ser el dueño de
todo Rojales.
5. Pero la princesa Zulaida no
estaba enamorada de él. Estaba
enamorada de un apuesto
caballero cristiano. Y él
también de ella… se querían
mucho.
6. El brujo se enteró
y, fijaros si era
malo, que fue
corriendo a ver al
rey y fijaros las
cosas tan feas que
le dijo:
7. BRUJO: Oh, gran rey. Zulaida es desobediente, no te respeta.
REY: ¿Por qué dices eso de mi bondadosa hija?
BRUJO: Sin que tú lo sepas, sale todas las noches a escondidas
del castillo para verse con un caballero cristiano.
REY: ¡Ay, el amor! ¡Cuántas locuras se hacen por amor!
BRUJO: Pero… pero… ese caballero cristiano no quiere
realmente a Zulaida. Quiere tu castillo y tus riquezas… ¡te
quitará el poder!
REY: No, no, no… eso sí que no.
8. Y el rey, temeroso de perderlo
todo, le dijo a Zulaida:
REY: Hija mía, te prohíbo que
vuelvas a ver a ese caballero.
ZULAIDA: ¿Por qué?
REY: Él no te ama, sólo
quiere ser rey.
ZULAIDA: ¡No es cierto!
9. Y la princesa, muy triste, fue a
contárselo a su amado caballero.
ZULAIDA: ¡Oh, amor mío! Mi
padre nos prohíbe volver a vernos.
Él cree que sólo me quieres para
tener su poder.
CABALLERO: Entonces… nos
iremos tú y yo lejos, donde nadie
nos conozca ni nadie prohíba
nuestro amor.
Se subieron al caballo y huyeron
juntos.
10. Era la noche de San Juan y había una luna llena
muy grande que daba mucha luz… demasiada
luz… porque el brujo feo y malo, los vio
alejarse.
11. Adivinando el plan de los enamorados, corrió a avisar al
rey.
BRUJO: El caballero se lleva a Zulaida.
REY: ¿Cómo se atreve? Sigámoslos; nadie desobedece
mis órdenes.
12. Tras una larga búsqueda, los encontraron
cerca del río, por allá abajo. Como había
luna llena, les fue muy fácil verlos.
13. Antes de que el rey
pudiera abrir la boca,
el brujo feo y malo
usó sus poderes
mágicos para echarles
el siguiente
encantamiento.
14. BRUJO: Zulaida, vivirás en las profundidades del
Cabecico Soler para siempre. Sólo una vez cada
cien años, en la noche de San Juan, justo a
medianoche, un joven valiente podrá romper este
hechizo.
Tendrá que vencerme a mí y lavar tus pies en el
agua de este río.
15. PUFF… y todo desapareció: la princesa
Zulaida y su enamorado caballero, el
brujo, el rey… y el castillo.
16.
17. Pasaron muchos,
muchos años… pero la
gente de Rojales no
olvidó la historia de
Zulaida, a la que
llamaban “la princesa
encantada” o, como se
dice en el pueblo, “la
encantá”.
18. Las personas más
mayores contaban la
leyenda a las más
jóvenes y todos
crecían pensando en la
princesa que duerme
en el fondo del
Cabecico Soler y
soñando con
rescatarla.
19. Llegó la noche de San Juan. En el pueblo
había fiestas y los jóvenes se divertían y
bromeaban entre risas, con la historia de la
princesa.
20. JOVEN 1: ¿Quién es el valiente que va al
Cabecico Soler a por la encantá?
JOVEN 2: Yo no, que es muy peligroso, que
dicen que sale el brujo malo.
JOVEN 3: Yo no, que está muy oscuro, y seguro
que se me cae la princesa.
JUAN: Yo iré.
21. Era Juan, un chico muy valiente que soñaba
desde que era pequeñito con rescatar a la
princesa encantada y vivir con ella en el hermoso
castillo.
22. JUAN: subiré al
Cabecico Soler, cogeré
a la encantá con estos
brazos y la llevaré
hasta el río. Le lavaré
los pies para romper el
encantamiento y viviré
feliz con ella en el
castillo.
23. Y allí que se fue Juan hasta el
Cabecico Soler. Cuando
estaba llegando a lo alto, se
oyó un tremendo estallido y
el monte se abrió.
De su interior salió un
antiguo castillo, enorme y
bellísimo. Las puertas se
abrieron y apareció la
princesa, que habló a Juan
con su dulce voz:
24. ZULAIDA: Gracias por venir
en mi ayuda, valiente caballero.
Si me llevas al río y lavas mis
pies en él, viviremos juntos
para siempre en este hermoso
castillo.
JUAN: confía en mí princesa,
el río no está muy lejos y yo
soy fuerte y valiente.
25. Cogió a Zulaida en brazos y comenzó a andar
hacia el río. Como la princesa todavía estaba
hechizada, cada vez pesaba más y por el
camino se les iban apareciendo monstruos y
dragones… pero la princesa decía:
27. Llegaron al río y Juan se
dispuso a lavar los pies de
la princesa pero, de
repente….
apareció el brujo feo y
malo.
28. BRUJO: Jajaja, ¿creíais que iba a ser tan fácil?
Todavía tienes que vencerme a mí.
JUAN: no te tengo miedo, conseguiré
vencerte.
29. Comenzó una dura lucha, pero Juan tenía el ánimo de la princesa:
ZULAIDA: no te rindas Juan, tú puedes vencerlo.
De repente, el brujo dijo unas palabras mágicas y Zulaida se
desmayó.
JUAN: Háblame princesa, háblame.
30. Pero Zulaida no se despertaba y Juan sin el
ánimo de la princesa, cansado de la larga
lucha, fue vencido.
En ese mismo momento….. PUFF.
31. Todo volvió a desaparecer: la princesa, el brujo, el
castillo… y Juan. Porque de Juan nunca más se supo
nada. Tal vez la princesa se lo llevó con ella, de
vuelta al fondo del Cabecico Soler, como castigo por
dejarla caer al suelo.
32. No se sabe. Tendremos que esperar a que otro
joven valiente suba al Cabecico Soler e intente
rescatar a la encantá.