1. Señor Presidente,
Discutimos esta tarde una ley muy trascendental.
Una ley de aquellas que hacen historia.
Una ley que es muy esperada por toda la ciudadanía y especialmente, por las mujeres de nuestro
país.
Por eso necesitamos el mejor debate posible.
Por eso necesitamos altura de miras.
Por eso necesitamos dejar atrás los prejuicios.
Por eso necesitamos ser consecuentes con lo que decimos y lo que votamos.
De lo que se trata es algo muy simple: otorgar a las mujeres, cualquiera sea su edad y estrato
socioeconómico, el derecho a decidir sobre su fertilidad. Reconocer el derecho que tiene toda mujer
a recibir información y prestaciones necesarias en materia de fertilidad para el pleno y libre
desarrollo de su vida afectiva y sexual.
Se trata de apoyar sin matices a las mujeres, apoyarlas sin dobleces ni juegos de palabras.
Se trata de alinear a las fuerzas políticas a las que uno pertenece, de alinear a los propios adherentes,
en torno a una idea muy simple: estar con las mujeres.
Ellas tienen el derecho acerca de su fertilidad, de acuerdo a sus propias creencias o convicciones,
porque en materia de sexualidad, ninguna coerción es admisible.
Recuerdo muy bien lo que se avanzó en esta materia en el gobierno de Eduardo Frei Montalva.
Esas primeras políticas de fines de los años 60, abrieron la puerta a la masiva incorporación de la
mujer al trabajo remunerado, a la educación, a una progresiva superación de la pobreza en el país y
a mayores niveles de autonomía de la mujer. Al mismo tiempo, se redujo la tasa de mortalidad
materna e infantil y se mejoró los niveles generales de salud de las mujeres.
Hoy estoy aquí para apoyar la política de la Presidenta Bachelet. Y vengo a apoyarla a este
Congreso.
Porque mucho se ha hablado de ella en esta campaña. Muchos cuestionan el apoyo claro y rotundo
que ella ha dado a mi candidatura. Muchos intentan apropiarse de su legado.
Yo les digo entonces: si realmente apoyan a la Presidenta Bachelet, voten favorablemente este
proyecto.
Si realmente apoyan a la Presidenta, ordenen a sus parlamentarios.
Si no son capaces de hacerlo, no vengan a dar lecciones de gobernabilidad.
Este proyecto habla de justicia, habla de equidad. Las mujeres han sido directamente afectadas por
la falta de acceso a la anticoncepción de emergencia.
2. Hay muchas razones para votar favorablemente este proyecto. Frente a una agresión sexual, por
ejemplo, el acceso a la anticoncepción de emergencia representa no sólo la posibilidad de decidir,
sino también la posibilidad de mitigar, en parte, el daño sufrido.
Privar a una mujer de esta posibilidad, nos parece injusto e inhumano.
En esta materia los datos son realmente alarmantes.
En nuestro país, un 7% de las mujeres mayores de 18 años han sido víctimas de un abuso sexual o
violación. En casi la mitad de los casos ese acto de fuerza fue su iniciación sexual.
El 81% de las agresiones sexuales constatadas por el Servicio Médico Legal fueron cometidas por
un familiar o conocido. Estos son sólo los casos denunciados. Otros tantos simplemente no se
conocen salvo por sus lamentables consecuencias.
También es imperioso actuar pronto a la luz de las cifras de embarazo adolescente. El año 2008,
casi 30 mil adolescentes fueron madres. Ello representa un 12.5% del total de los nacimientos de
cada año.
Es sabido, que la mortalidad por embarazo aumenta con la menor edad la madre y, como la ciencia
médica lo corrobora, también los riesgos asociados a dicho embarazo.
El embarazo para una adolescente representa menores oportunidades de desarrollo educacional y
laboral. Casi un cuarto de aquellas adolescentes se retira antes de terminar su año escolar cuando
enfrentan esta realidad.
Cuando una adolescente se transforma en madre, su ingreso a la pobreza es un hecho casi cierto. Se
trata de una profunda inequidad de género.
Por último, Señor Presidente, sabemos que es preciso modificar las pautas culturales sobre ejercicio
responsable de la sexualidad en hombres y mujeres. Para ello es necesario asumir la obligación de
proporcionar acceso a la información y a los métodos de regulación de la fertilidad, hormonales y
no hormonales.
Es necesario relevar el papel que los hombres deben jugar en la planificación familiar y en el
control de la natalidad.
Se trata de una responsabilidad compartida y a esto deben apuntar las políticas y las regulaciones en
contextos democráticos.
Por lo dicho, solicito a esta Sala prestar su aprobación a este proyecto de ley.
Muchas gracias señor Presidente.