1. RELEXIONES SOBRE EL DESARROLLO BIO-PSICO-SEXUAL Y
SOCIAL DE LA INFANCIA EN EL PERÚ
Prof. Ireneo Casavilca De La Cruz
E-mail: el_academico1@hotmail.com
El 25 de Mayo de todos los años, se celebra el Día del Jardín de la Infancia, como muestra de cariño y amor
por parte de aquellas maestras, padres de familia y todas las personas que entregan a los niños y las niñas para
que se integren a la sociedad con el afán de germinar una nueva y eficiente generación. Pues este día es
motivo de una profunda reflexión sobre las condiciones de desarrollo que se otorgan a los infantes de esta
edad; sobre todo en los sectores marginales de nuestra sociedad.
Como es sabido, todo lo que ocurre durante los primeros años de la vida de un niño, desde el nacimiento hasta
los seis años, ejerce una enorme influencia en la manera en que se desarrolla después la niñez, la adolescencia
y la etapa adulta. Sin embargo, esta época fundamental pasa a menudo desapercibida en las políticas,
programas y presupuestos sociales y económicos de nuestro país. Por esa enorme importancia de la etapa
infantil, la atención a los niños de menor edad es más necesaria cuando más difícil resulta garantizarla
cuando el azote de la pobreza, la violencia y las epidemias devastadoras es el mayor obstáculo para que se
cumplan las esperanzas y los sueños de los progenitores para el futuro de sus hijos. Frente a ello, sostenemos
la tesis de que la atención del niño en la infancia puede actuar como un antídoto eficaz contra los ciclos de la
violencia y lacras sociales, la crisis de valores, el conflicto, la pobreza y las enfermedades.
Hay un lema bastante usado “Todo por amor, nada por la fuerza” para referirse a la educación infantil, pero
pesa más la fuerza de las condiciones económicas sociales que son el factor determinante del desarrollo bio-
psico-sexual y social de la infancia, las mismas que podemos discernir desde este enfoque:
Actualmente en nuestro país, debido al escaso desarrollo integral, más de 18 millones de peruanos viven en
una profunda pobreza de hambre y miseria; por lo cual, los niveles de vida en éstos sectores se muestran
profundamente deterioradas. Este grupo desposeído y marginado del país, están divididos en el campo y la
ciudad, conformada fundamentalmente por las clases populares: la pequeña burguesía, el proletariado y el
campesinado.
En éste contexto, la familia peruana actual, subsiste en medio de un panorama de frustraciones, insatisfacción
y la infelicidad, sin servicios y posibilidades para cubrir sus más apremiantes y elementales necesidades,
explotados, excluidos y olvidados en condiciones insalubres de hacinamiento, promiscuidad, incultura,
subempleo y desocupación.
En ello, engendrar un hijo, a pesar de que representa el lazo de unión espiritual y material más poderoso
dentro del matrimonio y la familia, se convierte en una verdad que conduce a múltiples ocasiones de
arrepentimiento, rechazo, menosprecio, frustración y desdicha. Desde el momento de su nacimiento para el
niño, la vida se convierte en una cadena de riesgos, peligros y limitaciones.
En éstas condiciones, la familia, donde se da todos los procesos de crianza del niño de acuerdo a los patrones
culturales de la sociedad; se constituye en una entidad donde se da el reflejo fidedigno de los mecanismos de
funcionamiento del Estado, en escala de miniatura. Todo lo que suscita en la sociedad sucede dentro de la
familia.
Es decir, que la familia actual, es el lugar donde el niño adquiere los reflejos, los modos de comportamiento y
las formas de pensamiento. Es en la familia, donde se aprende lo que es la jerarquía, la noción de lo inferior y
superior, dominado y dominador, la noción de autoridad, el poder de uno sobre los otros.
La familia, es el modelo jerárquico de toda la sociedad en que se distribuyen con todo los detalles los papeles
precisos de un jefe, un asistente y los dependientes; es decir, padre, madre y los hijos.
