Circular 086. Secretaría de Educación Municipal. DÍA DEL MAESTRO
Fumigaciones y fumigaciones
1. Opinión | Sab, 06/29/2013 - 23:00
Fumigaciones y fumigaciones
Por: Alfredo Molano Bravo | Elespectador.com
UNA DE LAS MÁS FUERTES RAZONES del paro en el Catatumbo es la
fumigación de los cultivos de coca. En el Valle del Cauca, en cambio,
nadie protesta contra la fumigación de la caña de azúcar para acelerar
su maduración, y así la productividad de los ingenios.
El veneno con que los aviones de la FAC-DEA fumigan la coca es el mismo con el que los
azucareros aumentan sus ganancias: Glifosato o Roundup. La toxicidad del producto ha sido
muy discutida. La empresa productora, Monsanto, habla bellezas del veneno y lo publicita como
una herramienta tan limpia que la usan las viejitas viudas de California, para cuidar sus jardines.
En cambio, Ecuador ha demandado a Colombia, porque el glifosato que riega aquí alcanza a
dañarle la yuca a los campesinos de la frontera de allá. Caso de la Corte Internacional de
Justicia de la Haya, la misma que falló sobre nuestro pleito con Nicaragua.
Todo parece indicar que la clave está en la mezcla que debe hacerse con agua. Si se le echa a
60 galones de agua un galón de Roundup, el ministro de Defensa Nacional se puede bañar con
él y luego tomarse un trago en el casino de oficiales con el gerente de Asocaña. Pero el gerente
de Asocaña no sería capaz de meter el dedo meñique en la mezcla con que asperjan— ¡que
termino mas elegante!— los cultivos de caña en el Valle, porque la mezcla es de 1 litro de
veneno por 3 o 4 de agua. ¡Puro fuego! Las hojas de la caña se caen a la media hora y la mata,
por aquellas cosas de la fuerza de la vida, no tiene opción distinta a hincharse de azúcar, e
hinchar de ganancias a los cañeros. Así los ingenios pueden producir más cantidad y más
rápidamente alcohol carburante para mezclarlo con los combustibles, norma que el Gobierno
impuso en su favor y que para los próximos años debe ser de un 20%. Para fabricar el tal
alcohol, el Gobierno le dio a los productores todo tipo de gabelas tributarias y la superficie en
caña pasó de 100.000 hasta 400.000.
La cosa no para ahí. La expansión de esa superficie ha sido en parte una de la funciones de la
fumigación, porque cualquier finca afectada por el veneno termina siendo vendida o arrendada a
los ingenios. Pasa lo que pasa con Ecuador: el veneno se echa aquí, pero el viento se lo lleva
para allá. Y de los lotes que quedan en medio de tal mar de caña, ni modo. Con más veras
terminan siendo parte de los ingenios.
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