Cuando se anunció oficialmente la muerte del Papa en la Plaza de San Pedro, la gente bajó la cabeza en señal de respeto. Luego comenzaron a aplaudir para agradecer al Papa por compartir su fe, perseverancia y fuerza de voluntad, y por recordarles el respeto por el planeta. Sus palabras dieron esperanza y aliento para seguir adelante a pesar de sentirse débiles.