Con respecto a ello, afirma Yvette Roudy, que:
“Desde su más pequeña infancia, el bebé se mueve en medio rigurosamente jerarquizado(...). Esta jerarquía
que caracteriza a la familia, se encontrará en la sociedad, y muy naturalmente, los hombres y las mujeres
reproducirán el comportamiento al cual habrá estado condicionados desde su infancia...”1
1
Yvette Roudy, “La Mujer: una Marginada”, Edit. PLUMA Ltda., Bogotá 1980, Pág. 29
2. Esta influencia de la familia es muy decisiva en la vida del niño; en ella, como dice Carlos Castillo Ríos, “ ...
se socializa, se forma o se deforma. El contexto familiar condiciona (...) el grado de adaptación o de
inadaptación que más tarde decidirá su destino”.2
Según las investigaciones realizadas, con respecto al grado de responsabilidad de los padres y los niveles de
relación con respecto a sus hijos en los sectores populares, los resultados nos muestran una situación
realmente preocupante. Es así que, ingente cantidad de padres no saben cómo comunicarse, dialogar, jugar y
vivir con sus hijos. Pues, desconocen casi absolutamente las etapas de desarrollo por las que pasan todo los
niños (Desarrollo intelectual, emocional, físico, social, etc.), sólo conciben aspectos generales y muy
superficiales de ése desarrollo.
Por ello, el niño pobre vive en permanente conflicto interno y con su medio; desde el momento que nace,
quizás desde el momento de la concepción, vive bajo el signo de la frustración y la infelicidad.
Los conflictos, las limitaciones y obstáculos, se presentan en su vida, como factores que trascienden
negativamente en el desarrollo bio-psico-social.
Con lo que respecta al desarrollo biológico, la ciencia demuestra que, el ser humano comienza
a desarrollarse desde una forma pequeña increíble; de la unión irreversible de dos gametos,
una masculina: el espermatozoide y otro femenino, el óvulo; a partir de la cual, las
características generales y rasgos individuales se estructuran en el claustro maternal.
Para lo cual, los padres deben asegurar, desde el momento de esa unión irreversible de los gametos, la
adecuada y efectiva atención afectiva, material y social del nuevo ser.
Sin embargo, especialmente en los sectores populares, todo el desarrollo del niño se ve perturbada por
determinadas coerciones, limitaciones y obstáculos. Las condiciones económico-social, político-cultural,
moral y sexual de las familias, se han ajustado dentro de un modelo coercitivo, patriarcal, conservador y
autoritario de la sociedad, siendo las causas básicas de los múltiples problemas físicos y biológicos de la
niñez.
Existen graves inconvenientes y dificultades como: la desnutrición, las enfermedades, las violencias físicas y
maltratos sexuales, etc., para alcanzar un pleno desarrollo físico – biológico del niño. Por ejemplo, de acuerdo
a las estadísticas, en el departamento de Junín el 31.3% de niños menores de 5 años presentan desnutrición
aguda, así mismo tenemos que en el corredor económico Huancayo, la desnutrición crónica infantil es de 39%
siendo sus principales causas el acceso e ingesta insuficiente de alimentos, políticas sin objetivos claros para
el tema de desnutrición, analfabetismo, escasez de los servicios básicos en la vivienda, el desempleo, los
malos hábitos alimentarios.
Empero, la alimentación balanceada, cuidados y orientaciones adecuadas, debe brindarse al niño desde el
momento de la fecundación, por lo menos hasta los 06 años de edad, incluyendo en su dieta alimenticia los
tres grupos principales de nutrientes: Constructores, energéticos y protectores. Pero lamentablemente éstas
orientaciones, atenciones y cuidados, no se dan en absoluto. Contrariamente, la generalidad de los niños
experimentan el fenómeno de la inanición (enfermedad causada por el hambre); a razón de ello, la salud de
esos niños, se encuentran seriamente afectados; son quienes sufren una serie de afecciones y enfermedades
infecto-contagiosas: parasitosis, caries y deficiencias físico-mentales.
Por otro lado, la violencia física y el abandono, se presentan en la vida de los niños como actos nocivos y
traumatizantes. Habitualmente los padres, quienes son víctimas de la opresión y exclusión social, tratan de
vengarse con sus hijos. Es cotidiano conocer casos de sucesos como: hematomas, quemaduras, lesiones,
fracturas, etc. ocasionados por padres de familia.
2
Carlos Castillo Ríos, “Los Niños del Perú”, Edic. Realidad Nacional, Edit. Lima S.A., Lima – Perú, 1975, Pág. 17
3. Por otro lado, el desarrollo psicológico, como afirma, Piaget, ésta “… se inicia con el
nacimiento y finaliza en la edad adulta, es comparable al crecimiento orgánico: al igual que
éste último, consiste esencialmente en una marcha hacia el equilibrio...”.3
Lo que quiere decir,
es que el niño atraviesa por varias etapas o fases progresivas mientras elabora su teoría del
mundo. Dichas etapas ordenadas de desarrollo cognoscitivo, afectivo e intelectual, se
caracterizan por formas de conocimiento que se elaboran consecuentemente en relación
directa del desarrollo biológico y las influencias del mundo que los rodea.
Por lo tanto, el aspecto psicológico del niño, es un mundo muy complejo que requiere de especial atención.
Frente a ello, ser padre o madre, representa un conjunto de factores, actitudes y variables esenciales
directamente vinculantes al desarrollo psicológico del niño, que a su vez, responden a las condiciones
materiales en las cuales se encuentran establecidos.
Sin embargo, en el mundo del niño pobre, de los barrios urbanomarginales, su aspecto psicológico se ve
afectado. En estos sectores, el niño crece en medio de factores externos que no le permiten desarrollarse
adecuadamente y la fuerza de sus impulsos psicológicos son coactadas o deliberadamente estimuladas. Los
padres no tienen tiempo, disposición ni posibilidades para dar el amor que necesita el hijo, ni para escuchar
sus requerimientos y anhelos, ni dedicarse un rato a ellos. Lo que es peor, el niño pobre vive un mundo de
soledad.
Al respecto, Ana Cruz Alvares, refiere: “El afecto con el hijo exige lo que exige cualquier amistad. Ser
respetuoso con su personalidad, con su manera de ser, con sus buenas inclinaciones básicas, aceptándolas y
procurando no caer en la tentación de querer modificarlas a nuestro gusto y capricho. Entonces sí que se
puede limitar prudentemente la libertad en aquellas facetas, en las que el sentido común de los padres lo
considere necesario para el bien moral y humano del hijo ...”.4
Es más, “... el niño es un ser de naturaleza biológica, psicológica y social. O sea es producto de procesos
orgánicos y materiales que, combinados con otros de naturaleza económico productiva, determina su
calidad, delinean su personalidad y naturalmente condicionan su conducta”.5
Por lo tanto, asumir la paternidad como interacción social, supone el concepto de conjunto de actividades que
los padres despliegan como prototipo del desenvolvimiento de sus hijos, se adaptan mutuamente. Lo que uno
hace está influenciado por lo que el otro está haciendo.
En este panorama, la tarea fundamental de los padres consiste en el ajuste de sus respuestas y estímulos al
flujo continuo de conductas del niño. El niño vive, siente, goza y padece dentro de un contexto social
determinado; por lo tanto, es la expresión de la situación familiar, por ende, de la sociedad.
Pero, en los sectores marginales y rurales de nuestra sociedad, el niño aparece como el “pago inevitable” de la
vida marital de los progenitores. El ambiente social y los prejuicios negativos presionan y agudizan el
desenvolvimiento del niño. Al niño no se le da la debida importancia con respecto a su protección, educación,
formación y desarrollo; más al contrario, se rehuye, ignora, finge o simplemente se bloquea.
Los cuidados y atenciones recibidos adecuada y satisfactoriamente, proporcionan al niño una visión positiva
del mundo y de la humanidad. Pero, las condiciones actuales de la sociedad y las relaciones en el ambiente
familiar contrariamente sólo ocasionan daño, resentimiento, rebeldía, etc.
Con respecto al desarrollo sexual, nnuestra sociedad afronta vehementemente una doble moral; por un lado,
las clases poderosas se encargan con gran interés vital de pervertir la razón crítica de los individuos, por eso
les ofrece como pasto el embrutecimiento masivo, por medio de la televisión y otros medios de la propaganda
subliminal en el que utilizan mujeres desnudas y provocativas, con las que obtienen provecho del hambre
sexual de las masas para lograr manejar su inconsciente y convertirlos en consumidores y sumisos. Como
resarcimiento de esta situación, actualmente se evidencian el aumento acelerado de lacras y perversiones
sexuales. Cotidianamente se escucha y se observa por doquier sobre: la prostitución callejera, el adulterio, el
homosexualismo y travestismo, la delincuencia y drogadicción juvenil, el pandillaje, violaciones sexuales,
suicidios, etc.
En medio de este contexto que se desdobla en el sexismo, en el libertinaje, la enajenación y la sublimación
social, el mundo avanza hacia un destino fatal carente de valores y afectividad. En ella, el medio más cotizado
3
Jean Piaget, “Seis Estudios de Psicología”, Edic. CIENCIAS HUMANAS, Pág. 11.
4
Ana Cruz Alvarez, "Psicología de la Paternidad y de la Maternidad", Edic., Iberoamerica-nos QUORUM, Madrid 1986, Pág.
121.
5
Carlos Castillo Ríos, Ob. Cit., Pág. 14.
4. que acrecienta la pornografía aberrante es el Internet, donde la generación actual de niños y adolescentes,
encontraron el favorito de los medios para compensar los vacíos ocasionados en su psiquis por las
generaciones antaño, que por su carácter conservadora y de moralismo coercitivo las mantuvieron en las
fantasías, mitos, perjuicios y en el tabú sexual.
Por otro lado, mares de familias, especialmente parejas de matrimonios prematuros, hoy se encuentran muy
preocupados y hasta pidiendo a gritos mejores estilos de vida que garanticen la estabilidad familiar y el
equilibrio de la sociedad. Diariamente, minuto a minuto, segundo tras segundo, las parejas se golpean, se
divorcian, se odian. Hay adulterio e infidelidad por doquier. Pareciera que estas actividades fueran ya
normales en la vida de las familias modernas, donde los únicos que pagan el plato roto son los hijos que nos
avizoran una generación futura en extinción.
Paradójicamente, hoy la humanidad protagoniza su destino en medio de una profunda crisis de valores. Los
efectos subliminales de ese nuevo escenario paradigmático de transculturización y estandarización mundial,
se acentúan peligrosamente en las familias más pobres y en los pueblos más atrasados, como es el caso
peruano.
La sociedad peruana es eminentemente patriarcal y como tal propugna una cultura sexual que también es
patriarcal. La base de esta sexualidad patriarcal de sexos opuestos, jerarquizados y desiguales está en la
división sexual del trabajo que dio lugar a la escisión del mundo en dos, todo en dos: en vida privada y vida
pública, derechos y obligaciones, aspiraciones y deseos, en sentimientos, pensamientos, actuaciones, colores,
gustos, libertades, etc.; Desde esta cultura y esta moral, ser hombre o ser mujer, equivale a celdas cerradas,
fijas e inamovibles que se construyen desde la tierna infancia.
El núcleo básico de existencia de esta sociedad es el matrimonio monogámico patriarcal, que es la forma
celular de cualquier sociedad civilizada contemporánea. Ella promueve la castidad y la abstinencia prenupcial,
así como exige la estricta fidelidad conyugal que a la postre hicieron que el matrimonio desembocara en la
prostitución y el adulterio que son el premio de esta doble moral sexual
Por tales razones, creemos firmemente que la vida entera de las personas gira alrededor del desarrollo de su
sexualidad; ella es la palanca que mueve su sistema bio-psico-social. Por lo tanto, los primeros años de vida
del individuo determinan el resultado de su vida futura.
El hombre es un ser sexual y el sexo tiene vital importancia en su vida. Según los planteamientos de Oliver
Brachfeld, en la presentación de la “Pedagogía Sexual” de Rudolf Allers, dice: “Sin duda, nadie se atrevería
negar hoy día que la Sexualidad constituye uno de los aspectos fundamentales de la vida humana”. 6
Para
ambos, el acto sexual es posible y deseable durante toda la vida activa.
Asimismo, Freud, afirma que hay dos tipos de pulsiones, la pulsión sexual o de la vida y la pulsión de la
muerte. El impulso sexual tiene una importancia muy superior a lo que habitualmente se considera como
sexualidad, al tiempo que introduce la diferenciación entre sexualidad y genitalidad: ‘si todo lo genital es
sexual, no todo lo sexual es genital’.
Esta nueva educación sexual y de la sexualidad deberá sistematizarse como un conjunto amplio y diverso de
acciones que suceden en la vida cotidiana, tanto privada como pública, con la finalidad de socializar a los
individuos desde tales ámbitos para la formación y el desarrollo de su identidad sexual personal auténtico,
saludable y pertinente; identidad que se logrará a partir de su propia asignación sexual (masculino o
femenino), de sus valores y pautas de comportamiento: ser hombre o ser mujer y de la forma particular en que
cada sujeto internaliza esta nueva cultura.
Estos argumentos nos empujan a plantear desde nuestra modesta perspectiva una nueva brecha para las
familias de esta moderna civilización y aquella brecha nos conduce a retomar nuestros ancestros aprendizajes
sobre el valor humano con una visión y concepción científico materialista de la sociedad, la naturaleza y el
pensamiento humano, basados en la pedagogía de amor. Para la construcción de la pedagogía del amor,
creemos que es necesario la construcción de una educación basada en fundamentos psicosexuales de
naturaleza social, plasmadas en dos ejes principales: (1) La educación de los niños para sostener el futuro
de la sociedad y (2) la reeducación de las familias para garantizar los frutos de la nueva educación con
una escala de valores humanos que sean producto del amor sexual.
6
Rudolf Allers, “Pedagogía Sexual”, Biblioteca Universal Miracle S.A. Barcelona 1972, Pág. 23